Sitio de Bilbao (1836) para niños
Datos para niños Segundo Sitio de Bilbao |
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Primera guerra carlista Parte de primera guerra carlista |
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Fecha | 23 de octubre - 25 de diciembre de 1836 | |||
Lugar | Bilbao (España) | |||
Coordenadas | 43°15′25″N 2°55′25″O / 43.25694444, -2.92361111 | |||
Resultado | Victoria decisiva liberal | |||
Consecuencias |
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El segundo sitio de Bilbao fue un conjunto de operaciones militares que ocurrieron en la ciudad de Bilbao entre el 23 de octubre y el 24 de diciembre de 1836. Fue parte de la Primera Guerra Carlista, un conflicto importante en la historia de España.
Los carlistas intentaron tomar Bilbao por segunda vez, ya que lo habían intentado el año anterior sin éxito. Las tropas liberales defendieron la ciudad con mucha fuerza. Después de casi dos meses de intensos combates, el segundo intento carlista de conquistar Bilbao también fracasó. Esta fue la última vez que los carlistas intentaron tomar la ciudad durante esa guerra.
Contenido
¿Por qué era importante Bilbao para los carlistas?
El primer intento en 1835
Sitio de Bilbao (1835) Para los carlistas, era muy importante conquistar una ciudad grande. Esto les ayudaría a ganar más reconocimiento internacional y a desanimar a sus enemigos, los liberales. También subiría la moral de sus propias tropas.
El general carlista Tomás de Zumalacárregui no estaba de acuerdo con atacar Bilbao. Él prefería intentar tomar Vitoria, que le parecía más fácil. Sin embargo, obedeció las órdenes y comenzó el asedio a Bilbao el 10 de junio de 1835. Durante los combates, Zumalacárregui fue herido en una pierna y falleció días después.
Con la muerte de Zumalacárregui, los generales liberales Baldomero Espartero y Luis Fernández de Córdova decidieron ayudar a la ciudad. El 31 de junio, los carlistas levantaron el cerco sin grandes enfrentamientos. Así, el primer intento de tomar Bilbao terminó en fracaso.
La situación de los carlistas en 1836
A principios de 1836, los carlistas tenían problemas económicos. Necesitaban dinero para seguir adelante. Intentaron conseguir préstamos en Londres, pero no lo lograron porque no podían ofrecer suficientes garantías.
Tener una ciudad importante como Bilbao les daría el respaldo necesario para conseguir esos préstamos y atraer inversiones de otros países. Por eso, el 14 de octubre de 1836, el líder carlista Carlos María Isidro de Borbón y sus generales decidieron sitiar Bilbao de nuevo. A pesar del fracaso anterior, sabían que controlar las ciudades, especialmente las capitales vascas, era clave para ganar la guerra.
¿Cómo se desarrolló el asedio?
El inicio del sitio
El general carlista Nazario Eguía puso al general Bruno Villarreal al mando de las operaciones para sitiar Bilbao. Eguía se encargaría de proteger la retaguardia carlista para evitar que llegaran refuerzos liberales.
Entre el 18 y 19 de octubre, un ingeniero francés al servicio de los carlistas inspeccionó Bilbao. Luego, los carlistas empezaron a mover su artillería a las alturas que dominaban la ciudad. Construyeron pequeños fuertes, barreras de protección y zanjas. Tenían 17 cañones grandes, dos morteros, muchos carros con proyectiles y municiones. Unos 15 batallones de infantería (grupos de soldados a pie) estaban listos para el ataque.
El 23 de octubre, cinco batallones carlistas comenzaron las operaciones. La ciudad quedó completamente rodeada el 2 de noviembre. Los liberales se dieron cuenta de las intenciones carlistas porque movían casi toda su artillería hacia Vizcaya.
El general liberal Baldomero Espartero, jefe del ejército del Norte, ya había movido sus tropas hacia el norte. Cuando empezó el bombardeo de Bilbao, él estaba en Villarcayo, a 60 kilómetros. Dos días antes, había enviado parte de sus tropas a Santander para que llegaran por mar a Portugalete, un pueblo cerca de Bilbao. Estas tropas desembarcaron el 26 de octubre.
