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Órdenes militares españolas para niños

Enciclopedia para niños

Las órdenes militares de los reinos ibéricos fueron grupos de personas que eran a la vez religiosas y militares. Surgieron en la península ibérica durante la Reconquista, un periodo en el que los reinos cristianos buscaban recuperar territorios que estaban bajo el control musulmán.

Las órdenes más importantes aparecieron en el siglo XII en los reinos de León y Castilla. Estas fueron la Orden de Santiago, la Orden de Alcántara y la Orden de Calatrava. Más tarde, en el siglo XIV, surgió la Orden de Montesa en la Corona de Aragón. Antes de estas, hubo otras órdenes que no duraron, como la Cofradía de Belchite (fundada en 1122) o la Orden de Monreal (creada en 1124).

En 1174, se fundó la Orden de Monte Gaudio en el Reino de Aragón. La Orden de Avis en Portugal también nació en circunstancias similares.

Durante la Edad Media, estas órdenes militares ibéricas tenían muchas cosas en común con otras órdenes internacionales, pero también eran únicas. Esto se debía a la situación especial de la península, marcada por los enfrentamientos entre musulmanes y cristianos.

Origen y desarrollo de las Órdenes Militares

Las órdenes militares ibéricas fueron muy importantes en la lucha de los reinos cristianos contra los musulmanes. También tuvieron un papel clave en la repoblación de grandes territorios, especialmente entre los ríos Tajo y Guadalquivir. Se convirtieron en una fuerza política y económica muy poderosa.

¿Cómo surgieron las primeras órdenes?

Algunos historiadores creen que las órdenes militares españolas se inspiraron en los ribat musulmanes (fortalezas religiosas). Otros piensan que surgieron de la unión de hermandades y milicias locales con un fuerte sentido religioso. Estas se unieron para formar grandes órdenes en un momento en que se necesitaba mucho esfuerzo para luchar contra el poder almohade.

Las primeras órdenes en la península fueron creadas por Alfonso I de Aragón (conocido como "el Batallador") en el Reino de Aragón. Esto ocurrió después de la conquista de Zaragoza en 1118. Alfonso fundó la Cofradía de Belchite en 1122 y la Orden militar de Monreal en 1124. Los miembros de estas órdenes recibían beneficios espirituales similares a los de la Primera Cruzada.

Después, en el reino de Castilla, nació la Orden de Calatrava en 1158. La Orden de Santiago surgió en Cáceres, en el Reino de León, en 1170. Seis años más tarde, se creó la Orden de Alcántara, que al principio se llamó de San Julián del Pereiro. La última en aparecer fue la Orden de Montesa en el siglo XIV, en la Corona de Aragón. Esto ocurrió después de que la Orden del Temple fuera disuelta.

El papel de las órdenes en la repoblación

Las órdenes militares recibieron grandes extensiones de tierra. Para atraer a la gente a vivir en estas tierras, ofrecían beneficios. Por ejemplo, daban fueros (leyes especiales) a las villas bajo su control, lo que las hacía atractivas para personas del norte. Copiaron modelos de fueros muy generosos, como los de Cáceres o Sepúlveda. También se preocuparon por el desarrollo económico de estas tierras. Daban terrenos a los nuevos pobladores y organizaban ferias libres de impuestos para fomentar el comercio.

Estructura y organización de las Órdenes Militares

Las órdenes militares españolas adoptaron una organización similar a la de las órdenes internacionales.

¿Quién era la máxima autoridad?

El Maestre era la máxima autoridad de la orden. Tenía un poder muy grande en asuntos militares, políticos y religiosos. Era elegido por un consejo formado por trece frailes, a quienes se les llamaba "Treces". El cargo de Maestre era para toda la vida. Cuando moría, los Treces elegían a uno nuevo. Un Maestre podía ser destituido si era incapaz o si su conducta era perjudicial para la orden.

