Cuádruple Alianza (1834) para niños
La Cuádruple Alianza fue un tratado internacional muy importante que se firmó el 22 de abril de 1834. Los países que lo firmaron fueron el Reino Unido, Francia, España y Portugal.
El objetivo principal de este acuerdo era que los cuatro países se unieran para expulsar de Portugal al infante portugués Miguel y de España al infante español Carlos. Estos dos infantes querían ser reyes y representaban ideas más antiguas de gobierno, mientras que los países de la Alianza apoyaban gobiernos más modernos y abiertos.
Cuando empezó la Primera guerra carlista en España, se añadieron más acuerdos en agosto de ese mismo año. Con estos acuerdos, los países de la Alianza se comprometieron a ayudar al gobierno legítimo de España. Otros países como el Imperio austríaco, Rusia y Prusia, que tenían gobiernos más tradicionales, vieron este tratado como una forma de defender los gobiernos más modernos que representaban los países de la Cuádruple Alianza.
En la práctica, el Reino Unido y Francia, que eran las potencias más fuertes de Europa, buscaban tener cierta influencia sobre España y Portugal. Estos dos países tenían gobiernos inestables, como el de Isabel II en España. Este tratado también marcó el fin de la relación de España con la Santa Alianza, un grupo de países con ideas más conservadoras. Además, fue un momento histórico porque Francia y el Reino Unido, que a menudo habían sido rivales, llegaron a un acuerdo.
La Cuádruple Alianza aseguró que Francia y el Reino Unido apoyaran a Isabel II, la hija de Fernando VII de España, para que fuera reina de España. Esto fue clave para que los seguidores de Carlos María Isidro de Borbón fueran derrotados en la Primera guerra carlista y para que el nuevo sistema de gobierno en España se hiciera más fuerte.
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¿Por qué se formó la Cuádruple Alianza?
Las revoluciones de 1830 cambiaron mucho la forma en que los países europeos se relacionaban. Como explica la historiadora Menchén Barrios, las razones de la Cuádruple Alianza se basan en la diferencia entre la Europa con gobiernos más modernos y la Europa con gobiernos más tradicionales. La Revolución belga fue el primer ejemplo de esta división: el Reino Unido y Francia por un lado, y Prusia, Austria y Rusia por otro.
El acercamiento entre Reino Unido y Francia
El Reino Unido y Francia se acercaron por muchas razones, no solo por tener ideas de gobierno parecidas, aunque esto era importante. En Francia, la revolución de 1830 llevó al poder a Luis Felipe, quien al principio apoyó ideas más abiertas. En el Reino Unido, el partido whig llegó al gobierno y aprobó una importante reforma en 1832. Esta reforma permitió una mayor participación política.
Un punto clave para los whig era defender las ideas de gobiernos más abiertos en Europa. Esta defensa y unión explicaba su acercamiento a Francia, formando un frente común contra las monarquías más tradicionales. Sin embargo, esta colaboración tenía límites: el Reino Unido no solía intervenir en otros países y ambos tenían intereses económicos diferentes.
La situación de España y Portugal
España y Portugal estaban pasando por momentos muy difíciles. En Portugal, desde mediados de los años veinte, había una guerra por quién debía ser el rey. En España, la situación era parecida, aunque la guerra no empezó hasta después de la firma del tratado.
En cuanto a las relaciones internacionales, el tratado y la dependencia que implicaba fueron el resultado del aislamiento de España. La historiadora López-Cordón señala que España había perdido importancia en la política europea debido a la mala política exterior de Fernando VII de España. Una prueba de este aislamiento es que al principio solo Francia e Inglaterra reconocieron a Isabel II como la legítima reina. Otros países solo la reconocieron si dependían de estas potencias.
¿Qué significó la Cuádruple Alianza?
El objetivo inmediato del tratado era expulsar a los infantes Miguel y Carlos de Portugal. Pero se entendía que los compromisos iban más allá. Sin decirlo claramente, Inglaterra mantenía su influencia en Portugal y se evitaba que España actuara sola. Además, la unión de los países con gobiernos más modernos preocupaba a las potencias del Norte (Prusia, Austria y Rusia). Javier de Burgos, un político de la época, dijo que el tratado era "una especie de provocación" para estas potencias.
Negociar los acuerdos adicionales fue complicado, porque significaba pasar de un apoyo moral a una ayuda real. Los nuevos acuerdos afectaban al Reino Unido, pero sobre todo a Francia, que asumió compromisos concretos sin mucha intención de cumplirlos rápidamente.
