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Asamblea de Bayona para niños

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Archivo:Vue de Bayonne, prise à mi-côte sur le Glacis de la Citadelle
Vista de Bayona en 1760.

La Asamblea de Bayona fue una reunión importante que ocurrió en junio de 1808 en la ciudad de Bayona (Francia). En esta reunión, 91 personas destacadas de España se juntaron por invitación del emperador francés Napoleón Bonaparte.

Un poco antes, a principios de mayo, los reyes españoles Carlos IV y Fernando VII habían cedido sus derechos al trono de España a Napoleón. Esto se conoce como las abdicaciones de Bayona. El objetivo principal de la Asamblea era crear y aprobar una nueva ley fundamental para España, llamada la Constitución de Bayona. Esta ley regiría el país bajo el gobierno de José I de España, el hermano mayor de Napoleón, a quien el emperador había nombrado como el nuevo rey de España.

Sin embargo, muchos españoles, a quienes se les llamó "patriotas", no aceptaron a José Bonaparte como su rey. Ellos seguían considerando a Fernando VII como el verdadero rey, aunque este estaba retenido en Valençay. Esta situación causó una gran división en España.

¿Por qué se convocó la Asamblea de Bayona?

El 25 de mayo de 1808, Napoleón hizo un anuncio público a los españoles. Les dijo que él tenía "todos los derechos" sobre la corona de España. También les informó que había pedido una "asamblea general" con representantes de todas las provincias y ciudades. Su idea era conocer los deseos y necesidades de los españoles.

Napoleón prometió que, una vez reunida esta asamblea, él cedería sus derechos y pondría la corona de España en la cabeza de alguien más (que luego se supo que sería su hermano José). Además, les garantizó una nueva ley fundamental (una constitución) que buscaría un equilibrio entre la autoridad del gobernante y las libertades del pueblo. Napoleón se presentó como la persona que iba a "renovar" la monarquía española, diciendo que el país estaba en problemas por el mal gobierno anterior y que él lo mejoraría.

La Junta de Gobierno, que Fernando VII había dejado a cargo en Madrid, y que ahora estaba bajo la dirección del mariscal Joachim Murat (representante de Napoleón en España), fue la encargada de organizar cómo se elegirían los representantes para la Asamblea de Bayona. Se decidió un sistema mixto para elegir a 150 personas. Habría representantes de la nobleza, el clero, las ciudades importantes, las provincias especiales (como el País Vasco y Navarra), las instituciones militares y económicas, y las universidades. También se reservaron puestos para personas con conocimientos y para representantes de las "provincias de ultramar" (América y Filipinas), aunque estos últimos fueron ocupados por personas que ya vivían en España debido a la urgencia.

Representación de América en la Asamblea

La Junta de Gobierno de Madrid también consideró importante que las tierras de América y Filipinas tuvieran voz en la Asamblea. Por eso, se nombraron a varias personas de América para que asistieran a Bayona. Sin embargo, no todos pudieron llegar, y algunos de ellos terminaron apoyando a las Cortes de Cádiz más tarde. Es importante saber que estos representantes no fueron elegidos por votación, sino que fueron nombrados directamente. La mayoría de ellos eran personas que habían apoyado reformas durante el reinado de Carlos III.

La extensión de la rebelión contra los franceses por toda España hizo que el proceso de elección fuera difícil. Por esta razón, unos treinta representantes fueron nombrados directamente por Murat. Al final, de los 148 representantes esperados, solo 91 lograron llegar a Bayona. Algunos fueron detenidos por los "insurgentes" (los que se oponían a los franceses) y obligados a regresar a sus hogares.

El 3 de junio de 1808, la Junta de Gobierno publicó un anuncio apoyando el cambio de gobernantes. En este anuncio, se decía que España estaba en una situación muy difícil por los problemas de su gobierno. Se afirmaba que Napoleón había recibido la renuncia de los antiguos reyes no para hacer su imperio más grande, sino para establecer una nueva monarquía española y hacer las reformas necesarias. Se presentaba a Napoleón como el "héroe" que trabajaría en la "regeneración política" de España.

