Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado para niños
Datos para niños Leyes Fundamentales del Reino |
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Título largo | Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado | |
Extensión territorial | ![]() |
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Referencia del diario oficial | BOE-A-1947-7395 | |
Historia | ||
Promulgación | 26 de julio de 1947 | |
Entrada en vigor | 27 de julio de 1947 | |
Legislación relacionada | ||
Modificada por | Ley Orgánica del Estado (1967) | |
Derogada por | Constitución española de 1978 | |
Legislación derogada | ||
La Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947 fue una ley muy importante en la historia de España. Fue la quinta de ocho Leyes Fundamentales del Reino que organizaban cómo funcionaba el gobierno durante el período conocido como el franquismo.
Esta ley estableció que España volvería a ser un reino después de 16 años. También decía que Francisco Franco sería el jefe de Estado de España de por vida. La ley permitía a Franco proponer a la persona que lo sucedería, ya fuera como rey o como regente. Sin embargo, esta propuesta debía ser aprobada por las Cortes españolas, que eran como el parlamento de la época.
El gobierno presentó esta ley a las Cortes el 28 de marzo de 1947. Fue un proceso rápido. Las Cortes la aprobaron el 7 de junio de 1947. Luego, se realizó un referéndum (una votación popular) el 6 de julio de 1947. La ley entró en vigor al día siguiente, el 27 de julio de 1947.
Contenido
¿Qué establecía la Ley de Sucesión?
Esta ley tenía varios puntos clave que cambiaron la forma de gobierno en España:
- España como Reino Católico: Declaraba que España era un Estado católico, social y representativo, y que se constituía nuevamente como Reino.
- Franco como Jefe de Estado Vitalicio: Establecía que Francisco Franco sería el Jefe de Estado de por vida.
- Creación del Consejo del Reino: Se creó el Consejo del Reino, un órgano importante para el gobierno.
- Elección del Sucesor: La ley permitía al Jefe de Estado (Franco) proponer en cualquier momento a las Cortes la persona que lo sucedería. Esta persona podía ser un rey o un regente. También podía cambiar su propuesta si lo consideraba necesario.
- Leyes Fundamentales: Por primera vez, la ley definía y enumeraba el conjunto de las Leyes Fundamentales del Reino. Estas leyes funcionaban como una especie de Constitución rígida. Para cambiarlas, se necesitaba el acuerdo de las Cortes y un referéndum nacional.
¿Cómo influyó el contexto político en la Ley de Sucesión?
La creación de esta ley estuvo influenciada por varios eventos políticos importantes.
El Manifiesto de Lausana: Un llamado a la Monarquía
Juan de Borbón, el hijo del rey Alfonso XIII y el heredero al trono de España, publicó el Manifiesto de Lausana el 19 de marzo de 1945. En este documento, Juan de Borbón criticaba el gobierno de Franco. Ofrecía a España la posibilidad de restaurar una Monarquía más abierta, que se parecía a una monarquía constitucional.
Juan de Borbón rechazaba el gobierno de Franco porque lo veía similar a otros sistemas de gobierno de la época que habían fallado. Prometía que, si la monarquía regresaba, se aprobaría una constitución, se reconocerían los derechos de las personas y las libertades políticas. También se establecería una asamblea legislativa democrática, se reconocería la diversidad de las regiones, se daría amnistía a los presos y se buscaría una distribución más justa de la riqueza. Debido a este manifiesto, Franco empezó a dudar si Juan de Borbón sería el sucesor adecuado.
La decisión previa: Franco y el futuro de la Monarquía
El 31 de marzo de 1947, Luis Carrero Blanco, quien era subsecretario de Presidencia y ayudó a redactar la Ley de Sucesión, se reunió con Juan de Borbón. Le informó que, con la nueva ley, sería Franco quien elegiría al monarca del reino "cuando lo considerara conveniente". También le dijo a Juan de Borbón que podría ser Rey de España, pero de una España que seguía los principios del Movimiento Nacional, que era católica y se oponía a ciertas ideas políticas.
