Historia económica de los Estados Unidos para niños
La historia económica de los Estados Unidos comenzó con los primeros asentamientos europeos en los siglos XVI, XVII y XVIII. Las colonias en América del Norte pasaron de ser pequeñas economías agrícolas a 13 economías independientes que se unieron en 1776 para formar los Estados Unidos de América. En poco más de 200 años, Estados Unidos se convirtió en una economía enorme, unida e industrializada, que representa una parte muy grande de la economía mundial.
Las razones principales de este gran crecimiento fueron: un mercado grande y unificado, un sistema político y legal que apoyaba el desarrollo, grandes extensiones de tierras agrícolas muy productivas, muchos recursos naturales (como madera, carbón y petróleo), y un espíritu emprendedor con ganas de invertir en herramientas, fábricas y en la educación de las personas. La economía ha tenido momentos de mucho éxito, atrayendo a millones de inmigrantes de todo el mundo. Los avances tecnológicos y la industria también fueron muy importantes.

Contenido
- Primeras economías en América del Norte
- La economía colonial: 1700-1783
- La independencia y el crecimiento: 1790-1860
- La economía industrial se fortalece
- La Gran Depresión: 1929-1942
- Segunda Guerra Mundial
- Años de prosperidad después de la guerra (1945-1973)
- La época de Reagan
- Crisis económica de 2008
- Véase también
Primeras economías en América del Norte
Antes de la llegada de los europeos, los pueblos amerindios tenían sus propios sistemas económicos. Aunque comerciaban entre ellos, tenían poco contacto con el mundo exterior. Sus economías combinaban la caza-recolección, la agricultura y el comercio. Por ejemplo, los iroqueses tenían un sistema económico bien organizado, y había comercio entre el sudoeste y el centro de México.
La llegada de los europeos cambió profundamente las economías de los pueblos nativos. Hubo un gran impacto debido a la introducción de nuevas enfermedades, productos europeos y nuevas formas de comercio. Esto llevó a cambios en sus vidas, la adquisición de nuevas herramientas, la participación en conflictos y la pérdida de sus tierras.
En 1492, Cristóbal Colón, navegando para España, llegó a un nuevo continente mientras buscaba una ruta a Asia. Durante el siglo siguiente, exploradores de Inglaterra, España, Portugal, Holanda y Francia llegaron a América buscando riquezas y fama. Al principio, la mayoría no se quedó en América del Norte porque encontraron poco oro. España se enfocó más en México y Perú, e Inglaterra se dedicó por un tiempo a atacar barcos españoles.
En 1565, los españoles fundaron San Agustín (Florida). Más tarde, en 1607, un grupo de colonos de Inglaterra estableció el primer asentamiento permanente en lo que hoy es Estados Unidos, en Jamestown (Virginia), en tierras de los Powhatan. Antes de esto, ya existían lugares con gran desarrollo y comercio a larga distancia, como los Anasazi y Cahokia, en zonas que luego serían parte de las colonias.
La economía colonial: 1700-1783
Cómo se organizaba la economía
Durante este periodo, el Imperio Británico, al que pertenecían las colonias, seguía una idea económica llamada mercantilismo. Esta idea decía que la riqueza de un país dependía de la cantidad de metales preciosos que tuviera y que el gobierno debía controlar el comercio para aumentar esa riqueza. Así, Inglaterra quería que sus colonias ayudaran a aumentar su propia riqueza y poder. Por eso, se crearon leyes que daban a Inglaterra el control exclusivo sobre el comercio de ciertos productos.
Las principales reglas de comercio y navegación de Inglaterra buscaban que la mayor parte de las ganancias se quedaran en el propio país. Se basaban en tres ideas:
- El comercio entre Inglaterra y sus colonias debía hacerse solo en barcos ingleses.
- Casi todas las mercancías que las colonias recibían de Europa debían pasar primero por Inglaterra. Esto significaba que la mercancía se descargaba en Inglaterra, se almacenaba y luego se volvía a cargar para enviarla a las colonias. Este proceso aumentaba el precio final de los productos para los consumidores en las colonias.
- Había una lista de productos, llamados "enumerados", que las colonias solo podían vender a Inglaterra. Estaba prohibido exportarlos a otros países. Esto limitaba mucho el mercado para los productores de las colonias.
