Proclamación de la Primera República española para niños
La proclamación de la Primera República española ocurrió el 11 de febrero de 1873. Este importante evento sucedió después de que el rey Amadeo I renunciara a su trono el día anterior. Ante la falta de un rey, el Congreso de los Diputados y el Senado se unieron para formar una Asamblea Nacional. Decidieron proclamar la República.
Aunque el Partido Demócrata-Radical tenía la mayoría, muchos de sus diputados apoyaron la idea del Partido Republicano Democrático Federal, que tenía menos representantes. La propuesta fue aprobada con 258 votos a favor y 32 en contra. Sin embargo, no se decidió en ese momento si la República sería unitaria (con un gobierno central fuerte) o federal (con más poder para las regiones). Esa decisión se dejó para las futuras Cortes Constituyentes, que serían las encargadas de crear una nueva Constitución.
Algunos historiadores, como Manuel Suárez Cortina, explican que la República llegó más porque la monarquía estaba muy debilitada que por la fuerza de los propios republicanos. El republicano Emilio Castelar lo dijo en el Congreso el 11 de febrero: "Nadie ha destruido la Monarquía en España; nadie la ha matado. La Monarquía ha muerto por una descomposición interior". Esto significa que la monarquía se desmoronó por sí misma.
Contenido
¿Por qué Amadeo I renunció al trono?
El reinado de Amadeo I y sus desafíos
El rey Amadeo I enfrentó muchos problemas durante su reinado. En junio de 1872, encargó a Manuel Ruiz Zorrilla, líder del Partido Demócrata-Radical, formar un nuevo gobierno. Ruiz Zorrilla pidió disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones, aunque las últimas se habían celebrado hacía poco. El rey aceptó, pero el Partido Constitucional, el otro gran partido monárquico, lo consideró un "golpe de Estado".

Las elecciones se celebraron en agosto, pero el Partido Constitucional decidió no participar activamente. Esto significó que muy pocos de sus miembros se presentaron como candidatos. Esta actitud, conocida como "retraimiento", puso en duda la validez de las elecciones y el sistema político en general. La soledad del rey se hizo más evidente. Además, sufrió un intento de ataque en Madrid el 18 de julio, lo que lo impresionó mucho.
Las elecciones de agosto de 1872 dieron la victoria al Partido Radical, con 274 diputados. Sin embargo, más de la mitad de los votantes no acudieron a las urnas. Esto se debió al "retraimiento" de los constitucionalistas, a la campaña de abstención de los carlistas (que ya estaban en guerra) y de algunos republicanos, y al desinterés general de la población.
Dificultades del gobierno de Ruiz Zorrilla
A pesar de tener una gran mayoría en las Cortes, el gobierno de Ruiz Zorrilla no pudo llevar a cabo muchas de sus reformas. Solo logró aprobar una nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal, que incluía el juicio oral y el jurado.
Una de sus medidas más importantes, la abolición de la esclavitud en Puerto Rico, encontró mucha oposición. Dos ministros renunciaron por estar en desacuerdo, y los constitucionalistas también se opusieron. Grupos de comerciantes con intereses en las plantaciones de esclavos en Cuba y Puerto Rico presionaron al rey para que no firmara los decretos. Al final, la abolición se limitó a Puerto Rico, dejando fuera a Cuba, donde había muchos más esclavos.
El gobierno tampoco pudo eliminar las "quintas" (el servicio militar obligatorio), debido al aumento de la guerra carlista y la guerra en Cuba. Esto obligó a llamar a más reclutas, lo que provocó protestas en muchas ciudades.
Ante esta situación tan inestable, Ruiz Zorrilla intentó mejorar las relaciones con el Partido Constitucional. Pero se encontró con la oposición de algunos diputados de su propio partido, los "cimbrios", liderados por Nicolás María Rivero y Cristino Martos. Esta división en el partido radical animó a los republicanos a buscar alianzas para acabar con la monarquía y proclamar la República. Hubo reuniones secretas entre republicanos y los líderes "cimbrios".
La renuncia del rey Amadeo I

