Ermita de San Frutos para niños
Datos para niños Ermita de San Frutos |
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bien de interés cultural | ||
![]() Ermita de San Frutos
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Localización | ||
País | ![]() |
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Comunidad | ![]() |
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Provincia | ![]() |
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Localidad | Carrascal del Río | |
Coordenadas | 41°19′29″N 3°52′46″O / 41.324622222222, -3.8794388888889 | |
Información religiosa | ||
Culto | catolicismo | |
Diócesis | diócesis de Segovia | |
Advocación | Frutos de Segovia | |
Fundación | siglo VII siglo XII | |
Datos arquitectónicos | ||
Estilo | arte románico | |
Identificador como monumento | RI-51-0000881 | |
Año de inscripción | 3 de junio de 1931 | |
La Ermita de San Frutos es lo que queda de un antiguo conjunto de edificios religiosos. Se encuentra en el municipio de Carrascal del Río, en la provincia de Segovia, Castilla y León, España. Hoy en día, solo el templo dedicado a San Frutos sigue en pie y en uso.
Este lugar es el final del Camino de San Frutos, una ruta de unos 80 kilómetros que empieza en la ciudad de Segovia. Es un recorrido que la gente hace para honrar al santo.
El conjunto de la ermita está en un lugar muy especial. Se sitúa sobre uno de los meandros (curvas del río) que forma el río Duratón. Este sitio está en el corazón del parque natural de las Hoces del Río Duratón. Desde aquí se puede ver el impresionante cañón que el río ha creado. También se aprecia el agua tranquila del Embalse de Burgomillodo, que está cerca.
Desde la ermita, se pueden observar las tres partes principales del parque. En la parte de arriba está la paramera, una zona de terreno elevado. A la orilla del río, hay un bosque de ribera. Y, por supuesto, los grandes cortados o acantilados. Es un lugar excelente para observar aves, especialmente los buitres leonados. Sus nidos se ven en la pared de enfrente y las aves vuelan muy cerca de los visitantes.
Contenido
La Ermita de San Frutos: Historia y Arquitectura
La ermita actual es una construcción de estilo románico del siglo XII. Fue construida sobre los restos de un edificio anterior del siglo VII. Se cree que San Frutos (que vivió entre los años 642 y 715) y sus dos hermanos, santa Engracia y san Valentín, eligieron este lugar. Querían dedicarse a una vida tranquila y de reflexión. Más tarde, se añadió un monasterio y un cementerio al complejo.
Este sitio ofrece una de las vistas más famosas de las hoces del Duratón. Es uno de los puntos más atractivos de todo el parque natural.
Para llegar al complejo, hay que cruzar un pequeño puente de piedra. Este puente fue construido en 1757 y salva una grieta en la roca llamada La Cuchillada. Entre la grieta y la ermita, se encuentran los restos de un monasterio benedictino. Un poco más adelante está la ermita. Al pie de su ábside (la parte trasera redondeada), hay varias tumbas antiguas. Estas tumbas fueron excavadas en la roca en la Alta Edad Media. Se relacionan con la reconquista de la zona por Fernán González en el siglo X y fueron usadas después por los monjes.
Entre la ermita y el borde del acantilado, hay un cementerio. A su lado, en una pequeña construcción, están las tumbas que la tradición dice que pertenecen a San Frutos y sus hermanos. Sin embargo, ahora están vacías. A la izquierda de La Cuchillada, quedan los restos de una escalera tallada en la roca. Esta escalera se usaba para bajar al fondo del cañón.
A la entrada del complejo, hay una cruz de hierro sobre una base de piedra. En esta base, se pueden ver las siete llaves de Sepúlveda. La cruz se puso en el año 1900 para recordar una gran peregrinación. Esta peregrinación fue organizada por el obispo de Segovia Quesada. En esta zona, el número siete es muy importante. Se repite en varias historias, como los siete milagros de San Frutos o las siete puertas de Sepúlveda.
La Iglesia de San Frutos
La construcción de la iglesia comenzó en el año 1093. Fue inaugurada en el año 1100 por el arzobispo de Toledo Bernardo de Sedirac. Se construyó sobre restos de antiguas edificaciones. Se cree que un monje llamado Michael fue el constructor, bajo la dirección del Abad Fortunio.
La iglesia tiene una sola nave de 8 metros de ancho. A los lados, tiene arcos ciegos que se apoyan en pequeñas columnas. El techo es una bóveda de cañón y al final de la nave está el ábside. Se entra por dos puertas. La del lado norte es la principal, mientras que la otra está cerrada. La puerta principal tiene tres arcos decorados. Sobre ella, hay una ventana con un arco de medio punto. Destacan 14 capiteles (la parte superior de las columnas) con adornos de plantas y escenas de historias antiguas. La iglesia ha sido renovada varias veces, especialmente el ábside, y se le han añadido dos partes laterales.
Debajo del altar, hay una piedra llamada piedra del santo. La tradición dice que si se dan tres vueltas alrededor de ella (el espacio es muy estrecho), puede ayudar a curar algunas dolencias.
El templo fue reformado en el siglo XII con tres nuevos ábsides semicirculares. Pero las obras más importantes en el interior se hicieron a principios del siglo XVIII. Se construyó un nuevo retablo para el altar de San Frutos y se llevaron allí sus reliquias (restos sagrados). Años después, se construyó una capilla nueva para el santo.
El 18 de junio de 1126, el rey Alfonso VII de León dio permiso para que la gente viviera en el monasterio de San Frutos. También confirmó que este lugar se unía al monasterio de Santo Domingo de Silos. Los monjes benedictinos vivieron aquí hasta 1834. En ese año, tuvieron que dejar el lugar debido a un cambio en las leyes. El abandono y un incendio en el siglo XIX causaron que el monumento se deteriorara. En junio de 1931, fue declarado Monumento Nacional, lo que significa que es un lugar muy importante para la historia y la cultura.
San Frutos es el patrón de la provincia de Segovia. Cada 25 de octubre, se celebra una romería (una fiesta con peregrinación) en su honor. En 1992, se creó la Hermandad de San Frutos del Duratón. Esta hermandad se encarga de cuidar y conservar este lugar tan especial.
Leyendas Populares de San Frutos
La Cuchillada es la grieta en la roca que se cruza para llegar a la ermita. La leyenda cuenta que San Frutos la abrió con su bastón. Lo hizo para detener a los invasores y proteger a los habitantes de Sepúlveda que pedían ayuda. Así, la grieta marcó un límite que los invasores no debían cruzar.
Otra leyenda muy conocida es la de la mujer despeñada. Se dice que en el año 1225, un hombre empujó a su esposa por el acantilado. Él creía que ella le había sido infiel. Pero San Frutos la salvó de la muerte porque ella era inocente. En agradecimiento, la mujer donó todas sus pertenencias al monasterio. En uno de los muros de la ermita, se puede leer una inscripción que dice: Aquí yace sepultada una muger de su marido despeñada y no morió i hizo a esta casa lymosna de sus bienes.