Para 1722, los productos "enumerados" incluían tabaco, algodón, azúcar, arroz, melaza, pieles y artículos para barcos. La prohibición de exportar tabaco directamente a Europa hizo que su precio bajara en Virginia, que era un gran productor. Con el tiempo, las restricciones aumentaron tanto que, antes de la independencia, el único producto importante que no estaba restringido era el pescado salado.
Este sistema generaba ganancias para Inglaterra. Aunque la Corona inglesa protegía a las colonias con sus fuerzas armadas (pagadas con impuestos de los ingleses), es difícil saber si estas políticas beneficiaron o perjudicaron a las colonias, ya que su crecimiento continuó siendo importante durante todo el siglo. Además, se prohibió el cultivo de tabaco en Inglaterra y se pusieron impuestos altos al tabaco de otras colonias, favoreciendo el tabaco de las colonias inglesas. Esto impulsó el crecimiento de las colonias al darles un monopolio en la venta de este producto a Inglaterra.
Después de la Guerra de los Siete Años, la relación entre las colonias y Gran Bretaña cambió. La administración del imperio necesitaba ser reorganizada y las Leyes de Navegación debían ser revisadas y fortalecidas.
Antes de esta guerra, el control administrativo sobre las colonias era menos estricto. El Parlamento inglés era el encargado de las relaciones comerciales del imperio y podía anular leyes coloniales. Las Leyes de Navegación eran las principales normas sobre el comercio.
Estas leyes afectaban más a las colonias del Norte que a las del Sur. Las colonias del Norte llevaban carne, madera y trigo a las Antillas, y de allí compraban algodón, añil, azúcar y melaza. Con la melaza hacían ron, que luego cambiaban en África por personas esclavizadas, quienes eran vendidas en las colonias del Sur o en las Antillas. Sin embargo, tenían que pagar en efectivo por los productos manufacturados de Inglaterra. Un ejemplo es la Ley de las Melazas de 1733, que ponía impuestos muy altos para restringir el comercio entre las colonias (como Nueva Inglaterra) y las Antillas.
A pesar de estas leyes, a menudo no se cumplían. Por ejemplo, Rhode Island importaba mucha melaza de las Antillas francesas y españolas de forma ilegal. Las autoridades inglesas a veces hacían la vista gorda porque se decía que las ganancias de este comercio terminarían en manos inglesas.
Sin embargo, en 1764, el Parlamento aprobó la Ley del Azúcar, con el mismo objetivo que la Ley de Melazas, pero con impuestos menos altos para reducir el contrabando. También se tomaron medidas para capturar barcos que intentaran evadir la ley. A partir de ese año, los impuestos sobre los productos enviados a las colonias desde Inglaterra aumentaron, lo que elevó el precio de las mercancías y causó un creciente descontento en el nuevo continente.
La llegada de nuevos habitantes
Grandes movimientos de personas
El desarrollo de Estados Unidos se caracterizó por dos elementos clave: nuevas personas y una nueva tierra.
En 1775, la sociedad estadounidense comenzó a formarse de una manera única. La creciente llegada de personas de otros lugares la hacía parecerse a Europa en muchos aspectos económicos, pero con el tiempo, se fue diferenciando y creando su propia identidad.
La llegada de personas a Estados Unidos fue casi estratégica, lo que ayudó a que el inglés se convirtiera en el idioma principal y que las instituciones fueran de estilo inglés. Es importante destacar que las colonias no se separaron, sino que se adaptaron a la distribución de la tierra y al idioma inglés. Esto no impidió que hubiera una gran diversidad cultural, lo que, junto con la libertad de creencias, impulsó el crecimiento.
Libertad de creencias
Muchos dicen que Estados Unidos es la tierra de la libertad porque, desde que era una colonia bajo la protección de Inglaterra hasta su independencia, aceptó la libertad religiosa. Esta libertad fue muy importante para el crecimiento de Estados Unidos. Muchas personas con grandes ideas y habilidades buscaban la libertad de creencias, ya que venían de lugares con reglas religiosas muy estrictas.
La influencia de las creencias puritanas fue fundamental en la formación de la identidad estadounidense. A pesar de la gran diversidad religiosa y cultural, se desarrolló una cultura unida por una moral común basada en las Escrituras. Esta moral cristiana compartida dio unidad, formando una cultura donde la religión era la base de las costumbres y las instituciones. Así, desde sus orígenes, la sociedad estadounidense tiene un conjunto de principios y valores cristianos a los que todos se adherían, lo que dio la unidad necesaria para consolidar una cultura con identidad propia.
