Incursión portuguesa en Monterrey para niños
Datos para niños Incursión portuguesa en Monterrey |
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Parte de guerra de las Naranjas | ||||
![]() Castillo de Monterrey en la actualidad
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Fecha | 9 de junio de 1801 | |||
Lugar | Monterrey | |||
Resultado | Derrota portuguesa | |||
Consecuencias | Las fuerzas portuguesas se ven obligadas a retirarse | |||
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La incursión portuguesa en Monterrey fue un evento militar que ocurrió durante la Guerra de las Naranjas. En este suceso, el ejército de Portugal, liderado por el general Gomes Freire de Andrade, intentó distraer a las fuerzas españolas que estaban en Extremadura. Para lograrlo, invadieron el sur de Orense, pero no consiguieron tomar el Castillo de Monterrey.
Contenido
La Guerra de las Naranjas: ¿Qué fue?
La Guerra de las Naranjas, en 1801, fue un conflicto corto entre el Reino de España y el Reino de Portugal. Duró muy poco, desde el 20 de mayo hasta el 7 de junio. Aunque fue breve, hubo enfrentamientos a lo largo de toda la frontera entre los dos países.
Cuando la guerra comenzó, las tropas españolas se enfocaron en atacar una zona llamada Alto Algarve. Su objetivo era tomar la ciudad de Olivenza. El ejército español, liderado por Manuel Godoy, era mucho más grande que el portugués (unos 40.000-50.000 españoles contra 12.000 portugueses). Por eso, los españoles lograron sus objetivos sin mucha dificultad.
Las fuerzas en el norte: España y Portugal
El ejército portugués tenía otro grupo de soldados para defender la parte norte del país, entre los ríos Duero y Miño. Este grupo estaba al mando de Louis-François Carlet, marqués de La Rozière. Él era un militar francés que trabajaba para Portugal y tenía experiencia de la Guerra de los Siete Años. En total, las fuerzas portuguesas en el norte eran unos 27.000 soldados, incluyendo caballería (soldados a caballo) y artillería (cañones).
Al otro lado de la frontera, estaba el ejército español de Galicia. Su líder era otro militar francés, el Teniente General Claude-Anne de Rouvroy de Saint-Simon. Él servía a la corona española desde 1780 y había participado en la Guerra del Rosellón. Las tropas españolas no estaban todas juntas, sino que se encontraban en diferentes lugares y pasos de la frontera para proteger el territorio gallego. En Verín, por ejemplo, había un batallón de infantería y otro de caballería.
El ataque a Monterrey: ¿Cómo empezó?
Aunque la paz entre Portugal y España se firmó el 6 de junio con el Tratado de Badajoz, las noticias tardaron en llegar al comandante del ejército portugués en la región de Tras-os-Montes.
En la tarde del 8 de junio, el Marqués de la Roziere le ordenó a su oficial, Gomes Freire de Andrade, que atacara el Valle de Monterrey. El objetivo era llamar la atención de las fuerzas españolas y así reducir la presión sobre las tropas portuguesas en el Alto Algarve. La fuerza portuguesa para este ataque era de unos 1.787 soldados de infantería y caballería, con dos cañones ligeros.
Las fuerzas españolas ya habían oído rumores de movimientos enemigos y estaban preparadas. Contaban con unos 4.000 hombres y 9 cañones, la mayoría concentrados en el Castillo de Monterrey y sus alrededores.
El avance portugués y la sorpresa española
En las primeras horas del 9 de junio, las tropas portuguesas salieron de Vilarelho Da Raia y avanzaron en dos grupos. Un grupo, liderado por Gomes Freire, iba por la orilla derecha del río Támega para intentar tomar Verín y distraer a los españoles. El otro grupo, al mando de Manuel Martins Pamplona, se movía por la orilla izquierda del río con el objetivo de tomar la fortaleza.
Los primeros disparos ocurrieron al sur de Verín. Tropas a caballo de Gomes Freire se encontraron por sorpresa con soldados españoles. La presencia de defensores en Verín significaba que los portugueses habían perdido el factor sorpresa y que los españoles estaban listos para un ataque.
Esto se hizo más claro cuando el segundo grupo portugués, al acercarse a la fortaleza, fue recibido con un fuerte ataque enemigo. Esto detuvo su avance y les causó muchas bajas. Además, el único cañón de este segundo grupo se estropeó antes de poder disparar, y tuvieron que retirarlo rápidamente. La organización de las fuerzas portuguesas se rompió, y muchos soldados huyeron hacia el sur.
Gomes Freire, al darse cuenta de la situación, dejó de avanzar hacia Verín y tomó la población de O Rosal (Oímbra). Esto le permitió asegurar una retirada más o menos segura para sus hombres. Los oficiales portugueses querían regresar al punto de partida, Vilarelho da Raia, para ver cuántas bajas tenían y levantar la moral de sus tropas. Las fuerzas españolas, que estaban en buenas posiciones defensivas en el castillo, decidieron no perseguir a los portugueses, esperando un posible ataque al día siguiente.
