Juan Carreño de Miranda para niños
Juan Carreño de Miranda (Avilés, 25 de marzo de 1614 - Madrid, 3 de octubre de 1685) fue un importante pintor español del estilo barroco. Es conocido por haber sido pintor de la corte del rey Carlos II de España a partir de 1671.
Carreño de Miranda trabajó en grandes pinturas para altares y también decoró techos con frescos (pinturas sobre paredes o techos húmedos) y al temple (pinturas con pigmentos mezclados con un aglutinante). Algunas de sus obras más destacadas se encuentran en la catedral de Toledo y en la iglesia de San Antonio de los Alemanes en Madrid.
Como retratista de la corte, continuó el estilo de Diego Velázquez, usando una técnica de pincelada más suelta y con más textura. Sus retratos más famosos incluyen los de Carlos II y su madre, la reina Mariana de Austria. También pintó a personas de la corte como enanos y bufones, tratándolos con gran seriedad y respeto.
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Biografía de Juan Carreño de Miranda
Primeros años y formación artística
Juan Carreño de Miranda nació en Avilés, Asturias, el 25 de marzo de 1614. Sus padres fueron Juan Carreño de Miranda y Catalina Fernández Bermúdez, quienes eran de una familia noble de Asturias. Alrededor de 1625, su familia se mudó a Madrid. Su padre, a pesar de su origen noble, trabajaba en Madrid como comerciante de pinturas.
Juan Carreño comenzó su formación artística en Madrid. Primero estudió con Pedro de las Cuevas, un maestro de pintores muy conocido. Después, continuó su aprendizaje con Bartolomé Román. Aunque no se sabe exactamente cuánto tiempo pasó con cada uno, se dice que Carreño perfeccionó su uso del color con Román. A los veinte años, ya mostraba gran habilidad en las academias de arte de Madrid.
Sus primeras obras conocidas incluyen pinturas para el claustro del Colegio de doña María de Aragón, aunque estas se han perdido. La primera obra que se conserva con su firma y fecha es San Antonio de Padua predicando a los peces, de 1646, que se encuentra en el Museo del Prado. En esta obra, ya se puede ver su estilo maduro, combinando influencias de maestros anteriores como Vicente Carducho y el pintor flamenco Anton van Dyck.
En 1639, Carreño se casó con María de Medina. No tuvieron hijos biológicos, pero en 1677 adoptaron a una niña recién nacida a la que llamaron María Josefa.
Colaboración con Francisco Rizi
En 1658, Juan Carreño de Miranda fue recomendado por el famoso pintor Diego Velázquez para trabajar en la decoración del Salón de los Espejos del antiguo Alcázar de Madrid. Allí, colaboró estrechamente con Francisco Rizi, otro pintor importante de la época. Juntos, pintaron grandes frescos en los techos de este salón. Aunque estas pinturas se perdieron en un incendio en 1734, esta colaboración marcó el inicio de una importante amistad y trabajo en equipo entre Carreño y Rizi.
Ambos artistas también trabajaron en la decoración de la iglesia de San Antonio de los Portugueses (hoy conocida como San Antonio de los Alemanes) entre 1662 y 1666. Rizi se encargó de las arquitecturas y adornos, mientras que Carreño pintó las figuras. Estas obras, aunque retocadas más tarde por Luca Giordano, son ejemplos importantes de su trabajo conjunto.
También colaboraron en otros proyectos, como el Monumento de Semana Santa en la catedral de Toledo y la capilla de San Isidro en la parroquia de San Andrés en Madrid.
Una de las obras más destacadas de su colaboración es La fundación de la Orden Trinitaria, pintada en 1666 para un convento en Pamplona y que ahora se encuentra en el Museo del Louvre. Aunque la idea original fue de Rizi, Carreño la llevó al lienzo, creando una obra compleja y muy apreciada que muestra el triunfo del estilo barroco internacional en Madrid.
Pintor del rey
En septiembre de 1669, Carreño de Miranda fue nombrado pintor del rey. Dos años después, en abril de 1671, fue ascendido a pintor de cámara, el puesto más importante para un artista en la corte. Este nombramiento lo convirtió en el principal retratista de la familia real.
Su trabajo como pintor de cámara incluyó la creación de los retratos oficiales del rey Carlos II y de su madre, la reina Mariana de Austria. Carlos II, quien era un rey joven y de salud delicada, fue retratado por Carreño en varias ocasiones. El retrato de Carlos II de 1671, que se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Asturias, muestra al rey de pie en el Salón de los Espejos del palacio real. Carreño usó los espejos y las cortinas para crear una atmósfera solemne y majestuosa alrededor del monarca.
Carreño también retrató a la reina Mariana de Austria en varias ocasiones, siempre vestida con sus ropas de viuda, lo que le daba una apariencia seria y digna. Uno de sus retratos más conocidos de la reina se encuentra en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Además de la realeza, Carreño pintó a otras figuras importantes de la corte, como embajadores y nobles. También realizó retratos de personas con características físicas particulares, como la niña Eugenia Martínez Vallejo, a quien el rey Carlos II le pidió que retratara. Carreño la pintó en dos tipos de retratos, mostrando su habilidad para capturar la personalidad de sus modelos.
Como pintor de cámara, Carreño también tenía otras responsabilidades, como supervisar las decoraciones de eventos importantes y reparar pinturas dañadas en el palacio. También hizo copias de obras de grandes maestros, como Rafael Sanzio, para diferentes iglesias y conventos.
Juan Carreño de Miranda falleció en Madrid el 3 de octubre de 1685. Dejó varias obras sin terminar, lo que demuestra su constante actividad artística hasta el final de su vida.
Discípulos y legado
La influencia de Juan Carreño de Miranda fue muy importante para el desarrollo del estilo barroco en la escuela de pintura de Madrid y para la siguiente generación de artistas. Tuvo muchos aprendices y colaboradores en su taller, como José Jiménez Donoso, Francisco Ignacio Ruiz de la Iglesia y Jerónimo Ezquerra.
Otros pintores, como Claudio Coello y el propio Antonio Palomino (quien escribió una biografía de Carreño), también se beneficiaron de su generosidad y de su carácter abierto, lo que les permitió acceder a las colecciones de arte del palacio y perfeccionar su formación. Se considera que Mateo Cerezo y Juan Martín Cabezalero fueron algunos de los discípulos que mejor asimilaron su estilo.
Carreño de Miranda es recordado como un maestro del color y del arte, cuya obra dejó una huella duradera en la pintura española del siglo XVII.
Galería de imágenes
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Juan Carreño de Miranda - La Magdalena penitente - Google Art Project.jpg
La Magdalena penitente, 1654, óleo sobre lienzo.