El Capítulo General era como una asamblea que controlaba toda la orden. Estaba formado por los Treces, los priores de todos los conventos y todos los comendadores. Se suponía que se reunía una vez al año, pero en la práctica, el Maestre decidía cuándo y dónde.

En cada reino, había un Comendador Mayor, que tenía su sede en una localidad o fortaleza. Los priores de cada convento eran elegidos por los canónigos. Dentro de las órdenes había "frailes caballeros" (freyles milites) y "frailes clérigos" (freyles clérigos), que eran monjes que enseñaban y administraban los sacramentos.

¿Cómo se organizaban los territorios?

Las órdenes tenían una doble organización, militar y religiosa.

  • En lo político-militar: Se dividían en "encomiendas mayores", con un comendador mayor al frente en cada reino. Luego estaban las encomiendas, que eran conjuntos de bienes y territorios administrados por un comendador. Las fortalezas que no estaban bajo el mando del comendador tenían un alcaide nombrado por él.
  • En lo religioso: Se organizaban por conventos. Había un convento mayor que era la sede de la orden. Por ejemplo, la Orden de Santiago tenía su sede en Uclés. Los conventos no solo eran lugares donde vivían los monjes, sino que también eran prioratos, que eran divisiones territoriales religiosas. Con el tiempo, los priores de estas órdenes tuvieron atribuciones similares a las de los obispos, lo que les dio mucha independencia.

El ejército de las órdenes

El Maestre y los comendadores mayores dirigían el ejército de cada orden. Al principio, la figura del alférez también era importante, pero desapareció en la Baja Edad Media. El reclutamiento se hacía por encomiendas, y se esperaba que cada una aportara un número de hombres según su valor económico.

Las órdenes eran muy combativas y tenían la promesa de luchar contra los musulmanes. A veces, continuaban sus "guerras privadas" incluso cuando los reyes cristianos dejaban de luchar, ya sea por treguas o por dirigir sus esfuerzos a otras conquistas.

Relaciones con otras instituciones y el poder real

Las órdenes militares ibéricas tuvieron diferentes tipos de relaciones con otros poderes.

Apoyo papal y autonomía

En general, contaron con el apoyo del Papa, ya que eran una base fuerte para la Reconquista y dependían directamente de su autoridad. Los Papas les dieron a los priores de las órdenes atribuciones similares a las de los obispos, lo que les dio una gran independencia.

Relación con los reyes

La relación con los reyes pasó por varias etapas. Al principio, los reyes impulsaron las órdenes porque las veían como muy valiosas para sus reinos. Eran conscientes de su gran potencial para la Reconquista y la repoblación. Por eso, las fomentaron y las introdujeron en sus reinos. Por ejemplo, Alfonso VIII de Castilla y Alfonso IX de León les ofrecieron posesiones a las órdenes de Santiago y Calatrava para atraerlas.

A cambio del apoyo real, las órdenes cumplían sus misiones y eran leales a los monarcas. A finales del siglo XIII, cuando las disputas entre nobles se hicieron frecuentes, las órdenes se pusieron del lado de los reyes. A partir de entonces, los reyes se dieron cuenta del enorme poder de las órdenes y del peligro que suponía tenerlas en contra. Por eso, con Alfonso XI de Castilla, comenzó una lucha por controlarlas, especialmente en la elección del Maestre.

Esta lucha continuó durante toda la Baja Edad Media hasta que los Reyes Católicos lograron su objetivo. A finales del siglo XV, Fernando el Católico consiguió que el Papa le concediera la unificación de los cargos de Maestre de todas las órdenes en su persona, y que este cargo pasara a sus herederos. La incorporación definitiva de las órdenes a los reyes de la Monarquía Hispánica se logró en 1523, bajo el reinado de Carlos I de España. La Corona las administraba a través del Consejo de Órdenes.

Relación con los municipios y el clero

Las relaciones con los municipios (concejos de realengo) fueron más complicadas. A menudo, las órdenes se apoderaban de zonas despobladas, hasta que los reyes pusieron fin a estas acciones. También hubo conflictos con los vecinos, a veces muy intensos.

