Pedro Blanco López para niños
Pedro Buenaventura Santiago Blanco López (León, 14 de julio de 1883 - Oporto, 1 de mayo de 1919) fue un talentoso compositor, pianista, profesor y crítico musical de España.
Contenido
La vida de Pedro Blanco
Pedro Blanco comenzó sus estudios de música en León con su padre, Mateo Blanco del Río. Desde 1896, continuó su formación en la Escuela Nacional de Música de Madrid. Allí tuvo maestros importantes como Felipe Pedrell, Andrés Monge y Juan Cantó Francés. Mantuvo una relación cercana con algunos de ellos, incluyendo a Tomás Bretón, quien fue director del conservatorio.
Sus estudios fueron posibles gracias a una beca de la Diputación de León. Por eso, años después, dedicó su obra orquestal Añoranzas a esta institución. En 1902, ganó el Primer Premio de Piano y se hizo amigo de Benjamín Orbón.
Su etapa en Oporto
En 1903, Pedro Blanco se mudó a Oporto, Portugal, donde vivió hasta su fallecimiento. Allí se casó con Clementina Nogueira, quien también estudiaba piano, y tuvieron dos hijos. Pronto se unió a un grupo de artistas y escritores en Espinho, una ciudad costera. En este grupo conoció a personas como el pintor Amadeo de Souza-Cardoso y el escritor Manuel Laranjeira. A través de Laranjeira, Blanco conoció a otros intelectuales, como Miguel de Unamuno, con quien intercambió cartas por varios años.
Entre sus amigos españoles estaban el pintor Cecilio Pla, el escritor de teatro Guillermo Perrín y el dibujante Ramón Cilla.
Profesor y figura cultural
Pedro Blanco fue un profesor de piano muy activo, con muchos alumnos durante más de diez años. También fue parte del primer grupo de profesores del Conservatorio de Música de Oporto, donde enseñó desde 1917 hasta su muerte.
Tuvo una participación importante en la vida cultural de Oporto a principios del siglo XX, apoyando movimientos como la Renascença Portuguesa. Era un artista carismático y apasionado, y su influencia fue clave para impulsar actividades sociales en la comunidad. En Oporto, forjó una gran amistad con figuras como el escultor António Teixeira Lopes y el escritor Antero de Figueiredo. También mantuvo contacto con músicos y artistas de otros países.
Como escritor, Pedro Blanco publicó muchos artículos en periódicos y revistas de España y Portugal. Sus escritos se centraban en la crítica musical, la mejora de la sociedad y la defensa de los derechos de los músicos. También trabajó para difundir la cultura entre España y Portugal, promoviendo una unión cultural entre ambos países.
Falleció el 1 de mayo de 1919, a causa de una enfermedad. A pesar de su corta vida, Pedro Blanco compuso cerca de veinte obras para piano, canto y piano, violín y piano, y orquesta.
La música de Pedro Blanco
Pedro Blanco compuso principalmente obras para piano solo. También creó un concierto para piano y dos suites para orquesta, además de varias canciones y una obra para violín y piano. Algunas de sus obras fueron publicadas y aún se conservan.
Su música, y el hecho de que fuera olvidada por tanto tiempo, es un caso especial en la historia de la música española. Su estilo se volvió muy personal en los últimos años de su vida, lo que nos hace pensar hasta dónde podría haber llegado este compositor tan injustamente olvidado. Para que su música sea conocida de nuevo, es importante difundirla activamente.
Obras para piano
Las obras para piano de Pedro Blanco son muchas, considerando que falleció joven. Se pueden dividir en dos estilos:
- Un estilo posromántico, parecido a la música de compositores como Chopin o Schumann.
- Un estilo nacionalista, que seguía las enseñanzas de su maestro Felipe Pedrell, basado en el folclore español.
Sin embargo, esta división no es suficiente para describir la complejidad y originalidad de su música. Su forma de componer, su imaginación y su talento son comparables a los de los grandes maestros de la música española de principios del siglo XX.
Obras para piano posrománticas
Algunas de sus obras en este estilo son:
- Polonesa en re menor (1905).
- Mazurca Triste Opus 1 (?).
