Canal de Tauste para niños

El Canal de Tauste, conocido hoy como canal de Cabanillas, es una importante obra de ingeniería que lleva agua del río Ebro para regar campos. Su historia es muy antigua y se remonta al año 1252. En ese entonces, el rey de Navarra, Teobaldo I, dio permiso a la Orden de San Juan de Jerusalén y a los pueblos navarros de Cabanillas y Fustiñana para construir una presa y un canal. Así podrían sacar agua del Ebro para sus cultivos.
Contenido
¿Por qué se construyó el Canal de Tauste?
Los primeros intentos y desafíos
La idea de usar el agua del río Ebro para regar era muy importante. El pueblo de Tauste, que ya estaba en el Reino de Aragón, también quería tener acceso a esa agua. Como necesitaban que el agua llegara a una altura suficiente para sus campos, hubo muchos desacuerdos y problemas por el uso de las tierras y el agua. Estas diferencias incluso causaron conflictos en los pueblos de la zona en el año 1337.
En 1444, el príncipe Carlos de Viana dio permiso a Tauste para construir un canal que cruzara tierras navarras. Sin embargo, los intentos no tuvieron éxito. Por eso, en 1498, Tauste cambió de idea y pidió al rey Fernando II el Católico permiso para traer agua del río Aragón.
Mientras tanto, en 1499, los pueblos navarros de Cabanillas y Fustiñana consiguieron que los reyes de Navarra, Juan III de Albret y Catalina de Foix, confirmaran su derecho al agua. En 1504, comenzaron las obras de lo que sería uno de los primeros canales de Europa, llamado en ese momento Acequia del Ebro.
La unión de esfuerzos para el canal
Tauste no se rindió y en 1524, el emperador Carlos I de España les dio el mismo permiso que ya tenían los pueblos navarros.
Finalmente, en 1552, después de 300 años, los pueblos de Cabanillas, Fustiñana y Tauste se dieron cuenta de que era mejor trabajar juntos. Firmaron un acuerdo llamado "Escritura de Concordia". Con este acuerdo, Tauste se comprometió a mejorar la presa y a hacer el canal más ancho y largo. Esto fue un gran esfuerzo para la zona de Aragón, ya que tuvieron que conseguir préstamos para financiar la transformación de sus tierras de secano a regadío. Así, en la segunda mitad del siglo XVI, nació la acequia o canal de Cabanillas, llamada así por la importancia que tuvo Cabanillas en su construcción.
¿Quién se encargó del mantenimiento del Canal de Tauste?
Desafíos económicos y la intervención real
Las dificultades económicas no terminaron con la construcción. Mantener y conservar el canal era aún más difícil. La situación empeoró tanto que en 1775, el Ayuntamiento de Tauste pidió ayuda a Don Ramón Pignatelli y Moncayo. Querían que el canal recibiera la misma protección real que el Canal Imperial de Aragón.
En 1780, el canal estaba casi inservible. Ante esta situación, el rey Carlos III encargó a Pignatelli que solucionara el problema. Pignatelli, con su gran habilidad, hizo las reparaciones y mejoras necesarias. Gracias a él, el canal pudo regar las cosechas de 1781.
Desde ese momento, el Canal de Tauste pasó a ser parte de la Corona y se unió al Canal Imperial, siguiendo sus mismas reglas. Don Ramón de Pignatelli se encargó de hacer el canal más grande para que pudiera transportar más agua y de mejorar su recorrido. También logró que se regara una zona más amplia, pasando de 4770 hectáreas a 6678 hectáreas.
El canal vuelve a los regantes
Una vez que el funcionamiento del canal se normalizó, los agricultores que usaban el agua pidieron que les devolvieran el control. La reina Isabel II les devolvió el canal en junio de 1848. Un año después, se aprobó el Reglamento del Sindicato de Riegos de la Acequia de Tauste, que es la organización que lo gestiona.
Características actuales del Canal de Tauste
El Canal de Tauste toma sus aguas del río Ebro en el municipio de Cabanillas (Navarra). Está un poco más arriba de donde el Canal Imperial toma el agua. El Canal de Tauste corre paralelo al Ebro, por su lado izquierdo, a lo largo de 44 kilómetros. Al principio, puede transportar hasta 12.5 metros cúbicos de agua por segundo.
Actualmente, el canal riega unas 9000 hectáreas de tierra. De esta superficie, el 30% está en Navarra y el 70% en Aragón.