Cortes de Medina del Campo (1302) para niños
Las Cortes de Medina del Campo de 1302 fueron reuniones importantes que se llevaron a cabo en la ciudad de Medina del Campo, en el reino de León, entre mayo y junio de 1302. Estas Cortes tuvieron lugar durante el reinado de Fernando IV de Castilla.
Fueron las primeras Cortes que Fernando IV convocó después de cumplir la mayoría de edad. En ellas, se notó una vez más la gran habilidad y buen juicio de la reina María de Molina, madre de Fernando IV, según cuentan los historiadores.
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¿Qué fueron las Cortes de Medina del Campo de 1302?
A las Cortes de Medina del Campo de 1302 asistieron personas muy importantes: nobles, líderes de la Iglesia y representantes de las ciudades y pueblos de los reinos de León, Toledo y las Extremaduras. Los representantes del reino de Castilla no quisieron ir y se reunieron por separado en las Cortes de Burgos de 1302.
En estas Cortes, se declaró que el rey Fernando IV ya era mayor de edad. Estuvieron presentes el rey, la reina María de Molina, sus tíos y hermanos, como los infantes Juan, Enrique y Pedro, además de otros nobles importantes como Don Juan Manuel. También asistieron líderes de órdenes militares y muchos otros nobles y representantes de los concejos (ayuntamientos) de las ciudades.
Los representantes de los concejos acordaron dar cinco "servicios" (una especie de impuestos o ayudas económicas) a Fernando IV. Uno de ellos era para el propio rey y los otros cuatro se usarían para pagar a los nobles que servían al reino.
¿Hubo problemas en las Cortes de 1302?
La Crónica de Fernando IV cuenta que, durante estas Cortes, el infante Juan de Castilla (tío del rey) y Juan Núñez II de Lara intentaron poner al rey en contra de su madre, la reina María de Molina. La acusaron de haber manejado mal el dinero del reino cuando el rey era pequeño y de haberse quedado con grandes sumas.
Sin embargo, más tarde se demostró que estas acusaciones eran falsas. Nuño, un abad y canciller de María de Molina, revisó y mostró públicamente las cuentas de la reina. Se vio que ella no solo no se había quedado con el dinero del reino, sino que había usado su propio dinero para ayudar a mantener la monarquía.
La reina María de Molina dijo que nunca se apartaría de los intereses de su hijo y que estaba dispuesta a sufrir mucho por él. La crónica también menciona la sencillez de la reina, diciendo que "no le quedó más que un vaso de plata con que bebía, y comía en escudillas de tierra". Aunque algunos historiadores creen que esta imagen de "pobreza total" podría ser una forma de alabar a la reina y su honestidad.
Durante este conflicto, el obispo de Ávila, Pedro González de Luján, ayudó a comunicar a los representantes del reino con la reina. Los representantes le ofrecieron a la reina irse de las Cortes si ella lo veía necesario, debido a la hostilidad del rey hacia ella. Pero la reina no aceptó, para no debilitar la posición de su hijo ni el prestigio de la monarquía.
Mientras se celebraban las Cortes, el rey Muhammad II de Granada falleció y su hijo, Muhammad III de Granada, tomó el trono. El nuevo rey atacó el reino de Castilla, conquistando la localidad de Bedmar y algunos castillos cercanos, y se llevó un gran botín. Cuando Fernando IV se enteró, aprobó medidas en las Cortes para ayudar a quienes vivían en la frontera con el reino nazarí de Granada.
Se conservan tres copias de las decisiones tomadas en estas Cortes. Una fue enviada a Astorga, otra a Cuéllar y la tercera a Segovia. Estas copias nos permiten saber qué se acordó en esas importantes reuniones.
Un historiador, José Sánchez-Arcilla Bernal, señala que cuando Fernando IV cumplió la mayoría de edad, cambió la forma en que se respondía a las peticiones de los representantes. Antes, los tutores del rey tenían que jurar que cumplirían lo acordado. Pero en estas Cortes de Medina del Campo, ese juramento desapareció. En su lugar, el rey daba "mercedes" (favores o concesiones) que se convertían en leyes, aunque los acuerdos de las Cortes no siempre tenían valor de ley, sino que eran más bien normas generales que el rey mandaba respetar.
Poco después de las Cortes, el papa Bonifacio VIII envió una carta a Fernando IV animándolo a hacer las paces con sus parientes, los infantes de la Cerda, que estaban en guerra con él. Pero Fernando IV no quiso reconciliarse, diciendo que seguían atacando su reino.
El arzobispo de Toledo, Gonzalo Díaz Palomeque, no quería que se cobraran impuestos a los vasallos de la Iglesia. Fernando IV le concedió la mitad de los impuestos que se recaudaran en el arzobispado de Toledo, quedándose el rey con la otra mitad.
