Dunstán para niños
Datos para niños Dunstán |
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![]() San Dunstán en la vidriera del Holy Cross Monastery, Nueva York.
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Información personal | |||
Nombre en inglés | Dunstan | ||
Nacimiento | c. 909 Balstonborough, Somerset |
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Fallecimiento | 19 de mayo de 988 Canterbury |
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Sepultura | Catedral de Canterbury | ||
Religión | Católicismo | ||
Familia | |||
Padres | Heorstan y Cynethryth | ||
Información profesional | |||
Ocupación | Teólogo, iluminador, arzobispo, escritor, escriba y sacerdote católico | ||
Cargos ocupados |
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Información religiosa | |||
Canonización | 1029 | ||
Festividad | 19 de mayo | ||
Atributos | Con unas tenazas de herrero, una paloma sobre él y un grupo de ángeles detrás. | ||
Venerado en | Iglesia ortodoxa Iglesia católica Comunión anglicana |
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Patronazgo | Charlottetown, Canadá. Orfebres, músicos y cerrajeros. |
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Orden religiosa | Orden de San Benito | ||
reconocimientos |
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Dunstán (c. 909-19 de mayo de 988) fue una figura muy importante en la historia de Inglaterra. Fue abad de Glastonbury, obispo de Worcester y Londres, y finalmente arzobispo de Canterbury. Se le considera un santo en la Iglesia católica.
Dunstán trabajó mucho para mejorar la vida en los monasterios. Era muy hábil dibujando y escribiendo. También fue un consejero clave para varios reyes ingleses. Por su gran trabajo como obispo, fue una de las personas más populares en Inglaterra durante casi doscientos años. Su fama hizo que se contaran muchas historias sobre él.
Contenido
Los primeros años de Dunstán (909-943)
¿Dónde y cuándo nació Dunstán?
Dunstán nació en Baltonsborough, en el condado de Somerset, Inglaterra. Su padre, Heorstan, era un noble de Wessex. Su madre, Cynethryth, era una mujer muy devota. Se cuenta que un mensajero le dijo a su madre que el niño que iba a nacer sería muy especial.
Aunque no se sabe la fecha exacta, los historiadores creen que Dunstán nació alrededor del año 910.
De la escuela a la corte real
Dunstán estudió con los monjes irlandeses en las ruinas de la abadía de Glastonbury. De niño, se recuperó de una enfermedad grave de forma sorprendente. Desde joven, mostró un gran interés por aprender y dominar diferentes oficios.
Su tío, Athelm, que era arzobispo de Canterbury, lo invitó a trabajar con él. Poco después, Dunstán pasó a la corte del rey Athelstan.
Desafíos en la corte y una decisión importante
En la corte, Dunstán se ganó el aprecio del rey. Esto causó envidia en otros miembros de la corte. Fue acusado injustamente y el rey le pidió que se fuera. Al salir del palacio, sus enemigos lo atacaron y lo arrojaron a un pozo.
Dunstán logró salir y se recuperó en casa de un amigo. Luego, se reunió con su tío Elpegio, obispo de Winchester. Elpegio lo animó a seguir una vida monástica. Dunstán dudaba, pero una enfermedad lo hizo cambiar de opinión.
En el año 943, fue ordenado sacerdote y regresó a Glastonbury. Allí vivió como un ermitaño en una pequeña celda. Se dedicaba a estudiar, tocar el arpa y hacer trabajos manuales. Una leyenda dice que usó unas tenazas para librarse de una tentación.
Monje, abad y obispo (943-960)
Dunstán como monje y artista
Mientras vivía en Glastonbury, Dunstán trabajó como platero y en el scriptorium, un lugar donde se copiaban y decoraban libros. Se cree que él dibujó una famosa imagen de Cristo en un libro antiguo de Glastonbury. Era conocido por su talento como músico, artista y metalista.
Una mujer noble, Lady Æthelflaed, lo eligió como consejero. A su muerte, le dejó una gran fortuna. Este dinero lo usó más tarde para ayudar a revivir la vida monástica en Inglaterra. También heredó bienes de su padre.