Las operaciones se parecían a las de 1835. El general Eguía dirigía a todas las tropas carlistas en Vizcaya. Logró cerrar el puerto de Bilbao con un puente de barcas. Mientras tanto, el general Villarreal aumentaba la presión sobre la ciudad.
A pesar de todo, Bilbao resistió. Durante dos meses, la ciudad estuvo sitiada y con poca comida. Esto obligó a algunos habitantes a intentar escapar por la Ría o hacia pueblos cercanos.
Durante los primeros nueve días del cerco, los liberales lograron enviar suministros a Bilbao por mar desde Portugalete, con ayuda de la Legión Auxiliar Británica. Espartero necesitaba Portugalete para ayudar a la ciudad, ya que allí establecería sus cuarteles, almacenes de armas y comida, y puestos de atención médica.
Sin embargo, las tropas de Espartero en Villarcayo no tenían suficientes provisiones. Él mismo estaba enfermo y tuvo que eliminar a grupos carlistas que dificultaban el paso de los suministros. Por eso, no pudo avanzar hasta mediados de noviembre, llegando a Portugalete el día 25 con sus 14.000 soldados.
La llegada de Espartero
El 27 de noviembre, Espartero intentó avanzar hacia Bilbao por la orilla izquierda del río Nervión. Pero fue rechazado con muchas pérdidas. Las posiciones carlistas estaban muy bien fortificadas y defendidas con gran valentía.
Este fracaso le hizo ver que era difícil romper el cerco por esa orilla, así que decidió intentarlo por la orilla opuesta.
Después de hablar con los jefes de la marina española y los dos barcos de la Marina Real Británica que estaban en la ría, Espartero decidió construir un puente sobre el río Nervión en Portugalete. Este puente estaría fuera del alcance de la artillería enemiga, pero expuesto a las olas del mar.
El puente se construyó uniendo 32 barcos pequeños que estaban en la ría, bien sujetos a lo largo de 680 pies (unos 207 metros). Se colocaron tablones entre ellos para que las tropas pudieran pasar. El 30 de noviembre, gran parte de su ejército ya estaba en la orilla derecha. Espartero envió un mensaje a los defensores de Bilbao por telégrafo óptico diciendo que su ejército llegaría pronto.
La batalla de Luchana
Batalla de Luchana El 1 de diciembre, los liberales, divididos en tres columnas, llegaron a un barranco cerca del puente de Gobelas. El puente había sido cortado, así que tuvieron que cruzar el riachuelo, que estaba crecido, bajo el fuego de los fusileros carlistas.
Mientras se preparaban, el 5 de diciembre una fuerte tormenta destruyó el puente que los unía a Portugalete. Era su única forma de recibir comida y municiones, y de evacuar a los heridos. Ante esto, Espartero decidió no intentar pasar por Luchana. Retiró rápidamente la artillería a la orilla izquierda del Nervión y comenzó a construir un nuevo puente más al sur, más protegido del mar, pero ahora al alcance de la artillería carlista.
El 7 de diciembre por la tarde, el nuevo puente estaba listo. Las tropas liberales comenzaron a retirarse a la orilla izquierda, pero mientras cruzaban, la tormenta lo partió de nuevo. Tuvieron que usar lanchas para pasar el resto de las fuerzas.
El 12 de diciembre, Espartero inició la marcha hacia Bilbao por la orilla izquierda. Pero las tormentas habían convertido los caminos en barrizales, y la artillería pesada que necesitaba para atacar las trincheras enemigas se atascó. El mal tiempo y la resistencia carlista obligaron a los liberales a desistir de su ataque una vez más, retirándose a Portugalete el 15 de diciembre.
El 17 de diciembre, llegaron refuerzos y una importante cantidad de comida, dinero y municiones a Portugalete. Después de esto, Espartero decidió intentar de nuevo el paso por la orilla derecha. Comenzaron a construir un nuevo puente. Los comandantes de los barcos británicos facilitaron balsas para pasar la artillería y parte de la caballería a la orilla derecha durante la noche del 19 y la mañana del 20 de diciembre, mientras el puente se terminaba.
Al anochecer, los liberales habían colocado sus cañones en el río Asúa. El puente sobre el Nervión estaba terminado. Al amanecer del 22 de diciembre, la mayor parte de la infantería y la caballería liberales comenzaron a cruzar a la orilla derecha.
