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Aragoncillo para niños

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Datos para niños
Aragoncillo
entidad singular de población
Aragoncillo ubicada en España
Aragoncillo
Aragoncillo
Ubicación de Aragoncillo en España.
Aragoncillo ubicada en Provincia de Guadalajara
Aragoncillo
Aragoncillo
Ubicación de Aragoncillo en la provincia de Guadalajara.
País Bandera de España.svg España
• Com. autónoma Flag of Castile-La Mancha.svg Castilla-La Mancha
• Provincia Bandera de la Provincia de Guadalajara.png Guadalajara
• Comarca Señorío de Molina
• Partido judicial Molina de Aragón
• Municipio Corduente
Ubicación 40°56′05″N 2°02′43″O / 40.934618611111, -2.0452283333333
• Altitud 1267 msnm
Población hab. ()
Código postal 19344
Sitio web https://www.aragoncillo.es

Aragoncillo es una pedanía del municipio de Corduente (Guadalajara, España), situada a 18 kilómetros de Molina de Aragón, con una población censada de 22 habitantes aproximadamente, una altitud de 1267 metros y un clima bastante frío en el contexto peninsular. Se encuentra a los pies del alto de Aragoncillo (1517 metros), siendo esta la mayor altura de la zona.

Geografía

Cerca de Aragoncillo se conserva uno de los escasísimos bosques petrificados del planeta. Se trata de fósiles de coníferas del periodo Pérmico sepultados por ceniza volcánica. En la localidad se encuentran dos espacios naturales integrantes de la Red Natura 2000: la ZEC-ZEPA Parameras de Maranchón, hoz del Mesa y Aragoncillo, al norte, y la ZEC-ZEPA Alto Tajo, lindando al sur con la N-211.

Historia

Se erigió el pueblo en época de repoblación, junto a las ruinas de un poblado celtíbero y, al poco, se instaló en su término el monasterio de Alcallech, que fue ocupado por canónigos regulares de San Agustín. Después, en el siglo XV, habitaron el cenobio durante casi cien años las monjas bernardas de Buenafuente, que fueron expulsadas de su casa por los frailes de Santa María de la Huerta. Hoy no queda de este monasterio sino unos restos mínimos, apenas apreciables, en el lugar que en el pueblo denominan « las monjas », al pie mismo de la serranía.

El pueblo formó parte del Real Señorío de Molina desde su fundación en 1321 hasta su abolición en 1813, integrándose en la sexma del Sabinar.

En 1975, el municipio se incorporó al de Corduente.

Patrimonio

La localidad destaca por la presencia de cinco yacimientos arqueológicos inventariados, estos son: El Palomar, la Cerrada de los Santos, el Cerro de las Monjas, La Pedriza y El Turmielo. También cuenta con un pairón, una iglesia parroquial, una ermita y diversos elementos del patrimonio etnográfico.

El Palomar

Se trata de un yacimiento de la Edad del Hierro ubicado medio kilómetro al sur de la localidad, en un cerro contiguo al sureste de La Pedriza. Tiene unos treinta metros de altura y suaves pendientes, excepto la ladera norte formada por un farallón rocoso. La zona se caracteriza por encontrarse parcialmente abancalada por actividades agrícolas. La cobertura vegetal, de matorral y sabinar disperso, reduce la visibilidad del suelo. Los restos exhumados describen un poblado celtíbero que conserva una potente muralla perimetral a la que se adosan diversas estructuras de habitación de planta rectangular, formadas por un basamento de mampostería con un recrecido de tapial. En algunas se observan estructuras internas como hornos u hogares, registrándose hasta tres fases de ocupación. Este yacimiento no se encuentra acondicionado para la visita.

Fase I: siglo VI a. C.

Corresponde al período Celtibérico Antiguo. Esta fase es mal conocida por el alto grado de alteración, pero se documenta la existencia de una muralla a cuyo interior se localizan algunos tramos de muro pertenecientes a estructuras de planta angular destruidas por un violento incendio. También se documentan algunas cerámicas a torno de técnica ibérica, presuntamente importadas desde ámbitos levantinos.

Fase II: siglo II a. C.

Corresponde a las postrimerías del período Celtibérico Pleno, cuando se produce un episodio bélico que provoca una nueva destrucción violenta, y en la que interviene Roma, a juzgar por los elementos de artillería romana presentes en el interior del sitio. Es la fase de ocupación más importante del asentamiento. El trazado urbanístico consta de una potente muralla perimetral a cuyo interior se disponen espacios adosados, viviendas, corrales o cobertizos, que han proporcionado un ingente volumen de recipientes cerámicos elaborados a torno, asociados a elementos metálicos y restos fáunicos.