Con la muerte del rey Athelstan en 940, el nuevo rey, Edmundo I, lo llamó a su corte para que fuera su ministro.
El regreso a la corte y un giro inesperado
De nuevo, el favor del rey provocó celos en otros cortesanos. Los enemigos de Dunstán lograron que el rey planeara expulsarlo. Dunstán decidió irse con unos viajeros.
Pero el rey Edmundo I tuvo un accidente mientras cazaba. Su caballo casi cae por un acantilado. En ese momento, el rey recordó cómo había tratado a Dunstán y prometió cambiar si se salvaba. Su caballo se detuvo justo a tiempo.
Agradecido, el rey regresó, llamó a Dunstán y le pidió perdón. Lo llevó a Glastonbury y lo nombró abad. Le prometió todo su apoyo para restaurar la vida monástica.
Abad de Glastonbury
Como abad, Dunstán se dedicó a reconstruir la abadía y a restablecer la vida monástica. Adoptó la regla benedictina, que era un conjunto de normas para los monjes.
Su primera tarea fue reconstruir la iglesia de San Pedro y el claustro. Fundó una escuela para jóvenes, que se hizo muy famosa. También mejoró el sistema de riego en los campos cercanos.
En 946, el rey Edmundo I fue asesinado. Su sucesor fue Edred, quien apoyó las reformas de Dunstán. Edred quería unificar el reino y fortalecer la autoridad real. También buscaba promover la fe y la moral.
Sin embargo, la nobleza de Wessex se oponía a estas reformas. Durante nueve años, Dunstán mantuvo su influencia. Rechazó dos veces el cargo de obispo, pues no quería dejar al rey Edred.
Un cambio de fortuna

En 955, el rey Edred murió y su sobrino Edwy el Bello fue coronado. Edwy era un joven terco y apoyaba a la nobleza que se oponía a las reformas.
Se cuenta que su conflicto con Dunstán comenzó el día de su coronación. El rey no asistió a una reunión importante con los nobles. Dunstán lo encontró conversando con una dama y su madre. Dunstán lo obligó a regresar y a dejar a la dama.
Enfurecido, el rey Edwy persiguió a Dunstán y saqueó el monasterio. Dunstán tuvo que huir de Inglaterra y se fue a Flandes (actual Bélgica). Allí fue recibido por el conde Arnulfo I en la abadía de Mont Blandin. En este lugar, Dunstán pudo vivir bajo una estricta regla monástica.
Su exilio no duró mucho. En 957, las regiones de Mercia y Northumbria se rebelaron contra Edwy. Eligieron a su hermano Edgar como rey del norte.
Los consejeros de Edgar llamaron a Dunstán de vuelta. A su llegada, el arzobispo Oda lo nombró obispo de Worcester. Al año siguiente, también fue nombrado obispo de Londres.
En octubre de 959, Edwy murió y Edgar se convirtió en rey de toda Inglaterra. Edgar revocó el nombramiento del arzobispo que había hecho Edwy y, finalmente, nombró a Dunstán como arzobispo de Canterbury.
Arzobispo de Canterbury (960-978)

En 960, Dunstán viajó a Roma y recibió el palio (una vestidura especial) del Papa Juan XII.
Al regresar, Dunstán se convirtió en una especie de "primer ministro" del reino. Nombró a otros obispos importantes y, con el apoyo del rey Edgar, continuó con sus reformas en la iglesia inglesa.
Dunstán exigió que los monjes vivieran con disciplina y que los sacerdotes fueran célibes (no se casaran). Prohibió la simonía (comprar o vender cargos religiosos) y que los clérigos nombraran a sus parientes en puestos importantes.
Se construyeron muchos monasterios. En algunas catedrales, los monjes reemplazaron a los canónigos. Los sacerdotes debían estar bien preparados y enseñar a sus comunidades no solo sobre la fe, sino también sobre oficios que mejoraran sus vidas.
Dunstán también impulsó reformas políticas para mantener la ley y el orden. Se crearon grupos armados para vigilar el norte y una flota para proteger las costas de los ataques vikingos. Gracias a esto, el reino vivió un periodo de paz.
