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Símbolo Quicumque para niños

Enciclopedia para niños
Archivo:Símbolo Atanasiano
Símbolo visual cristiano tradicional que expresa muchos aspectos de la doctrina de la Trinidad, resumiendo la primera parte del Credo de Atanasio en un diagrama compacto.

El Símbolo Quicumque es una declaración importante de las creencias cristianas. Se centra en la idea de la Santísima Trinidad (Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo) y en la naturaleza de Jesús. También se le conoce como Credo Atanasiano porque durante mucho tiempo se pensó que lo había escrito Atanasio, un obispo de Alejandría.

Este credo ha sido usado por iglesias cristianas desde el siglo VI. Fue el primero en decir claramente que las tres personas de la Trinidad son iguales. A diferencia de otros credos como el Credo Niceno o el Credo de los Apóstoles, el Símbolo Quicumque incluye frases que señalan a quienes no están de acuerdo con sus afirmaciones. Aunque no fue creado en una gran reunión de la Iglesia, se volvió muy importante. Recibe el nombre de Quicumque por la primera palabra en latín, que significa "Quienquiera".

Este credo es muy aceptado en el cristianismo occidental. Lo usan la Iglesia católica, algunas iglesias anglicanas, presbiterianas y luteranas. Con el tiempo, se ha usado menos en los servicios religiosos públicos. Sin embargo, partes de él todavía se encuentran en algunos libros de oraciones.

El Credo Atanasiano se creó para diferenciar las creencias cristianas principales de otras ideas, como el arrianismo. Tradicionalmente, se recitaba en los servicios de la mañana en la Iglesia Occidental. No se ha usado mucho en las iglesias de Oriente.

Orígenes del Credo Atanasiano

Durante la Edad Media, se creía que Atanasio de Alejandría había escrito este credo en el siglo VII. Se decía que lo había hecho durante su exilio en Roma. Lo habría presentado al Papa Julio I para mostrar que sus creencias eran correctas. Sin embargo, en 1642, un teólogo holandés llamado Gérard Vossius puso en duda esta idea.

Hoy en día, la mayoría de los expertos creen que Atanasio no escribió este credo. También piensan que al principio no se le llamaba "credo" y que el nombre de Atanasio se le añadió después. Es probable que el nombre de Atanasio se asociara a él por la forma tan clara en que el credo habla de la Trinidad.

¿Por qué Atanasio no fue el autor?

Hay varias razones por las que los expertos creen que Atanasio no escribió el Símbolo Quicumque:

  • Lo más probable es que el credo se escribiera en latín, pero Atanasio escribía en griego.
  • Ni Atanasio ni las personas de su tiempo mencionan este credo en sus escritos.
  • No se menciona en los registros de las grandes reuniones de la Iglesia.
  • Parece hablar de ideas teológicas que surgieron después de la muerte de Atanasio.
  • Se difundió más en las iglesias occidentales.

¿Cuándo y dónde se originó?

Se cree que el credo se originó en el sur de la Galia (actual Francia). Esto se basa en su uso en un sermón de Cesáreo de Arlés y su parecido con las obras de Vicente de Lerins. La fecha más probable de su creación es a finales del siglo V o principios del siglo VI. Esto es al menos 100 años después de que viviera Atanasio.

Las ideas cristianas del credo están muy relacionadas con las enseñanzas de Agustín de Hipona. Utiliza términos exactos de su libro La Trinidad, publicado alrededor del año 415 d.C. A finales del siglo XIX, se especuló mucho sobre quién pudo haber sido el autor. Se sugirieron nombres como Ambrosio de Milán, Venancio Fortunato o Hilario de Poitiers.

De las dos versiones que existen, la latina es la original, y la griega es una traducción. La zona donde más temprano se usó este credo fue el sur de la Galia, especialmente cerca de Arlés. Algunos expertos creen que pudo haberse originado en el monasterio de Lérins. Desde allí, se extendió por España y por todo el Imperio carolingio. Se sabe que en el año 670, un documento de Autun obligaba a los clérigos a aprenderlo de memoria.

La fecha de su composición se sitúa entre el 434 y el 542 d.C. Los expertos aún no se deciden por un autor claro. Algunos de los más mencionados son Vicente de Lérins y Ambrosio de Milán. También se ha atribuido a Cesáreo de Arlés, Fulgencio de Ruspe, Nicetas de Ramesiana, Hilario de Poitiers, Honorato de Arlés, Hilario de Arlés, Martín de Braga y Eusebio de Vercelli.