La propiedad de la tierra en Estados Unidos
Cuando las personas decidían dejar todo atrás para viajar a la nueva tierra, lo hacían por una razón sencilla: podían convertirse en dueños de la tierra. Esta idea fue revolucionaria y tuvo un gran impacto, provocando que millones de personas de las islas británicas, Alemania, Escandinavia y Europa central se mudaran a Estados Unidos durante más de dos siglos y medio.
Ser dueño de la tierra trajo muchos beneficios que se vieron en la calidad de vida de la gente. También hay que recordar que algunos países europeos estaban superpoblados en ese momento, lo que motivó a la gente a buscar un nuevo hogar y una mejor calidad de vida fuera de las grandes ciudades.
Migración alemana y escocesa-irlandesa
Aunque la mayoría de la población de las colonias era inglesa, durante la época revolucionaria se notó la presencia de miles de colonos alemanes y escoceses-irlandeses. La migración alemana fue la primera en destacarse, en parte porque muchos estaban descontentos por las guerras. Cuando la reina Ana de Inglaterra ofreció seguridad en las colonias bajo protección inglesa, dando mucha libertad religiosa y de pensamiento, esto causó un gran flujo de personas a partir del año 1700. Muchos se instalaron en Pensilvania.
Alemania tuvo una gran presencia en Pensilvania; al inicio de la revolución, se calculaba que un tercio de la población era alemana, creando grandes zonas donde solo se hablaba alemán. Las industrias y comercios alemanes pronto sobresalieron, como la fundición de hierro y la fábrica de vidrio del Barón Stiegel. Destacaron como agricultores, lo que convirtió a la región en un gran productor de trigo. Por otro lado, la población escocesa-irlandesa, al huir de la opresión religiosa, se estableció creando las primeras granjas y se adaptaron con éxito como exploradores de la nueva tierra.
La esclavitud en las colonias
Entre 1525 y 1866, llegaron a Estados Unidos 450,000 personas esclavizadas de África. Este número era un porcentaje pequeño del total de personas traídas de África a toda América. La esperanza de vida de quienes llegaban a Estados Unidos era mayor que la de quienes llegaban a otras partes del continente, como el Caribe o Sudamérica, porque los trabajos eran menos pesados y en mejores condiciones, además de tener mejores servicios de salud y alimentación.
El sistema de esclavitud en las colonias de la Norteamérica británica se desarrolló más tarde que en el sur del continente. En el siglo XVIII, la esclavitud en Estados Unidos aún no estaba formalmente organizada, mientras que en otras partes de América, como el Caribe, ya existían sistemas de plantaciones muy productivos y crueles basados en la esclavitud. A pesar de esto, en este siglo el número de personas esclavizadas en Estados Unidos comenzó a aumentar enormemente. Para el año 1700, había alrededor de 27,000 en todas las colonias inglesas, y diez años después ya eran aproximadamente 45,000.
A medida que aumentaba el número de habitantes de raza negra en las colonias, se crearon leyes y medidas para evitar la mezcla de razas. Se prohibió el matrimonio entre personas de diferentes razas. Además, las personas esclavizadas no podían ocupar cargos oficiales ni religiosos, poseer armas, tener propiedades ni hacer negocios; y ante un juez, el trato era diferente al que se le daba a una persona blanca.
Estas medidas provocaron varias revueltas en esta etapa de la historia. Ya existían conspiraciones desde el siglo anterior, pero se hicieron realidad en varias ocasiones a partir de 1700. De esta forma, la población blanca comenzó a temer a la población negra, ya que este grupo, que sufría y era explotado, representaba una amenaza.
En el siglo XVIII, la nación estadounidense tenía un gran potencial económico y demográfico. Había mucha materia prima, y las personas esclavizadas eran la principal fuerza de trabajo del país. La producción en el campo y muchas actividades económicas eran realizadas por personas esclavizadas. La esclavitud fue un motor importante en el desarrollo económico de las colonias.
La independencia y el crecimiento: 1790-1860

La Declaración de Independencia de Estados Unidos se firmó el 4 de julio de 1776, separando las trece colonias del Reino Unido y formando trece estados independientes. Al romper esta relación, necesitaban nuevas fuentes de ingresos y buscar nuevos mercados para comerciar, ya que los anteriores pertenecían al Imperio Británico. Estados Unidos primero pidió préstamos a países europeos como Holanda y Francia. Al independizarse, adoptó una nueva política económica: el nacionalismo. A principios del siglo XIX, Estados Unidos era un país principalmente agrícola. La mayoría de su gente se dedicaba a la agricultura para su propio consumo, y quienes no, exportaban productos.
