Alumbrados para niños
Los alumbrados fueron personas que formaron parte de un movimiento religioso en el siglo XVI. Este grupo fue investigado y juzgado por la Inquisición española, una institución religiosa de la época, porque sus ideas se consideraban diferentes a las enseñanzas oficiales de la Iglesia. Se les relacionó con el protestantismo, otro movimiento religioso importante de ese tiempo.
Este movimiento comenzó en pequeñas ciudades del centro de Castilla alrededor de 1511. Ganó más importancia después de un documento llamado el Edicto de Toledo de 1525, que fue emitido por el inquisidor general Alonso Manrique.
Los alumbrados forman parte de una corriente espiritual más amplia que se desarrolló en Europa en los siglos XVI y XVII, conocida como iluminismo. Es importante no confundir a los alumbrados con los iluministas bávaros ni con la Ilustración, que fue un movimiento de pensamiento posterior. A menudo se usa la palabra iluminista como sinónimo de alumbrado. También se les llamaba "dejados".
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Historia de los Alumbrados
Los franciscanos, una orden religiosa, practicaban un método espiritual llamado "recogimiento", que buscaba la unión del alma con Dios. A quienes lo practicaban se les llamaba "recogidos". Una versión más extrema de esta práctica, que incluso fue desaprobada por los propios franciscanos, enfatizaba una unión muy profunda y pasiva con Dios. A este método se le conocía como "dejamiento", y a sus seguidores como "dejados" o "alumbrados".
Algunos nobles importantes protegieron a estos grupos que buscaban una forma de vivir la religión de manera más personal y auténtica. Destacaron el grupo que estuvo bajo la protección del duque del Infantado en su palacio de Guadalajara y el de Escalona, protegido por el marqués de Villena.

Creencias y Prácticas de los Alumbrados
Según el historiador Joseph Pérez, los alumbrados creían en entregarse por completo a la inspiración divina y en interpretar libremente los textos evangélicos (los evangelios de la Biblia). Afirmaban que sus acciones estaban guiadas únicamente por el amor de Dios y que de Él venía su inspiración. Creían que no tenían voluntad propia, sino que Dios dictaba su comportamiento, y por ello, pensaban que no podían cometer errores.
Los alumbrados no aceptaban la autoridad de la Iglesia, sus líderes ni sus enseñanzas oficiales. También rechazaban las formas tradicionales de piedad, como las prácticas religiosas habituales o los sacramentos, considerándolas limitaciones.
Se reunían en pequeños grupos en localidades del centro de Castilla, como Pastrana o Escalona. Leían e interpretaban la Biblia por sí mismos y preferían la oración mental (pensar en Dios) a la oración vocal (rezar en voz alta). Creían en un contacto directo con Dios a través del Espíritu Santo, mediante visiones y experiencias espirituales. Por esta razón, algunos místicos importantes, como Teresa de Ávila, fueron inicialmente investigados por si pertenecían a los alumbrados.
Investigaciones de la Inquisición
La Inquisición sospechó que las ideas de los alumbrados contenían elementos que consideraban incorrectos. Por ello, iniciaron una investigación que llevó a la detención de sus líderes principales. La beata Isabel de la Cruz y Pedro Ruiz de Alcaraz, del grupo de Guadalajara, fueron encarcelados en abril de 1524 y juzgados en un acto público en julio de 1529.
En septiembre de 1525, el inquisidor general Alonso Manrique emitió un "edicto sobre alumbrados" que incluía una lista de 48 ideas consideradas incorrectas. En 1529, fue detenida la beata Francisca Hernández, quien había formado un grupo en Valladolid. Poco después, uno de sus seguidores, el predicador franciscano Francisco de Ortiz, también fue arrestado.
Francisca Hernández acusó a algunos de sus partidarios de tener ideas similares a las de los "luteranos" (seguidores de Martín Lutero). Este fue el caso de Bernardino Tovar y de María de Cazalla, quien fue investigada bajo la acusación de tener ideas luteranas y de iluminismo. Otro acusado por Francisca Hernández fue el impresor de la Universidad de Alcalá, Miguel de Eguía, quien fue absuelto en 1533 después de pasar más de dos años en la cárcel de la Inquisición.
En su defensa, María de Cazalla explicó que en Guadalajara, el término "alumbrada" se usaba para referirse a "toda persona recogida y devota", es decir, a cualquiera que practicara una vida espiritual intensa.
El informe de un líder religioso de Lucena a la Inquisición de Córdoba, en 1585, menciona que los alumbrados pretendían recibir la comunión sin confesarse, porque creían que "la gente que está bien con Dios y confirmada en el bien ya no puede cometer errores".
Casos Posteriores de Iluminismo
Un caso similar ocurrió a finales del siglo XVII y principios del XVIII en Tenerife (Islas Canarias). Se trata de sor María Justa de Jesús, una monja franciscana acusada de practicar doctrinas molinistas, que intentaban unir la providencia divina (el plan de Dios) con el libre albedrío humano (la capacidad de elegir).
Esta religiosa fue conocida en su época porque se decía que podía sanar a los enfermos tomando sus males y enfermedades sobre sí misma, de forma parecida a los chamanes en otras culturas. Fue investigada por la Santa Inquisición y acusada de ser una farsante. Sin embargo, tuvo muchos defensores, y la Orden Franciscana en Canarias inició un proceso para reconocerla como santa, aunque este proceso tuvo que ser detenido debido a la controversia.
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Véase también
En inglés: Alumbrados Facts for Kids