Contenido Teológico

El Símbolo Quicumque tiene dos partes principales: una sobre la Trinidad y otra sobre Jesús. Refleja el desarrollo de las ideas teológicas después del Concilio de Calcedonia. La naturaleza divina se describe como "sustancia", y las personas de la Trinidad se llaman "personas".

El credo afirma que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. También describe la Encarnación de Jesús con frases claras. Dice que Jesús es "perfecto Dios, perfecto hombre". También dice que Jesús es "igual al Padre según su divinidad y menor que el Padre según su humanidad". El credo aclara que Jesús es completamente Dios y completamente hombre, sin que una parte se convierta en la otra.

El credo termina hablando de los momentos importantes de la vida de Jesús: su sufrimiento y muerte, su descenso al lugar de los muertos, su resurrección, su ascensión al cielo y su lugar a la derecha de Dios Padre. También menciona la segunda venida de Jesús, la resurrección de todas las personas y el juicio final. Dice que quienes hicieron el bien irán a la "vida eterna" y quienes hicieron el mal irán al "fuego eterno".

Este credo se empezó a usar en los servicios religiosos muy pronto. En el siglo IX, se usaba en Alemania durante la misa, después del sermón. Más tarde, se incluyó en los servicios de la mañana. En la liturgia romana, formó parte del servicio de la mañana de los domingos. Desde 1955, su uso se ha limitado al Domingo de Trinidad.

Los teólogos de Oriente aceptaron el Quicumque. Sin embargo, no lo usaron para apoyar la idea de la "cláusula Filioque", que consideraban una adición posterior. Se ha usado en la liturgia rusa desde el siglo XVIII y se adoptó en la griega en 1780.

Texto del Símbolo Quicumque

Aquí puedes ver el texto del Símbolo Quicumque en latín y su traducción al español:

en latín Traducción al castellano

Quicumque vult salvus esse, ante omnia opus est, ut teneat catholicam fidem: Quam nisi quisque integram inviolatamque servaverit, absque dubio in aeternum peribit. Fides autem catholica haec est: ut unum Deum in Trinitate, et Trinitatem in unitate veneremur. Neque confundentes personas, neque substantiam separantes. Alia est enim persona Patris alia Filii, alia Spiritus Sancti: Sed Patris, et Filii, et Spiritus Sancti una est divinitas, aequalis gloria, coeterna maiestas. Qualis Pater, talis Filius, talis [et] Spiritus Sanctus. Increatus Pater, increatus Filius, increatus [et] Spiritus Sanctus. Immensus Pater, immensus Filius, immensus [et] Spiritus Sanctus. Aeternus Pater, aeternus Filius, aeternus [et] Spiritus Sanctus. Et tamen non tres aeterni, sed unus aeternus. Sicut non tres increati, nec tres immensi, sed unus increatus, et unus immensus. Similiter omnipotens Pater, omnipotens Filius, omnipotens [et] Spiritus Sanctus. Et tamen non tres omnipotentes, sed unus omnipotens. Ita Deus Pater, Deus Filius, Deus [et] Spiritus Sanctus. Et tamen non tres dii, sed unus est Deus. Ita Dominus Pater, Dominus Filius, Dominus [et] Spiritus Sanctus. Et tamen non tres Domini, sed unus [est] Dominus. Quia, sicut singillatim unamquamque personam Deum ac Dominum confiteri christiana veritate compellimur: Ita tres Deos aut [tres] Dominos dicere catholica religione prohibemur. Pater a nullo est factus: nec creatus, nec genitus. Filius a Patre solo est: non factus, nec creatus, sed genitus. Spiritus Sanctus a Patre et Filio: non factus, nec creatus, nec genitus, sed procedens. Unus ergo Pater, non tres Patres: unus Filius, non tres Filii: unus Spiritus Sanctus, non tres Spiritus Sancti. Et in hac Trinitate nihil prius aut posterius, nihil maius aut minus: Sed totae tres personae coaeternae sibi sunt et coaequales. Ita, ut per omnia, sicut iam supra dictum est, et unitas in Trinitate, et Trinitas in unitate veneranda sit. Qui vult ergo salvus esse, ita de Trinitate sentiat.