- Jeunesse d´amour — Seis Valses lentos (1910?) —solo se conservan los tres primeros—.
- Heures Romantiques—Impressions Intimes (1914).
- Dos Mazurcas Opus 12 (1917).
La Polonesa fue compuesta en 1905. Es una obra de juventud que no se publicó y de la que solo tenemos el manuscrito. Probablemente fue creada para que él mismo la tocara en sus conciertos. Muestra ya su virtuosismo, su lirismo y su claridad en la forma.
Las Mazurcas de Blanco son más lentas que las de Chopin, que le sirvieron de inspiración. La Mazurca Triste Opus 1 a veces parece más un nocturno (una pieza musical tranquila) que una danza polaca. Las Dos Mazurcas Opus 12, llamadas del Amor y del Dolor, fueron escritas en 1917 y son más complejas y maduras. Están conectadas por ideas musicales similares y se basan en una frase de Maurice Maeterlinck: «El dolor es el primer alimento del amor». Pedro Blanco lo expresa musicalmente usando la misma idea musical en el primer tema de ambas mazurcas, mostrando que el amor y el dolor están relacionados.
De los seis Jeunesse D`Amour — Six Valses Lentes originales, solo se conservan tres. Estas obras, sencillas y encantadoras, parecen haber sido creadas para tocar en reuniones privadas.
La serie Heures Romantiques (Impressions Intimes) Opus 6 tiene una escritura más compleja. Sus partes son «Préambule», «Caprice», «Impromptu», «Rêverie», «Berceuse» y «Ballade». Las partes «Préambule», «Caprice», «Impromptu» y «Ballade» siguen el estilo de Chopin. Sin embargo, «Berceuse» y especialmente «Rêverie», que es la pieza más destacada del ciclo, se acercan más al estilo impresionista de Debussy. «Berceuse» se basa en una escultura de Teixeira Lopes llamada «Enfants endormis». «Ballade», la obra más ambiciosa, está dedicada al escritor y amigo Dr. Manuel Laranjeira y se basa en su «Prefacio Lyrico para uma ballada».
Obras para piano nacionalistas
- Hispania (Suite), Opus 4 (1910).
- Galanías—Imágenes de España, Opus 10 (1916).
- Castilla—Cuatro impresiones—Cuatro imágenes de España, Opus 16.
La suite Hispania Opus 4 (con partes como «Preludio», «Capricho», «Intermedio», «Serenata» y «Rapsodia») fue compuesta en 1910. Está llena de referencias a la música andaluza. Muchas de sus melodías vienen del folclore español, con ritmos marcados, sonidos que recuerdan a la guitarra y ambientes andaluces. En conjunto, las cinco piezas de esta serie nos dan una imagen inspirada de la cultura popular española.
Galanías—Imágenes de España Opus 10, compuesta en 1916, es una obra maestra. El nombre "Galanías" se refiere a la elegancia y gentileza. Pedro Blanco usa esta idea para crear cinco escenas de costumbres españolas: «Los Chisperos», «Remembranza del amor ausente», «Verbena», «Melancólica serenata» y «Majencia».
«Los Chisperos», la primera pieza, toma su nombre de los herreros y de un barrio de Madrid. Antes de la música, hay un poema de Rubén Darío que dice:
Las almas armoniosas buscan tu encanto
sonora rosa métrica que ardes y brillas
sus hembras, sus claveles, sus manzanillas.
y España ve en tu ritmo, siente en tu canto
«Remembranza del amor ausente» cuenta la historia de un amor recordado desde la distancia. El compositor cubano Eduardo Sánchez de Fuentes, amigo del autor, la describió así: «¡Allí está la maja soslayada en la ojiva de su recinto, escuchando la trova cálida del amante cauteloso que pleno de pasión la implora en la lejanía; allí están las notas de la doliente y amorosa guitarra que habla del amor tantas veces soñado!...»
«Verbena» evoca la alegría y el color de una fiesta andaluza. Después de la alegría inicial, se escucha uno de los temas más inspirados de Blanco, que se transforma a lo largo de la obra.
