Cortes de Valladolid (1312) para niños
Las Cortes de Valladolid de 1312 fueron reuniones importantes del reino de Castilla que se llevaron a cabo en la ciudad de Valladolid durante el verano de 1312. Estas Cortes tuvieron lugar mientras reinaba Fernando IV de Castilla.
Fueron las últimas Cortes que se celebraron durante el reinado de Fernando IV. Muchos historiadores las consideran como el "testamento político" de este rey, quien falleció en Jaén el 7 de septiembre de 1312, a la edad de veintiséis años.
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¿Por qué se convocaron las Cortes de 1312?
En 1311, un año antes de estas Cortes, el rey Fernando IV tuvo que firmar un acuerdo en Palencia con los líderes religiosos del reino. En este acuerdo, el rey prometió respetar las leyes, costumbres y privilegios de estos líderes. También se comprometió a no pedirles impuestos sin antes consultarlos en una reunión.
Los principales objetivos de Fernando IV al convocar las Cortes de Valladolid en 1312 eran:
- Conseguir dinero para financiar la guerra contra el reino de Granada.
- Fortalecer el poder de la Corona (el rey).
- Mejorar la forma en que se organizaba el reino.
- Reformar la administración de la justicia.
El reino estaba pasando por un momento difícil, con revueltas de la nobleza y problemas económicos. Los representantes de las ciudades y villas lograron que Fernando IV impulsara cambios importantes en la justicia y en la administración, buscando fortalecer el poder del rey y mejorar la organización política.
Según varios historiadores, la reforma judicial que se inició en estas Cortes de 1312 fue una de las más grandes desde las Cortes de Zamora de 1274, que se realizaron durante el reinado de Alfonso X, abuelo de Fernando IV.
¿Quiénes asistieron a las Cortes de Valladolid de 1312?
Las Cortes se reunieron en Valladolid en la primavera de 1312. A ellas asistieron muchas personas importantes:
- Miembros de la nobleza.
- Miembros del clero (líderes religiosos).
- Representantes de las ciudades y pueblos.
También estuvieron presentes el rey Fernando IV y su esposa, la reina Constanza de Portugal. Además, asistieron el infante Pedro de Castilla, hermano del rey, y el infante Juan, tío del rey.
El rey Fernando IV confirmó a las ciudades y villas sus leyes, costumbres y privilegios. También ratificó las decisiones tomadas en Cortes anteriores, como las de Cortes de Madrid de 1309 y las de Cortes de Burgos de 1308. Los representantes de las ciudades del reino le dieron al rey dinero (cinco servicios y una moneda forera) para pagar a sus vasallos.
Durante estas Cortes, el 24 de abril de 1312, Fernando IV concedió un permiso especial al valle de las villas de Ojacastro, Ezcaray, Valgañón y Zorraquín, en La Rioja (España), para ayudar a repoblar la zona. Este permiso, conocido como Fuero de Valdezcaray, otorgaba muchos beneficios a los habitantes del valle. Fue confirmado por Alfonso XI de Castilla en 1326 y por muchos otros reyes después.
Decisiones importantes
- Se pidió a los adelantados (oficiales del rey) que hicieran cumplir las leyes, que no permitieran desórdenes y que castigaran a los que hacían el mal. Debían recorrer sus territorios, tener ayudantes honestos y no molestar a las villas con investigaciones generales. También debían atender a quienes pedían justicia y hacer su trabajo ellos mismos. Si los adelantados robaban o aceptaban sobornos, serían castigados por la justicia del rey.
- Fernando IV aceptó que los jueces o alcaldes de las ciudades fueran personas de esas mismas ciudades y que no cobraran un salario por ello. Debían ser elegidos por el consejo de la ciudad.
- Se decidió que las casas fuertes que servían de refugio a los delincuentes debían ser derribadas, como habían pedido los representantes del reino.
- El rey prometió no encargar la protección de sus fortalezas a personas deshonestas, sino a individuos honrados y leales. Los adelantados también debían hacer lo mismo.
Cambios en la administración de justicia

Las Cortes de 1312 establecieron las responsabilidades y los pagos de los diferentes funcionarios de la administración, como los adelantados, merinos, notarios, alcaldes, alguaciles, jueces y escribanos.
Durante las Cortes, se decidió restaurar el Tribunal de la Corte, que había sido creado durante el reinado de Alfonso X. Fernando IV estableció que los viernes presidiría el Tribunal para escuchar los problemas y quejas de sus súbditos. Si no podía hacerlo el viernes, lo haría el sábado. En este Tribunal, el rey estaría acompañado por doce alcaldes de corte, que debían ser personas buenas, con dinero y expertas en leyes. Debían vivir en la Corte y acompañar al rey. Su salario sería de 6.000 maravedís al año, y cada uno tendría un escribano con un sueldo de 3.000 maravedís. El rey prohibió que los alcaldes de corte recibieran regalos, bajo pena de perder su cargo.
Además, se tomaron otras medidas para mejorar la justicia:
- Un procurador se encargaría de defender a las viudas, huérfanos y personas con pocos recursos. Se le asignó un salario y se le prohibió aceptar regalos.
- Se prohibió a los abogados defender causas injustas. Si un abogado defendía a sabiendas a un culpable, sería castigado y no podría trabajar en la Corte.
