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Historia de la historieta para niños

Enciclopedia para niños

La historia de la historieta es un tema muy interesante, aunque sus inicios exactos son un poco debatidos. Algunos expertos creen que las primeras formas de historieta se pueden ver en dibujos muy antiguos.

Por ejemplo, algunas pinturas en tumbas egipcias, como la Tumba de Menna (hace más de 3400 años), o relieves romanos como la famosa Columna de Trajano, podrían considerarse como antecesores. Incluso algunas pinturas rupestres o códices antiguos de América podrían encajar en la idea de "dibujos que cuentan una historia en secuencia".

Antes de la imprenta

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Una escena de culto del Antiguo Egipto.

Desde hace mucho tiempo, las personas han necesitado comunicarse más allá de hablar. Esto llevó a la creación de dibujos y símbolos que contaban historias. En Mesopotamia, hace unos 8500 años, ya existían unas fichas de arcilla llamadas calculi. Estas fichas tenían formas y dibujos de animales, y se usaban para contar cosas como cosechas o ganado.

Más tarde, aparecieron los sellos cilíndricos. Estos sellos se usaban para imprimir símbolos y dibujos en arcilla. Con el tiempo, estos sellos se hicieron más detallados y complejos. Incluso se añadieron separaciones entre los dibujos, creando una especie de "tira" de imágenes.

En el Antiguo Egipto, se han encontrado dibujos muy antiguos, como los petroglifos del rey Escorpión (hace más de 5000 años). Los egipcios querían contar sus historias y hazañas, especialmente en templos y tumbas. Por eso, crearon obras de arte que combinaban dibujos con textos jeroglíficos. Estas obras a menudo estaban decoradas y contaban una historia de forma organizada.

Hay muchos ejemplos de estas narraciones visuales:

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Papiro satírico egipcio, 1120 aC

En la Edad Media en Europa, las historias visuales se veían en los vitrales de las iglesias, como en la Catedral de Chartres. También se desarrollaron en el famoso Tapiz de Bayeux (siglo XI), que es como una gran tira cómica bordada. Los manuscritos iluminados también contaban historias con dibujos y textos, como el Salterio de San Luis (1253-1270). En América, existía una tradición similar con códices como el Códice Nuttall, que usaba la escritura mixteca.

Algunos expertos, como Oscar Masotta, creen que la historieta moderna empezó a parecerse más a lo que conocemos a finales del siglo XIV. Esto fue cuando se empezó a usar el grabado en madera o xilografía en Europa. Así se hicieron libros como la famosa Biblia de los pobres (1410-1420).

Las primeras historietas impresas (siglo XVI-1845)

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Imagen de Epinal (siglo XIX).

La invención de la imprenta por Gutenberg en 1446 fue un punto clave para la historieta. Desde el siglo XVI, en España y otros países, se empezaron a difundir los pliegos de cordel y las aleluyas, que eran hojas impresas con dibujos y textos. También se mencionan obras como El Primer Nueva coronica y buen gobierno (hacia 1615) de Felipe Guamán Poma de Ayala.

Los humoristas gráficos ingleses del siglo XVIII, como Isaac Cruikshank, empezaron a usar los globos de diálogo en sus caricaturas para criticar a los gobernantes. Probablemente, el primer libro de historietas fue “Lenardo und Blandine” (1783) de Joseph Franz von Goez. La impresión masiva de dibujos fue posible gracias a la litografía, inventada en 1789. Esta técnica permite imprimir directamente sobre la página. En 1796, Jean-Charles Pellerin inició en Francia la producción de estampas conocidas como imágenes de Épinal.

Entre los pioneros de la primera mitad del siglo XIX, se encuentran Thomas Rowlandson y George Cruikshank. Pero el que realmente popularizó el cómic moderno fue el franco-suizo Rodolphe Töpffer. Él publicó en 1833 su Histoire de M. Jabot, y luego otros seis álbumes. Su Ensayo sobre fisionomía de 1845 es considerado el primer texto que explica cómo funciona este medio.

La historieta en la prensa (1841-1894)

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"O nosso Zé Caipora" de Angelo Agostini, en Revista Illustrada, Brasil (1886).

Algunos estudios ven la historieta como un producto de la época industrial y política moderna. Creen que surgió junto con la prensa, que se convirtió en el primer medio de comunicación masiva. Las primeras historietas se publicaron en revistas ilustradas.

En noviembre de 1830, la revista Le Caricature comenzó a publicar caricaturas políticas. Luego, Le Charivari continuó esta tradición, pero más enfocada en el humor general.