El significado más claro para los historiadores es que este tratado implicaba una "tutela" o supervisión del Reino Unido y Francia sobre España y Portugal. Esto se debía a la gran diferencia de poder entre los países firmantes. Algunos historiadores, como Vilar, incluso han dicho que "en la práctica es un tratado de protectorado anglo-francés sobre los dos Estados de la península ibérica".
¿Quiénes participaron en el tratado?
La idea del tratado vino del Reino Unido. Portugal, aunque necesitaba ayuda militar, se unió al tratado con poco entusiasmo, viéndolo como algo necesario. Vilar cree que Portugal se unió "de forma un tanto forzada". En cambio, España firmó con mucho entusiasmo, considerándolo un éxito diplomático y el "punto culminante del acercamiento al Reino Unido".
Al principio, el representante británico, Palmerston, no quería que Francia se uniera al tratado. Solo se logró por la presión de Talleyrand, el embajador francés en Londres. La inclusión final de Francia le dio un papel secundario, dependiendo de los demás. Se trataba más de un efecto moral para "disipar los rumores" de las potencias tradicionales sobre las diferencias entre Francia y el Reino Unido. Para Francia, fue una forma de conseguir un "compromiso institucional que respaldara la Entente", es decir, el entendimiento con el Reino Unido. Por lo tanto, la inclusión de Francia se entiende más por su deseo de acercarse a Gran Bretaña que por un gran interés en los problemas de portugueses y españoles.
¿Qué consecuencias tuvo la Cuádruple Alianza?
La Cuádruple Alianza tuvo dos etapas importantes. La primera fue la aplicación inmediata de los acuerdos, y la segunda se refiere al "espíritu de la Cuádruple", una vez que las razones iniciales del tratado terminaron.
Las guerras civiles en Portugal y España
La aplicación inmediata de los acuerdos resolvió el problema en Portugal. La situación en España fue más complicada, especialmente la aplicación de los acuerdos adicionales. En general, el "apoyo británico fue más efectivo", sobre todo en el ámbito diplomático, más que en lo económico o militar.
Sobre la ayuda militar, hay diferentes opiniones entre los historiadores. Para Vilar, el apoyo militar fue mínimo. Sin embargo, Rodríguez Alonso cree que se necesita más investigación y que no se puede minimizar la ayuda. Resume la ayuda británica en "el envío de una Legión Auxiliar, con la venta de armas y suministros para la guerra y con el envío de barcos para impedir que las tropas carlistas recibieran provisiones por mar". Menchén afirma que la "colaboración británica fue muy valiosa en algunos momentos", dando como ejemplo su importancia para resolver el bloqueo de Bilbao.
Hay acuerdo entre los historiadores en que la ayuda de Francia en la cuestión española fue poco útil o incluso negativa, especialmente por su escaso control de las fronteras. A veces, Francia parecía aliada de los carlistas en lugar del gobierno de Isabel II. López-Cordón llega a decir que la supuesta ayuda francesa fue "indirectamente casi la ayuda más eficaz del bando legitimista", añadiendo que la ayuda fue el envío de pocos voluntarios, y muchos de ellos se pasaron al bando carlista.
Los historiadores franceses explican la ambigüedad de la ayuda por el contexto europeo: Luis Felipe de Orleans siempre mantuvo el diálogo con Austria, que le pedía "frenar" al Reino Unido. Por estos intereses, pensó que era necesario mantener una actitud moderada para evitar que el conflicto se extendiera. Durante toda la guerra, se buscó la intervención francesa, pero no se produjo. Esto llevó a una mayor dependencia e influencia inglesa para España. En cuanto a la cooperación portuguesa en la guerra carlista, tardó en aplicarse y tuvo poca importancia. Se hizo efectiva solo en 1836, y al año siguiente las tropas tuvieron que regresar por problemas internos en Portugal.
Además de la ayuda militar, el Reino Unido tuvo un papel importante en la diplomacia, sobre todo en dos aspectos. Primero, intentó reducir la crueldad de ambos bandos en la guerra, firmándose dos acuerdos, el de Eliot y el Segura Lécera, aunque su "efectividad fue muy relativa". Más importante fue la segunda cuestión: la intervención en los acuerdos de paz que llevaron al Convenio de Vergara. Este acuerdo final recogía, en lo esencial, las propuestas británicas, aunque se hizo sin mediación extranjera. Rodríguez Alonso comparte esta visión, añadiendo que los diplomáticos británicos "habían jugado un papel fundamental en las negociaciones previas, pero se aseguraron de que su trabajo no fuera el más visible".