Proclamación de José I como rey de España

Archivo:José Flaugier - Portrait of King Joseph I - Google Art Project
Retrato de José I por Joseph Flaugier (Museo Nacional de Arte de Cataluña, 1809).

Cuando los representantes llegaron a Bayona, se enteraron de que el 4 de junio, Napoleón había firmado un documento nombrando a su hermano, "nuestro muy amado hermano José Napoleón", como "rey de las Españas y de las Indias". En este documento, se decía que la Junta de Estado, el Consejo de Castilla y la ciudad de Madrid habían comunicado que era necesario poner fin rápidamente al tiempo sin rey. Por eso, Napoleón había decidido proclamar a José Napoleón, quien ya era rey de Nápoles y Sicilia, como el nuevo rey de España y de las Indias.

Este nombramiento era parte de la estrategia de Napoleón para integrar la península Ibérica en su sistema imperial. Él solía poner a miembros de su familia en los tronos de otros países europeos para asegurar la estabilidad de su imperio.

El documento de Napoleón del 4 de junio de 1808 también garantizaba al nuevo rey de España la independencia y la integridad de sus territorios, tanto en Europa como en África y América. La llegada de José Bonaparte a Bayona, acompañado de su hermano, fue el 6 de junio. Fue un evento muy solemne: las tropas le rindieron honores, las campanas de las iglesias sonaron y se dispararon salvas de artillería. La gente aclamaba al nuevo rey y al emperador.

El 8 de junio, los veintiséis representantes que ya estaban en Bayona hicieron un anuncio público a los españoles. En este anuncio, apoyaban al nuevo rey José I, destacando sus virtudes. Aseguraron que el rey, conociendo el carácter fiel y religioso de los españoles, prometía mantener la religión Católica como la única y dominante en todos los reinos. También hicieron un llamado a los ciudadanos para que no se dejaran llevar por quienes causaban problemas, advirtiendo que la anarquía (el desorden) era un gran peligro.

En el anuncio, se explicaba que el rey quería modificar las leyes antiguas para que hubiera más justicia. También deseaba organizar mejor el dinero público para tener un ejército y una marina fuertes, evitar gastos innecesarios, impulsar la industria nacional y reducir los impuestos que habían afectado la agricultura y los recursos del país. Se les decía a los españoles que resistir sería muy malo para España y que lo mejor era unirse al nuevo gobierno para la "regeneración" del país.

¿Cómo se desarrolló la Asamblea?

Archivo:MiguelJosedeAzanza
Miguel José de Azanza, fue nombrado presidente de la Asamblea por expreso deseo del emperador Napoleón Bonaparte.

La Asamblea de Bayona, también conocida como "Junta de Notables de España", comenzó sus sesiones el 15 de junio, sin esperar a que llegaran todos los representantes. El presidente, por deseo de Napoleón, fue Miguel José de Azanza, quien había sido ministro y virrey de Nueva España. Los secretarios fueron Mariano Luis de Urquijo y Antonio Ranz Romanillos, también nombrados por Napoleón. En esta primera sesión, estuvieron presentes 65 de los 150 representantes esperados.

En esa primera reunión, se leyó el documento del Consejo de Castilla que ordenaba publicar en España el decreto de Napoleón del 4 de junio, donde se proclamaba a José como "rey de España y de las Indias". Al día siguiente, la Asamblea saludó al nuevo rey. Azanza dio un discurso en el que criticó duramente a los gobiernos anteriores de los Borbones, diciendo que habían llevado a España a una situación muy difícil.

José Bonaparte respondió en español, pidiendo la unión y la paz entre los españoles, especialmente a las provincias que estaban en rebeldía. Este discurso fue sugerido por Napoleón, quien le había aconsejado a su hermano que hablara de la tristeza por los recientes eventos y su deseo de reconciliar a todos.

La Asamblea de Bayona continuó sus sesiones hasta el 30 de junio, con la presencia de 91 representantes. Durante este tiempo, se dedicaron a discutir y aprobar la "Nueva Constitución que ha de regir en España e Indias". El jurista Antonio Ranz Romanillos, secretario de la Asamblea, tuvo un papel muy importante en la redacción de esta Constitución.