Inspirada en Le Charivari, la revista británica Punch (1841) impulsó la expansión mundial de la historieta. Se dirigía a un nuevo público, incluyendo a los niños. El modelo de Punch fue imitado en todo el mundo. En Alemania, surgió Fliegende Blätter (1844), donde debutó Wilhelm Busch, autor de Max und Moritz (1865). En Japón, apareció The Japan Punch (1862-87). Y en Estados Unidos, surgieron revistas como Puck (1877), Judge (1881) y Life (1883), donde empezaron a trabajar artistas como Richard Felton Outcault.

También comenzaron a aparecer series con personajes fijos, como Ally Sloper (1867) en Gran Bretaña, y Famille Fenouillard (1889) en Francia. En 1892, James Swinnerton creó Little Bears and Tigers en Estados Unidos. Al año siguiente, se añadió el color a los suplementos dominicales del New York World de Joseph Pulitzer.

La modernidad (1895-1928)

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Dominical de Krazy Kat de 1922.

A principios del siglo XX, Estados Unidos se convirtió en el centro principal de producción de historietas. Los grandes editores, como William Randolph Hearst y Joseph Pulitzer, usaban las historietas para atraer a todo tipo de público, incluyendo a los inmigrantes que no hablaban inglés. Incluso hubo batallas legales por los derechos de las historietas. En 1913, los tribunales decidieron que un autor debía cambiar el nombre de su serie si se iba a otro periódico. Hearst también impulsó las colecciones de tiras y fundó en 1914 el Kings Feature Syndicate, la primera agencia para distribuirlas.

Las primeras series importantes fueron Hogan's Alley (1895) de Outcault, con The Yellow Kid; The Katzenjammer Kids (1897) de Rudolph Dirks, inspirada en Max y Moritz; y Happy Hooligan (1899) de Frederick Burr Opper. Todas ellas empezaron a usar los globos de diálogo de forma más común.

También surgieron series que exploraban nuevas formas de dibujar y contar historias, como Little Nemo in Slumberland (1905) de Winsor McCay y Krazy Kat (1911) de George Herriman.

Las tiras más populares de la época combinaban el humor físico con la vida diaria de los personajes. A menudo, los protagonistas eran familias o parejas con personalidades diferentes. Algunos ejemplos famosos son Mutt and Jeff (1908) de Bud Fisher, Bringing up father (1913) de George McManus, y Thimble theater (1919), donde Segar creó a Popeye. También aparecieron historietas con personajes femeninos, como Little Orphan Annie (1924) de Harold Gray.

En el resto del mundo, mientras tanto, destacaron las novelas sin palabras de Frans Masereel. También surgieron revistas y suplementos para niños, como las británicas Chip y Comic Cuts (ambas de 1890), la brasileña "O Tico-Tico" (1905), la italiana Corriere dei piccoli (1908), la española TBO (1917) y la argentina Billiken (1919). En Japón, después del trabajo pionero de Rakuten Kitazawa, tuvieron éxito historietas infantiles como Las aventuras de Shochan(1923). El uso de los globos de diálogo no se hizo común a nivel internacional hasta la historieta belga Zig et Puce (1925) de Alain Saint-Ogan.

La aventura continúa (1929-1942)

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Milton Caniff en 1982.

La Gran Depresión de 1929 impulsó nuevos temas y estilos en la historieta estadounidense. Aunque hubo series de comedia notables como Li’l Abner (1934) de Al Capp, los años siguientes estuvieron marcados por las tiras de aventuras. Esto fue gracias al éxito de series como Buck Rogers (1929) de Dick Calkins, Mickey Mouse (1930) de Floyd Gottfredson o Dick Tracy (1931) de Chester Gould. Esto hizo que series anteriores también se volvieran de aventura.

Series como Flash Gordon (1934) de Alex Raymond, Príncipe Valiente de Harold Foster y el Tarzán de Burne Hogarth (ambos de 1937) impulsaron un estilo de dibujo más realista y elegante, parecido a la ilustración. Lo más importante es que estas series dejaron de ser historias cortas y empezaron a tener una continuidad. El suspenso al final de cada tira se volvió clave para mantener a los lectores enganchados.