En «Melancólica Serenata», se escucha a un enamorado cantando con su guitarra a una persona amada que parece inalcanzable. El primer tema tiene armonías basadas en escalas modales, mientras que el segundo tema es de estilo impresionista.
«Majencia» está dedicada al pianista Arthur Rubinstein, quien visitó España por primera vez en 1916, el mismo año en que se compuso Galanías. Rubinstein siempre admiró la música española. «Majencia», con su melodía inicial y su gran virtuosismo, cierra la serie de forma brillante, siendo una de las obras más importantes para piano en España.
Castilla Opus 16 es su última obra para piano y se publicó después de su muerte. Es su obra más personal y también la más profunda. La armonía se vuelve más compleja y la forma de combinar las voces musicales es más elaborada. Es significativo que Pedro Blanco dedicara su última obra a su tierra natal, Castilla, dándole un toque especial al final de su vida. En una carta a Felipe Pedrell, el autor la describe así:
... trato de dar a esos pequeños cuadros el sabor, el color, la atmósfera, en fin, de mi región natal, con la cual adquieren, a mi ver, aspecto y ambiente popular, como ocurre, por ejemplo, con el principio del cuarto número, y, quizá, en todo ese cuadro, inspirado en la vida maragata.
La melodía del primer número tiene el sabor de una de esas canciones melancólicas que los gañanes de Castilla cantan a la hora vespertina, cuando recogen sus ganados para reunirse a comer el rancho, llamado de gañanes.
El número tres es, verdaderamente, un paisaje con el fondo gris, desolador, de la meseta castellana, y la aridez sombría y monótona de su ambiente.
El segundo tiene una frase lenta, que es una verdadera nana o canción de cuna, que me acostumbraba a cantar mi pobre madre, cuando yo era pequeñito.
Obras para canto y piano
Las obras para canto y piano de Pedro Blanco también muestran sus dos estilos: el posromanticismo y el nacionalismo, con un toque romántico.
De su estilo nacionalista, solo se conserva la canción ¡Guitarra mía!, subtitulada Canción Española (Opus 2). Se cree que es anterior a 1916. Se sabe que existieron otras dos canciones con el mismo subtítulo, pero se perdieron. ¡Guitarra mía! es la canción más larga del compositor y se basa en un poema de Octavio Diaz-Berrio y López. Tiene tres partes: la primera y la tercera imitan el sonido de una guitarra en el piano y son más habladas; la parte central es más grande y muestra un gran romanticismo y tristeza. Habla de un amor que no se pudo cumplir, usando adornos musicales del folclore andaluz para hacerlo más dramático. Se tocó en el funeral del compositor y está dedicada a su amigo, el cantante J. de Brito.
Las siguientes canciones que compuso Pedro Blanco fueron las Cançoes o Canciones Portuguesas, también anteriores a 1916. Comparten con ¡Guitarra mía! un acompañamiento de piano más sencillo que apoya la voz. Son las primeras canciones que Pedro Blanco compuso en portugués, usando poemas de Maximiano Ricca, Carvalho Barbosa y João Saraiva. Fueron interpretadas por Alexandre d’Azevedo y Aura Abranches. D’Azevedo era un cantante cómico, lo que explica que la canción O Senhor Reitor sea muy alegre y requiera mucha actuación. Flor da Rua fue estrenada por Aura Abranches, una famosa actriz, y trata sobre una joven sin hogar y muy triste. La última de las tres Cançoes, A Fiandeira, tiene un acompañamiento de piano que imita el movimiento de una rueca, en referencia al oficio de hilar.
El Opus 9 incluye dos melodías: «Rosa e Lirio» y «Barca Bella», ambas con poemas de Almeida Garrett, un escritor romántico. Los poemas vienen de un álbum llamado Folhas caídas. También parecen anteriores a 1916, pero musicalmente son más avanzadas. «Rosa e Lirio» tiene la indicación de Allegro Volante y el piano la acompaña con un patrón repetitivo que hace que la música fluya sin parar. «Barca Bella» tiene dos partes distintas: en la primera, el piano imita las olas del mar de forma hipnótica, y en la segunda, se deja llevar por el romanticismo que evoca a las sirenas.