La relación con el resto del clero fue variada. Al principio, el apoyo de arzobispos y obispos fue fundamental para la creación de las órdenes. Pero más tarde, hubo de todo, desde donaciones piadosas hasta pleitos y enfrentamientos. Las tensiones con los obispos eran frecuentes por la jurisdicción eclesiástica, ya que los priores de las órdenes se libraron de su poder gracias al apoyo papal.

Entre las propias órdenes, la hermandad y la coordinación eran comunes. Calatrava y Alcántara estaban unidas por relaciones de filiación. Hubo pactos de ayuda mutua y reparto de lo conquistado. Incluso firmaron acuerdos de amistad y defensa mutua, como el de 1313 entre Santiago, Calatrava y Alcántara.

Las Órdenes Militares en la actualidad

Con el tiempo, las órdenes militares perdieron su función militar. En el siglo XIX, sus grandes propiedades fueron vendidas en un proceso llamado desamortización. A partir de entonces, se redujeron a tener un carácter religioso y social, representando un aspecto de la nobleza católica. Hoy en día, sus caballeros buscan defender la fe, su crecimiento personal, preservar el patrimonio histórico de sus nombres y ser un ejemplo de los valores católicos.

Las órdenes militares actuales son instituciones monárquicas que fueron restablecidas por Juan Carlos I de España. Son herederas de las que se fundaron en el siglo XII. El Arma de Caballería del Ejército de España también es heredera de aquel ejército que surgió a finales del siglo XV, en tiempos de los Reyes Católicos. En ese momento, el Ejército asumió las misiones militares de las Órdenes, con el mismo espíritu y valores.

Actualmente, su forma legal es la de una asociación, una distinción otorgada por Felipe VI de España. Sin embargo, mantienen sus tres objetivos religiosos: alabar a Dios, defender la fe y el crecimiento personal.

Las órdenes en el siglo XX

Las órdenes militares fueron disueltas por un decreto del gobierno republicano el 29 de abril de 1931. Después de algunas protestas, se aplicó una ley que las sometía a la Ley de asociaciones.

Durante la guerra civil española, su sede fue saqueada y su biblioteca fue confiscada, pasando sus libros a la Biblioteca Nacional de España.

Después de la guerra, las órdenes reanudaron sus actividades. La Biblioteca Nacional devolvió sus fondos, que se guardaron en el Convento de las Comendadoras de Santiago en Madrid. Hubo acuerdos con el gobierno de la época para restablecer la normalidad. Sin embargo, la relación fue un poco ambigua, ya que, aunque eran invitadas a actos oficiales, no eran instituciones del Estado.

El Concordato de 1953 con la Santa Sede mantuvo la existencia del Priorato con sede en Ciudad Real. Los Acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede de 1979 crearon la actual diócesis de Ciudad Real, y su obispo sigue siendo el prior de las Órdenes. Desde entonces, son organizaciones nobiliarias, honoríficas y religiosas.

La restauración de la monarquía hizo que Juan de Borbón fuera nombrado presidente del Real Consejo en 1981, y Juan Carlos I se convirtió en Gran Maestre. En la primera reunión, el 14 de octubre de 1981, solo quedaban quince miembros, todos nombrados antes de 1931.

Tras el fallecimiento de Juan de Borbón en 1993, Carlos de Borbón-Dos Sicilias ocupó el puesto de presidente hasta su fallecimiento en 2015. Actualmente, lo ocupa Pedro de Borbón-Dos Sicilias y Orleans. El cargo de Gran Maestre pasó a Felipe VI de España tras su proclamación como rey de España en 2014, y Juan Carlos I pasó a ser Gran Maestre Padre.

Las órdenes en el siglo XXI

Hoy en día, las órdenes militares tienen 257 miembros, distribuidos así:

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