Plaguicida para niños
Un plaguicida o pesticida es una sustancia que se usa para prevenir, destruir, atraer, repeler o combatir cualquier tipo de plaga. Las plagas pueden ser plantas o animales no deseados que afectan la producción, almacenamiento, transporte o preparación de alimentos y productos agrícolas. También se usan en animales para combatir parásitos externos.
Los plaguicidas incluyen sustancias que ayudan a controlar el crecimiento de las plantas, como los que hacen que las hojas se caigan (defoliantes), los que secan las plantas (desecantes), los que reducen la cantidad de fruta o los que impiden que las semillas germinen. También se usan para proteger los productos después de la cosecha, para que no se echen a perder durante el almacenamiento y el transporte.
Generalmente, los plaguicidas no incluyen fertilizantes (nutrientes para plantas), aditivos para alimentos ni medicinas para animales.
Las plagas pueden ser insectos, hierbas, pájaros, mamíferos, moluscos, peces, gusanos pequeños (nematodos) o microbios. Estos compiten con los humanos por la comida, dañan propiedades, transmiten enfermedades o causan molestias. Es importante saber que los plaguicidas no son necesariamente venenos, pero algunos pueden ser dañinos para las personas u otros animales.
Según un acuerdo internacional llamado la Convención de Estocolmo, nueve de los doce químicos más peligrosos y duraderos son plaguicidas.
El término "plaguicida" es muy conocido, pero el nombre más preciso es "biocida", que significa "asesino de lo vivo". La palabra "plaguicida" sugiere que solo afecta a las plagas y no a otros organismos, y que las plagas son siempre indeseables.
En los años 80, el uso masivo de plaguicidas se vio como una gran mejora en la agricultura. Eran baratos y muy efectivos. Se usaban incluso como medida preventiva, sin que hubiera una plaga visible. Sin embargo, con el tiempo se ha visto que este método no solo daña el medio ambiente, sino que a la larga no funciona bien. Cuando se usan plaguicidas sin control, las plagas se vuelven resistentes y son más difíciles de controlar. A veces, esto ha hecho que los insectos que transmiten enfermedades (como los mosquitos de la malaria) se vuelvan resistentes, o que aparezcan nuevas plagas. Por ejemplo, los ácaros se hicieron más comunes después de que se empezaron a usar plaguicidas.
Debido a esta experiencia, los expertos en protección de cultivos han desarrollado un método más variado y sostenible llamado manejo integrado de plagas.
Contenido
Clasificación de los Plaguicidas
Los plaguicidas se pueden clasificar de varias maneras:
¿Para qué se usan?
- Para plantas (fitosanitarios): Se usan para proteger la salud de las plantas o controlar su crecimiento.
- Para animales (ganaderos): Se usan cerca de los animales o en actividades relacionadas con la ganadería.
- En la industria alimentaria: Para tratar productos o equipos relacionados con la comida.
- Para el medio ambiente: Para limpiar lugares públicos o privados.
- Para higiene personal: Productos que se aplican directamente en las personas.
- Para el hogar (domésticos): Productos que cualquier persona puede usar en casas o lugares habitados. Estos son los más comunes y, si no se usan bien, pueden ser peligrosos.
¿Qué tipo de plaga combaten?
- Insecticidas: Para insectos.
- Acaricidas: Para ácaros.
- Fungicidas: Para hongos.
- Desinfectantes y Bactericidas: Para bacterias y otros microbios.
- Herbicidas: Para hierbas no deseadas.
- Fitorreguladores: Para controlar el crecimiento de las plantas.
- Rodenticidas: Para roedores.
- Productos para después de la cosecha y para semillas.
- Protectores de madera, fibras y otros materiales.
- Otros plaguicidas específicos.
¿Cómo se presentan o aplican?
- Gases o gases líquidos.
- Fumigantes y aerosoles (sprays).
- Polvos muy finos.
- Sólidos (excepto cebos y tabletas).
- Líquidos.
- Cebos y tabletas.
¿De qué están hechos (composición química)?
Algunos de los grupos químicos más importantes son:
- Arsenicales
- Carbamatos
- Derivados de cumarina
- Derivados de urea
- Dinitrocompuestos
- Organoclorados
- Organofosforados
- Organometálicos
- Piretroides
- Tiocarbamatos
- Triazinas
- Neonicotinoides
- Benzoilureas
Estos grupos pueden tener subdivisiones si se necesita más detalle.
¿Qué tan peligrosos son para las personas?
Los plaguicidas se clasifican según su nivel de peligro:
- Baja peligrosidad: No causan riesgos importantes al ser inhalados, ingeridos o al tocar la piel.
- Nocivos: Pueden causar riesgos de gravedad limitada al ser inhalados, ingeridos o al tocar la piel.
