Crisis diplomática por las islas Malvinas de 1770 para niños
La crisis diplomática por las islas Malvinas de 1770 fue un momento de gran tensión entre España y el Reino de Gran Bretaña. El conflicto surgió por la soberanía de las Islas Malvinas y estuvo a punto de provocar una guerra entre estas dos potencias, junto con Francia.
La situación se complicó cuando los británicos establecieron un puesto secreto en la isla Trinidad, al oeste de las Malvinas. Este hecho llevó a España y Francia a unirse contra el Reino Unido, buscando una solución pacífica o preparándose para un posible enfrentamiento.
Contenido
Antecedentes de la disputa
¿Quiénes llegaron primero a las Malvinas?
El primer asentamiento en las islas Malvinas fue establecido por el explorador francés Louis Antoine de Bougainville. Con permiso de su gobierno, Bougainville partió de Saint Maló en 1763 y llegó a las islas en enero de 1764. Después de explorar, encontró una bahía adecuada y fundó un fuerte al que llamó Puerto Luis, en honor al rey Luis XV de Francia. La ceremonia de toma de posesión fue en abril de 1764, y un año después, la colonia ya tenía 150 habitantes.
Cuando España se enteró de la presencia francesa, protestó. España y Francia tenían una alianza, el "Pacto de Familia". España temía que el éxito francés animara a los británicos a hacer lo mismo, ya que el Almirantazgo británico (la marina) estaba muy interesado en tener una base naval en las islas.
El marqués de Grimaldi, representante español, pidió al duque de Choiseul, de Francia, que entregara la colonia. Aunque al principio Francia dudó, para evitar problemas con su aliado después de las pérdidas de la Guerra de los Siete Años, Choiseul aceptó. Bougainville recibió una compensación económica por los gastos de la colonia.
La administración española de las islas
La colonia francesa fue entregada a España el 1 de abril de 1767. Felipe Ruiz Puente fue nombrado el primer gobernador español de las islas, que pasaron a depender del Virreinato del Río de la Plata. Así, España comenzó una administración continua del archipiélago, sumando a sus derechos de soberanía el derecho de ser los primeros ocupantes, heredado de Francia.
La llegada secreta de los británicos
George Anson, un alto cargo de la marina británica, creía que las Malvinas eran clave para controlar el comercio español en América del Sur. España, sin embargo, siempre había protestado cualquier intento británico de explorar la zona, afirmando que esas aguas eran suyas. Una expedición británica planeada en 1749 fue cancelada por las fuertes protestas españolas.
En 1764, el Reino Unido decidió enviar otra expedición a las Malvinas, esta vez en secreto para evitar problemas con España. La expedición, liderada por John Byron, solo reveló su verdadero destino una vez que partieron de Brasil. En enero de 1765, avistaron la isla Gran Malvina y establecieron una base temporal en un lugar que llamaron Port Egmont, en honor al jefe de la marina británica. Byron no fundó un asentamiento permanente, solo dejó un pequeño huerto como prueba de su paso.
Más tarde, en enero de 1766, el capitán John McBride llegó a las islas con tres barcos, casi dos años después de la llegada de los franceses.
Primeros encuentros y tensiones
Descubrimiento de las presencias extranjeras
Cuando el capitán McBride zarpó de Londres, la presencia de una colonia francesa en Malvinas era solo un rumor. El informe de Byron había dicho que las islas estaban deshabitadas, porque no había explorado lo suficiente para ver Puerto Luis. Sin embargo, en marzo de 1766, la marina británica confirmó la presencia francesa, y el 2 de diciembre de ese año, McBride descubrió el asentamiento de Puerto Luis.
Las islas y la región del Atlántico Sur pertenecían a la Corona española, que había ejercido su soberanía allí por más de dos siglos. Esto era reconocido por las principales potencias de la época. El comandante francés Nerville rechazó los reclamos británicos, diciendo que las islas eran de Francia y que debían irse.
Después de este incidente, el rey Carlos III decidió que España debía establecer y mantener una presencia en las Malvinas. En octubre de 1766, se ordenó que las islas dependieran administrativamente de Buenos Aires, y se nombró a Felipe Ruiz Puente como gobernador.
La expedición española de desalojo
En 1768, el gobernador de Buenos Aires, Francisco de Paula Bucarelli, recibió órdenes de impedir cualquier asentamiento británico en el territorio del virreinato. En diciembre de 1769, Bucarelli partió con tres barcos hacia las Malvinas para cumplir estas órdenes.