Con el nacionalismo, el gobierno protegió la industria y el mercado nacional poniendo impuestos altos a las importaciones. También mejoró el transporte, impulsó la innovación tecnológica y dio patentes a nuevos inventos. El rápido crecimiento económico de Estados Unidos se vio favorecido por su gran territorio, la falta de trabajadores que atrajo a europeos, la inversión extranjera y, sobre todo, por la gran cantidad de recursos naturales como carbón, hierro, madera y otros minerales. La construcción de canales y caminos de peaje, la llegada de barcos a vapor y las primeras vías de ferrocarril marcaron el inicio de un proceso que se aceleró durante todo el siglo.
Aumento de la población
Durante el siglo XIX, Estados Unidos tuvo un gran aumento de población, pasando de menos de cuatro millones de habitantes en 1790 a casi 40 millones en 1870. La población crecía un 2.5% cada año.
La tasa de natalidad disminuyó durante el siglo XIX porque la rápida urbanización aumentó los costos de criar hijos, haciendo difícil para las familias grandes mantenerlos. También se usaron más métodos para controlar la natalidad. Por otro lado, la tasa de mortalidad se redujo a partir de 1870 gracias a mejoras en la salud pública y la higiene, como mejores sistemas de agua y eliminación de aguas residuales, lo que disminuyó la propagación de enfermedades.
Con la rápida expansión de los asentamientos hacia el Oeste y la compra de Luisiana en 1803, el territorio del país creció. Además, la unión de Nueva Orleans y San Luis provocó un gran aumento de población en Estados Unidos. Se fundaron nuevas ciudades como Pittsburgh, Marietta, Cincinnati, Louisville, Lexington y Nashville en el oeste. El historiador Richard Wade destacó la importancia de estas nuevas ciudades en la expansión hacia el oeste. La gente pasó de vivir en zonas rurales a zonas urbanas, ya que las ciudades eran centros de transporte, puntos de llegada para migrantes y ofrecían mejores oportunidades de trabajo.
Aunque Estados Unidos tenía un gran territorio y muchos recursos naturales, había escasez de trabajadores. Por eso, en el siglo XIX, el país experimentó una gran ola de migración, ya que la política de inmigración estadounidense tenía muy pocas restricciones. Entre 1820 y 1825, Estados Unidos tenía menos de 10,000 inmigrantes europeos, y a finales de 1890, ya tenía más de un millón, la mayoría del noroeste de Europa, especialmente de Gran Bretaña. Esta ola de migración se debió a que la escasez de trabajadores había elevado los salarios y ofrecía una mejor calidad de vida que en Europa; además, los ciudadanos podían disfrutar de libertades políticas y religiosas.
La agricultura
A principios del siglo XIX, la economía de Estados Unidos era principalmente agrícola. La expansión geográfica, la construcción de canales y la llegada de barcos a vapor llevaron al descubrimiento de nuevas tierras para cultivar. La variedad de climas y recursos en todo el territorio de Estados Unidos permitió una especialización regional mayor que la que cada país europeo podía lograr.
A finales del siglo XVIII, Estados Unidos se dividió en tres regiones agrícolas: el Norte, el Sur y el Oeste. El Norte incluía los estados de Nueva Inglaterra, Nueva York, Pensilvania y Nueva Jersey. El Sur estaba formado por los estados al sur de Pensilvania, los estados centrales de Kentucky y Tennessee, y los estados de Arkansas, Alabama, Luisiana y Misisipi. El Oeste incluía Ohio, Indiana e Illinois.
El Norte
Entre 1800 y 1860, hubo pocos avances tecnológicos en la agricultura del Norte, por lo que la productividad no aumentó mucho. Los principales productos que exportaba el Norte eran trigo y productos animales. También se especializaron en la elaboración de productos lácteos y el cultivo de vegetales.
El Sur
El Sur se especializó en la producción de tabaco, trigo, arroz, azúcar y, sobre todo, algodón. La máquina para desgranar algodón, inventada por Eli Whitney, ayudó a reducir los costos de producción y la cantidad de personas necesarias para el cultivo del algodón. Esto hizo que el algodón fuera muy rentable y se convirtiera en el producto más cultivado en el Sur, superando al tabaco. La esclavitud era muy común en el sur de Estados Unidos, donde las personas esclavizadas se dedicaban a la producción de algodón, azúcar y tabaco.
