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Juan Crisóstomo Ramírez Alamanzón para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Juan Crisóstomo Ramírez Alamanzón
Información personal
Nacimiento 1759
Aliaguilla (España)
Fallecimiento 8 de junio de 1814
Griñón (España)
Nacionalidad EspañaEspaña
Información profesional
Ocupación Bibliotecario real
Miembro de Real Academia Española

Juan Crisóstomo Ramírez Alamanzón (nacido en Aliaguilla, Cuenca, alrededor de 1759, y fallecido en Griñón, Madrid, el 8 de junio de 1814) fue una figura muy importante en el mundo de los libros y el conocimiento en España. Trabajó como bibliotecario para los reyes Carlos IV y Fernando VII, llegando a ser el bibliotecario principal de este último. También fue sacerdote, director del seminario de Cuenca y miembro destacado de la Real Academia Española, donde fue secretario y bibliotecario.

¿Cómo fue la vida de Juan Crisóstomo Ramírez Alamanzón?

Sus primeros años y estudios

Juan Crisóstomo Ramírez Alamanzón nació en Aliaguilla, un pueblo de Cuenca. Sus padres fueron Joaquín Ramírez y Rosa Alamanzón. En 1781, se hizo sacerdote después de estudiar en el seminario de San Julián, en Cuenca.

Luego, continuó sus estudios en la Universidad de Valencia, donde se graduó en leyes en 1785. Al regresar al seminario de Cuenca, fue su director entre 1786 y 1790. Ese mismo año, se mudó a Requena para trabajar en su iglesia.

Su carrera en la corte y las academias

La vida de Juan Crisóstomo cambió cuando fue nombrado secretario de una importante autoridad en septiembre de 1793. Esta autoridad, Manuel Abad y Lasierra, era un monje muy sabio que quería tenerlo a su lado.

Desde 1790, Ramírez Alamanzón fue miembro honorario de la Real Academia Española. Un año después, se convirtió en miembro supernumerario y, en mayo de 1794, ya era miembro de número. Desde entonces, trabajó como bibliotecario de esta institución hasta 1808 y fue su secretario hasta su fallecimiento, un cargo que mantuvo de por vida.

En Madrid, también ocupó puestos importantes, como contador en una institución judicial en 1800. En 1803, se unió a la Real Academia de la Historia por sus investigaciones sobre el rey Fernando IV El Emplazado.

Hacia 1807, fue nombrado canónigo de la catedral de Palencia, pero renunció en 1810 porque prefería quedarse en Madrid.

Su papel como bibliotecario real

Juan Crisóstomo ganó mucho prestigio por su trabajo como bibliotecario en la Real Academia Española. Creó un índice muy detallado de sus libros. Gracias a esto, fue propuesto para trabajar en la biblioteca privada del rey por Félix Amat, el confesor de Carlos IV, y Pedro de Silva Sarmiento, el bibliotecario principal de la Biblioteca Real Pública.

Llegó a ser el bibliotecario principal de las dos bibliotecas reales: la pública y la privada. Sin embargo, en 1811, el rey José I Bonaparte lo destituyó de la biblioteca pública para recompensar a Leandro Fernández de Moratín por su lealtad política. A cambio, le ofrecieron un puesto en la catedral de Sevilla, pero Juan Crisóstomo no lo aceptó.

Finalmente, falleció el 8 de junio de 1814, siendo bibliotecario principal de la Biblioteca Real Pública y de la privada, ya bajo el reinado de Fernando VII. Era un hombre con amigos muy cultos. Hizo su testamento el 18 de mayo de 1814, nombrando a personas como el experto en griego Antonio Ranz Romanillos y el cartógrafo Tomás Mauricio López para que se encargaran de cumplir sus deseos.

¿Qué hizo Juan Crisóstomo Ramírez Alamanzón por la Real Biblioteca?

Su trabajo en la Librería de Cámara, que es el origen de la actual Real Biblioteca de Madrid, fue muy positivo. Esto ocurrió tanto antes como después de la Guerra de la Independencia Española, hasta su muerte en 1814.

Organización de grandes colecciones

Una de sus primeras tareas importantes en la biblioteca real privada fue evaluar y organizar la enorme colección de libros del primer Conde de Gondomar, Diego Sarmiento de Acuña. Esta colección se había formado entre finales del siglo XVI y principios del XVII y estaba en Valladolid.

El rey Carlos IV la compró a su sucesor, el marqués de Malpica. El 16 de julio de 1807, Carlos IV nombró a Juan Crisóstomo bibliotecario real por su gran trabajo el año anterior.

En 1806, la biblioteca de Gondomar se unió a la biblioteca real privada. También se incorporaron otras colecciones importantes, como las de los Colegios Mayores de Salamanca y varias colecciones de la Secretaría de Gracia y Justicia de Indias. Entre estas últimas estaban las de Francisco de Zamora, Manuel José de Ayala, Juan Bautista Muñoz, José Antonio de Areche y Dionisio de Alcedo Herrera. Estas colecciones eran muy valiosas por la cantidad y calidad de manuscritos sobre el Nuevo Mundo, especialmente la de Ayala. Juan Crisóstomo no estuvo solo en esta tarea; otros bibliotecarios, como José Ángel Álvarez Navarro, también ayudaron.

Crecimiento y cuidado de la biblioteca

Cuando Fernando VII se convirtió en rey en marzo de 1808, Juan Crisóstomo mantuvo su cargo. Fernando VII lo nombró bibliotecario principal de la Real Biblioteca Pública, que hoy es la Biblioteca Nacional de España, después de que Silva renunciara. También se encargó de la Librería de Cámara hasta que José I Bonaparte lo destituyó.

Es importante saber que la Librería de Cámara no era muy grande bajo el rey Carlos III. Pero con Carlos IV, y especialmente con las nuevas colecciones que llegaron, creció muchísimo. Ramírez Alamanzón supo manejar este gran crecimiento.

Durante la ocupación francesa, se siguió trabajando en la biblioteca real privada. Los mejores artesanos de la encuadernación (el arte de hacer las cubiertas de los libros) trabajaron para crear cubiertas de lujo para José I Bonaparte y su esposa Marie Julie Clary. Aunque ella nunca estuvo en Madrid, los libros se preparaban para ella. Al final de este período, hubo algunos desórdenes que Ramírez Alamanzón logró solucionar.

Hasta la época de la reina viuda María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, la biblioteca real estaba en un lugar diferente del palacio, en el "ala de San Gil", frente a la actual Catedral de la Almudena.

Ramírez Alamanzón impulsó un gran proyecto de encuadernación. Se quitaron los pergaminos de muchas piezas que habían llegado en años anteriores y se les pusieron unas cubiertas especiales llamadas "pastas valencianas", muy comunes en la Real Biblioteca de Madrid, con un borde dorado. Esto se hacía en un taller conocido como "Juego de Pelota". Entre los encuadernadores más destacados estaban Santiago Martín Sanz y Antonio Suárez Jiménez, quienes eran muy hábiles y hacían tanto trabajos artísticos como las pastas mencionadas.

Con la muerte de Fernando VII y el traslado posterior de la biblioteca a su ubicación actual en el Palacio, comenzó una nueva etapa. Los cimientos de esta nueva etapa se basaron en el gran trabajo de Ramírez Alamanzón.

Véase también

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