Mientras tanto, Paul Winckler fundó en 1928 en París la agencia Opera Mundi para distribuir cómics estadounidenses en toda Europa. Frente a revistas como Le Journal de Mickey (1934), solo pudieron resistir:

  • Las revistas franco-belgas como Junior o Coeurs Valliant, que incluían historietas de aventuras con un estilo de dibujo particular, como Tintín, creado en 1929 por Hergé. Pronto se unió a ellas Le Journal de Spirou, una revista nacida en 1938 en Bélgica que sigue publicándose hoy.
  • La historieta italiana, donde el gobierno prohibió en 1938 las series de EE. UU. En su lugar, triunfó Dick Fulmine y un nuevo formato de cuadernillo apaisado.
  • La revista Beano en Gran Bretaña.

En Japón, destacaron series de aventuras infantiles como Speed Taro (1930-33) de Sako Shishido y Las aventuras de Dankichi (1934) de Keizo Shimada.

También en 1934, se empezó a distribuir Terry y los piratas de Milton Caniff. Él usó técnicas del cine, como el plano americano y el plano-secuencia, para contar sus historias. Las tiras diarias se conectaban entre sí y con el dominical, pero también se podían leer solo las páginas dominicales o solo las diarias.

El guionista Lee Falk creó series como The Phantom en 1936 y Mandrake el mago en 1939. Sin embargo, la historieta en la prensa pronto recibió un fuerte impacto de los comic-books con material original. Aunque surgieron en 1929 con "The Funnies", triunfaron gracias al éxito de los superhéroes. El primero fue Superman en 1938, seguido por Batman en 1939, y el Capitán América y La Mujer Maravilla, ambos en 1941. Estas historietas se inspiraron en el espíritu de la Segunda Guerra Mundial, a menudo mostrando a los héroes enfrentándose a los enemigos del país. Esto les dio mucho éxito, pero también causó el cierre de la mayoría de sus títulos al terminar la guerra. Spirit (1940) de Will Eisner fue más innovador.

La Edad de Oro (1943-1962)

Debido a la guerra, se prohibió la importación de cómics estadounidenses en el Imperio británico. Esto permitió un breve crecimiento de la producción local en Canadá y Australia. Después del conflicto, la historieta estadounidense estaba en su mejor momento, con ventas enormes y un público de niños, adolescentes y adultos. Sin embargo, pronto enfrentó limitaciones de formato para las tiras de prensa y de temas para los comic books.

  • En la prensa, se impuso la daily strip (‘tira diaria’). Esta ocupaba un fragmento horizontal de una página y podía ser una historia completa o una serie. También había publicaciones de página completa los domingos. Esto limitó el espacio para diálogos y acción, afectando a los cómics más realistas. En los años siguientes, las tiras más importantes tendrían protagonistas infantiles, pero con un mensaje profundo, como Peanuts (1950) de Charles Schulz, con su famoso Snoopy.
  • En los comic books, había una gran variedad de temas. Tuvieron éxito los de ciencia ficción ("Planet Comic", desde 1940), crímenes (Crime Does Not Pay, desde 1942), animales divertidos (con el gran Carl Barks), terror (Frankenstein Comics, 1945), romance (Young Romance, desde 1947) y westerns. Destacaron los publicados por la empresa EC Comics, dirigida desde 1947 por Wiliam Gaines. En 1954, algunas críticas y un Subcomité del Senado causaron una caída en las ventas. Las editoriales que sobrevivieron crearon The Comics Magazine Association of America, que estableció el Comics Code Authority (una forma de autocensura).

Campañas similares contra la historieta ocurrieron en Holanda (1948), Alemania (1953) y Gran Bretaña. En 1955, en Gran Bretaña, se defendió la cultura local frente a la influencia estadounidense. A nivel mundial, la televisión se afianzó como un medio de entretenimiento fácil y gratuito. Esto le quitó mucho público a la radio, el cine y el cómic. Sin embargo, estos años fueron de gran expansión internacional para el medio. Las escuelas de historieta argentina, franco-belga y japonesa se desarrollaron mucho después de la guerra, gracias a artistas como Héctor Germán Oesterheld, André Franquin y Osamu Tezuka.

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Héctor Germán Oesterheld posa para la revista Hora Cero Semanal.
  • En Argentina, destacaron las revistas de humor Rico Tipo (1943) y Tía Vicenta (1957). También comenzó su propia tradición de historieta de aventuras, con Héctor Germán Oesterheld y dibujantes como Francisco Solano López (El Eternauta, 1957).
  • La historieta franco-belga, dividida en dos escuelas (Bruselas y Charleroi), aportó series como Blake y Mortimer (1946) de Edgar P. Jacobs, Lucky Luke (1946) de Morris, Tomás el Gafe (1957) de André Franquin o Los pitufos (1958) de Peyo. En 1959, los franceses René Goscinny, Albert Uderzo y Jean-Michel Charlier lanzaron la revista Pilote. Su éxito y el de su personaje estrella, Astérix el Galo, fue inmediato.
  • Desde Manga Shonen (1947), la primera revista infantil dedicada al manga, Osamu Tezuka impuso su estilo de largas historias y diversificó su producción en muchos géneros. También combinó un mayor dinamismo con muchos efectos de sonido. Con un estilo de dibujo muy diferente, encontramos a autores como Machiko Hasegawa, creadora de la tira Sazae-san (1946-74).