- Tóxicos: Pueden causar riesgos graves, agudos o crónicos, e incluso la muerte.
- Muy tóxicos: Pueden causar riesgos extremadamente graves, agudos o crónicos, e incluso la muerte.
Esta clasificación se basa en qué tan dañinos son en una sola exposición, midiendo la cantidad que puede ser letal para el 50% de los animales de prueba (como ratas), ya sea por ingestión, contacto con la piel o inhalación.
Usos de los Plaguicidas
En la Agricultura
Los plaguicidas pueden ayudar a los agricultores a ahorrar dinero al evitar que las plagas dañen sus cultivos. Algunos estudios han mostrado que los agricultores pueden ahorrar mucho más de lo que gastan en plaguicidas. Otros estudios indican que no usar plaguicidas podría llevar a una pérdida en el valor de las cosechas. También se ha sugerido que prohibir los plaguicidas en algunos países podría aumentar el costo de los alimentos y afectar la disponibilidad de comida a nivel mundial.
Los herbicidas son útiles para proteger frutas y verduras, eliminando las malas hierbas y controlando plantas invasoras que pueden dañar el medio ambiente.
En la Salud Pública
Los plaguicidas se usan para controlar animales como ratas y mosquitos que pueden transmitir enfermedades graves como la fiebre amarilla y la malaria. También ayudan a eliminar insectos que pican o que dañan a nuestros animales o propiedades.

El DDT, un tipo de plaguicida, se usó mucho para combatir la malaria rociándolo en las paredes de las casas desde los años 50. La Organización Mundial de la Salud ha apoyado estas medidas en algunos casos. Sin embargo, estudios recientes han relacionado el DDT con ciertos problemas de salud si hay exposición antes de la pubertad. También puede haber efectos negativos si el DDT y otros químicos similares entran en la cadena alimentaria. Los síntomas pueden incluir problemas nerviosos, temblores y convulsiones. Se estima que el DDT y otros químicos han ayudado a prevenir muchas enfermedades desde 1945. Sin embargo, el DDT no siempre es efectivo porque los insectos pueden volverse resistentes a él. Esta resistencia se notó desde 1955, y para 1972, muchas especies de mosquitos ya eran resistentes. Un estudio en Vietnam en el año 2000 mostró que otros métodos de control sin DDT eran más efectivos. El efecto del DDT en los seres vivos es un ejemplo de bioacumulación, donde una sustancia se acumula en los organismos a medida que sube en la cadena alimentaria.
Actualmente, el uso del DDT está prohibido por el Convenio de Róterdam en muchos países.
Mantenimiento de Reservas de Agua
Los herbicidas también se usan en lagos y estanques para controlar el crecimiento excesivo de algas y plantas acuáticas. Esto evita que interfieran con actividades como nadar o pescar, y que causen malos olores. También se usan para controlar termitas y moho que pueden dañar edificios.
En la Industria
En los lugares donde se almacenan alimentos, los plaguicidas se usan para controlar roedores e insectos que pueden contaminar granos y otros productos. Aunque los plaguicidas tienen riesgos, su uso adecuado reduce esos riesgos a un nivel aceptable, según las agencias que los regulan.
En el Hogar
Los plaguicidas domésticos se usan para prevenir plagas comunes en casa, como ratas, cucarachas y mosquitos. También se usan para proteger a las mascotas de pulgas y garrapatas, y en la jardinería casera para controlar plagas y malas hierbas.
Regulación de los Plaguicidas
En muchos países, los plaguicidas deben ser aprobados por una agencia del gobierno antes de poder venderse y usarse.
A nivel mundial, la mayoría de los países tienen leyes sobre cómo almacenar los plaguicidas de forma segura, y muchos tienen normas para desechar los plaguicidas viejos.
Aunque las reglas sobre plaguicidas varían entre países, estos productos se venden y usan a través de las fronteras. Para manejar estas diferencias, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) adoptó en 1985 un Código Internacional de Conducta sobre la Distribución y Uso de Plaguicidas. Este código busca establecer normas voluntarias para la regulación de plaguicidas en diferentes países y se ha actualizado varias veces. La FAO dice que el código ha ayudado a que la gente sea más consciente de los peligros de los plaguicidas y ha reducido el número de países sin reglas sobre su uso.
Otros esfuerzos para mejorar la regulación del comercio internacional de plaguicidas incluyen las Directrices de Londres y la Comisión del Codex Alimentarius de las Naciones Unidas. El primero busca asegurar que los países que compran y venden plaguicidas estén de acuerdo y bien informados. El segundo busca crear normas uniformes para los niveles máximos de residuos de plaguicidas en los alimentos.