El Oeste
Los productos agrícolas cultivados en el Oeste eran trigo, maíz, avena y productos animales. Desde Nueva Orleans, los productos se exportaban a Europa o se transportaban al noreste de Estados Unidos. Sin embargo, debido a su ubicación geográfica, los costos de transporte eran más altos, ya que antes se usaban caballos y mulas. Gracias a los nuevos medios de transporte que surgieron en el siglo XIX, como los barcos a vapor, la construcción de canales y el ferrocarril, el transporte de bienes agrícolas se facilitó, lo que convirtió al Oeste en un gran productor de trigo y algodón.
La agricultura antes de la guerra civil
Antes de la guerra civil, la importancia de la agricultura en la economía estadounidense estaba disminuyendo. Esto no se debía a que la productividad agrícola fuera baja, sino a que el sector agrícola no crecía tan rápido como el sector industrial. Como se mencionó, la población tenía mayores ingresos, lo que cambió la demanda; la gente empezó a pedir más productos secundarios y terciarios, como ropa y alimentos de mejor calidad.
El transporte
Caminos y autopistas de peaje
Durante el periodo colonial y hasta principios de 1790, los caminos estaban en muy malas condiciones y su mantenimiento era muy caro. Por eso, con el uso de la tecnología, se crearon las autopistas de peaje. Estas mejoras permitieron el uso de carruajes más pesados y rápidos, lo que facilitó el envío de productos y servicios entre los mercados conectados. Sin embargo, construir autopistas requería mucho dinero y no generaba grandes ganancias; tampoco logró una integración regional de los mercados y sus costos eran muy altos. Por otro lado, el transporte marítimo era más económico, por lo que se usó el transporte de productos en barco de vapor.
Barcos a vapor
El barco a vapor, a diferencia de las autopistas, redujo los costos de transporte interno e integró los mercados regionales de Estados Unidos. Con la invención del barco a vapor por Robert Fulton, comenzó una nueva era en el transporte. Este barco era muy eficiente, ya que redujo los tiempos de viaje; por ejemplo, antes de su llegada, el viaje de Nueva York a Albany tomaba tres días, pero con el invento de Fulton, solo tomaba 8 horas. Como resultado, las empresas podían transportar bienes a distancias más largas y reducir sus costos. Otra gran ventaja de los barcos a vapor es que podían navegar contra la corriente, lo que ayudó a difundir nuevas técnicas en la creación de motores y la industria metalúrgica por todo el país. El rápido crecimiento de la productividad y la competencia en la industria de los barcos a vapor hicieron que las tarifas de transporte fueran muy baratas. El invento de Fulton redujo las tarifas de transporte, creó un gran flujo de mercancías y aumentó la integración de las regiones de Estados Unidos.
Canales
La construcción de canales artificiales comenzó a principios del siglo XIX, desde 1812 hasta 1860. Estos servían para conectar los ríos y lagos naturales y facilitar el transporte de bienes a largas distancias mediante barcos a vapor. Su creación fue apoyada por el gobierno federal y los gobiernos locales, ya que eran proyectos que requerían una gran inversión. Uno de los canales más importantes fue el canal Erie, que conectaba el río Hudson y el lago Erie. Debido a los altos costos de construcción y mantenimiento de los canales, junto con la mínima recuperación de impuestos por parte del gobierno, el ferrocarril terminó dominando el transporte.
El ferrocarril
De los sistemas de transporte que se desarrollaron en el siglo XIX, el ferrocarril en Estados Unidos, al igual que en otras naciones, trajo grandes beneficios a la economía y sociedad estadounidense. El ferrocarril surgió en 1815 gracias a la mejora del motor de vapor de alta presión en Gran Bretaña, y así Estados Unidos decidió traer este invento al país. Originalmente, los rieles eran de madera, pero fueron reemplazados por rieles de hierro. Aunque el ferrocarril no era un medio de transporte muy barato (el costo de envío por barco a vapor era de $0.99 por milla, mientras que el del ferrocarril era de $1.84 por milla), funcionó como un medio de transporte tanto de mercancías como de personas.
El desarrollo del ferrocarril trajo varias ventajas. En primer lugar, redujo los costos de transporte de mercancías pesadas; los productos manufacturados y las materias primas podían transportarse de manera más eficiente y barata que nunca antes. Además, conectó territorios aislados a la economía global. Con la expansión del mercado interno y la baja de precios, se pudieron construir empresas más grandes, lo que permitió mayores ganancias. También impulsó la creación de nuevas industrias, como la siderurgia (producción de hierro y acero). La primera línea de ferrocarril funcional en Estados Unidos fue construida en 1833 por la compañía "Camden and Amboy", que iba de Nueva York a Filadelfia. El estado de Nueva Jersey le dio el monopolio de construcción de ferrocarriles a esta empresa, convirtiéndola en una de las corporaciones más grandes de Estados Unidos.
