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Alfredo Placencia para niños

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Datos para niños
Alfredo R. Placencia
Alfredo R. Placencia.jpg
Alfredo R. Placencia probablemente entre los 30 y 35 años de edad.
Información personal
Nombre de nacimiento Alfredo Placencia Jáuregui.
Otros nombres Alfredo R. Placencia.
Nacimiento 15 de septiembre de 1875
Jalostotitlán, Jalisco.
Fallecimiento 20 de mayo de 1930
Guadalajara, Jalisco.
Nacionalidad Mexicana.
Padres Ramón Placencia Flores y Encarnación Jáuregui García.
Hijos Jaime Cortés.
Información profesional
Ocupación Poeta, escritor y sacerdote
Obras notables El libro de Dios, El paso del dolor y Del cuartel y del claustro.
Firma
Firma de Alfredo Placencia.svg
Archivo:Alfredo Placencia (2)
Alfredo Placencia en su juventud.

Alfredo Placencia Jáuregui (15 de septiembre de 1875 - 20 de mayo de 1930), conocido como Alfredo Placencia o Alfredo R. Placencia, fue un poeta y sacerdote mexicano. Durante su vida, publicó obras importantes como El libro de Dios, El paso del dolor y Del cuartel y del claustro, todas en 1924. Otros de sus libros fueron publicados después de su fallecimiento. Sus restos descansan en el Panteón de Belén, en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres.

La vida de Alfredo Placencia: Un poeta y sacerdote mexicano

Alfredo Placencia Jáuregui nació en Jalostotitlán, Jalisco, el 15 de septiembre de 1875. Fue el hijo mayor de Ramón Placencia Flores, quien era sastre, y de Encarnación Jáuregui García. Sus hermanos menores se llamaban Cristina e Higinio.

¿Por qué Alfredo Placencia agregó una "R." a su nombre?

El 7 de agosto de 1896, cuando Alfredo tenía 20 años, su padre falleció. A partir de ese momento, Alfredo decidió usar "Alfredo R. Placencia", añadiendo la "R." en honor a su padre. Su madre, Encarnación Jáuregui, murió en 1910 en San Isidro Mazatepec, Jalisco.

¿Cómo enfrentó Alfredo Placencia la pérdida de su familia?

La hermana de Alfredo, Cristina, quien era monja, falleció el 10 de abril de 1918. Cuatro días después, su hermano Higinio, quien era capitán, murió en una batalla en Zacatecas. Cuando Alfredo llegó a Tonalá, Jalisco, en mayo de 1918, toda su familia cercana ya había fallecido.

En Tonalá, conoció a Pío Cortés y a su familia, quienes lo apoyaron en sus viajes por los pueblos de Jalisco e incluso en el extranjero. En 1920, Alfredo tuvo un hijo llamado Jaime (1920-2009) con Josefina Cortés. Para proteger la privacidad de su hijo, le dieron el apellido de la madre.

Alfredo Placencia escribió sobre su hijo en el poema "Ad Altare" (publicado en La franca inmensidad, 1959), dedicándolo "Para mi hijo Jaime, con devota ternura". Este poema muestra el gran amor que sentía por su hijo.

La formación y el camino de Alfredo Placencia en el sacerdocio

A los doce años, Alfredo dejó su pueblo natal, Jalostotitlán, para ingresar al Seminario Conciliar de Guadalajara el 18 de octubre de 1887. En su poema "A las puertas de Antonio", describió esta experiencia:

Al cumplir los doce años de edad era preciso
Dejar, para ser hombre, mi natal paraíso.
Y allá quedó la madre por el ausente orando,
Y los hijos creciendo en fraterna armonía,
Y el padre, como abeja, sin cesar trabajando,
Mientras yo, con el alma temblorosa de frío,
di la espalda a mis lares, crucé el bullente río,
Subí el cerro que llaman aquí “de la Cantera,”
Y parado a la postre en su más alta cumbre,
Con los ojos bañados y con la faz austera
Dije adiós a mi pueblo y adiós a mi techumbre,
A mis padres y a todos, por si ya no volviera.