El incidente de Rabal y la retirada
Esa misma noche, mientras muchos soldados portugueses descansaban, un grupo de vecinos de la localidad de Rabal (Oímbra) abrió fuego contra el flanco derecho portugués. Los soldados respondieron rápidamente en la oscuridad. Los disparos repentinos asustaron a los caballos y a los hombres, quienes, creyendo que estaban bajo un ataque español, comenzaron a huir desesperadamente hacia Chaves, dejando atrás todo su equipo.
Cuando los primeros soldados portugueses llegaron a Chaves, difundieron rumores de que toda la fuerza portuguesa y sus oficiales habían sido derrotados. El rumor fue tan fuerte que el general Manuel José Lobo, encargado de la defensa de Chaves, ordenó preparar las defensas ante un posible ataque español.
La acción de los vecinos de Rabal impidió cualquier continuación de los ataques portugueses. Los oficiales portugueses tardaron horas en poner orden en sus tropas. El propio Gomes Freire tuvo que ir en persona a Chaves para desmentir los rumores de su derrota y traer de vuelta a la mayoría de sus soldados al frente.
Después del ataque: ¿Qué pasó?
A partir del 11 de junio, el general portugués intentó establecer una línea de defensa fuerte en la frontera, con su base en Vilarelho da Raia. Pensaba que los españoles atacarían al tener más soldados. Pero el caos del día anterior hizo que muchos de los suministros de los soldados portugueses se perdieran. Por eso, gran parte de las tropas portuguesas tuvieron que buscar comida en pueblos a ambos lados de la frontera.
El 14 de junio, uno de estos grupos de búsqueda se encontró con la resistencia de los vecinos de la localidad de Bousés. Después de un pequeño tiroteo con bajas en ambos lados, las fuerzas portuguesas acordaron retirarse a cambio de diez bueyes. Tres días después, los portugueses lograron tomar algunas reservas de centeno y trigo en la localidad de Feces de Abajo, ya que la guarnición española de ese lugar se había retirado.
Por su parte, las fuerzas españolas tardaron en enterarse de la difícil situación portuguesa, y la respuesta de sus oficiales fue lenta. El 16 de junio, un pequeño grupo de caballería española, probablemente en una misión de reconocimiento, fue emboscado cerca de Vilarelho da Raia y sufrió 5 bajas. El general español, pensando que podía dividir al grupo portugués si tomaba esa localidad, decidió enviar al día siguiente a 50 jinetes y 200 soldados de infantería. Los oficiales españoles no sabían que en Vilarelho se encontraba el cuartel de Gomes Freire y, por lo tanto, la mayoría de sus mejores tropas. El enfrentamiento del 17 de junio fue muy breve, ya que la unidad española se dio cuenta de que su misión era imposible y se retiró rápidamente.
En la primera hora del 18 de junio, llegaron a esta parte de la frontera las noticias de que se había firmado un tratado de paz en Badajoz 12 días antes. Las tropas españolas, que se preparaban para un nuevo ataque sobre Vilarelho, se retiraron hacia el Castillo de Monterrey. Las fuerzas portuguesas, al confirmar la verdad de las noticias, regresaron a Chaves.
Resultados de la incursión
La incursión portuguesa no logró ninguno de sus objetivos. No solo fracasó en tomar el Castillo de Monterrey, sino que la firma del Tratado de Badajoz días antes de los enfrentamientos hizo que cualquier posible ganancia fuera inútil. Sin embargo, la posterior reorganización de las fuerzas portuguesas y la defensa exitosa de la frontera fueron vistas por algunos historiadores portugueses como una pequeña victoria.
Fernando Maia, un historiador, escribió: "Y si las operaciones del Ejército de Tras-os-Montes no fueron brillantes, se consiguió al menos, mediante ellas, que la Provincia permaneciese intacta, y que, no habiendo perdido un solo palmo, en ella se ganó, aún que poco, al enemigo."
Los generales franceses que lideraban las fuerzas portuguesas y españolas se vieron muy afectados por la posterior Guerra de la Independencia Española. Louis-François Carlet, marqués de La Roziere, fue reconocido por su iniciativa en la Guerra de las Naranjas y ascendido en 1802. Falleció a principios de 1808 en Lisboa, capturado por las fuerzas francesas. Gomes Freire de Andrade luchó con los franceses en varias campañas por Europa. Después de estar prisionero en Inglaterra, regresó a Portugal, donde tuvo problemas por su colaboración con los franceses.
Por su parte, Claude-Anne de Rouvroy de Saint-Simón continuó sirviendo a la Corona Española. Fue capturado por los franceses en la defensa de Madrid en 1808. Fue condenado a muerte, pero la petición de su hija a Napoleón logró que su castigo fuera cambiado por cadena perpetua. Regresó a España en 1814 después de que Napoleón dejara el poder, y falleció en Madrid en 1819.