El Manifiesto de Estoril: La respuesta de Juan de Borbón
El 7 de abril de 1947, Juan de Borbón, el padre de Juan Carlos, hizo público otro manifiesto desde Estoril (Portugal). En este documento, denunciaba que la Ley de Sucesión era ilegal. Argumentaba que la ley quería cambiar la forma de la monarquía sin consultar al heredero legítimo del trono.
Juan de Borbón explicó que las reglas para la sucesión de la Corona no podían cambiarse sin la participación conjunta del Rey y de la Nación. Afirmaba que la ley propuesta por Franco carecía de estos elementos esenciales. También criticaba que la ley buscaba convertir la "dictadura personal" de Franco en algo vitalicio, disfrazándola con el nombre de Monarquía.
Primer Manifiesto de Estoril de Don Juan, 7 de abril de 1947
Españoles:
El General Franco ha anunciado públicamente su propósito de presentar a las llamadas Cortes un proyecto de Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado, por el cual España queda constituida en Reino, y se prevé un sistema por completo opuesto al de las Leyes que históricamente han regulado la sucesión a la Corona.
En momentos tan críticos para la estabilidad política de la Patria, no puedo dejar de dirigirme a vosotros, como legítimo Representante que soy de vuestra Monarquía, para fijar mi actitud ante tan grave intento.
Los principios que rigen la sucesión de la Corona, y que son uno de los elementos básicos de la legalidad en que la Monarquía Tradicional se asienta, no pueden ser modificados sin la actuación conjunta del Rey y de la Nación legítimamente representada en Cortes. Lo que ahora se quiere hacer carece de ambos concursos esenciales, pues ni el titular de la Corona interviene ni puede decirse que encarne la voluntad de la Nación el organismo que, con el nombre de Cortes, no pasa de ser una mera creación gubernativa. La Ley de Sucesión que naciera en condiciones tales adolecería de un vicio sustancial de nulidad.
Tanto o más grave es la cuestión de fondo que el citado proyecto plantea. Sin tener en cuenta la necesidad apremiante que España siente de contar con instituciones estables, sin querer advertir que lo que el país desea es salir cuanto antes de una interinidad cada día más peligrosa, sin comprender que la hostilidad de que la Patria se ve rodeada en el mundo nace en máxima parte de la presencia del General Franco en la Jefatura del Estado, lo que ahora se pretende es pura y simplemente convertir en vitalicia esa dictadura personal, convalidar unos títulos, según parece hasta ahora precarios, y disfrazar con el manto glorioso de la Monarquía un régimen de puro arbitrio gubernamental, la necesidad de la cual hace ya mucho tiempo que no existe.
Mañana la Historia, hoy los españoles, no me perdonarían si permaneciese silencioso ante el ataque que se pretende perpetrar contra la esencia misma de la Institución monárquica hereditaria, que es, en frase de nuestro Balmes, una de las conquistas más grandes y más felices de la ciencia política.
La Monarquía hereditaria es, por su propia naturaleza, un elemento básico de estabilidad, merced a la permanencia institucional que triunfa de la caducidad de las personas, y gracias a la fijeza y claridad de los principios sucesorios, que eliminan los motivos de discordia, y hacen posible el choque de los apetitos y las banderías.
Todas esas supremas ventajas desaparecen en el proyecto sucesorio, que cambia la fijeza en imprecisión, que abre la puerta a todas las contiendas intestinas, y que prescinde de la continuidad hereditaria, para volver, con lamentable espíritu de regresión, a una de esas imperfectas fórmulas de caudillaje electivo, en que se debatieron trágicamente los pueblos en los albores de su vida política.
Los momentos son demasiado graves para que España vaya a añadir una nueva ficción constitucional a las que hoy integran el conjunto de disposiciones que se quieren hacer pasar por leyes orgánicas de la Nación, y que además, nunca han tenido efectividad práctica.
Frente a ese intento, yo tengo el deber inexcusable de hacer una pública y solemne afirmación del supremo principio de legitimidad que encarno, de los imprescriptibles derechos de soberanía que la Providencia de Dios ha querido que vinieran a confluir en mi persona, y que no puedo en conciencia abandonar porque nacen de muchos siglos de Historia, y están directamente ligados con el presente y el porvenir de nuestra España.