El "espíritu" de la Cuádruple
Cuando la guerra terminó, el tratado dejó de tener efecto formalmente, pero ninguno de los países buscó cancelarlo. Esto se conoció como el "espíritu" de la Cuádruple y se manifestó en la creciente influencia de Francia y el Reino Unido en España. De hecho, hubo una competencia entre ambos países, lo que a la larga llevaría al fin del entendimiento entre Francia y el Reino Unido.
La competencia por tener más influencia en España se debía principalmente a dos razones. Por un lado, intereses económicos, pero sobre todo porque el control estratégico de la península aseguraba dos rutas marítimas muy importantes: la del Atlántico al Mediterráneo, controlada por el Reino Unido desde Gibraltar, y la ruta marítima francesa de Marsella a Argel. A partir de 1830, esta segunda ruta fue vital para los franceses por sus conquistas en Argelia, lo que convirtió a España "en una pieza clave de la política mediterránea". Por estas razones, cualquier apoyo en la península era una señal de rivalidad.
El fin del entendimiento entre franceses y británicos, y con ello del "espíritu" de la Cuádruple, también se debía a la debilidad que tenía desde su inicio por los intereses económicos opuestos que hacían imposible una unión política duradera. A nivel internacional, las primeras diferencias, sin causar grandes problemas, surgieron en Egipto en 1840, cuando Francia apoyó a Mehmet Alí en su intento de independizarse del imperio otomano. Finalmente, Francia tuvo que ceder y abandonar a Alí.
En España, las diferencias se notaban, por ejemplo, en la influencia de cada país en el gobierno. Así, cuando cayó el político Espartero, se entendió que comenzaba un período de influencia francesa. En Portugal, las competencias entre franceses e ingleses siempre tuvieron menos importancia, ya que la influencia británica tradicional se mantuvo. El punto clave que marcó el fin del entendimiento y del "espíritu" de la Cuádruple también ocurrió en España, con el asunto de los matrimonios reales. Esto provocó el "distanciamiento definitivo franco-británico, hasta el punto de que la Cuádruple Alianza dejó de existir en la práctica". Se trataba de los matrimonios de la reina Isabel II y la infanta Luisa Fernanda. Ambos países intentaban evitar que el príncipe que se casara con Isabel perjudicara sus intereses. Aunque finalmente la Reina tuvo que casarse con un príncipe español para evitar sospechas, Francia logró que la infanta se casara con un francés, el duque de Montpensier.
La última vez que se mencionó el Tratado de la Cuádruple fue durante la crisis portuguesa de 1846-1847. Esto demostró que su "espíritu" se había perdido debido al distanciamiento entre Francia y el Reino Unido. La intervención española en Portugal preocupó a los ingleses, que temían la influencia de Francia. Esto llevó a un acuerdo para solucionar de nuevo la cuestión portuguesa de forma conjunta, usando como excusa el tratado de la Cuádruple. Por parte de España y Francia, se pensaba que la "intervención conjunta era la mejor manera de hacer frente al predominio británico".
Los historiadores son claros al decir que "a partir de 1847 ya no se puede hablar más de la Cuádruple". Además, los eventos revolucionarios de 1848 cambiaron el panorama internacional, especialmente para España. Sería imposible mantener relaciones normales con una Francia republicana, y finalmente España podría establecer relaciones con otras potencias fuera de la Cuádruple, ya que los gobiernos más tradicionales vieron con buenos ojos la acción del político Narváez.
Efectos en la política de España
Fue en España donde la Cuádruple Alianza dejó una huella más profunda, y sus consecuencias se extendieron mucho más allá de 1847. Como resume Vilar, no solo "contribuyó de forma decisiva a la consolidación del sistema de gobierno moderno en España", sino que "determinó incluso la dirección general de la política exterior española durante todo el reinado y, en cierta medida, hasta 1939".
Esta dirección general se resume en dos puntos. Primero, España se incluyó en un sistema específico de alianzas. Menchén lo llama "sistema occidental", en contraste con un sistema oriental más tradicional. Segundo, España dejó de tomar partido entre Francia o Inglaterra y adoptó una postura de equilibrio: "cuando Francia y el Reino Unido están de acuerdo, marchamos con ellas; cuando no, España se abstiene". Sobre la consolidación del sistema de gobierno moderno en España como resultado del "espíritu" de la Cuádruple, hay que destacar la influencia inglesa, que, en todo caso, no apoyó a los revolucionarios, sino a los más moderados entre los progresistas.