Propuestas y cambios en la Constitución

Los representantes de América también participaron en las discusiones. Por ejemplo, José del Moral sugirió que los representantes americanos fueran personas nacidas en la región y que se considerara una representación especial para grandes ciudades como Ciudad de México y Lima. Otros propusieron la separación de poderes para los gobernadores y virreyes, y la creación de nuevos tribunales para resolver problemas de distancia.

Una propuesta importante fue la de Milá de la Roca y Herrera, quien sugirió añadir un artículo que dijera: "Queda abolido el nombre de Colonias. Las posesiones de España en América y Asia se titularán provincias de España en América". Aunque esta frase no se incluyó tal cual, se estableció que a los territorios americanos solo se les llamaría "reinos y provincias" en la Constitución. Entre las reformas logradas, se incluyó que el Consejo de Estado debía tener al menos 6 representantes de América en la sección de Indias, con voz para asuntos relacionados con los territorios americanos y asiáticos. También se creó un Ministerio de Indias, pero no funcionó de manera efectiva.

La Constitución de Bayona (1808) declaró que:

“Las colonias españolas de América y Asia gozarán de los mismos derechos que la Metrópoli”

José del Moral también pidió otras reformas y derechos, como la libertad para cultivar la tierra, el libre comercio entre los puertos americanos y asiáticos y con España, la prohibición de privilegios especiales, la libertad para construir barcos mercantes, la abolición de tributos para indígenas y castas, y la igualdad de derechos para los indígenas. No todas estas propuestas fueron aprobadas, pero sirvieron de inspiración para la parte de la Constitución dedicada a las Indias.

El proyecto de Constitución fue entregado a la Asamblea por el propio Napoleón, quien ya había hecho algunas modificaciones. Algunos juristas y políticos españoles, así como algunos representantes que llegaron a Bayona, también hicieron sugerencias. Por ejemplo, Mariano Luis de Urquijo propuso la independencia de los jueces, la separación de la justicia civil y eclesiástica, la abolición de los derechos feudales y la creación del registro civil. Sin embargo, Raimundo Etternhard insistió en mantener la Inquisición, y Napoleón aceptó esta propuesta. También aceptó otras ideas más conservadoras para evitar problemas con los españoles, como no abolir los privilegios de la nobleza y el clero.

Al final, la Asamblea de Notables tuvo poca capacidad para cambiar el proyecto de Constitución. Napoleón siempre tuvo la última palabra. El proyecto fue aprobado tal como él lo había presentado. Se eliminó cualquier referencia a Napoleón como la fuente de poder de José I, para que el derecho de José a reinar pareciera venir de la Constitución misma.

El mismo día que la Asamblea de Bayona cerró sus sesiones (30 de junio), se leyó una carta de Fernando VII desde su lugar de retención. En la carta, Fernando VII expresaba su "satisfacción" por la instalación de José Bonaparte en el trono de España y prometía su lealtad al nuevo rey.

En el discurso de clausura, el presidente Azanza agradeció a Napoleón por la aprobación de la Constitución y criticó duramente a los gobiernos anteriores de los Borbones, a pesar de que él mismo había formado parte de ellos. Dijo que el orden social estaba a punto de desaparecer, que el gobierno anterior había abusado de su poder y que la economía estaba en un caos.

¿Qué pasó después de la Asamblea?

El 7 de julio, José I Bonaparte, quien era rey de España "por la gracia de Dios y por la Constitución del Estado", hizo un juramento solemne en el Ayuntamiento de Bayona. Juró respetar la religión católica, observar la Constitución, mantener la independencia de España y sus territorios, respetar la libertad individual y la propiedad, y gobernar solo por el bien de la nación española.

Después del juramento, y tras una misa, los representantes juraron lealtad al nuevo rey y a la Constitución. Algunos le aseguraron que "España entera acogería con entusiasmo al nuevo soberano". Sin embargo, la realidad fue que se abrió una profunda división en la sociedad española. Por un lado, estaban los "patriotas" que no reconocían a José I y defendían a Fernando VII. Por otro lado, estaban los "afrancesados" o "josefinos", que decidieron colaborar con el gobierno de José I.

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