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Lechuguilla (indumentaria) para niños

Enciclopedia para niños

Una lechuguilla era un tipo de cuello grande y con muchos pliegues, que se usaba como un accesorio separado de la ropa. Fue muy popular en España durante el siglo XVI y principios del siglo XVII, especialmente hasta el reinado de Felipe IV de España.

Este cuello era muy llamativo por su gran tamaño, cubriendo casi todo el cuello de la persona y haciendo que la cabeza pareciera asomarse por encima. Se hacía con tela de lino muy fina o con encaje. Para que mantuviera su forma, se plisaba en ondas y se le ponía almidón. Siempre era de color blanco, aunque por un tiempo se puso de moda darle un ligero toque azulado con añil. Tanto hombres como mujeres usaban esta prenda. Pintores famosos, como Juan Pantoja de la Cruz, dejaron muchos retratos que nos muestran cómo eran estas lechuguillas.

¿Cómo surgió la lechuguilla?

Origen y evolución de la lechuguilla

En el siglo XV, apareció la palabra "gorguera" para referirse a un cuello que cubría el escote, usado principalmente por mujeres. A mediados del siglo XVI, surgió el cuello llamado "gorguera de lechuguilla" o simplemente lechuguilla. Se le dio este nombre porque sus pliegues y rizos recordaban a las hojas de una lechuga.

Al principio, eran cuellos más pequeños que se unían a las gorgueras de las mujeres. Pero a partir de la primera parte del siglo XVI, las lechuguillas empezaron a crecer mucho y también las usaron los hombres. Se hicieron tan grandes y elaboradas, con lino fino o encajes costosos, que quien las llevaba parecía una persona muy importante y con mucho dinero. Al ser tan grandes y rígidas, daban un aire de elegancia y orgullo. A menudo, estos cuellos se combinaban con puños a juego.

La lechuguilla se extiende por Europa

La moda de la gorguera-lechuguilla se extendió rápidamente por toda Europa. En Italia, fue influenciada por la familia Médici; en Francia, el rey Enrique III la puso de moda; en Inglaterra, la reina Isabel I de Inglaterra y sus seguidores la adoptaron. En los Países Bajos, los reyes de la Casa de Austria en España la impulsaron. Al principio, llegó con la gente que acompañaba a Carlos I, y luego se hizo muy popular entre la gente importante y no tan importante durante los reinados de Felipe II de España y, sobre todo, Felipe III.

Con el rey Felipe IV, el tamaño de esta prenda empezó a hacerse más pequeño hasta que desapareció por completo. Felipe IV la prohibió con una ley especial llamada Pragmática en enero de 1623. La lechuguilla fue reemplazada por otro tipo de cuello llamado valona.

¿Cómo se hacían y usaban las lechuguillas?

Fabricación y estilo de la lechuguilla

Las lechuguillas se hacían de lino fino o encaje. Para lograr la forma rizada, se usaban unas tenacillas especiales que formaban cada ondulación, llamada "abanino". Para que se mantuvieran firmes, se usaba almidón y se sujetaban con alfileres. Era un trabajo que requería mucha habilidad y herramientas específicas. Las personas que se dedicaban a esto eran conocidas como "abridores de cuellos" y seguían reglas muy estrictas.

Cuando la lechuguilla tenía muchos pliegues, se les llamaba "cuellos escarolados". Estos cuellos se almidonaban y planchaban en casa, sin la ayuda de los "abridores" profesionales. Al ser un trabajo casero, eran más económicos y los caballeros con menos recursos podían usarlos. El famoso escritor Cervantes mencionó en una de sus obras: "¿Por qué sus cuellos, por la mayor parte, han de ser siempre escarolados, y no abiertos con molde?"

Archivo:Camariñas 01-10
Puntas de encaje con un diseño similar al usado en los cuellos de la Edad Moderna.