Por lo mismo que he puesto mi suprema ilusión en ser el Rey de todos los españoles que quieran de buena fe acatar un Estado de Derecho inspirado en los principios esenciales de la vida de la Nación y que obligue por igual a gobernantes y gobernados, he estado y estoy dispuesto a facilitar todo lo que permita asegurar la normal e incondicional transmisión de poderes. Lo que no se me puede pedir es que dé mi asentimiento a actos que supongan el incumplimiento del sagrado deber de custodia de derechos que no son solo de la Corona, sino que forman parte del acervo espiritual de la Patria.
Con fe ciega en los grandes destinos de nuestra España querida, sabéis que podéis contar siempre con vuestro Rey.
JUAN
Estoril, 7 de abril de 1947
¿Cómo fue el referéndum de la Ley de Sucesión?
El 6 de julio de 1947, se llevó a cabo un referéndum para que los españoles votaran sobre esta ley. Según los resultados oficiales, de 16.187.992 personas que podían votar, 14.454.426 participaron. De ellos, 12.628.983 votaron a favor (un 89,86%) y 643.501 votaron en contra.
La decisión final sobre la sucesión
Desde el 18 de julio de 1947, con la Ley de Sucesión, Franco se convirtió en el Jefe de Estado del recién proclamado reino de España. El trono quedó vacante hasta la muerte de Franco.
El 25 de agosto de 1948, Franco se reunió con Juan de Borbón en su yate. Acordaron que el hijo de Juan de Borbón, Juan Carlos, que tenía diez años y vivía en Roma, se mudaría a España para completar su educación. También se prometió que el periódico monárquico ABC podría informar libremente y que se reducirían las restricciones a las actividades monárquicas.
El 9 de noviembre de 1948, Juan Carlos fue recibido por Franco en su residencia. Allí le informaron que su educación estaría a cargo de profesores leales al Movimiento Nacional.
Documentos del Departamento de Estado de los Estados Unidos revelan que, después de un accidente de caza el 24 de diciembre de 1961, Franco comenzó a pensar seriamente en su sucesor. Un informe indicaba que Franco planeaba presentar la cuestión de la sucesión a las Cortes en febrero, sin especificar si recomendaría a Juan de Borbón o a su hijo, Juan Carlos.
Finalmente, el 22 de julio de 1969, basándose en la Ley de Sucesión, Franco designó a Juan Carlos de Borbón como su sucesor en la Jefatura del Estado. Le dio el título de "Príncipe de España". Esto significó que Juan Carlos fue elegido por encima de su padre, Juan de Borbón, quien era el siguiente en el orden natural de sucesión. Juan Carlos fue proclamado por las Cortes el 22 de julio de 1969, después de jurar "fidelidad a los principios del Movimiento Nacional y demás Leyes Fundamentales del Reino".
¿Qué consecuencias tuvo esta ley?
Durante el gobierno de Franco, el príncipe Juan Carlos de Borbón, el futuro Juan Carlos I, asumió brevemente la jefatura del Estado entre el 19 de julio y el 2 de septiembre de 1974. Esto ocurrió debido a la delicada salud de Franco.
Franco falleció el 20 de noviembre de 1975. Dos días después, el 22 de noviembre de 1975, Juan Carlos de Borbón fue proclamado jefe de Estado y rey de España en el Palacio de las Cortes, pasando a ser conocido como Juan Carlos I. De nuevo, esto ocurrió saltándose el orden natural de sucesión que correspondía a su padre, Juan de Borbón.
Como resultado, las reformas políticas de la Transición española transformaron el sistema de gobierno en España. Se pasó a una democracia con una monarquía parlamentaria. En este sistema, el jefe de Estado (el rey) se somete a la constitución y sus acciones deben ser aprobadas por otros. El parlamento, elegido por el pueblo, es quien tiene el poder de crear leyes.
No fue hasta el 14 de mayo de 1977 cuando Juan de Borbón renunció oficialmente a todos sus derechos dinásticos en favor de su hijo. La Ley de Sucesión fue eliminada el 29 de diciembre de 1978, más de un año y medio después de la renuncia de Juan de Borbón.