La industria
La industria entre 1790 y 1815
Durante este periodo, la mayoría de los productos que la gente necesitaba se seguían fabricando en casa, especialmente en las zonas rurales. Las empresas pequeñas tenían problemas debido a los altos costos de transporte, lo que limitaba la venta de sus productos a mercados cercanos. Desde finales del siglo XVIII, las grandes empresas ya usaban máquinas que funcionaban con energía del agua, lo que hizo crecer mucho la productividad y la industria estadounidense. Las leyes de embargo de 1807 y 1809, que ponían muchas restricciones y prohibiciones a las importaciones (especialmente de Gran Bretaña), impulsaron la industrialización en Estados Unidos. Estas restricciones hicieron que el dinero se invirtiera en la fabricación de productos en lugar de en el comercio.
La industria entre 1815 y 1860
A partir de 1815, la fabricación de productos en casa empezó a disminuir, dando paso al surgimiento de fábricas. El gran crecimiento del sector industrial se debió a los avances tecnológicos de esos años. Se crearon máquinas nuevas y más grandes, y surgió la especialización junto con la producción en serie. Las piezas intercambiables facilitaron el mantenimiento y la reparación de las máquinas, lo que redujo los costos y aumentó la cantidad de bienes disponibles. Algunos expertos dicen que el aumento en la demanda favoreció el crecimiento de la productividad, y que este aumento habría ocurrido incluso sin los avances tecnológicos.
Como el sistema de fábricas aumentó la oferta de trabajadores, los salarios se mantuvieron bajos, lo que redujo los costos de producción e impulsó la inversión y el crecimiento industrial. Otro factor importante en el crecimiento de las fábricas y la manufactura fue la estandarización en la producción de bienes. Esto permitió el uso de piezas intercambiables y una reducción en los costos de producción de artículos como armas de fuego y relojes.
Una de las industrias que más se desarrolló en este siglo fue la textil. Francis Cabot Lowell quería usar las máquinas inglesas en la industria textil estadounidense, pero tuvo que adaptar su diseño para que requirieran menos trabajadores, debido a la escasez de mano de obra en el país. Lowell fundó en 1813 la compañía "Boston Manufacturing Company", donde se creó el telar eléctrico, inventado por Paul Moody. En 1860, la industria textil, especialmente la del algodón, ya era la más importante en términos de valor añadido y la segunda en cuanto a número de empleos. Esta industria se destacó por contratar a mujeres para la producción de telas.
Otra industria que creció mucho y tuvo un gran impacto en el desarrollo industrial de Estados Unidos fue la fabricación de herramientas y maquinaria. Antes de 1800, los dueños de las fábricas tenían que producir sus propias herramientas y máquinas; de hecho, cada fábrica tenía su propio taller. Con el crecimiento del mercado y la creación de máquinas más complejas y grandes, se establecieron nuevas empresas especializadas en la producción de estos bienes, ya que eran muy rentables. Estas compañías, al innovar y mejorar la maquinaria utilizada por distintas industrias, favorecieron el crecimiento de la industrialización estadounidense.
Inventos importantes
En el siglo XVIII, Estados Unidos importaba tecnología industrial, ya que aún no tenía un alto nivel de desarrollo para impulsar la innovación por sí mismo. La mayoría de las innovaciones venían de Gran Bretaña, pero esto era ilegal porque los británicos habían prohibido la exportación de máquinas. Personas como Samuel Slater y Francis Cabot Lowell eran comerciantes que memorizaban el diseño de máquinas británicas para producirlas en Estados Unidos.
Fue hasta el siglo XIX que, gracias a los recursos del país, la escasez de trabajadores y la creación de patentes, surgió el interés por la innovación y la invención. Debido a la ley de embargo de 1807 sobre los productos británicos, la innovación se aceleró notablemente. Las primeras patentes eran mejoras a máquinas ya existentes, como el pararrayos o el barco a vapor, mientras que otras eran aplicaciones tecnológicas de avances científicos del extranjero, como el telégrafo de Samuel Morse, patentado en 1840. Entre las patentes, se encuentra la máquina de coser de Isaac Merritt Singer, un invento que aumentó la productividad de la industria textil en un 500%.
