Palacio de los Condes de Miranda para niños
Datos para niños Palacio de Avellaneda |
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Datos generales | ||
Tipo | Palacio | |
Estilo | arquitectura del Renacimiento | |
Catalogación | bien de interés cultural | |
Localización | Peñaranda de Duero (España) | |
Coordenadas | 41°41′17″N 3°28′49″O / 41.6881, -3.48031 | |
Construcción | siglo XVI | |
Propietario | Patrimonio Nacional | |
Diseño y construcción | ||
Arquitecto | ¿Francisco de Colonia? | |
El Palacio de los Condes de Miranda (también conocido como Palacio de Avellaneda) es un hermoso edificio de estilo renacentista. Fue construido a principios del siglo XVI en Peñaranda de Duero, un pueblo de la provincia de Burgos, en Castilla y León, España.
Su construcción fue encargada por Francisco de Zúñiga Avellaneda y Velasco, el tercer conde de Miranda del Castañar. Aunque no se sabe con certeza, se cree que los arquitectos pudieron ser Francisco de Colonia o Nicolás de Vergara el Viejo.
El Palacio de Avellaneda: Un Tesoro Renacentista
Este palacio es un ejemplo importante de la arquitectura renacentista en España. Su diseño y su historia lo convierten en un lugar fascinante para visitar.
¿Quién lo Construyó y Por Qué?
La familia Avellaneda era muy importante en la villa de Peñaranda desde el siglo XIV. Tenían muchas tierras y estaban emparentados con la familia Zúñiga. Juntos, hicieron de Peñaranda el centro de sus propiedades.
En el siglo XV, ya se había reconstruido el castillo del pueblo. Pero fue el tercer conde, Francisco de Zúñiga, y su esposa, María Enríquez de Cárdenas, quienes impulsaron grandes obras. Con la construcción del palacio, transformaron Peñaranda en una villa condal.
También apoyaron la construcción de un monasterio y un hospital para ayudar a los más necesitados. Después de la muerte del conde en 1536, su esposa fundó la Colegiata de Santa Ana. Esta iglesia, junto con el palacio y las casas de los sirvientes, formó la plaza principal del pueblo.
La influencia de la familia se extendió incluso al cercano monasterio de Santa María de La Vid. Allí, a partir de 1516, se ampliaron partes del monasterio para que sirviera como lugar de entierro familiar.
Momentos Importantes de su Historia
El palacio vivió su época de mayor esplendor con el sexto conde de Miranda, Juan de Zúñiga Avellaneda y Bazán. Él fue nombrado duque de Peñaranda por el rey Felipe III en 1608.
Durante su tiempo, el palacio se convirtió en un centro de actividad. Muchas personas importantes se asentaron en Peñaranda, creando una pequeña corte alrededor del palacio.
Sin embargo, después de su muerte, el palacio comenzó a perder su importancia. La familia se mudó a la Corte en Valladolid y Madrid. Por eso, el palacio dejó de usarse con frecuencia. Muchos de sus objetos de valor fueron llevados a otras residencias.
En 1636, algunas reliquias que se guardaban en la capilla del palacio fueron trasladadas a la colegiata. En 1640, una fuente de alabastro del jardín fue desmontada para llevarla a la residencia del duque en Madrid.
Abandono y Recuperación en el Siglo XIX
El siglo XIX fue una época difícil para el palacio. Sufrió daños durante la invasión francesa. Después, la falta de interés de sus dueños hizo que fuera descuidado.
En 1829, la última descendiente directa de la familia falleció sin hijos. El palacio pasó por varias manos hasta que, en 1891, fue adquirido por los administradores de la propiedad.
Gracias a los relatos de viajeros que visitaron Peñaranda en el siglo XIX, sabemos cómo estaba el palacio. Describen que muchos elementos decorativos habían desaparecido. También mencionan que se usaba como pajar o almacén de leña.
En 1925, hubo un gran peligro para el palacio. Un coleccionista estadounidense quiso comprarlo para desmantelarlo y llevarlo a América. Afortunadamente, el gobierno español lo había declarado Monumento Nacional en 1923, lo que ayudó a protegerlo.
Hacia 1940, el palacio pasó a ser propiedad del Estado español.
Restauración y Cambios en el Siglo XX
En la década de 1950, se iniciaron importantes obras de restauración y ampliación. Algunas partes del edificio que existían antes fueron modificadas o desaparecieron.
Entre 1961 y 1963, se realizaron más trabajos de restauración en la plaza mayor y sus alrededores. Se niveló la plaza, se restauraron fachadas y se consolidaron partes de la muralla del castillo. Hoy en día, el palacio es un Bien de Interés Cultural.
¿Cómo es el Palacio por Dentro y por Fuera?
El palacio combina el estilo del primer Renacimiento con toques de la tradición gótica. Tiene una forma rectangular y se organiza alrededor de un patio con arcos.
Su gran fachada principal da a la plaza mayor del pueblo. La parte trasera, donde antes había un jardín, está cercada por una muralla construida en la misma época. La fachada tiene elementos decorativos en la entrada principal y en las ventanas del piso noble.
La Portada Principal
La entrada principal no está en el centro de la fachada. Tiene un dintel (la parte superior horizontal) y está decorada con figuras llamadas grutescos. Encima, hay un arco con los escudos de las familias Zúñiga y Avellaneda. Sobre este arco, hay otro más pequeño con un busto clásico que representa a Hércules.
El Patio Central
Para entrar al patio, se pasa por un zaguán (un pasillo de entrada). Las puertas están colocadas de forma que, al entrar, se puede ver la escalera principal.
El patio tiene dos pisos con diseños diferentes, lo que sugiere que quizás trabajaron varios arquitectos. El piso de abajo tiene pilares con pilastras que sostienen arcos. El piso de arriba es más bajo y tiene columnas y arcos con medallones. El piso inferior muestra influencias góticas, mientras que el superior es de estilo renacentista.
La Escalera Monumental
Los dos pisos del patio se conectan por una gran escalera de tres tramos. Está cubierta por un impresionante artesonado (techo de madera con formas geométricas). Algunas partes de este techo son recreaciones del original.
Los frisos (bandas decorativas) de yesería y la cornisa (moldura superior) con bustos son originales. El resto del techo y los paneles con los escudos de la familia fueron añadidos en la restauración de los años 1950.
Los Salones y sus Decoraciones
Alrededor del patio se encuentran las diferentes habitaciones del palacio. Los salones del piso principal conservan su diseño original. Destaca el Salón de Embajadores, que da a la fachada principal.
Este salón, como otras salas de esta parte del palacio, está decorado con yeserías que combinan motivos mudéjares y platerescos. Tiene una chimenea y una tribuna con una celosía calada, donde antes se colocaban los músicos.
El resto de las salas tienen decoraciones similares, con yeserías y artesonados. Estos techos de madera son algunos de los mejores conservados de esa época en España.
El palacio también tuvo jardines y una huerta, decorados con fuentes y esculturas. Hoy en día, parte de esos terrenos los ocupa la piscina municipal de Peñaranda.