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Antonio Arias Fernández para niños

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Archivo:Antonio Arias Fernández - La moneda del César
La moneda del César, 1646. Óleo sobre lienzo. Madrid, Museo del Prado

Antonio Arias Fernández (nacido en Madrid alrededor de 1614 y fallecido en Madrid en 1684) fue un pintor español del estilo barroco. Su forma de pintar era única dentro de la escuela madrileña de pintura. Le gustaba mucho usar formas redondas y era muy bueno capturando las expresiones de los rostros de sus personajes. Sus figuras parecían esculturas, usaba colores claros y un estilo natural, lo que recuerda el trabajo de Juan Bautista Maíno. Algunas de sus pinturas de la Virgen también se parecen a las de Francisco de Zurbarán. Con el tiempo, sus obras se volvieron un poco más antiguas en su estilo, manteniéndose fiel a las formas del Monasterio de El Escorial y sin adaptarse a las nuevas tendencias más decorativas del barroco.

¿Quién fue Antonio Arias Fernández?

Antonio Arias Fernández nació en Madrid. Su padre era de Galicia. Aprendió a pintar en el taller de Pedro de las Cuevas. Era un artista muy talentoso desde joven. Según el escritor Antonio Palomino, cuando tenía solo catorce años, recibió su primer encargo importante: pintar el retablo (una estructura decorada detrás del altar) para los carmelitas calzados en Toledo. Lamentablemente, esta obra ya no existe.

Primeros trabajos importantes

Archivo:Carlos I y Felipe II
Carlos V y Felipe II, óleo sobre lienzo, 1639-1640. Madrid, Museo de Historia de Madrid.

En septiembre de 1639, Antonio Arias fue contratado junto con otros pintores como Pedro Núñez del Valle, Francisco Camilo, Francisco Rizi y Francisco Fernández. Su tarea era decorar el Salón Dorado del Alcázar de Madrid, y cada uno debía pintar un cuadro.

Dos años después, se le encargaron dos cuadros más para la habitación del rey. Estos cuadros fueron entregados y colgados en agosto de 1642. De ellos, solo se conserva la obra Carlos V y Felipe II. Esta pintura pertenece al Museo Nacional del Prado y estuvo un tiempo en la Universidad de Granada antes de ser trasladada al Museo de Historia de Madrid. El otro cuadro, que mostraba al rey Alfonso VI de Castilla con su madre, doña Urraca, se perdió.

Las figuras de los reyes en Carlos V y Felipe II están sentadas y vistas desde abajo, porque el cuadro iba a estar colocado en un lugar alto. Esta obra es tan buena como las de otros artistas que trabajaron en el mismo proyecto, como Alonso Cano. Sin embargo, después de esto, Arias no volvió a trabajar para la Corte.

Vida personal y éxito

Archivo:Jesucristo recibe el mundo de manos de Dios Padre
Jesucristo recibe el mundo de manos de Dios Padre, óleo sobre lienzo, 1657. Madrid, Museo del Prado.

Según Palomino, Antonio Arias era un artista muy culto. Le gustaba la música y la literatura, e incluso escribía "muy gentiles versos castellanos" (poemas bonitos en español) llenos de historias y fábulas. También era alegre y amable, y un buen amigo.

Hacia 1645, ya era un pintor reconocido y tenía su propio taller con aprendices. Además, ganaba dinero tasando (valorando) pinturas de colecciones importantes, como la del almirante de Castilla en 1647, y también con el comercio con América.

Obras religiosas y estilo

La mayoría de las obras de Antonio Arias eran pinturas religiosas, tanto pequeñas y personales como grandes y complejas.

Primeras obras religiosas

Una de sus primeras obras conocidas de este tipo es una Santa María Egipciaca de 1641. Esta pintura es interesante porque muestra una figura femenina. En el mismo año, firmó San Jerónimo azotado por los ángeles, que ahora está en el Museo Arqueológico Nacional. Esta pintura fue descubierta recientemente como suya cuando se limpió y se quitó el marco que cubría su firma y la fecha. Los colores de esta obra recuerdan mucho a los de Maíno.

Obras destacadas de su carrera

En 1645, pintó Cristo recogiendo sus vestiduras para un convento en Madrid. Es una obra muy emotiva y detallada. Un año después, en 1646, firmó La moneda del César, que está en el Museo del Prado. Esta es su obra más famosa y muestra mucha influencia de Maíno. Tiene una composición muy ordenada y colores claros.

De estos años también son la Virgen con el Niño del Museo del Prado y el San Antonio de Padua con el Niño Jesús de 1650. En 1656, pintó San Agustín y Santa Mónica para el Real Monasterio de Santa Isabel.

Más tarde, realizó una serie de once pinturas sobre la Pasión de Cristo para el claustro del convento agustino de San Felipe. Dos de estas obras son Lavatorio y Cristo con la cruz a cuestas encuentra a la Verónica. Ambas muestran figuras grandes y bien definidas, con una composición seria.

En 1658, pintó el Descendimiento o Virgen con Cristo muerto en los brazos y san Juan para un convento en León. Esta obra es una de las más emotivas de su carrera.

Últimos años

Antonio Arias tuvo una vida económica cómoda gracias a su intensa actividad como pintor y tasador. Los documentos muestran que se casó por segunda vez en 1660 y le dio una generosa dote a su hija Úrsula en 1662, quien quizás también fue pintora. El inventario de sus bienes confirma que le gustaban la música y la lectura, ya que tenía varios instrumentos musicales y muchos libros.

Sin embargo, a partir de este momento, hay menos información sobre él. En 1668, su segunda esposa falleció. La única obra firmada de sus últimos años es San Antonio Abad, de 1675. Esta pintura mantiene su estilo característico, aunque ya se consideraba un poco anticuado para la época. Esto podría explicar el "declive" de sus últimos años, como mencionó Palomino, hasta que falleció en el Hospital General de Madrid en 1684.

Galería de imágenes

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Antonio Arias Fernández para Niños. Enciclopedia Kiddle.