La máquina de vapor
En 1780, Estados Unidos tenía tres motores a vapor, que se usaban principalmente para bombear agua en minas y para el suministro de agua de Nueva York. En este periodo, la mayor parte de la energía mecánica se generaba con molinos de agua. En Estados Unidos, la energía a base de vapor no pudo reemplazar a la energía hidráulica hasta después de 1850.
Oliver Evans comenzó a desarrollar un motor de vapor de alta presión que era más práctico que el desarrollado por Richard Trevithick en Inglaterra por la misma época. Este motor de alta presión ya no necesitaba un condensador separado, por lo que no se requería enfriar el agua. Cuando Evans abrió la fundición y fábrica "Mars Works" cerca de Filadelfia, comenzó a producir motores de vapor adicionales con diseños específicos. Para 1812, en esta misma fábrica, desarrolló con éxito el motor "Colombian". A medida que su negocio crecía y los motores solicitados se enviaban por todo el país, Evans y un colega crearon la "Pittsburg Steam Engine Company" en Pensilvania. En poco tiempo, los motores a vapor comenzaron a usarse mucho en sistemas de suministro de agua, aserraderos y molinos de harina, especialmente en lugares donde no había o había poca energía hidráulica.
La economía industrial se fortalece
Hacia mediados del siglo XIX, Estados Unidos logró expandir su territorio desde la costa atlántica hasta el Pacífico, conquistando las vastas tierras del Sudoeste. Con el apoyo del gobierno federal y la llegada de agricultores, comerciantes, aventureros, inmigrantes europeos y misioneros, la "Frontera", antes considerada un territorio salvaje, se convirtió en un gran motor para el crecimiento económico. La expansión hacia el Oeste no solo aumentó las tierras para la agricultura, la ganadería y la minería (como la fiebre del oro en California), y el crecimiento de la población, sino que también ayudó a crear los mitos que han formado la identidad de la nación estadounidense hasta hoy.
Mientras se reanudaba el conflicto con los Cheyenne y los Arapaho en el Lejano Oeste en 1861, el presidente Abraham Lincoln declaró la guerra a los estados del Sur. Así comenzó la primera gran guerra moderna, marcada por su dureza, el uso masivo de armas modernas y la destrucción sistemática de las plantaciones del Sur por parte de las fuerzas del Norte.
La guerra dejó un trágico saldo de más de un millón de víctimas, entre civiles y militares. Sin embargo, la victoria del Norte industrializado y que se oponía a la esclavitud significó el triunfo de un sistema económico basado en la libre competencia y el éxito individual. También consolidó una idea de Estado federal más unida, dejando atrás la forma de vida de la aristocracia agrícola del Sur, que defendía la esclavitud y una sociedad basada en el origen de las personas. El triunfo del Norte permitió un gran desarrollo industrial posterior y, aunque se declaró legalmente la libertad de las personas esclavizadas y su derecho al voto, no se pudo eliminar la discriminación y la separación en los estados del Sur.
En este proceso, la producción industrial pasó de menos de 2,000 millones de dólares al año a más de 13,000 millones. De igual forma, el número de empleados en la industria, la minería, la construcción y los servicios pasó de menos de 4 millones a 18 millones de personas. Los factores que impulsaron la industrialización fueron la abundancia de recursos naturales, el crecimiento de la población, la acumulación de capital y las inversiones extranjeras. La inmigración también proporcionó una gran cantidad de trabajadores a bajo costo. Durante este periodo, se hizo evidente la unión de empresas en grandes corporaciones. Esta unión se basó en gran parte en el nacimiento de los trusts, que eran acuerdos entre los dueños de diferentes empresas de un mismo sector económico para unificar la dirección y gestión, reduciendo así la competencia.
La Gran Depresión: 1929-1942
Después de la caída de la bolsa en octubre de 1929, la economía mundial entró en un periodo muy difícil conocido como la Gran Depresión. La Reserva Federal empeoró la situación en Estados Unidos al permitir que la cantidad de dinero en circulación disminuyera en un tercio. El aumento de las medidas para proteger la industria nacional, como la Ley Hawley-Smoot de 1930, provocó que otros países como Canadá, Gran Bretaña y Alemania tomaran medidas similares. En 1932, el Congreso se preocupó por el creciente déficit y la deuda pública, y subió los impuestos sobre la renta. Los economistas generalmente están de acuerdo en que estas medidas hicieron más profunda una crisis que ya era grave. En 1932, la tasa de desempleo era del 25%. Las condiciones eran peores en la industria pesada, la maderera, la agricultura de exportación (algodón, trigo, tabaco) y la minería. Las condiciones no eran tan malas en los trabajos de oficina y la manufactura ligera.
