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Revolución industrial en España para niños

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La Revolución Industrial en España es el nombre que se le da a los cambios importantes que ocurrieron en España, similares a los que pasaron en otros países del mundo. Se refiere a cómo España empezó a usar máquinas y fábricas para producir cosas, dejando atrás la forma de trabajar más antigua.

Este proceso fue un poco más lento en España si lo comparamos con países como Gran Bretaña o Alemania, aunque empezó temprano.

¿Qué pasó antes de la industrialización en España?

Archivo:Dibujo del sistema de engranaje utilizado en las máquinas laminadoras
Sistema de engranaje usado en máquinas para laminar plata en Potosí (Bolivia) en 1767.

Para entender por qué la industrialización en España fue diferente, podemos compararla con lo que pasó en Inglaterra. Allí, a finales del siglo XVIII, se acumuló mucho dinero y se hicieron cambios en la agricultura. Esto hizo que hubiera más comida de la necesaria y que muchas personas dejaran de trabajar en el campo para ir a las nuevas fábricas. También ayudó a que la gente tuviera más dinero para comprar los productos que se fabricaban.

En España, en ese mismo tiempo, la economía era diferente. No había tanta acumulación de dinero ni los cambios en la agricultura que impulsaron la industria en Inglaterra.

Los motivos principales por los que la industria tardó en desarrollarse en España fueron:

  • Un mercado pequeño y dividido: En España, las diferentes regiones estaban poco conectadas. No había buenos caminos ni transportes para llevar productos de un lugar a otro. Además, la población era menor y la gente tenía menos dinero para comprar cosas, lo que significaba que no había mucha demanda para los productos de las fábricas.
  • Agricultura tradicional: La mayoría de la gente vivía de lo que cultivaba para sí misma, y solo vendía un poco de lo que le sobraba. Esto no generaba mucha riqueza ni necesidad de productos industriales.
  • Problemas económicos del Estado: El gobierno español tenía deudas y no conseguía suficientes ingresos. Esto hacía que el Estado pidiera mucho dinero prestado, lo que dejaba menos dinero disponible para que las empresas privadas pudieran invertir en nuevas fábricas.
  • Pocas instituciones financieras: No había suficientes bancos o entidades que pudieran prestar dinero para impulsar grandes proyectos industriales.

La excepción a esta situación fue Cataluña. Allí sí se dieron condiciones parecidas a las de Inglaterra. Desde el siglo XVII, la agricultura catalana se orientó más a la venta de productos, especializándose en ciertos cultivos. Además, el comercio con las colonias ayudó a acumular dinero.

Otros factores que retrasaron la industrialización en España fueron:

  • Menos espíritu emprendedor: En comparación con otros países europeos como Inglaterra o Alemania, había menos impulso para crear grandes empresas.
  • Menor nivel de tecnología y educación: La educación y el conocimiento técnico eran más bajos en España. Por ejemplo, en 1874, más de la mitad de los hombres y la mayoría de las mujeres no sabían leer ni escribir.

¿Cómo fue la industrialización en España?

Archivo:Ferrocarril a Langreo
Inauguración del ferrocarril a Langreo en 1852. Cuadro de Jenaro Pérez Villamil.

Debido a todo lo anterior, la industrialización en España llegó más tarde que en el resto de Europa occidental. Sin embargo, a partir de 1833, durante el reinado de Isabel II de España, el proceso se aceleró. Como no había suficiente dinero en España para invertir, se empezó a buscar financiación en otros países. El dinero y las ideas de fuera fueron muy importantes para que la industria española avanzara, trayendo nuevas técnicas que ya se usaban en Europa.

El nacimiento de la industria moderna

La industrialización en España tuvo cuatro etapas principales:

  • Primeros intentos (siglo XVIII): Hubo grandes fábricas reales, impulsadas por el Estado, para producir armas, objetos de lujo (como porcelana o tapices) y productos con monopolio (como el tabaco). En Barcelona, se empezaron a fabricar telas de algodón estampadas (indianas), pero las guerras de la época detuvieron este avance.
  • Primeras innovaciones (1830-1854): Cataluña volvió a introducir máquinas para el algodón. En Asturias y Málaga se iniciaron las primeras fábricas de hierro, aunque la de Málaga no duró mucho.
  • Expansión del ferrocarril (1854-1866): Se construyó gran parte de la red de ferrocarriles en España. Esto fue clave para conectar el país y ayudó mucho a la industria textil catalana.
  • Consolidación (1874-1898): La industria textil en Cataluña y la industria del hierro y el metal en la zona cantábrica (Asturias y País Vasco) se hicieron más fuertes. Estas zonas estaban cerca de Europa por su costa y tenían recursos importantes como el carbón y el mineral de hierro.