- El alguacil del rey no podía detener a nadie sin razón. Al entregar a un prisionero, debía explicar el motivo de la detención. El alguacil debía obedecer a los alcaldes sobre la liberación o prisión de un acusado, y no podía tratar mal a los prisioneros, bajo pena de perder el favor del rey.
- También se dispuso que el alguacil del rey debía asegurar que en los lugares donde estuviera la Corte, las personas y sus propiedades fueran respetadas. No debía permitir que nadie se apropiara de bienes ajenos. El alguacil y sus ayudantes debían vigilar día y noche para evitar problemas y detener a quienes causaran desorden. El rey también pidió a su alguacil que cumpliera fielmente sus deberes y que hiciera cumplir las leyes.
- Resistir al alguacil del rey se consideró como resistir a la justicia del rey. Por ello, Fernando IV dispuso que nadie podía proteger a los perseguidos por la ley. Si era necesario, el alguacil podía pedir ayuda a los ballesteros del rey o a la guardia real.
- Se buscó limitar el uso de las "pesquisas generales", un procedimiento que hacía responsable a todo un pueblo de los delitos cometidos en su área.
- Los alcaldes y jueces de las villas y ciudades debían aplicar las leyes de forma justa y sin engaños. Debían esforzarse en servir al rey y no alargar los juicios, bajo pena de castigos. Además, debían informar al rey sobre robos, crímenes o delitos en su área y sobre las penas impuestas a los culpables.
- Se prohibió tomar cosas de las villas o pueblos del reino, incluso si había demandas contra ellos. Se acordó que quienes buscaran justicia debían acudir a los alcaldes del lugar.
- Se acordó que cuando los hombres importantes de las villas fueran a la Corte para resolver problemas, serían alojados en buenos lugares y tratados con respeto por los oficiales de la Corte, y permanecerían allí hasta que el rey resolviera sus asuntos.
- Para fortalecer el respeto por las leyes, Fernando IV prometió no perdonar a los condenados, ni siquiera en días festivos, y no permitir que los criminales se refugiaran en tierras del rey.
- Los merinos debían impedir que los soldados y peones exigieran comida o dinero en las villas o aldeas, y amenazaran a quienes se oponían.
Cambios en la cancillería real
- Cada uno de los cuatro notarios principales de los reinos de Castilla, León, Andalucía y Toledo tendría tres escribanos a su cargo. También tendrían escribanos el canciller real, los alcaldes de corte y los adelantados. Todos ellos debían jurar que cumplirían sus deberes fielmente y recibirían un salario anual. Si alguno de los escribanos no hacía bien su trabajo o cometía algún abuso, sería expulsado de la Corte y no podría volver a trabajar allí, además de pagar una multa.
- Cuatro escribanos se unieron al personal de la cámara real, y uno de ellos, llamado "camarero del rey", sería el jefe. Otros dos escribanos servirían a la reina María de Molina, madre de Fernando IV.
- Un notario público que vivía en la Corte escribiría y firmaría las cartas públicas que se le ordenaran, y sería el único autorizado en el reino de Castilla para emitir este tipo de documentos.
- Se dispuso que el alguacil del rey, los notarios, los escribanos y los alcaldes, todos ellos parte de la cancillería, debían vivir en un barrio exclusivo.
Delitos graves
- A quienes falsificaran cartas o sellos se les aplicaría la pena de muerte.
- A quienes hirieran o mataran a alguien en la Corte o en un radio de cinco leguas, se les aplicaría la pena de muerte y se les quitarían todos sus bienes, incluso si se refugiaban en un lugar sagrado o en la casa de un noble. Fernando IV prometió no perdonar estas penas.
- A quienes exportaran caballos o cualquier otra mercancía prohibida se les aplicaría la pena de muerte y se confiscarían todos sus bienes.
- Nadie podía tener casas de juego en la Corte. A quienes reincidieran tres veces se les aplicaría la pena de muerte.
Decisiones sobre impuestos
- Se intentó controlar el abuso de los nobles y oficiales que pedían comida o dinero muchas veces sin tener derecho a ello.
- Los caballeros y hombres importantes de los diferentes reinos fueron liberados de pagar impuestos, excepto en los lugares donde vivían y por tener propiedades en otro lugar. En el reino de Castilla, sin embargo, debían pagar la martiniega.
- El rey prometió no tomar mulas ni para él ni para su familia si podía evitarlo. Si no podía evitarlo, prometió pagar por ellas.
- Los merinos que detuvieran a quienes debían impuestos serían castigados con la pena de muerte y la confiscación de sus bienes.
- Para evitar que sus súbditos pagaran demasiados impuestos, el rey redujo los salarios que debían cobrar los nobles de sus reinos.
- Las tierras del rey o de behetría (tierras donde los habitantes podían elegir a su señor) no podían ser transferidas a la jurisdicción de un señor o de una abadía.
- Los impuestos que debían pagar las comunidades judías fueron modificados, ya que los judíos con menos recursos pagaban proporcionalmente más impuestos que los ricos. Respecto a los judíos con deudas, se confirmaron las decisiones de los reyes Alfonso X y Sancho IV (padre de Fernando IV).