En tiempos de Felipe II, las lechuguillas comenzaron a adornarse mucho con "vainillas" (una especie de deshilados), puntas y "filetes" (adornos de hilos y sedas de diferentes colores). En las reuniones de la corte de 1586 en Madrid, se establecieron reglas que Felipe II aprobó:

Si alguien usa cuellos, deben ser de un ancho específico, y la lechuguilla no debe tener más de ocho anchos, sin ningún tipo de hierro, adorno, almidón, polvos ni nada más, ni con más de una tela, ni abierta con molde u otro instrumento.
Felipe II en Madrid, 1586 Nueva recopilación, lib. VII, tít. 12, ley 4ª

Estas reglas no se cumplieron mucho, y el rey Felipe II repitió el mandato en otra ley en 1593, que tampoco tuvo mucho efecto.

Las lechuguillas llegaron a ser enormes, tanto que se decía que las cabezas de quienes las llevaban parecían flotar sobre ellas. En la última década del siglo XVI, además de aumentar su tamaño, llegaban a sobresalir por detrás de la cabeza. En esa época, también comenzaron a adornarse con "pinjantes", que podían ser perlas o piedras preciosas.

Su uso se extendió rápidamente, no solo en la corte, sino también entre la gente común, que las usaba sin adornos. Las personas que se consideraban importantes adornaban sus lechuguillas con "randas" (nombre que se daba a los encajes) y con puntillas.

¿Por qué se criticaron las lechuguillas?

Críticas y regulaciones sobre la lechuguilla

Archivo:Portrait de Jorge Manuel Theotokopouli détail
Jorge Manuel Theotokopouli, hijo del Greco (1603)

Los intentos de Felipe II de controlar el tamaño de las lechuguillas no tuvieron éxito. Con el paso de los años, la moda de los cuellos grandes empezó a recibir muchas críticas y a generar rechazo, aunque muchas de las personas que las criticaban también las usaban. Se escuchaban y leían chistes y burlas, especialmente de escritores como Quevedo, Juan Ruiz de Alarcón y Antonio Hurtado de Mendoza. Este último incluso se burló del tinte azulado que se les daba a algunas lechuguillas:

  • mocetón de chapa
  • mártir de nuevas cuchillas,
  • que en ondas azules va,
  • pasando su rostro ya,
  • un golfo de lechuguillas

Ruiz de Alarcón, en su obra La verdad sospechosa, también se burló de la moda de estos cuellos enormes:

  • Que con tal cuidado
  • sirve un galán a su cuello
  • que por no descomponello
  • se obliga a andar empalado

Quevedo y el propio Cervantes también se rieron de los cuellos de lechuguilla. Cervantes no llegó a ver su desaparición en tiempos de Felipe IV ni su reemplazo por las valonas.

Archivo:Palacio de Santa Cruz, Madrid
Sala de Alcaldes de Casa y Corte, Madrid (hoy Ministerio de Asuntos Exteriores).

Las autoridades públicas fueron las más preocupadas por esta moda y se convirtieron en sus mayores oponentes. Publicaron leyes y mandatos dirigidos principalmente a los artesanos que fabricaban las lechuguillas, estableciendo cuánto debían cobrar por su trabajo, incluso por su mantenimiento y lavado. Pocos días después de que Felipe III trasladara la corte a Valladolid, los Alcaldes de Casa y Corte de Su Majestad emitieron una orden:

[...] que todas las personas que abren cuellos en esta Corte no puedan llevar ni lleven por cada cuello que les dieren sucio para que lo laven y almidonen [...] no pueden llevar más de diez maravedíes...
Alcaldes de la Casa y Corte

Los Alcaldes incluso decidían si el trabajo de hacer cuellos podía ser realizado por mujeres solteras (lo prohibían) y por hombres casados (también lo prohibían), lo que significaba que era un trabajo para mujeres casadas. Estas normas causaron muchas quejas y problemas legales. Las autoridades habían logrado un gran éxito al prohibir el añil para dar ese toque azulado tan criticado. Animados por esto, el Consejo Real se dedicó a la campaña para eliminar las lechuguillas de España para siempre. Cuando murió el rey Felipe III, los ministros del nuevo rey Felipe IV se apresuraron a presentar una propuesta que sería el inicio de la ley del 10 de febrero de 1623. Este documento trataba sobre la ropa que se usaba y, en especial, sobre los cuellos llamados lechuguillas, que habían crecido de forma exagerada. Lo lograron, y para 1630, las lechuguillas ya habían pasado de moda.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Ruff (clothing) Facts for Kids

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