El 29 de enero de 1873, un incidente con el bautismo del hijo del rey, sumado al rumor de que el rey quería cambiar el gobierno, llevó a los radicales más extremos a proponer que las Cortes se declararan en sesión permanente. El rey Amadeo I se sintió muy molesto con la actitud de las Cortes y le escribió a su padre a principios de febrero que estaba pensando en renunciar. Sentía que su ministro, Ruiz Zorrilla, estaba trabajando con los republicanos para derrocar la monarquía.
Un conflicto aún más serio fue la propuesta de disolver el arma de artillería. En enero de 1873, los oficiales de artillería amenazaron con renunciar si el gobierno mantenía al general Hidalgo como capitán general de las Vascongadas. Lo acusaban de ser responsable de la muerte de compañeros en una sublevación anterior. El gobierno, con el apoyo de las Cortes, decidió mantener el nombramiento y reorganizar el arma, por lo que los oficiales renunciaron en masa.
Los artilleros dimitidos pidieron al rey que interviniera y le ofrecieron apoyo para un golpe de fuerza que disolviera las Cortes. El rey rechazó la idea del golpe, pero prometió oponerse a la reorganización de la artillería.

Cuando el rey se enteró por la prensa de que el gobierno nombraría al general Hidalgo capitán general de Cataluña, se sintió engañado. Intentó que Ruiz Zorrilla diera marcha atrás, pero las Cortes aprobaron la aceptación de las renuncias de los artilleros y la reorganización del arma. El rey se sintió traicionado de nuevo.
Amadeo I consideró que su única opción era nombrar un gobierno del Partido Constitucional y disolver las Cortes, pero esto podría llevar a una guerra civil. El almirante Topete le ofreció el apoyo de su partido, pero el rey no quería que se derramara sangre por él.
Finalmente, el sábado 8 de febrero, Amadeo I firmó los decretos sobre los artilleros, aunque dejó claro que era una decisión del Ejecutivo, no del Legislativo. Le dijo a Ruiz Zorrilla que se sentía decepcionado y le propuso formar un gobierno de conciliación con todos los partidos que lo habían apoyado en 1870. Si no, abdicaría.
Ruiz Zorrilla y su gabinete rechazaron la propuesta del rey. El domingo 9 de febrero, el Partido Constitucional se ofreció de nuevo al rey. El lunes 10 de febrero, el general Serrano llegó a Madrid dispuesto a formar gobierno y defender la monarquía. Pero ese mismo día, el periódico La Correspondencia de España anunció que Amadeo I había renunciado al trono. El rey había firmado el decreto de reorganización de la artillería y luego había abdicado.
Con su renuncia, fracasó el intento de establecer una monarquía democrática en España, que buscaba modernizar el país.
La proclamación de la República
Lunes, 10 de febrero de 1873: Un día de decisiones
El lunes 10 de febrero, la noticia de la abdicación del rey se extendió rápidamente. Grupos de republicanos federales se reunieron pacíficamente en las calles, pidiendo la proclamación de la República. El gobierno de Ruiz Zorrilla estaba dividido. Algunos ministros querían un gobierno provisional para consultar al país sobre la forma de gobierno. Otros, como Cristino Martos y Nicolás María Rivero, querían que el Congreso y el Senado se unieran para decidir la forma de gobierno, lo que llevaría a la República.

Ruiz Zorrilla acudió al Congreso para pedir que se suspendieran las sesiones y que no se tomara ninguna decisión hasta que llegara la renuncia oficial del rey. Quería ganar tiempo. Advirtió a los diputados de su propio partido que no cambiaran de opinión tan rápido. Sin embargo, su propio ministro, Cristino Martos, lo contradijo, diciendo que una vez que llegara la renuncia del rey, el poder sería de las Cortes y "aquí no habrá dinastía ni monarquía posible, aquí no hay otra cosa posible que la República".
Se aprobó la moción del republicano federal Estanislao Figueras para que las Cortes se declararan en sesión permanente. Mientras tanto, una multitud rodeaba el Congreso exigiendo la República. Figueras intentó calmarlos desde una ventana, prometiendo la pronta proclamación.
La sesión se suspendió a las 9 de la noche. Varios generales y políticos monárquicos se reunieron para decidir si daban un golpe de fuerza, pero la mayoría concluyó que no tenían suficiente apoyo.