¿Qué decisiones importantes se tomaron?

- Fernando IV confirmó a las ciudades y pueblos todos los derechos y buenas costumbres que les habían dado los reyes anteriores. También confirmó los privilegios que él mismo había aprobado antes.
- El rey ordenó que nadie debía desobedecer las decisiones de estas Cortes. Quienes lo hicieran, sufrirían el enojo de Dios y del rey, y tendrían que pagar una multa de 10.000 maravedís y el doble del daño causado.
- Los representantes se quejaron al rey de muchos problemas que habían tenido y le pidieron que no volvieran a ocurrir. El rey aceptó su petición, diciendo que le pedían justicia y que ellos siempre habían servido bien a los reyes.
- Al igual que en las Cortes de Burgos de 1301, los representantes pidieron al rey que no hiciera Cortes separadas para cada reino, sino una sola para todos. Esto muestra que ya había una idea de unidad entre Castilla y León. El rey aceptó, explicando que antes las había separado para evitar peleas.
- Los representantes pidieron al rey que volviera a conceder todos los privilegios que había dado desde el inicio de su reinado y que se cumplieran mejor que antes. Se quejaron de que muchos documentos de la cancillería real (la oficina que emitía documentos) iban en contra de los derechos de las ciudades. El rey prometió revisar cada caso y resolverlo justamente.
- Fernando IV garantizó la seguridad de todos los representantes cuando fueran a las Cortes y ordenó que se les diera alojamiento en las villas.
- El rey decidió, a petición de los representantes, elegir a varios "caballeros buenos" de las villas para que se quedaran con él y le ayudaran a resolver los problemas en la Corte.
- Fernando IV se comprometió a vigilar las fronteras del reino y a ayudar a quienes vivían en ellas para que pudieran mantenerse.
- También se comprometió a ayudar a Galin Gilez Dalmaçan y a sus parientes.
- Los representantes de las Extremaduras pidieron algo relacionado con los derechos de algunos lugares de su territorio, pero la petición está incompleta en los documentos.
- Fernando IV decretó que los caballeros de un lugar, o la mayoría de ellos, podrían elegir a los funcionarios en aquellos lugares donde sus derechos lo permitieran. Esto muestra que muchas peticiones buscaban fortalecer el poder de los grupos importantes en las ciudades.
Decisiones sobre la cancillería (oficina de documentos)
- El rey ordenó que los documentos de estas Cortes no tuvieran que pagar los gastos de la cancillería.
- Los representantes pidieron que la cancillería real no emitiera documentos que fueran en contra de los derechos de las ciudades. El rey prometió elegir a varias personas honestas de Castilla, León, Toledo y Extremaduras para que vivieran en la Corte y evitaran que se emitieran documentos falsos. Si se emitían, estas personas debían guardarlos e informar al rey para que él resolviera el asunto.
- El rey también dispuso que no se cobraría más por los gastos de la cancillería de lo que ya había establecido el rey Sancho IV.
Decisiones sobre impuestos

- Los representantes pidieron al rey que los impuestos reales no fueran alquilados a nadie y que ni judíos ni musulmanes fueran los encargados de cobrarlos. El rey respondió que la economía real estaba en mal estado y que necesitaba fondos urgentemente, especialmente por las noticias de la frontera. Por ello, dijo que haría lo más conveniente para ayudar a la frontera y asegurar el territorio.
- También pidieron que se eliminaran las "cuentas" y "pesquisas" (investigaciones) sobre la recaudación de impuestos. El rey aceptó que los principales cobradores rindieran cuentas y se investigara, pero que las viudas o herederos de los cobradores fallecidos no tuvieran que hacerlo si no podían.
- Fernando IV ordenó que los cobradores de impuestos en la zona de Segovia también recaudaran los de ambos lados de la Sierra de Segovia, como se había hecho siempre.
- Los representantes se quejaron de los problemas que causaba la recaudación de impuestos y pidieron que solo los cobradores del rey los recaudaran. El rey aceptó que los impuestos de la Corona fueran cobrados solo por sus cobradores y que las multas y asuntos de justicia fueran manejados por los oficiales locales. El rey se comprometió a vigilar que se respetaran los derechos de sus vasallos.
- Los representantes pidieron que la sal no se vendiera a un precio más alto del establecido por el rey Alfonso X, y el rey aceptó.
- También se quejaron de que, usando órdenes reales, unas villas eran embargadas por otras por el pago de impuestos o por otras razones. El rey dispuso que en el futuro no se harían embargos y que los ya hechos serían revisados por él.