Cortes de Valladolid (1299) para niños
Las Cortes de Valladolid de 1299 fueron reuniones importantes que se llevaron a cabo en la ciudad de Valladolid, en el reino de Castilla, entre enero y febrero de 1299. Estas reuniones ocurrieron mientras el rey Fernando IV de Castilla era todavía un niño.
Fueron organizadas por la reina María de Molina, que era la madre de Fernando IV, y por el infante Enrique de Castilla el Senador, quien era el tutor del joven rey.
Contenido
¿Qué fueron las Cortes de Valladolid de 1299?
Las Cortes de Valladolid de 1299 fueron una gran asamblea. A ella fueron invitados los nobles más importantes (llamados ricoshombres), los líderes de las Órdenes militares y los "hombres buenos" de las ciudades de Castilla, León y Extremadura. Los representantes de la Iglesia no asistieron, al igual que había ocurrido en las Cortes de Valladolid de 1298.
El objetivo principal de la reina María de Molina y del infante Enrique era conseguir dinero. Necesitaban fondos para pagar a los soldados y a los caballeros que servían al rey.
¿Qué se decidió en estas Cortes?
Los representantes de las ciudades (los concejos) aceptaron dar tres "servicios" al rey. Esto significaba que entregarían dinero para pagar a los nobles y soldados. Sin embargo, una gran parte de ese dinero fue a parar al infante Enrique de Castilla. Después de las Cortes, el infante Enrique viajó a Andalucía para ocupar un cargo importante.
El infante Enrique quería conseguir el apoyo de las ciudades andaluzas para vender la ciudad de Tarifa al rey Muhammad II de Granada. Pero encontró una fuerte oposición de Guzmán el Bueno, quien contaba con el apoyo del rey Jaime II de Aragón.
De estas Cortes surgieron dos conjuntos de reglas o leyes. Uno era de carácter general para todo el reino, y el otro respondía a las peticiones de los "hombres buenos" del reino de León. Al igual que en las Cortes anteriores, se dejó claro que las decisiones del rey Fernando IV se tomaron "con el consejo de la Reina Doña María nuestra madre y con el permiso del Infante (Enrique), nuestro tío y tutor".
Reglas importantes para todos
- Fernando IV prometió respetar los derechos, costumbres y leyes especiales (fueros) de las ciudades y pueblos que sus antecesores les habían dado.
- Nadie podía ser condenado a muerte sin antes tener un juicio. La justicia debía ser igual para todos los habitantes del reino, y se dieron varias garantías para los juicios.
- Los problemas sobre herencias no podían ser resueltos por jueces de la Iglesia. Debían ser juzgados por jueces civiles, siguiendo las leyes de cada lugar. Esto ayudó a separar la justicia de la Iglesia de la justicia del gobierno.
- Se prohibió a los nobles importantes (ricoshombres) que cobraran multas o castigaran a las personas de forma injusta en los lugares que administraban en nombre del rey. Antes de multar o castigar, debían ser escuchados por los jueces locales, respetando siempre los derechos y costumbres de esos lugares.
- Los encargados de los castillos del rey no podían quedarse con los bienes de las zonas cercanas. Debían devolver a las ciudades los bienes que hubieran tomado.
- Los caballeros que vivían cerca de la frontera debían pagar a las ciudades y aldeas por cualquier bien que hubieran tomado por la fuerza.
- En la casa del rey debía haber suficientes jueces y escribanos para atender las necesidades.
- Se confirmó lo acordado en las Cortes de Valladolid de 1298 sobre los documentos oficiales. El costo para obtener un documento de confirmación sería de sesenta maravedís.
- El notario mayor del reino de Castilla sería el encargado de guardar los registros de los documentos de Castilla. El notario mayor del reino de León se encargaría de los documentos de León.
- Las ciudades que no tenían que pagar ciertos impuestos (como la fonsadera y el yantar) seguirían con ese privilegio. Sin embargo, a veces, el rey Fernando IV necesitaba tanto dinero que no respetaba estos privilegios. Esto muestra que, a veces, los acuerdos de las Cortes no siempre se cumplían.
- Se prohibió hacer investigaciones generales secretas, excepto para delitos en lugares deshabitados o de noche. La investigación debía ser hecha por los jueces y personas de confianza del lugar. Si se necesitaban investigaciones especiales, se debía seguir lo establecido por los reyes Fernando III y Alfonso X de Castilla.
- El rey se comprometió a compensar a las ciudades si les había causado algún daño al no respetar sus leyes o derechos en algún documento.
- Cada ciudad debía nombrar a sus propios escribanos públicos, excepto en aquellos lugares donde ya los había nombrado el rey Fernando III de Castilla. En esos casos, los nombraría Fernando IV.
- Se decidió que los impuestos serían cobrados por caballeros y "hombres buenos" de las ciudades, y que nunca serían cobrados por personas de origen judío.
- Al igual que en las Cortes de Cuéllar de 1297 y en las Cortes de Valladolid de 1298, se acordó que los clérigos (personas de la Iglesia) pagarían impuestos, como el resto de la gente, si compraban propiedades en tierras del rey. Sin embargo, esta regla no se cumplió y se repitió en las Cortes de Burgos de 1301 con algunos cambios.
- El rey Fernando IV prometió enviar inspectores a las diferentes regiones (merindades) para asegurarse de que los oficiales del rey tomaran solo lo permitido y no cometieran abusos. A pesar de esto, los representantes de las ciudades se quejaron de los mismos abusos en las Cortes de Valladolid de 1307.
Reglas sobre las deudas
- Dos jueces del lugar se encargarían de resolver los problemas relacionados con las deudas de las personas de origen judío.
- Sobre las deudas entre cristianos y personas de origen judío, se confirmó lo que había dicho el rey Sancho IV de Castilla, padre de Fernando IV, en las Cortes de Valladolid de 1293. Se estableció que después de seis años, los cristianos no estarían obligados a pagar las deudas que tuvieran con los prestamistas de origen judío. Aunque los representantes del reino de León pidieron que este plazo fuera de solo cuatro años.
Galería de imágenes
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El río Pisuerga a su paso por la ciudad de Valladolid.
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Últimos momentos de Fernando IV el Emplazado. Óleo de José Casado del Alisal. 1860.