La educación sobre el uso seguro de plaguicidas y la regulación de quienes los aplican buscan proteger a las personas de un mal uso. Sin embargo, no eliminan todos los problemas. Elegir métodos alternativos, como el manejo integrado de plagas, reducir el uso de plaguicidas y elegir los menos dañinos, puede disminuir los riesgos para la sociedad y el medio ambiente.
Convenio de Róterdam
El Convenio de Róterdam es un acuerdo internacional sobre ciertos plaguicidas y productos químicos peligrosos que se comercializan entre países. Entró en vigor el 24 de febrero de 2004.
Este Convenio es un paso importante para proteger a las personas y al medio ambiente de los posibles peligros del comercio de plaguicidas y químicos muy dañinos. Ayuda a proteger vidas y el medio ambiente de los efectos negativos de estas sustancias. Establece una primera defensa para evitar la importación no deseada de químicos peligrosos, especialmente en los países en desarrollo. Al dar a todos los países la capacidad de protegerse, busca igualar las condiciones y mejorar las normas globales de protección de la salud humana y el medio ambiente.
Convención de Estocolmo
El Convenio de Estocolmo sobre los contaminantes orgánicos persistentes (COP) es un acuerdo internacional que regula el tratamiento de sustancias que son dañinas y permanecen mucho tiempo en el ambiente. Fue firmado el 23 de mayo de 2001 y comenzó a aplicarse el 17 de mayo de 2004. Al principio, el convenio regulaba doce productos químicos, incluyendo plaguicidas, PCB, dioxinas y furanos. Actualmente, 186 países han aprobado este convenio.
Efectos en el Medio Ambiente
El uso de plaguicidas puede causar varios problemas al medio ambiente. Más del 98% de los insecticidas y el 95% de los herbicidas no llegan a su objetivo. En cambio, terminan en otros lugares, afectando a plantas y animales, el aire, el agua, los sedimentos de ríos y mares, y los alimentos. Esto ocurre cuando las partículas de plaguicidas son arrastradas por el viento a otras áreas, contaminándolas. Los plaguicidas son una de las principales causas de la contaminación del agua, y algunos son contaminantes que permanecen mucho tiempo y contribuyen a la contaminación atmosférica.
La contaminación del agua puede ser directa, por el uso de plaguicidas para la higiene pública (como para controlar larvas de mosquitos en charcos), o indirecta, cuando los plaguicidas del aire y el suelo son arrastrados por la lluvia. Esta contaminación puede alcanzar niveles de riesgo muy altos en ríos y lagos, afectando a los animales y presentando un riesgo para las personas que usan esas aguas.
La contaminación de los seres vivos (biosfera) también puede ser directa por los tratamientos, o indirecta, cuando los plaguicidas se mueven a través del aire, suelo y agua.
Los seres vivos pueden mover la contaminación de forma importante. Un ejemplo claro es la acumulación de residuos, donde las sustancias dañinas se concentran más a medida que suben en la cadena alimentaria.
Además, el uso de plaguicidas puede reducir la biodiversidad (la variedad de seres vivos), disminuir la fijación de nitrógeno (un proceso importante para las plantas), contribuir al declive de polinizadores (como las abejas), destruir hábitats (especialmente para las aves) y amenazar a especies en peligro de extinción.
También sucede que algunas plagas se adaptan a los plaguicidas y no mueren. Esto se llama resistencia a plaguicidas. Para eliminar a las nuevas generaciones de estas plagas, se necesitará un plaguicida diferente o una dosis mayor, lo que puede empeorar el problema de la contaminación ambiental.
Efectos en la Salud Humana
Los efectos de los plaguicidas en la salud humana pueden aparecer de inmediato o después de un tiempo en las personas expuestas.
El uso de plaguicidas y fertilizantes puede afectar la salud humana. Se han encontrado relaciones entre la exposición a estos productos y diversos problemas de salud, incluyendo algunos tipos de enfermedades graves, problemas de la piel, problemas del sistema nervioso y otros problemas de desarrollo. Los trabajadores del campo que aplican estos productos químicos son quienes corren mayor riesgo y pueden sufrir daños en su salud por el contacto directo. Esta situación es especialmente seria para quienes trabajan en cultivos intensivos en países en desarrollo. La OMS también advierte que las personas que viven cerca de las zonas donde se aplican plaguicidas también tienen un mayor riesgo de exposición.
Una revisión de estudios científicos en 2007 encontró que la mayoría de los estudios sobre ciertos tipos de enfermedades graves de la sangre mostraron una relación con la exposición a plaguicidas, por lo que se concluyó que el uso de plaguicidas debería reducirse.