Algunos historiadores sugieren que hubo un acuerdo secreto entre Rivero y Figueras para proclamar la República. Otros, como Jorge Vilches, señalan a Cristino Martos como el principal artífice del plan para lograr la abdicación de Amadeo I y proclamar la República.
Martes, 11 de febrero de 1873: El día de la República
El martes 11 de febrero, los líderes republicanos de Madrid y Barcelona amenazaron con una insurrección si la República no se proclamaba antes de las tres de la tarde.
A las tres de la tarde, se reanudó la sesión del Congreso, rodeado por una multitud que gritaba a favor de la República. Primero se leyó la renuncia del rey Amadeo I. Luego, el presidente del Congreso, Nicolás María Rivero, propuso que el Congreso y el Senado se unieran para decidir sobre la situación.
Cuando llegaron los senadores, se formó la Asamblea Nacional. El primer acuerdo fue aceptar formalmente la renuncia del rey. Luego, el ministro Cristino Martos anunció que el gobierno devolvía sus poderes a las Cortes, convirtiéndolas en una Convención con todos los poderes del Estado.
Varios diputados republicanos y radicales propusieron que la Asamblea Nacional declarara la República como forma de gobierno. Francisco Pi y Margall explicó que los republicanos federales no pedían en ese momento una República Federal, sino simplemente la República, dejando la definición para las futuras Cortes Constituyentes. Martos apoyó la propuesta, diciendo que era urgente establecer la República para acabar con la situación de incertidumbre. Aseguró que la República sería "de orden" y "de paz".
La propuesta decía: "La Asamblea Nacional reasume todos los Poderes y declara como forma de Gobierno de la Nación la República, dejando a las Cortes Constituyentes la organización de esta forma de Gobierno. Se elegirá por nombramiento directo de las Cortes un Poder Ejecutivo, que será amovible y responsable ante las mismas."
Manuel Ruiz Zorrilla protestó, diciendo que los diputados monárquicos no tenían autoridad para cambiar la forma de gobierno de la noche a la mañana. El monárquico Saturnino Álvarez Bugallal también advirtió que la propuesta era contraria a la Constitución vigente. Sin embargo, Martos argumentó que en momentos tan extraordinarios, las necesidades del país estaban por encima de las reglas.
Finalmente, Emilio Castelar pronunció un famoso discurso, diciendo que la monarquía había muerto por sí misma y que la República llegaba por las circunstancias. La propuesta fue aprobada a las nueve de la noche del 11 de febrero por 258 votos a favor y 32 en contra. La República fue proclamada, y la ciudad de Madrid celebró con gran entusiasmo.
Miércoles, 12 de febrero: Nombramiento del primer gobierno
Después de un breve descanso, las Cámaras se reunieron pasada la medianoche para nombrar a Estanislao Figueras como el primer presidente del Poder Ejecutivo de la República. Su gobierno estaría formado por republicanos y radicales.

En su discurso, Figueras destacó el carácter pacífico del cambio de monarquía a República. Dijo que un pueblo que logra una transformación tan grande sin violencia demuestra que está preparado para la libertad.
Esa tarde, Cristino Martos fue elegido presidente de la Asamblea Nacional, un puesto muy importante en ese momento, ya que la Asamblea tenía todos los poderes del Estado.
¿Qué pasó después de la proclamación?

Una vez que se conoció la decisión de la Asamblea Nacional, muchos ayuntamientos con mayoría republicana proclamaron la República. Hubo manifestaciones pacíficas donde también se pidió la liberación de los presos republicanos. En algunos lugares, hubo incidentes violentos con heridos y fallecidos, como en Valencia, Málaga o Motril. Sin embargo, en la mayoría de los sitios, las celebraciones fueron pacíficas.
Los republicanos vieron la llegada de la República con mucha esperanza. Creían que permitiría consolidar y ampliar los derechos de los ciudadanos y abriría la puerta a importantes reformas sociales. Para ellos, la República estaba ligada a la idea de una federación.

La prensa monárquica aceptó la proclamación de la República, pero advirtió que la apoyarían solo si mantenía el orden, la justicia y la integridad del país.
¿Fue legal la proclamación de la República?
Según algunos historiadores, la proclamación de la República no siguió estrictamente la Constitución de 1869. Ante la renuncia del rey, la Constitución establecía que las Cortes debían disolverse y un gobierno provisional organizar nuevas elecciones para unas Cortes Constituyentes. Sin embargo, para evitar un período de inestabilidad, el Congreso y el Senado se unieron y se declararon Asamblea Nacional, proclamando la República de forma inmediata.
Aunque la proclamación no fue "legal" en el sentido estricto de la Constitución, muchos la consideraron "legítima" por la necesidad del momento y el apoyo popular.
Galería de imágenes
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Dibujo alegórico de Tomás Padró (1873) que representa a la República como una mujer con el gorro frigio de la libertad, la balanza de la justicia y las tablas de la ley.