Flora López Castrillo para niños
Datos para niños Flora López Castrillo |
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Información personal | ||
Nacimiento | 24 de noviembre de 1878 Madrid (España) |
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Fallecimiento | 1948 | |
Nacionalidad | Española | |
Familia | ||
Familiares |
Remedios López Castrillo Eulalia López Castrillo |
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Educación | ||
Educada en | Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid | |
Alumna de | Antonio Muñoz Degrain | |
Información profesional | ||
Ocupación | Pintora | |
Cargos ocupados | Profesora de dibujo en la Escuela del Hogar y Profesional de la Mujer | |
Distinciones |
Medalla Honorífica en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid en el año 1910. Tercera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid en el año 1912. Segunda Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid en el año 1926. |
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Flora López Castrillo (nacida en Madrid, el 24 de noviembre de 1878 y fallecida en Madrid en 1948) fue una pintora española. Se especializó en la pintura de abaniquería artística. Fue una de las pocas artistas de su tiempo dedicadas al simbolismo modernista a principios del siglo XX.
Contenido
Biografía de Flora López Castrillo
En 1935, Flora López Castrillo vivía en Madrid con sus hermanas Remedios y Eulalia. Remedios era telegrafista y Eulalia se dedicaba a las labores del hogar. Flora trabajaba como profesora. Las tres hermanas compartían un alquiler anual de 1200 pesetas.
Formación artística y primeros premios
Flora López Castrillo estudió en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid. Asistió a esta escuela entre 1905 y 1911. Le interesaba mucho pintar paisajes, lo que era poco común para las pintoras españolas de su época. En otros países de Europa, como Reino Unido y Francia, era más frecuente que las mujeres se dedicaran a este tipo de arte.
Además de paisajes, Flora López Castrillo también pintó escenas marinas. Su estilo se mantuvo fiel a la tradición académica. Fue una alumna destacada de Antonio Muñoz Degrain (1840-1924), un pintor muy reconocido. Compartieron una gran amistad y ella siguió su estilo de cerca. Esto le permitió desarrollar un estilo personal y único.
En 1905, Flora se matriculó en Dibujo del antiguo y ropajes, y en Paisaje. Ganó un premio en la asignatura de Paisaje. En esos años, coincidió con otras alumnas como Matilde González Guerrero y Sara Ruiz Albéniz. En los cursos siguientes, obtuvo premios en todas las asignaturas que cursó. Estas incluían Perspectiva, Anatomía artística, y Teoría e Historia de las Bellas Artes.
En 1909, Flora López Castrillo y otros estudiantes enviaron una queja al periódico El Globo. Se quejaban de las malas condiciones de la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado. A pesar de esto, Flora obtuvo Matrícula de Honor en todas sus asignaturas.
Reconocimientos y exposiciones importantes
Flora López Castrillo recibió una medalla honorífica en la exposición de Bellas Artes de Madrid en 1910. En 1912, presentó varias obras, incluyendo El desayuno de la muñeca, Flores y Marina. Por su obra Marina, ganó la tercera medalla.
En 1913, obtuvo una segunda medalla en la Exposición de Artes Decorativas. En 1915, expuso Brisas helénicas y Noche clara. Ese mismo año, su pintura Marina fue llevada al Museo de Arte Moderno de Madrid. Luego pasó al Museo Centro de Arte Reina Sofía y finalmente al Museo Nacional del Prado. Actualmente, se encuentra en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid.
En 1919, participó en la Exposición de Bellas Artes de Santander. Allí expuso junto a artistas como María Luisa Pérez Herrero, Esperanza Cañizares y Joaquín Sorolla.
Carrera como profesora y últimos años
El 1 de mayo de 1920, Flora López Castrillo comenzó a trabajar como profesora de dibujo. Lo hizo en la Escuela del Hogar y Profesional de la Mujer. Su trabajo fue muy importante para enseñar arte a futuras artistas. Cinco años después, recibió su primer aumento de sueldo.
Además de enseñar, siguió pintando. En 1926, participó en la Exposición Nacional de Bellas Artes. Presentó Amanecer en la playa (Valencia) y Rincón de pasajes, ganando una segunda medalla por esta última. En 1927, expuso su óleo Tarde de otoño. En 1928, presentó Ninfas en el recreo campestre. En 1930, expuso Un arrabal (Orense) y Vuelta de la pesca (Málaga). Ese año, recibió más reconocimiento por sus exposiciones y un segundo aumento de sueldo.
Después de la Guerra Civil Española, Flora López Castrillo continuó su labor como profesora de dibujo y pintura. Lo hizo hasta el final de su vida. En 1934, presentó Borrasca en la Exposición Nacional de Bellas Artes. En 1935, participó con su obra De vuelta a la pesca (Málaga). Ese mismo año, solicitó un tercer aumento de sueldo.