Según datos de la OMS, muchas personas sufren problemas de salud cada año por el uso de plaguicidas en la agricultura y la ganadería. La Convención de Estocolmo sobre Contaminantes Orgánicos Persistentes (2001) señaló que muchos de los productos químicos más peligrosos y duraderos eran plaguicidas, y algunos de ellos han sido retirados del mercado.
Alternativas a los Plaguicidas
Existen otras formas de controlar las plagas sin usar plaguicidas químicos. Estas incluyen métodos de cultivo que usan controles biológicos, como feromonas (sustancias que atraen o repelen insectos) y plaguicidas hechos con microbios. También se usan técnicas como la ingeniería genética y métodos para interrumpir la reproducción de los insectos. Estas alternativas son cada vez más populares porque son más saludables y, a veces, más efectivas. En Estados Unidos, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) está aprobando más plaguicidas que tienen un bajo riesgo.
Las prácticas de cultivo alternativas incluyen:
- Cultivar varias plantas juntas (policultivos), en lugar de una sola (monocultivo).
- Rotar los cultivos (cambiar el tipo de planta que se cultiva en un campo cada año).
- Cultivar en épocas o lugares donde las plagas no son un problema.
- Usar "cultivos trampa" que atraen a las plagas lejos del cultivo principal.
- Usar métodos mecánicos en lugar de químicos; por ejemplo, el agua caliente puede ser casi tan efectiva contra los pulgones como los plaguicidas.
Otro método es liberar otros organismos que combaten a las plagas, como sus depredadores naturales o parásitos. También se usan plaguicidas biológicos hechos de hongos, bacterias o virus que afectan a las plagas.
También es posible cambiar el ciclo biológico de los insectos esterilizando a los machos y liberándolos para que se apareen con hembras que no podrán tener crías. Esta técnica se usó por primera vez con un tipo de gusano en 1958 y luego con la mosca del Mediterráneo y la mosca tsetse. Estos procedimientos pueden ser costosos y llevar tiempo, y solo funcionan para ciertas especies de plagas.
A pesar de algunos desafíos, hay pruebas de que los plaguicidas alternativos pueden ser tan efectivos o incluso más que los tradicionales. Por ejemplo, en Suecia se logró reducir a la mitad el uso de plaguicidas en los cultivos con una mínima reducción en las cosechas. En Indonesia, los agricultores redujeron el uso de plaguicidas en los arrozales en un 65% y vieron un aumento del 15% en sus cosechas.
Las escuelas de campo para agricultores enseñan a los agricultores a tomar mejores decisiones. Estos programas buscan reducir el uso de plaguicidas, promover mejores prácticas agrícolas y aumentar las cosechas y los ingresos. En estas escuelas, se usan métodos de aprendizaje prácticos durante toda una temporada de cultivo. A diferencia de los programas tradicionales, estas escuelas enseñan técnicas más completas, como el manejo integrado de plagas.
Un estudio que revisó muchos otros estudios encontró que las escuelas de campo para agricultores aumentan el conocimiento y la adopción de prácticas beneficiosas, reducen el uso de plaguicidas y disminuyen el daño al medio ambiente. Esto lleva a un aumento promedio del 13% en las cosechas y del 20% en los ingresos. Sin embargo, los programas a nivel nacional no mostraron los mismos resultados positivos, y se vio que los agricultores que no participan en el programa no aprenden de sus vecinos que sí lo hacen.
Beneficios y Desventajas
Los beneficios de usar plaguicidas incluyen una mayor producción en la agricultura y una reducción de problemas de salud relacionados con plagas.
Sin embargo, estos beneficios deben compararse con el riesgo de causar la muerte de otros seres vivos y un posible desequilibrio en el medio ambiente. Algunos plaguicidas son tan efectivos que han tenido que ser prohibidos para evitar la desaparición total de ciertas plagas.
Plaguicidas Comúnmente Usados en Soja
Muchos insecticidas usados en los pulgones de la soja pueden ser muy dañinos para los seres vivos. A continuación, se mencionan algunos insecticidas y herbicidas usados comúnmente en la soja:
Insecticidas:
- Acefato
- Carbarilo
- Clorpirifós
- Cipermetrina
- Imidacloprid
- Fipronil
- Linuron
- Dimetoato
- Indoxacarb
- Metomilo
- Paratión-metilo
- Espinosad
Herbicidas (usados en soja modificada genéticamente):
- Glifosato
- Atrazina
- Haloxifop
- Paraquat
- 2, 4D
- Metolaclor
- Acetolaclor
- Metsulfurón
- Diclosulam
Véase también
En inglés: Pesticide Facts for Kids
- Enfermedades de las abejas
- Manejo integrado de plagas
- Plaguicidas en apicultura
- Riesgo químico
- Carga tóxica
- Fitosanitarios
- Deriva de pesticidas