Sed necessarium est ad aeternam salutem, ut incarnationem quoque Domini nostri Iesu Christi fideliter credat. Est ergo fides recta ut credamus et confiteamur, quia Dominus noster Iesus Christus, Dei Filius, Deus [pariter] et homo est. Deus [est] ex substantia Patris ante saecula genitus: et homo est ex substantia matris in saeculo natus. Perfectus Deus, perfectus homo: ex anima rationali et humana carne subsistens. Aequalis Patri secundum divinitatem: minor Patre secundum humanitatem. Qui licet Deus sit et homo, non duo tamen, sed unus est Christus. Unus autem non conversione divinitatis in carnem, sed assumptione humanitatis in Deum. Unus omnino, non confusione substantiae, sed unitate personae. Nam sicut anima rationalis et caro unus est homo: ita Deus et homo unus est Christus. Qui passus est pro salute nostra: descendit ad inferos: tertia die resurrexit a mortuis. Ascendit ad [in] caelos, sedet ad dexteram [Dei] Patris [omnipotentis]. Inde venturus [est] judicare vivos et mortuos. Ad cujus adventum omnes homines resurgere habent cum corporibus suis; Et reddituri sunt de factis propriis rationem. Et qui bona egerunt, ibunt in vitam aeternam: qui vero mala, in ignem aeternum. Haec est fides catholica, quam nisi quisque fideliter firmiterque crediderit, salvus esse non poterit.

Quienquiera desee salvarse debe, ante todo, guardar la Fe católica: quien no la observare íntegra e inviolada, sin duda perecerá eternamente. Esta es la Fe católica: que veneramos a un Dios en la Trinidad y a la Trinidad en unidad. Ni confundimos las personas, ni separamos las substancias. Porque otra es la persona del Padre, otra la del Hijo, otra la del Espíritu Santo: Pero la divinidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo es una, es igual su gloria, es coeterna su majestad. Como el Padre, tal el Hijo, tal el Espíritu Santo. Increado el Padre, increado el Hijo, increado el Espíritu Santo. Inmenso el Padre, inmenso el Hijo, inmenso el Espíritu Santo. Eterno el Padre, eterno el Hijo, eterno el Espíritu Santo. Y, sin embargo, no tres eternos, sino uno eterno. Como no son tres increados ni tres inmensos, sino uno increado y uno inmenso. Igualmente omnipotente el Padre, omnipotente el Hijo, omnipotente el Espíritu Santo. Y, sin embargo, no tres omnipotentes, sino uno omnipotente. Como es Dios el Padre, es Dios el Hijo, es Dios el Espíritu Santo. Y, sin embargo, no tres dioses, sino un Dios. Como es Señor el Padre, es Señor el Hijo, es Señor el Espíritu Santo. Y, sin embargo, no tres señores sino un Señor. Porque, así como la verdad cristiana nos compele a confesar que cualquiera de las personas es, singularmente, Dios y Señor, así la religión católica nos prohíbe decir que son tres Dioses o Señores. Al Padre nadie lo hizo: ni lo creó, ni lo engendró. El Hijo es solo del Padre: no hecho, ni creado, sino engendrado. El Espíritu Santo es del Padre y del Hijo: no hecho, ni creado, ni engendrado, sino procedente de ellos. Por tanto, un Padre, no tres Padres; un Hijo, no tres Hijos, un Espíritu Santo, no tres Espíritus Santos. Y en esta Trinidad nada es primero o posterior, nada mayor o menor: sino todas las tres personas son coeternas y coiguales las unas para con las otras. Así, para que la unidad en la Trinidad y la Trinidad en la unidad sea venerada por todo, como se dijo antes. Quien quiere salvarse, por tanto, así debe sentir de la Trinidad.

Pero, para la salud eterna, es necesario creer fielmente también en la encarnación de nuestro Señor Jesucristo. Es pues fe recta que creamos y confesemos que nuestro Señor Jesucristo, Hijo de Dios, es Dios y hombre. Es Dios de la substancia del Padre, engendrado antes de los siglos, y es hombre de la substancia de la madre, nacido en el tiempo. Dios perfecto, hombre perfecto: con alma racional y carne humana. Igual al Padre, según la divinidad; menor que el Padre, según la humanidad. Aunque Dios y hombre, Cristo no es dos, sino uno. Uno, no por conversión de la divinidad en carne, sino porque la humanidad fue asumida por Dios. Completamente uno, no por mezcla de las substancias, sino por unidad de la persona. Porque, como el alma racional y la carne son un hombre, así Dios y hombre son un Cristo. Que padeció por nuestra salud: descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos. Ascendió a los cielos, está sentado a la derecha de Dios Padre omnipotente; de allí vendrá a juzgar a vivos y muertos. A su venida, todos los hombres tendrán que resucitar con sus propios cuerpos, y tendrán que dar cuenta de sus propios actos. Los que actuaron bien irán a la vida eterna; los que mal, al fuego eterno. Esta es la fe católica, quien no la crea fiel y firmemente, no podrá salvarse. Amén.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Athanasian Creed Facts for Kids

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