El Opus 11 tiene un par de canciones llamadas «Cantiga» y «Trovas do Longe». La primera es anterior a 1916 y la segunda es de 1917. «Cantiga» está escrita sobre un poema de Eugénio de Castro, considerado el introductor del simbolismo en Portugal. La música del acompañamiento recuerda a un estilo antiguo, con adornos barrocos. «Trovas do Longe» está escrita sobre un texto de Afonso Lopes Vieira, un poeta que se interesaba por temas populares y nacionales. En este poema, el tema es la saudade (nostalgia), que el acompañamiento del piano describe perfectamente, con mucho movimiento en los momentos más dramáticos.
Las dos últimas canciones conservadas de Pedro Blanco forman el Opus 14, titulado Duas melodías. La primera, «Madrigal», está en español, basada en un poema de Francisco Rodríguez Marín. Es una canción muy breve pero intensa y dramática, con una introducción de piano que da paso a versos tristes. «Quand Meme» se basa en un poema de Pierre Étile. También es muy breve y tiene un ritmo repetitivo que se acelera en los momentos más dramáticos de la voz. Es la única canción en francés y trata sobre el amor.
Al revisar las canciones de Pedro Blanco, vemos que combinaba la composición para piano solo con la de canciones. En estas últimas, la escritura del piano se vuelve más compleja y se diferencia de la voz. Casi todas las canciones tienen una estructura de tres partes, y las indicaciones son muy detalladas, incluso señalando técnicas para el piano. La voz se mueve en un rango amplio, desde un "casi hablado" hasta notas agudas brillantes. Le gustaba usar tonalidades menores, que describen mejor los textos, la mayoría románticos. Estos textos muestran cómo se fue sumergiendo en la literatura de su país de adopción, sin olvidar nunca sus orígenes.
Obras para violín y piano
En 1915, Pedro Blanco escribió una obra para violín y piano titulada Romance y Zambra andaluza, que muestra el estilo nacionalista de su música. La dedicó al violinista José Porta. La obra tiene dos piezas, siendo la segunda muy virtuosa y exigente para el violín. Está inspirada en la música romántica de salón, muy popular en esa época, al estilo de piezas de Sarasate o Fernández Arbós, pero con una parte de piano más elaborada, ya que él era pianista. El «Romance» es una pieza con dos temas y estructura ternaria, escrita en modo menor, con giros típicos andaluces. Esta pieza fue usada más tarde por el autor en la suite orquestal Añoranzas. La Zambra Andaluza es una danza rápida en la que el compositor usa las técnicas más virtuosas del violín. La palabra "zambra" viene del ruido de instrumentos y luego se usó para describir una fiesta con música. Se caracteriza por ser un "cante" acompañado de guitarra con un ritmo repetitivo que muestra su origen folclórico.
Obras para orquesta
En 1914, Pedro Blanco encargó la orquestación de su suite para piano Hispania al músico francés Lucien Lambert. Se estrenó el 24 de enero de 1915, dirigida por Raimundo de Macedo.
Ese mismo año, Blanco empezó a componer su primera obra sinfónica, basada en temas populares de León, titulada Añoranzas (Op. 8). La obra tiene cuatro partes: I. “Evocación”, II. “Burlesca”, III. “Romance” y IV. “Humorada”. El compositor escribió un prólogo para la partitura que dice:
AÑORANZAS: BENDITA palabra que encierra toda la gama del sentimiento y de la emoción. Ella participa del misterio y de la luz; de la alegría y del dolor; de la ilusión y del desengaño. Así como un perfume tenue o penetrante nos recuerda la mujer amada, una canción de nuestra patria nos inspira una añoranza íntima; nos hace revivir una época feliz que ya pasó... El minuto en que se gozó, una emoción amable o dolorosa, es el germen de añoranza, de toda la vida futura.Pedro Blanco López
Esta obra, de estilo nacionalista, evoca el espíritu de su tierra y la nostalgia por sus orígenes, el amor a la patria lejana. Las cuatro partes de la obra se basan en canciones populares de León, como la copla “Levántate, morenita, que ya viene la mañana...”, aunque tratadas con libertad y un toque melancólico.