En 973, Dunstán alcanzó un gran éxito político al coronar al rey Edgar en Bath. Esta ceremonia fue muy importante y sirvió de base para las futuras coronaciones de los monarcas británicos. Después, otros reyes británicos fueron a Chester para jurar lealtad a Edgar.
Después de la muerte del rey Edgar
Edgar murió dos años después de su coronación. Le sucedió su hijo mayor, Eduardo el Mártir. La madrastra de Eduardo, Elfrida, quería que su propio hijo, Etelredo, fuera rey. Pero gracias a la intervención de Dunstán, Eduardo fue coronado.
La muerte de Edgar animó a los nobles que se oponían a las reformas. Atacaron a los monjes y les quitaron sus propiedades. Hubo un gran riesgo de guerra civil. Se realizaron varias reuniones para resolver el conflicto. En una de ellas, el suelo de la sala se derrumbó, y muchos cayeron, pero Dunstán se salvó al agarrarse a una viga.
Últimos años de Dunstán (978-988)

En marzo de 978, el rey Eduardo fue asesinado. Su hermanastro Etelredo se convirtió en el nuevo rey. Dunstán presidió su coronación, pero fue la última vez que estuvo en una ceremonia oficial. Advirtió al joven rey sobre las consecuencias de cómo había llegado al trono.
La influencia de Dunstán en la corte disminuyó. Se retiró a Canterbury, donde enseñó en la escuela de la catedral. Después de esto, solo se conocen tres intervenciones públicas suyas. En 980, ayudó a trasladar los restos del rey Eduardo II. En 984, siguiendo una visión, convenció al rey Etelredo de nombrar a un nuevo obispo para Winchester. Finalmente, en 986, convenció al rey de detener la persecución contra el obispo de Rochester.
En su retiro en Canterbury, Dunstán dedicó mucho tiempo a la oración. Visitaba santuarios, se preocupaba por el bienestar de sus fieles, reconstruía iglesias, fundaba escuelas y defendía a los más débiles.
Continuó trabajando como artesano, fabricando campanas y órganos. También corregía libros en la biblioteca de la catedral. Protegió y animó a los estudiosos que llegaban a Inglaterra.
Se dice que poco antes de su muerte, los ángeles le avisaron que moriría en tres días. El 19 de mayo de 988, celebró misa y predicó a los fieles. Les anunció su muerte inminente y les deseó lo mejor. Esa tarde, eligió el lugar de su sepultura. Murió el domingo por la mañana, 19 de mayo, después de recibir los últimos sacramentos. Sus últimas palabras fueron sobre la bondad de Dios.
El pueblo lo consideró un santo de inmediato. Fue canonizado en 1029. Ese mismo año, se decidió que su fiesta se celebraría en toda Inglaterra.
El legado de Dunstán
Dunstán fue el santo más popular de Inglaterra hasta que la fama de Tomás Becket lo superó. Fue enterrado en la Catedral de Canterbury.
Los monjes de Glastonbury afirmaron que habían trasladado el cuerpo de Dunstán a su abadía para protegerlo durante un ataque vikingo en 1012. Sin embargo, en 1508, se abrió la tumba de Canterbury y se confirmó que sus restos seguían allí.

Dunstán es considerado el santo patrón de los orfebres, ya que trabajó como herrero, pintor y joyero. Su festividad se celebra el 19 de mayo. Muchas iglesias llevan su nombre, especialmente en países de habla inglesa.
Algunos historiadores sugieren que Dunstán pudo haber escrito una obra antigua llamada Salomón y Saturno, por su estilo y vocabulario.
Otra leyenda cuenta que un día, una extraña criatura le pidió a Dunstán que le herrara las pezuñas. Dunstán se dio cuenta de que era una criatura malvada. Le dijo que para hacer bien su trabajo, debía atarlo a la pared. Luego, le clavó las herraduras de forma tan dolorosa que la criatura le suplicó que parara. Como condición para liberarlo, Dunstán le hizo prometer que nunca entraría en una casa donde hubiera una herradura sobre la puerta. Se dice que este es el origen de la herradura de la suerte.
Véase también
En inglés: Dunstan Facts for Kids