Franklin Delano Roosevelt fue elegido presidente en 1932 sin un plan específico. Su política se basó en un grupo muy diverso de asesores que unieron muchos programas, conocidos como el New Deal.
Segunda Guerra Mundial
Durante la Segunda Guerra Mundial, la economía de Estados Unidos se transformó para apoyar el esfuerzo bélico. La producción de fábricas y la mano de obra se enfocaron en fabricar armas, vehículos y suministros para la guerra. Esto ayudó a sacar al país de la Gran Depresión y a impulsar un gran crecimiento económico.
Años de prosperidad después de la guerra (1945-1973)
El periodo entre el final de la Segunda Guerra Mundial y la década de 1970, con la crisis del petróleo de 1973, fue una época de gran prosperidad para el capitalismo estadounidense, y también para Europa occidental y Asia. La clase media creció, al igual que el Producto Interno Bruto (PIB) y la productividad. Estados Unidos experimentó un periodo de crecimiento económico impulsado por la emisión de bonos de guerra y el programa de la G.I. Bill, que preparó a muchos trabajadores. Este crecimiento se distribuyó de manera bastante uniforme entre las clases sociales, lo que algunos atribuyen a la fuerza de los sindicatos en ese periodo. Gran parte del crecimiento provino de que los trabajadores agrícolas, que ganaban poco, se trasladaron a trabajos mejor pagados en pueblos y ciudades, un proceso que se completó en gran medida en los años sesenta.
El Congreso creó el Consejo de Asesores Económicos (CEA) para dar consejos y ayudar a aplicar políticas económicas nacionales e internacionales. Este consejo cambió la forma de ver la economía, pasando de un "modelo cíclico" a un "modelo de crecimiento", estableciendo metas para la economía y usando teorías sobre la resistencia fiscal y el presupuesto de pleno empleo. También reconocieron la necesidad de más flexibilidad en los impuestos y cambiaron la idea de que el desempleo era un problema estructural a uno de baja demanda general. Arthur F. Burns y Neil H. Jacoby fueron muy importantes en la creación de los programas del CEA. "Ahora soy un keynesiano en economía", dijo el presidente republicano Richard Nixon en 1969. Aunque este periodo significó una expansión económica general en el país, hubo varias recesiones en 1945, 1949, 1953, 1958 y 1960 que causaron fuertes caídas en el PIB.
El "Baby Boom" fue un gran aumento en la natalidad entre 1942 y 1957, causado por matrimonios y nacimientos que se habían pospuesto durante los años de la depresión, el aumento de la prosperidad, la demanda de viviendas unifamiliares y un mayor optimismo sobre el futuro. Este proceso alcanzó su punto máximo alrededor de 1957 y luego fue disminuyendo lentamente.
La época de Reagan
En los años 1980, la política económica de la administración Reagan llevó a una fuerte subida de las tasas de interés en Estados Unidos y el dólar se revalorizó un 50%. Esta política causó un gran aumento de la deuda en los países de América Latina, ya que estos países solían usar el dólar para pagar sus deudas.
Crisis económica de 2008
La Crisis financiera de 2008 fue un periodo de grandes dificultades económicas que afectó a Estados Unidos y al mundo. Comenzó con problemas en el mercado de viviendas, especialmente con las hipotecas de alto riesgo. Esto llevó a una crisis en el sistema bancario y a una recesión económica.
Recuperación después de la crisis de 2009
En abril de 2009, las ventas en el sector minorista (tiendas) subieron, cayendo solo un 0.2% en comparación con abril de 2008. Grandes tiendas también se beneficiaron de las ventas. Esto mostró señales de que la economía comenzaba a recuperarse lentamente de la crisis.
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Véase también
En inglés: Economic history of the United States Facts for Kids
- Historia de los Estados Unidos
- Historia del capitalismo
- Economía de los Estados Unidos
- Anexo:Recesiones en Estados Unidos
- Revolución Industrial
- Máquina de vapor
- Historia de la máquina de vapor
- Desmotadora
- Ferrocarril
- Barco de vapor
Siglo XX
- Crack del 29
- Keynesianismo
- New Deal
- G.I. Bill