Blanco presentó su obra a un concurso de composición en 1915. Después de mucho tiempo, en 1917, el jurado, con una decisión muy discutida, no dio el primer ni el tercer premio, y el segundo fue para una obra de Jesús Guridi. A pesar de no ganar, Añoranzas fue la obra más elogiada, tanto en su estreno en Lisboa (11 de febrero de 1917) como en Madrid (8 de febrero de 1918), dirigida por Bartolomé Pérez Casas. El público la recibió con entusiasmo y la prensa de ambos países destacó su belleza y elegancia, confirmando a Pedro Blanco como un compositor importante.
Sin embargo, este éxito se vio opacado por el fallecimiento de la madre del músico el mismo día del estreno en Madrid. Blanco entró en una etapa más reflexiva y madura, influenciado también por el carácter sentimental de Portugal, su país de adopción. Entonces decidió crear un concierto para piano y orquesta, un tipo de obra que no se estaba componiendo mucho en España y Portugal en ese momento. El autor dedicó la obra a la pianista y crítica musical Elisa de Sousa Pedroso.
El Concierto para piano y orquesta en si menor (Op. 15) tiene tres movimientos: “La tragedia del pesimismo”, “Diálogo sentimental” y “Triunfa la fe”. En este concierto se usan leitmotivs (temas musicales que representan ideas o personajes), y los temas del ideal, el optimismo, el pesimismo, la fe o el triunfo se desarrollan y conversan a lo largo de la partitura. El significado profundo de este concierto causó curiosidad en su época y en la actualidad. Esta lucha entre el pesimismo y la fe podría estar relacionada con un poema de Manuel Laranjeira, quien había fallecido unos años antes. Incluso el lema Plus ultra cor meum (¡Corazón, ve más allá!) que Pedro Blanco empezó a usar desde 1917, podría haberse inspirado en otro texto de Laranjeira.
La obra se estrenó el 7 de abril de 1918, con la Orquesta Sinfónica de Oporto dirigida por Raimundo de Macedo y el propio compositor al piano. La crítica de la época la consideró la obra más importante de Pedro Blanco, identificada con el estilo posromántico de Oporto.
Finalmente, hay una pequeña obra para coro y orquesta de cuerda: Duas melodías portuguesas, Opus 13. Se compone de dos piezas, “Anjo da guarda” y “Noite de Amores”, basadas en poemas del escritor romántico João de Deus. Estos poemas, publicados en el libro Folhas soltas, encajan perfectamente con la música y le dan a Duas melodías portuguesas un lirismo delicado. Pedro Blanco dedicó la obra a Raimundo de Macedo, quien la dirigió en su estreno el 20 de julio de 1918.
Recuperación de su música
A pesar de la fama que tuvo en su tiempo, la música de Pedro Blanco fue olvidada por casi cien años. Fue a principios del siglo XXI cuando sus composiciones comenzaron a ser redescubiertas. En Portugal, la familia, especialmente José Pedro Abreu, nieto del compositor, fue clave. Él logró reunir todos los documentos, cartas y partituras, y los donó a la Biblioteca de Música Contemporánea Española de la Fundación Juan March.
En España, Pedro Blanco volvió a ser recordado en su ciudad natal después de que se encontrara una partitura por casualidad en una tienda de antigüedades. El [Festival de Música Española] de León, dirigido por Miguel Fernández Llamazares, ha sido fundamental para recuperar su música en España. Han programado conciertos de sus obras durante varios años y han publicado dos discos dobles con su música sinfónica y otras composiciones. La pianista y musicóloga Julia Franco Vidal ha publicado seis volúmenes con ediciones de gran parte de las obras de Blanco. En 2019, para conmemorar el centenario de su fallecimiento, se organizaron varias actividades en su honor. Este trabajo de intercambio ha llevado a nuevos conciertos y grabaciones en ambos países. En 2021, se encontró la partitura del vals "Carmen", que Pedro Blanco publicó cuando tenía 15 años y estudiaba en el conservatorio de Madrid.
Véase también
En inglés: Pedro Blanco López Facts for Kids