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Sublevación de Villarejo de Salvanés para niños

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La sublevación de Villarejo de Salvanés fue un intento de cambio político liderado por el general Juan Prim, un importante líder del Partido Progresista. Ocurrió el 3 de enero de 1866, principalmente en la localidad de Villarejo de Salvanés, cerca de Madrid. El objetivo de Prim era que la reina Isabel II de España nombrara un gobierno del Partido Progresista, con él como presidente.

Algunos creen que los sublevados querían incluso cambiar la monarquía, pues pensaban que esta impedía el progreso de España. Sin embargo, el general Prim afirmó que solo buscaba un cambio de gobierno para evitar que el pueblo se rebelara de forma violenta. Él creía que con el apoyo de los soldados, podría lograr un cambio político sin conflictos.

Archivo:1866-01-20, Le Monde illustré, Espagne.—Les soldats des régiments de Calatrava et de Bailen insurgés poursuivis par les troupes du general Zabala, bivouaquant á Villargo de Salvanés
Sublevación de Villarejo de Salvanés

¿Qué pasó antes de la sublevación?

Después de unos eventos difíciles conocidos como la Noche de San Daniel, la reina destituyó al general Ramón María Narváez. Entonces, el general Leopoldo O'Donnell formó un nuevo gobierno. O'Donnell le ofreció a Prim que su partido, el Progresista, tuviera muchos representantes en el parlamento si participaban en las siguientes elecciones.

Pero en una reunión del Partido Progresista en noviembre de 1865, la idea de Prim de participar en las elecciones fue rechazada. Solo 12 de 83 miembros votaron a favor. Como su partido no quiso volver a las instituciones de forma pacífica, el general Prim decidió intentar un "pronunciamiento". Un pronunciamiento es un levantamiento militar para forzar un cambio político. Prim quería que la reina lo nombrara presidente del gobierno, como había ocurrido en 1854 con la Vicalvarada.

Así, el 3 de enero de 1866, Prim inició el levantamiento en Villarejo de Salvanés sin que el comité central de su partido lo supiera. Prim quería que fuera un movimiento solo militar, sin la participación de civiles, para evitar desórdenes y mantener el orden. Por eso, a diferencia de otras veces, no hubo preparativos en los barrios de Madrid.

¿Cómo fue el levantamiento de Prim?

El plan del general Prim era que varios cuarteles militares cercanos a Madrid se levantaran. Estas tropas tomarían posiciones a la entrada de la capital y animarían a las unidades militares de la ciudad a unirse a la rebelión. En ese momento, Madrid tenía unos 40.000 soldados, casi la mitad del ejército de la reina Isabel II.

El 2 de enero, Prim salió de su casa en Madrid con algunos ayudantes, como el brigadier Lorenzo Milans del Bosch. Su objetivo era llegar a Villarejo de Salvanés. Allí se reuniría con regimientos de Aranjuez, Leganés y Alcalá de Henares, a los que ya se les había enviado mensajes para que se unieran. Al mismo tiempo, el gobierno de O’Donnell, sospechando movimientos, ordenó que varias unidades militares se quedaran en sus cuarteles. También envió a las tropas más leales a puntos estratégicos y arrestó o trasladó a los oficiales menos confiables.

En la madrugada del 2 al 3 de enero, el Regimiento de Infantería de Burgos se colocó en la Puerta de Toledo. El 3 de enero, un regimiento de Ocaña y el de Húsares de Bailén se juntaron en Aranjuez. Por la mañana, las unidades de Aranjuez fueron hacia Villarejo, pero nadie más se les unió.

A pesar de tener pocos militares, Prim hizo una declaración y se dirigió a Madrid en tres grupos. Sin embargo, en el camino, muchos soldados lo abandonaron. Antes de llegar a la capital, Prim huyó hacia Madridejos, luego a Fregenal de la Sierra y finalmente, el 20 de enero, cruzó a Portugal por la provincia de Badajoz. Las tropas leales al gobierno lo persiguieron, pero lo dejaron escapar sin mayor problema.

Así, el general Prim, al mando de los regimientos de Calatrava y Bailén, intentó marchar desde Villarejo de Salvanés hacia Madrid para forzar un cambio de gobierno. Pero el levantamiento fracasó porque otras unidades militares que se suponía que lo apoyarían no lo hicieron. Los sublevados estuvieron varios días dando vueltas por tierras castellanas, esperando en vano que se les unieran más fuerzas, y al final se fueron a Portugal sin atacar Madrid.

¿Qué consecuencias tuvo la sublevación?

Después de que el intento fracasara, el 4 de enero, el gobierno de O'Donnell pidió al Congreso de los Diputados poderes especiales para perseguir a los responsables. Se declaró el estado de sitio en Madrid y Castilla, lo que dio plenos poderes al general Isidoro de Hoyos. También se impuso la censura de prensa hasta el 2 de febrero y se cerraron algunos clubes progresistas, como el Ateneo de Madrid.

La consecuencia inmediata fue la ejecución de varios soldados que participaron en el levantamiento, pero ninguno de los generales involucrados fue ejecutado.

El fracaso de la sublevación de Villarejo de Salvanés hizo que Prim apoyara la idea de su partido de no participar en las elecciones y de unirse con los demócratas. A partir de entonces, Prim se dedicó por completo a preparar una rebelión para derribar la monarquía de Isabel II. Así, Prim se convirtió en el líder no solo de los progresistas, sino de todo el movimiento revolucionario, que hasta ese momento no tenía un líder de prestigio. El siguiente intento, que también fracasó, fue la sublevación del Cuartel de San Gil seis meses después.

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