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Pinturas negras para niños

Enciclopedia para niños
Archivo:Casa de la Quinta de Goya, en la maqueta de 1828-1830 del Museo de Historia de Madrid
Finca y casa de la Quinta de Goya en 1828. La gran maqueta o "Modelo de Madrid" de León Gil de Palacio, que conserva el Museo de Historia de Madrid, incluye la casa donde residió Francisco de Goya.

Pinturas negras (1819-1823) es el nombre que recibe una serie de catorce obras murales de Francisco de Goya, pintadas con la técnica de óleo al secco (sobre paredes recubiertas de yeso). Las creó como decoración de los muros de su casa, llamada la Quinta del Sordo, que había adquirido en febrero de 1819. Estos murales fueron trasladados a lienzo a partir de 1874, y actualmente se conservan en el Museo del Prado de Madrid.

La serie, a cuyos óleos Goya no puso título, se ha dicho que fue inventariada en 1828 con los bienes de la quinta a la muerte de Goya por su amigo Antonio de Brugada y se compone de los siguientes lienzos: Átropos o Las Parcas, Dos viejos o Un viejo y un fraile, Dos viejos comiendo sopa, Duelo a garrotazos o La riña, El aquelarre, Hombres leyendo, Judith y Holofernes, La romería de San Isidro, Dos mujeres y un hombre, Peregrinación a la fuente de San Isidro o Procesión del Santo Oficio, Perro semihundido o más simplemente El perro, Saturno devorando a un hijo, Una manola: doña Leocadia Zorrilla y Visión fantástica o Asmodea.

La casa de Goya, junto con las pinturas murales, pasó a ser propiedad de su nieto Mariano Goya en 1823, año en que Goya se la cede, al parecer para preservar la propiedad de posibles represalias tras la restauración de la monarquía absoluta y la represión de liberales fernandina. Durante 50 años la existencia de las Pinturas negras fue escasamente conocida (solo algunos críticos, como Charles Yriarte, las describieron). A partir de 1874, y en un lento proceso que duró varios años, fueron trasladadas de revoco a lienzo por Salvador Martínez Cubells a instancias del barón Émile d’Erlanger, un banquero y coleccionista de arte francés de origen alemán que se había hecho con la propiedad de la finca con intención de preservar las pinturas, amenazadas de desaparición junto con la casa. Erlanger presentó las pinturas en la Exposición Universal de París de 1878, se ha dicho que con intención de venderlas, sin lograrlo, aunque otros testimonios indican que su propósito fue desde el primer momento el de hacer donación de ellas al Museo del Prado, como en efecto hizo en 1881. En realidad, poco estimadas por el gusto académico dominante en aquellos años, su paso por la exposición parisina apenas suscitó algún comentario y tampoco lo hubo tras su ingreso en el museo, donde una parte de ellas no se expusieron hasta 1898, cuando el hijo del barón presentó una reclamación.

Las Pinturas negras en su contexto original

Archivo:Cabezas en un paisaje
Cabezas en un paisaje es, con probabilidad, la «decimoquinta» pintura negra, perdida posteriormente, que se conserva en la colección Stanley Moss de Nueva York.

Goya adquiere esta finca a orillas del río Manzanares, cerca del puente de Segovia y con vistas hacia la pradera de San Isidro, en febrero de 1819. Se especula que era para poder vivir allí con Leocadia Weiss, a salvo de rumores, pues estaba casada con Isidoro Weiss. Era la mujer con la que tenía una relación y posiblemente una hija pequeña, Rosario, de los dos niños que tenía a su cargo. Como en noviembre de ese año Goya sufre una grave enfermedad —de la que Goya atendido por el doctor Arrieta (1820) es estremecedor testimonio—, el artista pudo haber comenzado la decoración de los muros de su casa entre febrero y noviembre de 1819. Lo cierto es que las Pinturas negras fueron pintadas sobre imágenes campestres de pequeñas figuras, cuyos paisajes aprovechó en alguna ocasión, como en el Duelo a garrotazos. Si estas pinturas de tono alegre fueron también obra del aragonés, podría pensarse que la crisis de la enfermedad unida quizá a los turbulentos sucesos del Trienio Liberal, llevara a Goya a repintar estas imágenes. Bozal se inclina a pensar que efectivamente los cuadros preexistentes eran de Goya, debido a que solo así se entiende que reutilizara alguno de sus materiales; sin embargo, Glendinning asume que las pinturas «ya adornaban las paredes de la Quinta del Sordo cuando la compró». En todo caso, la realización de las pinturas de la quinta podría datar de 1820. La fecha de finalización de la obra no puede ir más allá de 1823, año en que Goya marcha a Burdeos y cede la finca a su nieto Mariano, probablemente temiendo represalias contra su persona tras la caída de Riego. En 1830 Mariano de Goya transfiere la finca a su padre, Javier de Goya.