Fase III: siglo I a. C.

Se trata del último momento de ocupación, muy avanzado el período Celtibérico Tardío y es mal conocido por la fuerte erosión sufrida por los estratos superficiales del yacimiento. Se superpone a las estructuras de la fase anterior, sobre todo en los paramentos delanteros. En otras ocasiones se manifiesta a través de la reestructuración de aquellos que, a veces, conlleva la construcción de tabiques de compartimentación interior. Las cerámicas muestran una marcada similitud con los tipos de la fase anterior.

La Cerrada de los Santos

Este yacimiento, que se identifica como la necrópolis del poblado de El Palomar, se sitúa un poco más al sur del mismo, cruzando la N-211. Se encuentra sobre una llanura delimitada al sur por el arroyo de Arandilla. Los terrenos, destinados a cultivos cerealistas, se encontraban en rastrojo en el momento de realizarse la prospección. Las excavaciones realizadas entre 1990 y 1994 permitieron documentar una necrópolis de incineración celtibérica, en la que se observan dos fases de uso. No se aprecian restos materiales del yacimiento en la superficie.

Fase I: siglo VI a. C.

Corresponde al período Celtibérico Antiguo. Las sepulturas de este momento son de variada tipología, predominando las cremaciones depositadas directamente en un hoyo excavado en la tierra, aunque también se han documentado cremaciones contenidas en urna cineraria, incluso estructuras pétreas de tipo encachado tumular. Los ajuares funerarios son frecuentes y están formados por depósitos de objetos metálicos en los que destacan las armas. En cuanto a los rituales complementarios, es destacable la presencia de focos cenicientos que acompañan a muchas de las sepulturas, así como la presencia de plataformas de ofrendas con abundantes restos fáunicos y depósitos de armas y otros objetos metálicos de adorno.

Fase II: siglos III y II a. C.

Corresponde al período Celtibérico Pleno y es la fase más reciente. Las cremaciones están contenidas en una urna cineraria a torno y desprovista, por lo general, de ajuar funerario; cuando aparece, está constituido por parcos conjuntos de objetos metálicos entre los que son escasas las armas. Al contrario que en la fase anterior, desaparecen los focos cenicientos asociados a las sepulturas, si bien se ha podido documentar un gran silicernium en el que las ofrendas animales han sido sustituidas por líquidos, a juzgar por el gran volumen de jarras y copas localizado.

El Cerro de las Monjas

Es un yacimiento de época medieval indeterminada que se sitúa unos metros al suroeste de la Cerrada de los Santos, en un pequeño cerro aislado de suaves pendientes que destaca en una zona llana de carácter aluvial del arroyo Arandilla, dedicada al cultivo de secano. En la parte alta del cerro, cubierta de monte bajo disperso, se observa una estructura rectangular de pequeñas dimensiones, cuyo lateral está presente de forma curva, pudiendo tratarse del ábside de una antigua ermita. En el lateral sur de la misma se encuentra un amontonamiento de piedras pertenecientes posiblemente a un derrumbe.

La Pedriza

Se trata de un yacimiento de la Edad del Bronce localizado a la altura del kilómetro 42 de la N-211 en dirección a Herrería, en la margen izquierda de la carretera, ubicado en un pequeño promontorio delimitado al norte por un farallón calizo, mientras que el resto de sus laderas son de suaves pendientes. Al tratarse de la zona de pie de monte de la Sierra de Aragoncillo, el terreno en el que se extiende se caracteriza por una vegetación de matorral y monte bajo, aunque bastante deteriorado a consecuencia del intenso laboreo agrícola sufrido antiguamente. Es un poblado del que no se conservan estructuras visibles, no encontrándose vestigio arqueológico alguno durante los trabajos de prospección.

El Turmielo

Este conjunto arqueológico está compuesto por dos elementos distintos. Por una parte, un poblado, castro o atalaya ocupado desde el Bronce Antiguo hasta la Edad Media (« El Turmielo I ») y, por otra, un pequeño abrigo rocoso asociado a al primero (« El Turmielo II »).

El Turmielo I

Este yacimiento se encuentra en el punto culminante de un espolón escarpado y de difícil acceso, a unos 70 metros sobre el curso del río Saúco y se extiende sobre más de mil metros cuadrados. El área, al pie del monte de la Sierra de Aragoncillo, es muy abrupta, con un accidentado entorno conformado por barrancos excavados en terrenos calizos y con una espesa vegetación de monte bajo y sabinar. De los restos materiales conservados destacan una línea de muralla en el extremo sur del recinto, sobre la que se adosan estructuras angulares de mampostería. Fuera de este, en el extremo sur del yacimiento, se localiza la base de una estructura turriforme de aspecto ciclópeo de forma rectangular.

