Cortes de Valladolid (1295) para niños
En el verano de 1295, se llevaron a cabo unas reuniones muy importantes, llamadas Cortes, en la ciudad de Valladolid. Estas Cortes se celebraron en el reino de Castilla mientras el rey Fernando IV de Castilla era todavía un niño.
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Cortes de Valladolid de 1295
¿Por qué fueron importantes las Cortes de 1295?
Las Cortes de Valladolid de 1295 tuvieron lugar en un momento complicado. El rey Fernando IV, que solo tenía nueve años, había subido al trono ese mismo año. Su padre, el rey Sancho IV de Castilla, había fallecido. Un día después de la muerte de su padre, Fernando IV fue proclamado rey en la catedral de Toledo. Allí juró que respetaría las leyes y costumbres de los nobles y de la gente común de su reino.
En ese tiempo, la reina María de Molina, madre de Fernando IV, y el joven rey enfrentaban muchos desafíos. Había otros familiares que querían el trono. Por ejemplo, el infante Juan de Castilla el de Tarifa, tío de Fernando IV, y Alfonso de la Cerda, su primo, ambos querían ser reyes. Además, otros reinos vecinos, como Portugal, Aragón y Francia, apoyaban a estos rivales.
También había una disputa sobre quién debía ser el tutor del rey Fernando IV. La reina María de Molina y el infante Enrique de Castilla el Senador, tío abuelo del rey, querían esa responsabilidad. Quien fuera el tutor, tendría el poder de gobernar el reino. Por eso, ambos buscaron el apoyo de los nobles y de las ciudades. El infante Enrique intentó evitar que las Cortes se reunieran. También acusó a la reina de querer subir los impuestos, aunque ella había quitado un impuesto llamado Sisa poco antes.
Antes de que las Cortes empezaran, la reina María de Molina tuvo que aceptar algunas cosas difíciles. Por ejemplo, Diego López V de Haro ocupó casi todo el señorío de Vizcaya. La reina también tuvo que aceptar que el infante Enrique fuera el tutor del rey. Sin embargo, la reina María de Molina se encargaría de la crianza y el cuidado personal de Fernando IV.
¿Quiénes asistieron a las Cortes?
Las reuniones de las Cortes comenzaron a finales de julio o principios de agosto de 1295. A Valladolid llegaron representantes de muchas regiones del reino. Vinieron de Castilla, León, Galicia, Asturias, las Extremaduras, Andalucía y del arzobispado de Toledo. El obispado de Jaén no pudo enviar representantes porque estaba en guerra con el reino de Granada.
Al principio de las Cortes, muchos representantes no querían reconocer al infante Enrique como tutor del rey. Estuvieron a punto de irse de la reunión. Pero la reina María de Molina logró convencerlos. Consiguió que todos los representantes juraran lealtad al rey Fernando IV y aceptaran al infante Enrique como su tutor.
De estas Cortes, que fueron las primeras del reinado de Fernando IV, surgieron dos conjuntos de leyes. Uno era para todo el reino y el otro estaba dirigido a la Iglesia. Fernando IV juró cumplir estas leyes, al igual que otros reyes antes que él.
E nos el sobredicho rei don Fernando...prometemos é otorgamos de tener é guardar todas estas cosas que sobredichas son, é de non venir contra ellas en ningunt tiempo. E por mayor firmedumbre de todo esto don Enrique nuestro tio é nuestro tutor juró por nos como tutor sobre los santos evangelios é sobre la cruz é fizo pleito homenage que lo mantuviésemos é lo guardásemos en todo tiempo como dicho es.
¿Qué se decidió en el Ordenamiento General?

Aunque se mencionó que a las Cortes fueron invitados nobles y clérigos, los acuerdos principales fueron propuestos y aprobados solo por los representantes de las ciudades. La nobleza y el clero no participaron en las discusiones. Algunas de las decisiones importantes fueron:
- Las personas que habían trabajado para el rey Sancho IV debían rendir cuentas de sus acciones.
- Se confirmaron todos los derechos y costumbres de las ciudades.
- Las personas honestas de las ciudades podrían ocupar cargos importantes en el gobierno.
- Los cargos de la Casa Real (el personal del rey) también serían para personas de confianza.
- La recaudación de impuestos ya no estaría en manos de los judíos, sino de personas honestas.
- Las tierras o aldeas que los reyes anteriores habían tomado, debían ser devueltas a las ciudades a las que pertenecían.
- Las ciudades que dependían directamente del rey no podían ser entregadas a príncipes, princesas o nobles.
- Los encargados de las fortalezas y castillos del rey debían ser caballeros o personas de buena reputación.
- Se aprobaron y confirmaron las hermandades de las ciudades (grupos de ayuda mutua).
- Cuando el rey se alojara en una ciudad, debía pagar por su comida. Los habitantes no tendrían que pagar el impuesto del yantar (comida para el rey y su séquito). Además, el rey Fernando IV debía pagar los gastos de este tipo que su padre y su madre habían dejado pendientes.
- Los merinos mayores (jueces y administradores principales) de Castilla, León y Galicia no debían ser nobles, sino personas justas y honradas.
¿Qué se decidió para la Iglesia?
Tanto la reina María de Molina como el infante Enrique querían el apoyo de los líderes de la Iglesia. Por eso, en las Cortes de Valladolid de 1295, se confirmaron los derechos de varias iglesias y monasterios. También permitieron que se aprobara un conjunto de leyes solo para la Iglesia. El objetivo era detener los problemas causados por los oficiales del rey en asuntos de la Iglesia, como los impuestos o la falta de respeto a sus leyes.
También se buscó calmar la preocupación de los líderes de la Iglesia por las hermandades de las ciudades. Los eclesiásticos pensaban que estas hermandades afectaban sus derechos y privilegios.