El siglo XVIII: Primeros pasos

Archivo:Spinning jenny
Máquina de hilar tipo "Jenny", modelo en un museo de Alemania.

Ciudades como Barcelona, Alcoy y la zona del País Vasco ya tenían una larga historia de comercio y artesanía, lo que las hacía más abiertas a las novedades. En la primera mitad del siglo XVIII, Cataluña adoptó nuevas técnicas para trabajar el algodón y el metal. En el País Vasco y Asturias también hubo intentos, pero las guerras de la Independencia y las Guerras Carlistas frenaron estos proyectos.

En Alcoy, ya en 1561, existían fábricas textiles. Se aprovechaba la fuerza del agua para mover las máquinas que hacían hilo. En el siglo XVIII, se creó un organismo llamado "Bolla" para asegurar la calidad de los productos textiles de Alcoy. También se desarrollaron fábricas de papel de fumar, que exportaban a todo el mundo.

En Barcelona, las primeras fábricas de telas estampadas (indianas) surgieron entre 1720 y 1730. El gobierno las apoyó prohibiendo la entrada de telas extranjeras y dando ayudas para importar algodón. En 1775, estas fábricas daban trabajo a unas 50.000 personas, muchas de ellas mujeres y niños. En 1785, Cataluña ya era la segunda potencia en algodón, solo por detrás de Inglaterra, y se introdujeron las primeras máquinas de hilar modernas.

En el País Vasco, se intentó modernizar la forma de trabajar el hierro, pero los dueños de las fábricas tradicionales no estaban muy abiertos a los cambios. Así, la actividad principal siguió siendo el comercio. En Asturias, los intentos de modernizar la extracción de carbón y la industria del hierro tampoco tuvieron éxito al principio.

El siglo XIX: Avances y desafíos

Archivo:Instalaciones MIRAT S.A. Salamanca
En 1812 se fundó la fábrica de abonos y fertilizantes S.A. Mirat, en Salamanca.
Archivo:Fabrica de harina san antonio medina rioseco
Fábrica de harinas San Antonio en Medina de Rioseco (Valladolid).
Archivo:Bessemer converter2
Convertidor Bessemer, que mejoró la calidad del acero.

En el siglo XIX, dos sectores que fueron clave para la Revolución Industrial en otros países, la agricultura y el comercio, no cambiaron mucho en España. La agricultura siguió siendo muy tradicional, lo que significaba que no demandaba productos de la nueva industria. Además, la tierra estaba muy concentrada en pocas manos en el sur, y muy dividida en el norte, y los campesinos tenían muy pocos ingresos.

Otro problema fue la inestabilidad política, con muchos cambios de gobierno. Esto llevó a políticas industriales que cambiaban constantemente. Hubo periodos de protección a la industria nacional, luego de más libertad de comercio, y finalmente de nuevo de mucha protección. Las guerras y la pérdida de las colonias americanas también contribuyeron a un ambiente de inestabilidad.

Hubo algunos movimientos de protesta contra las máquinas, como el ludismo. Uno de los primeros ocurrió en Alcoy en 1821, cuando unos 1200 campesinos destruyeron máquinas en protesta por los cambios en la forma de producir.

Debido a la falta de dinero en España y a que las instituciones financieras tardaron en desarrollarse, la inversión y la tecnología de otros países fueron muy importantes. Europa usaba a España como fuente de materias primas, extrayendo minerales cerca de los puertos. Este capital extranjero, que llegó en la segunda mitad del siglo XIX, fue fundamental para construir ferrocarriles, explotar minas y desarrollar servicios públicos.

En el siglo XIX, también surgieron las primeras escuelas profesionales para obreros, que enseñaban oficios industriales y artísticos. Por ejemplo, el Real Conservatorio de Artes de Madrid y la Escuela Politécnica Superior de Alcoy ofrecían estudios técnicos.

Entre los minerales que atrajeron más inversión extranjera estaban el cobre, el cinc y el plomo. En la provincia de Huelva, se explotaron minas de cobre, y en 1881, casi una cuarta parte del cobre mundial venía de España. También se explotaron minas de plomo en Andalucía oriental y Murcia, y de cinc en Reocín (Cantabria). El mercurio de Almadén (Ciudad Real) fue comercializado por la familia Rothschild.

La explotación de los yacimientos de mineral de hierro en Vizcaya y Cantabria fue la contribución más importante de España a la industria europea, especialmente a la inglesa. El descubrimiento del convertidor Thomas-Bessemer en 1856, que mejoró la producción de acero, impulsó la industrialización en la zona de Bilbao y la bahía de Santander. A finales del siglo XIX, España era un gran exportador de hierro, y el capital británico y francés organizaron la infraestructura para ello.

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