Los carlistas sabían que los liberales estaban cerca, a pesar de sus fracasos. Por eso, decidieron aumentar la presión sobre Bilbao. La situación de la ciudad era preocupante, y sus autoridades se sentían abandonadas, sobre todo porque el ejército de Espartero no lograba romper el cerco carlista.
El 24 de diciembre era el día planeado para el ataque final. Espartero estaba enfermo y tuvo que ceder el mando a su jefe de estado mayor, el general Marcelino Oráa. Las baterías liberales no dejaban de disparar contra las posiciones carlistas. Hacia las cuatro de la tarde, ocho compañías de cazadores liberales embarcaron en la orilla izquierda.
Los cazadores liberales lograron desalojar a los carlistas de Luchana, y se construyó un puente provisional junto al que había sido destruido. Pero la defensa carlista detuvo sus ataques, y una vez más, el puente de barcas sobre el Nervión se deshizo, haciendo la situación muy difícil.
El fin del Sitio
A medianoche, Espartero fue informado de la situación. Aunque no estaba recuperado, recuperó el mando y volvió al campo de batalla. Cuando los soldados liberales supieron que su general estaba con ellos, atacaron con más fuerza. Hacia las 4:00 de la mañana del 25 de diciembre, cuando la tormenta empezó a calmarse, lograron tomar el fuerte de Banderas, el último que tenían los carlistas. Los carlistas comenzaron la retirada total de la zona, dejando el paso libre a Bilbao para las tropas liberales.
Efectivamente, las tropas liberales entraron en Bilbao el mismo 25 de diciembre, siendo recibidas con gran alegría por los defensores de la ciudad.
¿Qué consecuencias tuvo el segundo sitio de Bilbao?
Al igual que en el primer sitio, los carlistas tenían más artillería que los defensores. Sin embargo, las defensas de Bilbao se habían reforzado mucho desde el año anterior, y la guarnición (tropas que defendían la ciudad) también era más fuerte.
A pesar de la superioridad carlista, los liberales tuvieron 250 muertos y más de 2000 heridos. Para el bando carlista, las consecuencias fueron aún peores. Además de las bajas en el asedio y en la lucha contra las tropas de Espartero, el fracaso de este segundo intento afectó mucho la moral carlista, que ya estaba baja por cómo iba la guerra.
Entre los carlistas, hubo mucha confusión. Las tropas se dispersaron, y se extendió el rumor de que había habido una traición. La retirada fue un desastre porque las lluvias habían convertido los caminos en un lodazal. Por eso, abandonaron 26 cañones pesados y muchos suministros y municiones. Un auditor del ejército carlista, José Manuel de Arízaga, dijo que la defensa carlista no fue lo suficientemente fuerte porque la mayoría de sus tropas habían recibido la orden de acampar lejos de Bilbao.
Además, esta nueva derrota convenció a algunos militares carlistas, como el general Rafael Maroto, de que era imposible ganar la guerra contra los liberales. Por lo tanto, pensaron que era necesario llegar a algún tipo de acuerdo.
Por otro lado, Bilbao se convirtió en un verdadero símbolo para los liberales vascos. Fue un orgullo y un emblema de la resistencia liberal frente a los carlistas. La noticia de la victoria y la liberación llegó a Vitoria el 29 de diciembre y se extendió rápidamente por toda España. Estos hechos se celebraron en muchos lugares del país, y numerosas localidades nombraron calles o plazas como "Luchana" en honor a la batalla.
En el bando liberal, ese año había habido muchos problemas entre las tropas del frente Norte. Faltaba comida, los pagos se retrasaban y había un malestar general por el estancamiento de la guerra. En el ámbito político, había ocurrido el motín de La Granja de San Ildefonso, donde algunos militares liberales obligaron a la regente María Cristina de Borbón-Dos Sicilias a restaurar la Constitución de 1812. Esto había causado divisiones entre algunos militares liberales que no estaban de acuerdo con los principios de 1812.
A finales de 1836, el ambiente en la España liberal no era muy bueno, pero esta victoria reforzó enormemente la moral del ejército liberal y dio un nuevo impulso al estado liberal. Para Baldomero Espartero, esta victoria fue clave para su futura carrera política.