Fue ordenado sacerdote el 17 de septiembre de 1899. Después de esto, pasó su vida viajando por diferentes pueblos, a menudo en lugares con pocos recursos. Estuvo en Zacatecas (Nochistlán, San Pedro Apulco) y luego en Jalisco (Bolaños, San Gaspar, Guadalajara, Amatitán, Ocotlán, Temaca, Portezuelo, Jamay, El Salto, Acatic, Tonalá, Atoyac, San Juan de los Lagos, Valle de Guadalupe).

En 1923, se mudó a Los Ángeles para apoyar a los inmigrantes mexicanos. En 1929, debido a la persecución religiosa, Placencia se trasladó a El Salvador. En treinta años como sacerdote, vivió en casi veinte pueblos, con dos estancias en California y una en El Salvador.

¿Cómo era la relación de Alfredo Placencia con la Iglesia?

La Iglesia Católica a veces le hizo observaciones a Alfredo R. Placencia durante su carrera. Por ejemplo, cuando el arzobispo de Guadalajara, Francisco Orozco y Jiménez, necesitaba su ayuda en el pueblo de Atoyac, Placencia había organizado "¡una velada literario-musical en su honor!". El arzobispo comentó: "Esos poetas no sirven para nada", mostrando que esperaba una ayuda diferente.

Los últimos años de Alfredo Placencia

Hacia el final de su vida, algunos estudiosos comenzaron a visitar a Alfredo Placencia en su casa en Tlaquepaque. Alfonso Gutiérrez Hermosillo, quien editó la Antología poética de Placencia, describió cómo era el poeta en sus últimos días:

Vivió él entonces en una casa de San Pedro Tlaquepaque, demasiado amplia para su conveniencia, que estaba a medio construir, pero que parecía en ruinas; la tierra del patio era suelta y como barbechada; hozaban los perros en los rincones, mas en cuanto nos olieron venir agitaron levemente su cola… Nosotros preguntábamos por sus libros. Yo vi que Placencia se encogió de hombros: «Ya van saliendo.» «¿Algunos más tiene usted?» «Acaso cuatro o cinco.» «¿Es su obra completa? ¿Ya no escribe?» «Sí, algunas veces escribo, pero…» Hizo una mueca de amable desdén —que era de dolor—, como si aquello no le importara. Y entonces no quiso hablar de literatura…. El era un viejecito delgado y rojo, de bajo cuerpo, extremadamente limpio; usaba una hopalanda de pintor. Poseía un ademan peculiar, exaltado y brioso, que iba surgiendo, como acentuando idealmente cada una de sus palabras, en el instante que ellas; un ademán de revelación y de asombro porque parecía deslumbrado a cada frase nuestra, a cada recuerdo suyo.

El estilo único de la obra de Alfredo Placencia

Agustín Yáñez, otro estudioso que visitó a Alfredo Placencia en sus últimos años, describió su estilo como el de "uno de los poetas más mexicanos". Señaló que su poesía no tenía "literatura de feria, ni gritos de Guerra civil". Incluso los poemas dedicados a su hermano fallecido en combate eran "secos, sin estridencia, con el lloro callado de una mujer mexicana, tipo de nuestro dolor".

Alfonso Gutiérrez Hermosillo dijo que Placencia es el vínculo entre el romanticismo lírico (del que toma temas y emociones) y el modernismo americano (del que adopta libertades en la escritura).

Como poeta religioso, Alfredo Placencia se atrevió a romper con la tradición. Su poesía mostraba una relación tan cercana con lo divino que a veces parecía desafiante:

Así te ves mejor, crucificado.

Bien quisieras herir, pero no puedes.
Quien acertó a ponerte en ese estado

no hizo cosa mejor. Que así te quedes.

Su poesía se caracteriza por su "llaneza coloquial", un tono de conversación sincera y a veces desesperada con Dios y con las personas. Al expresar sentimientos profundos en el lenguaje del campo mexicano, Placencia no buscaba imitar a otros, sino hablar directamente. Por esta razón, muchos lo consideran uno de los poetas católicos más importantes de México antes de Carlos Pellicer.

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Alfredo Placencia para Niños. Enciclopedia Kiddle.