En 1948, a los setenta años, se jubiló como Profesora de Dibujo Artístico. Falleció poco después.
El papel de la mujer en el arte de su época
A finales del siglo XIX y principios del siglo XX, más mujeres artistas empezaron a participar en exposiciones públicas. Muchas recibieron elogios y fueron consideradas una "esperanza del arte español". Sin embargo, a menudo los comentarios escondían prejuicios. Por ejemplo, se decía que algunas pintaban "como un hombre", lo que implicaba que el talento se asociaba más con los hombres.
En el siglo XX, se crearon proyectos para apoyar a las mujeres artistas. Un ejemplo fue la Primera Exposición de Pintura Feminista en Madrid en 1903. A pesar de estos esfuerzos, la igualdad no se logró por completo.
Las mujeres con buena educación y de familias cultas tenían más oportunidades para desarrollar sus habilidades artísticas. Las familias adineradas animaban a sus hijas a destacar en el arte. Sin embargo, una vez que se casaban, sus intereses artísticos solían pasar a un segundo plano.
Para una mujer española de esa época, ser artista era un desafío. La sociedad esperaba que su arte reflejara una belleza "adecuada". Se valoraba la delicadeza y la gracia, cualidades que se asociaban a la mujer y a su obra. Se esperaba que las mujeres se dedicaran principalmente a la familia y al cuidado del hogar.
El trabajo de una artista debía combinarse con las tareas de la casa. Si una mujer se desviaba de estas expectativas, podía ser criticada. Esto podía afectar su posición social y llevarla a ocultar o incluso abandonar su arte.
Un ejemplo es Helena Sorolla, hija del famoso pintor Joaquín Sorolla. Aunque creció en un ambiente muy abierto y con muchas oportunidades, dejó su carrera como escultora al casarse en 1922.
Otras artistas como Elena Brockmann y Antonia de Bañuelos Thorndike tuvieron la suerte de formarse en el extranjero. Esto les dio una educación artística más completa. En España, las alumnas de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando tenían restricciones. Por ejemplo, no podían asistir a clases de dibujo de figuras humanas hasta finales del siglo XIX. Esto las limitaba a géneros como el bodegón, el retrato o el paisaje, que se consideraban menos importantes. Así, les resultaba muy difícil competir con sus compañeros masculinos.
En la Royal Academy of Arts de Londres, las mujeres no pudieron asistir a clases de dibujo de figuras humanas hasta 1893. Incluso entonces, los modelos debían estar parcialmente vestidos. Estas limitaciones fomentaban la discriminación en el arte.
Pocas pintoras españolas a finales del siglo XIX y principios del siglo XX podían viajar al extranjero. Esto limitaba su inspiración y sus experiencias. También eran pocas las que accedían a las grandes exposiciones y concursos. Flora López Castrillo fue una excepción. Logró ir más allá de las expectativas sociales y desarrollar su carrera artística.
Estilo artístico de Flora López Castrillo
Las obras de Flora López Castrillo muestran el espíritu del simbolismo. Este estilo se inspiraba en poetas de la época, como José María de Heredia. Al igual que su maestro Antonio Muñoz Degrain, Flora creaba pinturas que no se apegaban a la realidad. Buscaba expresar una verdad más profunda, espiritual y misteriosa, lejos del ajetreo de la vida industrial y urbana.
El estilo único de Muñoz Degrain influyó en Flora. Ella desarrolló un lenguaje artístico personal con dibujos detallados y llenos de vida. Sus obras, a menudo de pintura de historia, tenían composiciones cuidadas y atención a los pequeños detalles.
Aunque seguía las reglas académicas, Flora López Castrillo usaba la luz y el color de una manera muy especial. No abandonaba la precisión en sus trazos, pero utilizaba tonos que se salían de los colores tradicionales del paisaje. Esto mostraba su originalidad. Su habilidad para crear atmósferas y emociones en sus cuadros invitaba al espectador a un mundo de ensueño.
Los tonos azulados, grises y rosados son característicos de sus obras. La figura humana seguía siendo importante en sus pinturas. Sus contrastes atrevidos y su buen sentido de la composición la colocan, junto a Antonio Muñoz Degrain, a la vanguardia del paisajismo español.
Obras destacadas
Marina
Su obra Marina se inspiró en el poema La Galatea de Gaspar Gil Polo. Muestra un estilo original y audaz, con referencias a la cultura clásica. La escena, que parece un sueño, evoca una visión simbolista del mar.