El comandante Juan Ignacio de Madariaga lideró una expedición con 1500 soldados y 4 buques de guerra hacia Puerto Egmont. Partió de Montevideo el 11 de mayo de 1770. El 4 de junio de 1770, llegó a la bahía de Puerto Egmont y exigió a los británicos que abandonaran las islas. Madariaga argumentó que, según el derecho internacional de la época, no se podían establecer colonias en esa parte del mundo sin el permiso del rey de España.
La crisis diplomática
- Los líderes de las tres potencias involucradas
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George III de Gran Bretaña.
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Carlos III de España.
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Luis XV de Francia.
Preparativos para una posible guerra
El 11 de agosto de 1770, Juan Ignacio de Madariaga llegó a Cádiz para informar a la corte española sobre el desalojo de Puerto Egmont. La noticia fue recibida con preocupación. Las autoridades españolas se dieron cuenta de que estaban en un dilema: si apoyaban la acción de Bucarelli, la guerra con Gran Bretaña sería inevitable. Si, por el contrario, desautorizaban la expedición, sus derechos sobre las islas se verían afectados.
Tanto España como Francia pensaban que sus ejércitos no estaban listos para una guerra con Gran Bretaña. El representante español, Grimaldi, quería evitar la guerra a toda costa. Por eso, instruyó a Masserano, su embajador en Gran Bretaña, para que informara al gobierno británico que Bucarelli había actuado sin la autorización real. Los españoles esperaban evitar una respuesta violenta y llegar a un acuerdo pacífico.
Sin embargo, cuando el barco británico Favorite llegó a Gran Bretaña con las noticias de lo ocurrido en Puerto Egmont, los preparativos para la guerra se intensificaron.
La política británica interna

Frederick North, el primer ministro británico, estaba en una situación difícil. Su principal opositor en el parlamento era Chatham, un político muy hábil. Cuando se supo lo de la isla Trinidad, Chatham y sus seguidores criticaron duramente la forma en que se manejaban las negociaciones con España y la lentitud en los preparativos para la guerra. North sabía que si había guerra con España, su puesto en el gobierno estaría en peligro. Por eso, necesitaba un acuerdo satisfactorio con España que calmara los ánimos sin llegar a un conflicto armado.
Un acuerdo discreto
North sabía que cualquier compromiso público con los españoles sería muy malo para su carrera política. Para resolver esto, propuso a Masserano un acuerdo verbal: si España aceptaba devolver Port Egmont para salvar el honor del rey George III de Gran Bretaña, Gran Bretaña se retiraría voluntariamente de las islas poco después, una vez que la situación se calmara.
James Harris, el embajador británico en Madrid, informó a su gobierno el 14 de febrero de 1771 que el gobierno español afirmaba que Gran Bretaña había prometido verbalmente evacuar las islas en dos meses.
La declaración de Masserano
El 22 de enero de 1771, se intercambiaron notas entre el Príncipe de Masserano, embajador de España en Gran Bretaña, y el conde de Rochford, por parte del gobierno británico. España se comprometió a restaurar Puerto Egmont a su estado anterior. La declaración de Masserano dejó claro que esta restauración se hacía solo para reparar la ofensa al rey Jorge III por la expulsión de sus súbditos. También indicó que esta restauración no significaba que España renunciara a sus derechos de soberanía sobre las Islas Malvinas.
Gran Bretaña aceptó la declaración sin objetar la reserva de España y aceptando que España continuara ocupando las islas. La aceptación británica fue un reconocimiento de la soberanía española sobre las islas.
La solución de la crisis
Restablecimiento temporal de Puerto Egmont
La devolución efectiva de Puerto Egmont a Gran Bretaña se realizó el 15 de septiembre de 1771. Poco a poco, la guarnición británica fue reduciéndose. El abandono definitivo de Puerto Egmont por parte de los británicos ocurrió el 20 de mayo de 1774, por razones económicas.
Antes de irse, los militares británicos dejaron una placa afirmando que el fuerte y las islas pertenecían al rey Jorge III. Hay una discusión sobre si la placa mencionaba las "islas Falkland" en plural o la "isla Falkland" en singular.
La destrucción de Puerto Egmont
En 1775, el capitán español Juan Pascual Callejas retiró la placa de Puerto Egmont y la envió a sus superiores en Buenos Aires. Cinco años después, siguiendo órdenes del virrey Juan José de Vértiz y Salcedo, destruyó por completo las instalaciones abandonadas por los británicos. La placa, que se conservaba en Buenos Aires, fue capturada por los británicos durante la primera invasión inglesa al Río de la Plata en 1806 y llevada a Londres.
Galería de imágenes
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El diplomático francés Étienne François de Choiseul tuvo una actuación destacada durante el conflicto.
Véase también
En inglés: Falklands Crisis of 1770 Facts for Kids
- Cuestión de las Islas Malvinas
- Ocupación británica de las islas Malvinas (1833)