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Revolución de 1934 en el País Vasco para niños

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La Revuelta de 1934 en el País Vasco fue un conjunto de eventos que ocurrieron en las provincias de Guipúzcoa, Vizcaya y Álava (y también en Navarra) durante la Segunda República Española. Estos sucesos formaron parte de un movimiento más grande que se extendió por España en octubre de 1934.

¿Qué Pasó Antes de la Revuelta de 1934?

Después de las elecciones de noviembre de 1933, los partidos de centro-derecha ganaron y formaron gobierno. Esto causó tensiones en lugares como el País Vasco, donde se buscaba una mayor autonomía.

La Autonomía del País Vasco

En febrero de 1934, el proceso para aprobar el Estatuto del País Vasco se detuvo. Un diputado argumentó que la provincia de Álava no había alcanzado la mayoría necesaria en un referéndum anterior para unirse a la autonomía. Como protesta, los diputados del PNV (Partido Nacionalista Vasco) se retiraron del parlamento en junio.

El Conflicto del Concierto Económico

En el verano de 1934, surgió otro problema relacionado con el Concierto Económico, que es un sistema especial de impuestos. El gobierno central quería cambiar cómo se cobraban los impuestos al vino en el País Vasco. Esto provocó que muchos ayuntamientos se opusieran.

El alcalde de San Sebastián, Fernando Sasiain, lideró este movimiento, apoyado por otros municipios vascos, incluyendo muchos del PNV. Los municipios incluso convocaron elecciones para elegir una comisión que defendiera el Concierto Económico, sin la aprobación del gobierno. El gobierno intentó impedirlo, deteniendo a más de mil alcaldes y concejales.

Aumenta la Tensión

La situación se volvió más tensa en septiembre. El 2 de septiembre, parlamentarios vascos, incluyendo socialistas y del PNV, se reunieron en la Asamblea de Zumárraga para mostrar su apoyo a los municipios. Sin embargo, el PNV decidió no unirse a la idea de que los partidos políticos lideraran el movimiento, para no vincularlo con la "revolución" que los socialistas estaban preparando.

El 7 de septiembre, los ayuntamientos vascos renunciaron en masa. El 10 de septiembre, el alcalde y 31 concejales de Bilbao fueron detenidos, acusados de desobedecer a la autoridad. También hubo incidentes violentos en San Sebastián, donde dos personas importantes perdieron la vida en días consecutivos.

Además, el 15 de septiembre, un empresario de Bilbao, Horacio Echevarrieta, fue detenido bajo sospecha de estar involucrado en el descubrimiento de armas en Asturias. El gobierno quería dar la impresión de que estas armas eran para la revuelta que los socialistas habían estado anunciando.

La Revuelta de Octubre en el País Vasco

Después de Asturias y Cataluña, el País Vasco fue uno de los lugares donde los eventos de octubre de 1934 tuvieron mayor impacto. Durante la semana de la huelga (del 5 al 12 de octubre), unas 40 personas perdieron la vida, la mayoría de ellas participantes en la revuelta, además de un guardia civil y un guardia de asalto. Entre ellos, Marcelino Oreja Elósegui, un importante político, falleció en Mondragón, lo que causó gran conmoción.

Los socialistas consideraban el País Vasco muy importante para el éxito de la revuelta en España. Esto se debía a la zona minera e industrial de Bilbao y a Éibar, un centro clave de fabricación de armas. Además, Vizcaya era un lugar con fuerte apoyo socialista y la base política de Indalecio Prieto, uno de los líderes del movimiento.

Sin embargo, los socialistas no contaron con el apoyo del PNV ni de su sindicato, Solidaridad de Obreros Vascos (SOV). Aunque habían colaborado en la protesta de los ayuntamientos, estas organizaciones eran católicas y no estaban de acuerdo con las ideas socialistas. Por eso, el PNV ordenó a sus miembros no participar en la revuelta.

En Álava y Navarra, la huelga general convocada por los socialistas tuvo poco seguimiento. En Vitoria, solo algunos trabajadores se unieron, y la vida normal continuó. En Navarra, solo hubo incidentes en Alsasua, donde una persona perdió la vida en un enfrentamiento. Pero en Vizcaya y Guipúzcoa, la huelga fue más fuerte y duró del 5 al 12 de octubre, e incluso hasta el 15 de octubre en algunas zonas mineras de Vizcaya.