En la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1912, la obra se presentó con el título de Galatea. Este título encaja mejor con la escena: Galatea, una ninfa, baila en la orilla, evitando las olas. A su lado, Licio, su enamorado, se acerca a ella.
Muñoz Degrain, su maestro, habló de esta obra en una entrevista en 1914. Mencionó que Flora había ganado una tercera medalla por su cuadro Galatea, inspirado en el poema de Gil Polo.
La versión final de la obra es diferente a la que se mostró en 1912. La pintora añadió un segundo personaje, Licio, vestido de blanco. Él le ruega a Galatea que se aleje del agua. Es posible que sea una segunda versión, ya que la obra fue comprada a la artista tres años después de su exposición.
En cuanto a la pintura, destacan las manchas de color naranja que representan los reflejos del sol en el agua. Este efecto es similar al de la obra Impresión, sol naciente de Claude Monet, aunque Flora López Castrillo no buscaba la inmediatez del impresionismo. Utilizó pigmentos similares a los de Monet, como rosas, grises, azules, blancos y negros, para crear un paisaje con una tenue neblina.
La luz es un elemento clave en Marina. Se ve en los reflejos del sol en el mar y en el cielo, mezclándose con las nubes. La luz, junto a los dos personajes, es la protagonista de la obra. La artista captura cómo la luz afecta la claridad del agua y el horizonte con las barcas.
Idilio en la Caleta
Esta obra, pintada en 1914, formó parte de una exposición en el Museo de Málaga en 2013. Muestra un amor idealizado y tranquilo.
Flora López Castrillo presenta una pareja a orillas de la playa de La Caleta en Málaga. La escena capta el inicio del enamoramiento bajo la suave luz de la luna.
Junto a la pareja, una jábega (un tipo de barca de pesca) iluminada por tres faroles llega a la arena. En la barca, la artista dejó su firma y la fecha de la obra. Más lejos, se ve a unos pescadores extendiendo una red, mostrando la actividad de la pesca de arrastre.
El baño de las ninfas
Realizada en 1915, esta obra muestra a un grupo de mujeres, que son ninfas, en un río por la noche. Sus cabellos sueltos reciben la luz de la luna. Las mujeres parecen jugar, y su unión se ve rodeada por una naturaleza brillante y viva.
La paleta de colores es original y fantástica, lejos de la realidad. Esto le da a la escena un ambiente casi mágico. Blancos, grises, azules eléctricos y magentas intensos cubren la tierra y los árboles. Una luna dorada ilumina las nubes, la superficie del río y las figuras femeninas.
La fuerza con la que se describe la naturaleza sugiere que esta parte fue pintada por Antonio Muñoz Degrain. Sin embargo, la escena central muestra un talento diferente, más preciso. Es posible que Flora López Castrillo colaborara en esta parte de la composición. Sus figuras, a menudo alargadas, suelen seguir el estilo de Muñoz Degrain, pero con un acabado menos espontáneo.
Vista de Orense al atardecer
En 1922, Flora López Castrillo pintó Vista de Orense al atardecer. La artista usó una paleta de colores oscuros con fuertes contrastes. Esto se ve en las nubes azuladas que se mezclan con un cálido atardecer anaranjado y toques rosados.
Al igual que su maestro, no solo pintaba paisajes naturales, sino también vistas urbanas como la de Orense. En la obra, un río tranquilo mece una pequeña barca, que podría ser una antigua embarcación gallega llamada dorna. Un hombre con un remo está en la barca, posiblemente en el río Miño. A lo lejos, se ve un puente, quizás el Puente Medieval de Orense. El hombre en la barca viste de forma similar a un gondolero italiano. Quizás la artista quiso hacer un guiño a su profesor, Muñoz Degrain, a quien le gustaba mucho la ciudad de Venecia.
A lo lejos, una torre se alza sobre el paisaje. Si el puente es el Puente Medieval, la torre podría ser una creación de la imaginación de la artista. Aunque hubo una torre en ese lugar, fue demolida en el siglo XIX, antes de que Flora pintara la obra. Sin embargo, la artista pudo haber conocido su historia.
La visión personal de la autora en esta obra muestra su talento innovador. También refleja su forma única de interpretar la realidad, una influencia clara de su maestro.
A la derecha del paisaje, se ven tres casas rústicas con tejados de teja, rodeadas de plantas y flores. Parecen escalonadas, de menor a mayor altura. En el tejado de la casa central, una chimenea expulsa humo que se mezcla con las nubes. Estos elementos refuerzan el toque romántico y la melancolía poética presentes en las obras de Flora López Castrillo.
Premios recibidos
- Medalla Honorífica en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid en 1910.
- Tercera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid en 1912.
- Segunda Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid en 1926.