Historia del pensamiento microeconómico para niños
La historia del pensamiento microeconómico explora cómo las personas y las empresas toman decisiones sobre cómo usar recursos que son limitados. La microeconomía moderna surgió cuando economistas neoclásicos buscaron explicar las ideas económicas usando las matemáticas.
Contenido
Orígenes de la Microeconomía
Las raíces de la microeconomía se encuentran en las ideas de pensadores como Jeremy Bentham y John Stuart Mill, quienes hablaban del Utilitarismo. También se basó en los estudios de probabilidad de matemáticos como Daniel Bernoulli. Estas ideas se desarrollaron principalmente en el siglo XVIII.
El Utilitarismo y la Felicidad
El utilitarismo es una forma de pensar que busca la mayor felicidad para el mayor número de personas. Jeremy Bentham fue muy importante en esto. En su libro de 1780, explicó que una acción es buena si aumenta la felicidad y mala si la disminuye.
Bentham también pensó en cómo medir la felicidad o el placer. Dijo que el valor de un placer o un dolor depende de:
- Su intensidad (qué tan fuerte es).
- Su duración (cuánto tiempo dura).
- Su certeza (qué tan seguro es que ocurrirá).
- Su cercanía (qué tan pronto ocurrirá).
Además, consideró la "fecundidad" (si un placer lleva a más placeres) y la "pureza" (si un placer no lleva a dolores).
La Utilidad Esperada y el Riesgo
En 1738, Daniel Bernoulli escribió sobre cómo las personas toman decisiones cuando hay riesgo. Él notó que el valor que algo tiene para una persona no es solo su cantidad, sino también cómo esa persona lo valora. Por ejemplo, ganar 100 ducados no es lo mismo para alguien que ya es muy rico que para alguien que no tiene casi nada.
Bernoulli explicó que a medida que una persona tiene más riqueza, el valor adicional que le da a cada nueva unidad de riqueza disminuye. Esto se conoce como la utilidad marginal decreciente. Es decir, el primer dulce es delicioso, pero el décimo no tanto.
También planteó un famoso problema conocido como la paradoja de San Petersburgo. En este problema, una persona lanza una moneda y gana el doble de ducados cada vez que sale "cara". Aunque las ganancias posibles son infinitas, la gente no estaría dispuesta a pagar una cantidad infinita para jugar, porque el valor que le dan a cada ganancia adicional disminuye.
El Marginalismo y el Valor
A principios del siglo XIX, economistas como Antoine Augustin Cournot comenzaron a usar las matemáticas para describir ideas económicas. Cournot estudió cómo funcionan los mercados donde hay un solo vendedor (monopolio) o dos vendedores (duopolio).
Más tarde, en la década de 1870, hubo una "revolución marginal" con trabajos de William Stanley Jevons, Carl Menger y Léon Walras. Ellos propusieron que las personas toman decisiones buscando maximizar su satisfacción (utilidad) con los recursos que tienen. Esta idea se oponía a la Teoría del valor-trabajo, que decía que el valor de un producto venía del trabajo necesario para producirlo.
Adam Smith, en su libro La riqueza de las naciones (1776), habló sobre el valor. Distinguió entre:
- Valor de uso: La utilidad que tiene un objeto (por ejemplo, el agua es muy útil).
- Valor de cambio: El poder que tiene un objeto para comprar otros bienes (por ejemplo, un diamante puede comprar muchas cosas, aunque no sea tan útil como el agua).
Los marginalistas, en cambio, defendieron una Teoría del valor subjetivo. Esto significa que el valor de un bien no está en el trabajo que costó, sino en cuánto lo valora una persona según sus preferencias y necesidades. Carl Menger, por ejemplo, explicó que un bien se vuelve "económico" (es decir, valioso) cuando las necesidades de las personas aumentan o la cantidad disponible de ese bien disminuye.
Competencia Imperfecta y Estrategias
En 1929, Harold Hotelling estudió cómo las empresas compiten. Propuso que la demanda de un producto cambia de forma continua según su precio, no de forma brusca.
Hotelling creó un modelo donde dos vendedores se ubican en los extremos de una línea para vender sus productos. Descubrió que, para maximizar sus ganancias, los vendedores tienden a acercarse a sus competidores. Esto explica por qué a veces vemos muchas tiendas del mismo tipo muy cerca unas de otras. Sin embargo, también señaló que esto no siempre es lo mejor para el público, ya que aumenta los costos de transporte para los clientes.
Más tarde, en la década de 1930, Edward H. Chamberlin y Joan Robinson desarrollaron la idea de la competencia imperfecta. Antes, se pensaba que los mercados eran o de competencia perfecta (muchos vendedores de productos idénticos) o de monopolio (un solo vendedor). Ellos mostraron que la mayoría de las situaciones económicas son una mezcla de ambas, lo que llamaron competencia monopolística. En este tipo de competencia, las empresas tienen un poco de poder para fijar precios porque sus productos son ligeramente diferentes de los de sus competidores.
Externalidades y Fallos del Mercado
En 1937, Ronald Coase introdujo la idea de los costos de transacción. Estos son los costos de buscar información, negociar y hacer cumplir acuerdos en el mercado. Coase explicó que las empresas existen porque a veces es más barato producir algo dentro de una organización que comprarlo a muchos proveedores independientes.
En 1960, Coase publicó otro artículo importante sobre las externalidades. Una externalidad ocurre cuando la acción de una persona o empresa afecta a otros que no están directamente involucrados en esa acción (por ejemplo, la contaminación de una fábrica afecta a los vecinos). Coase argumentó que, si los costos de transacción son bajos, las personas pueden negociar entre sí para resolver los problemas de las externalidades sin necesidad de que el gobierno intervenga. Sus ideas fueron muy importantes para entender por qué existen las empresas y cómo se pueden resolver algunos problemas económicos.
Economía del Comportamiento
En 1979, Daniel Kahneman y Amos Tversky publicaron un estudio que desafió la idea de que las personas siempre toman decisiones de forma perfectamente lógica y racional. Ellos mostraron que la psicología humana influye mucho en las decisiones económicas.
Su idea principal es que las personas valoran más las pérdidas que las ganancias. Por ejemplo, el dolor de perder 10 euros es mayor que la alegría de ganar 10 euros. Esto se llama "aversión a la pérdida".
También notaron que las personas tienden a subestimar los resultados que son solo probables en comparación con los que son seguros. Esto significa que preferimos una ganancia pequeña pero segura a una ganancia mayor pero incierta. Este trabajo marcó el inicio de la economía conductual, que combina la economía con la psicología para entender mejor cómo las personas toman decisiones.