Una reciente teoría ha querido atribuir la autoría de las Pinturas negras a Javier de Goya (hijo del pintor); sin embargo, Bozal y Glendinning, dos de los máximos conocedores de la obra pictórica de Goya, rechazan esta hipótesis. Es difícil imaginar que este hecho extraordinario no fuera conocido por sus contemporáneos. La técnica pictórica, la calidad de la pincelada, los tipos humanos grotescos, los temas obsesivos, que ya están presentes en la obra goyesca anterior y posterior, hacen infundada la atribución a Javier de Goya.

El llamado inventario de Antonio de Brugada menciona siete obras en la planta baja y ocho en la alta. Sin embargo, al Museo del Prado solo llegaron catorce. Charles Yriarte (1867) menciona asimismo la existencia de una pintura más de las que se conocen en la actualidad, aunque solo describe trece y advierte que otra ya había sido arrancada del muro cuando visitó la finca, siendo trasladada al palacio de Vista Alegre, que entonces pertenecía al marqués de Salamanca. Muchos críticos consideran que por sus medidas y su tema, esta sería Cabezas en un paisaje (Nueva York, colección Stanley Moss).

El otro problema de ubicación radica en la titulada Dos viejos comiendo sopa, de la que se ha dudado si era sobrepuerta de la planta alta o baja. Dejando este detalle aparte, la distribución original en la Quinta del Sordo según Yriarte era como sigue:

Archivo:Quintasordo
Una hipótesis de la ubicación original de las Pinturas negras en la Quinta del Sordo.
  • Planta baja: Se trataba de un espacio rectangular. En los lados largos existían dos ventanas cercanas a los muros cortos. Entre ellas aparecían dos cuadros de gran formato muy apaisado: La romería de San Isidro a la derecha, según la perspectiva del espectador y El aquelarre a la izquierda. Al fondo, en el lado corto enfrentado al de la entrada, una ventana en el centro con Judith y Holofernes a su derecha y el Saturno devorando a un hijo a la izquierda. A ambos lados de la puerta se situaban La Leocadia (frente a Saturno) y Dos viejos o Un viejo y un fraile frente a Judith.
  • Planta alta: De las mismas dimensiones que la planta baja, sin embargo, solo tenía una ventana central en los muros largos, a cuyos lados se situaban dos óleos. En la pared de la derecha conforme se entraba se hallaban Visión fantástica o Asmodea cerca del espectador y El Santo Oficio, que cita como la Peregrinación más alejada. En el de la izquierda estaban Átropos o Las Parcas y Duelo a garrotazos sucesivamente. En el muro corto del fondo se veía Dos mujeres y un hombre a la derecha del vano y a la izquierda Hombres leyendo. A mano derecha de la puerta de entrada se encontraba El Perro y a la izquierda pudo situarse Cabezas en un paisaje.

En una de las sobrepuertas estaría Dos viejos comiendo sopa, no citado por Yriarte, que Glendinning localiza en la de la sala baja, por el diseño del papel pintado que aparece en su correspondiente fotografía de Laurent, dato apuntado también por otro viajero francés, Pierre Léonce Imbert que visitó la finca en 1875. Dos nuevas investigaciones confirman esta situación, aunque con diferente distribución del resto de las pinturas.

Esta disposición y el estado original de las pinturas pueden conocerse, además de por los testimonios escritos, por el inventario fotográfico que in situ llevó a cabo J. Laurent en el año 1874. El encargo fotográfico se originó cuando un nuevo propietario de la casa, el barón de Erlanger, contrató al restaurador del Museo del Prado Martínez Cubells para arrancar las pinturas y pasarlas a lienzo. Y las fotografías de Laurent fueron una guía certera en el proceso de arranque y traslado de las pinturas. Desde la década anterior, las previsiones de especulación inmobiliaria en la zona, hacían temer a los historiadores del arte Cruzada Villaamil y Charles Yriarte la desaparición de las Pinturas negras en un breve periodo.

Por las fotografías de Laurent sabemos que las pinturas fueron enmarcadas con diseños clasicistas de cenefas, al igual que las puertas, ventanas y el friso bajo el techo. Las paredes fueron empapeladas, como era costumbre en las residencias palaciegas y burguesas, con material procedente posiblemente de la Real Fábrica de Papel Pintado promovida por Fernando VII. La planta inferior con motivos de frutos y hojas y la superior con dibujos geométricos organizados en líneas diagonales. También documentan las fotografías el estado anterior al traslado, y así podemos saber, por ejemplo, que en El Aquelarre había un gran fragmento a la derecha que no se conserva en la actualidad, aunque sí que fue trasladado a lienzo por Martínez Cubells.

Véase también

Kids robot.svg En inglés: Black Paintings Facts for Kids

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