A raíz del sondeo estratigráfico realizado en 1990 por Jesús Alberto Arenas Esteban, se documentó la existencia de un poblado en alto fortificado del período Celtibérico Antiguo, bajo el cual había restos del Bronce Antiguo, siendo su última ocupación en época medieval islámica. Del poblado de la Edad del Hierro se exhumó un importante lote cerámico formado por vasijas elaboradas a mano, lisas y decoradas (acanaladas, impresas, grafitadas y pintadas postcocción), al igual que recipientes elaborados a torno lisos y pintados, de técnica ibérica. También se documentó una muralla que delimitaba el recinto del poblado, de mampostería y trabada en seco, y a su interior estructuras de planta angular, concretamente una zona de almacén con varios recipientes contenedores de cereal. En la parte más alta del recinto se halló un espacio de habitación parcialmente erosionado. En el extremo sur y fuera de la muralla, se halla, junto a un farallón rocoso, los restos de la estructura turriforme.

El Turmielo II

Es un pequeño abrigo rocoso calizo situado en una zona de relieve muy accidentado en la que abundan los farallones calizos. Se trata de una zona con fuerte pendiente ubicada en la margen oriental del barranco de Los Castillejos, formada por calizas mesozoicas. El entorno vegetal está compuesto por bosque mixto de sabina y quercíneas. Se sitúa en la vertiente opuesta al yacimiento Turmielo I, encontrándose bastante deteriorado como consecuencia de la erosión y del trazado de terrazas para la repoblación. En la superficie no se aprecian restos constructivos, tan sólo industria lítica.

Patrimonio religioso

En el pueblo existen actualmente una iglesia parroquial dedicada a San Bartolomé, una ermita dedicada a la Virgen de la Soledad y un pairón; este último tiene la consideración de bien de interés cultural.

Pairón

Archivo:Pairón de Aragoncillo
El pairón visto desde la carretera de acceso al pueblo.

El llamado Pairón de Carramolina se localiza a la derecha de la carretera de acceso a Aragoncillo desde la N-211, en la misma entrada del casco urbano. Se desconoce la advocación bajo la que se levantó, aunque hubo una imagen en la hornacina que seguramente correspondería a San Bartolomé, el patrón del pueblo. Construido en arenisca, se levanta sobre una base paralelepípeda sin grada inicial. En esta base, aunque actualmente no se aprecia por estar prácticamente cubierta por la vegetación, se encuentra inscrita la leyenda: TOMÁS MIÑO. A continuación, el fuste prismático y de planta cuadrangular está formado por cinco grandes sillares superpuestos, estando el último de ellos tallado de tal manera que conforma la parte inferior del edículo, formado en su resto por otro sillar situado encima de aquél. En la cara oriental del edículo se abre una hornacina con la parte superior en forma de concha o venera y sin rejas de protección, que se encuentra vacía en la actualidad. La cara norte se encuentra grabada con la inscripción ADVOCI / ONDNICOL / ASPERZAÑO / EN 1761, que se traduce por: « A devoción de Nicolás Pérez. Año en 1761 ». Mediante una ancha cornisa bastante erosionada, se levanta el cimacio, de forma troncopiramidal sobre el que se superpone otro bloque con la misma forma para rematar en esfera. En la parte superior de esta esfera se inserta una cruz de hierro moderna. Construido, según la inscripción de fuste, en 1761, su estado de conservación es bueno, aunque fue reconstruido en 1998, cuando cayó un olmo sobre él y lo derribó. La reconstrucción se realizó con los elementos originales, excepto la base de la hornacina, que fue sustraída antes de su reparación, sillar en el que se encontraba grabada una inscripción que hacía referencia al rey Carlos III, monarca reinante en la fecha en que se construyó el pairón.

Patrimonio etnográfico

Como patrimonio etnográfico destacan, en el núcleo urbano, el horno de pan, dos lavaderos (nuevo y viejo) y una fragua. A un kilómetro al sur del pueblo, próxima al acceso a la N-211, se encuentra también la Venta de Aragoncillo.

Personas ilustres

Jenaro Iritia Martínez. Atleta español nacido el 22 de abril de 1955. Campeón de España en la distancia de 400 metros lisos en tres ocasiones: 1977 (al aire libre y pista cubierta) y en 1978.

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