Guipúzcoa

En Guipúzcoa, la huelga general comenzó el 5 de octubre y fue casi total. Hubo pocos incidentes violentos, excepto en Éibar y Mondragón, donde hubo una verdadera revuelta armada. En Pasajes, la noche del 8 al 9 de octubre, hubo un intenso tiroteo entre los participantes en la revuelta, soldados y guardias, donde seis personas perdieron la vida.

En Éibar, los huelguistas tomaron el control de la localidad, incluyendo el Ayuntamiento y la estación de tren. Sin embargo, no lograron vencer la resistencia de la Guardia Civil, que se había refugiado en su cuartel. Hubo tiroteos intensos el 5 de octubre, donde cinco personas fallecieron. Ese mismo día, un líder político, Carlos Larrañaga, perdió la vida en la calle. Para controlar la situación, se enviaron guardias y soldados desde San Sebastián y Vitoria. El mismo viernes 5, un líder socialista, Toribio Echevarría, negoció la rendición de los trabajadores. Unas 170 personas fueron juzgadas por su participación.

En Mondragón, al igual que en Éibar, la acción fue una revuelta armada. El objetivo principal fue el cuartel de la Guardia Civil. La localidad quedó en manos de los participantes en la revuelta, quienes proclamaron una "república socialista". Ocuparon la estación de tren, dañaron la central telefónica y confiscaron productos de comercios para regular el reparto de alimentos. Detuvieron a 72 personas que consideraban "enemigas" de la revuelta. Dos de ellas, el político Marcelino Oreja y Dagoberto Rezusta, perdieron la vida de forma violenta. Además, un trabajador que iba a su empleo fue atacado por no unirse a la huelga y falleció. Sin embargo, el 6 de octubre, la revuelta ya había sido controlada.

Vizcaya

En Vizcaya, el 5 de octubre, unos 3.000 mineros ocuparon la zona minera sin resistencia, ya que las fuerzas de seguridad se retiraron a Bilbao. No hubo víctimas en ese momento. En Bilbao y sus alrededores, los participantes en la revuelta intentaron detener la actividad en la capital y en la zona industrial y portuaria. Los enfrentamientos más duros con las fuerzas de seguridad y el Ejército ocurrieron el 6 de octubre en San Salvador del Valle, Gallarta, Baracaldo y Portugalete. En Bilbao, hubo tiroteos continuos el 7 de octubre, pero la violencia disminuyó el 8, cuando la ciudad empezó a volver a la normalidad.

El gobernador civil, Angel Velarde, había tomado medidas preventivas que ayudaron a que la huelga no tuviera tanto éxito en Bilbao. Días antes, concentró a la Guardia Civil en puntos clave y poblaciones importantes, controlando la zona de Baracaldo-Sestao. También bloqueó las entradas a Bilbao con tropas y guardias, impidiendo que los mineros marcharan sobre la capital. Además, había vigilado centrales eléctricas y telefónicas. Al inicio de la revuelta el 5 de octubre, Velarde logró detener a los líderes socialistas y comunistas, y cerró centros obreros y nacionalistas vascos, lo que desorganizó la revuelta en Vizcaya. En Bilbao, 16 personas perdieron la vida entre el 5 y el 11 de octubre, la mayoría huelguistas y un comerciante que fue atacado al intentar abrir su negocio. En Portugalete, tres personas fallecieron, incluyendo un guardia civil. En Durango, dos trabajadores de ferrocarril perdieron la vida por no querer unirse a la huelga.

El Fin de la Revuelta

El 11 de octubre, los sindicatos UGT de Vizcaya y la Alianza Obrera de Guipúzcoa, junto con la dirección de Solidaridad de Obreros Vascos, pidieron a los trabajadores que volvieran a sus empleos al día siguiente. Esto significó que la revuelta había terminado.

Los socialistas lideraron la revuelta en el País Vasco, ya que su sindicato, la UGT, era muy fuerte en las zonas industriales y mineras. Los comunistas también tuvieron un papel importante en algunas localidades. Como resultado, muchos líderes socialistas vascos, como Indalecio Prieto y Ramón Rubial, fueron encarcelados o tuvieron que exiliarse.

Aunque el gobernador civil de Vizcaya acusó al PNV y a su sindicato SOV de colaborar en la revuelta en Vizcaya, se demostró que las pruebas no eran sólidas. A pesar de esto, se cerraron los locales del PNV y del SOV, y se detuvo a sus líderes en Vizcaya, aunque fueron liberados sin cargos semanas después. Al mismo tiempo, algunos periódicos de Bilbao, Pamplona y Madrid iniciaron una campaña contra el "separatismo" vasco, a la que la prensa nacionalista vasca intentó responder, recordando que el PNV defendía el catolicismo y el orden social.

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