Finalmente, en Estados Unidos, volvió el interés por los comic-books de superhéroes gracias a títulos como La Liga de la Justicia (1960), Los Cuatro Fantásticos (1961) o El Hombre Araña (1962), muchos de ellos creados por Stan Lee y Jack Kirby. La revista MAD (1952) también fue un éxito.

Una nueva conciencia (1962-1987)

A partir de 1962, surgió una nueva forma de ver la historieta, especialmente en Francia e Italia. Los expertos empezaron a estudiarla desde una perspectiva artística. Se crearon instituciones para su estudio y se celebraron congresos y exposiciones importantes, como una en el Museo de Artes Decorativas del Palacio del Louvre (1967).

Muchas de las nuevas historietas estaban dirigidas a un público cada vez menos infantil:

  • Las heroínas de fantasía como Barbarella (1962) o Valentina (1965).
  • El fumetto nero italiano, que nació en 1962 con Diabolik.
  • El nuevo western franco-belga, con Blueberry (1963) y Comanche (1969).
  • El relanzamiento del terror en EE. UU. por parte de la Warren con sus revistas Creepy (1964) y Eerie (1966).
  • El gekiga japonés, cuyo estilo se alejaba del de Disney y trataba nuevos temas como el horror o los samuráis. Es el caso de Lobo solitario y su cachorro (1970).
  • El cómic de superhéroes con fuertes temas sociales, como la reunión de Linterna Verde y Flecha Verde que Dennis O'Neil y Neal Adams realizaron en 1970.

También se experimentó con la forma de componer las páginas. Surgió un importante movimiento contracultural en Estados Unidos y Japón, del que salieron autores como Robert Crumb.

Aun así, se crearon series clásicas como Modesty Blaise (1963) de Peter O'Donnel y Jim Holdaway; Valerian, agente espacio-temporal (1967) de Christin y Mezières; o Corto Maltés (1967) de Hugo Pratt. Otras, como Mortadelo y Filemón de Francisco Ibáñez, tuvieron su mayor éxito.

En el mayo de 1968, hubo cambios en la revista francesa Pilote. Los dibujantes jóvenes lograron transformar una publicación infantil en un cómic de vanguardia. En 1974, algunos de estos autores, como Moebius, decidieron lanzar su propia revista de ciencia ficción, Métal Hurlant, que se convirtió en un modelo a seguir. Una de estas revistas, la británica "2000 AD" (1977), fue el lugar donde surgieron muchos nuevos autores británicos. A partir de 1982, estos autores revitalizaron el comic-book de superhéroes estadounidense con obras como "Watchmen" (1986), de Alan Moore y Dave Gibbons.

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Jean Giraud en 2008.

Con retraso, también hubo un gran crecimiento del cómic para adultos en España. En general, muchos autores buscaron un lector más adulto, como los franceses Jacques Tardi o Lauzier, el español Carlos Giménez, o los argentinos Carlos Sampayo y José Muñoz. Esto dio lugar al fenómeno de la historieta de autor. En Estados Unidos, nacieron las primeras editoriales independientes. Will Eisner popularizó el concepto de novela gráfica con su Contrato con Dios (1978). También surgieron autores alternativos como Dave Sim con Cerebus (1977) y los hermanos Hernández con Love and Rockets (1981).

Aunque la historieta se desarrolló en otros lugares, como el mundo árabe, y se siguieron produciendo obras muy populares, como las del guionista Jean Van Hamme (Thorgal, 1977 y XIII, 1983), poco a poco dejó de ser un medio masivo en la mayoría de los países. Se crearon formatos más caros, como álbumes o revistas de lujo. En Japón, en cambio, la editorial Kōdansha cambió la frecuencia de su revista Shōnen Magazine de mensual a semanal, aumentando la producción y reduciendo costos. También atrajo al público femenino con obras como La Rosa de Versalles (1972) de Riyoko Ikeda o Candy Candy (1975-79).

La expansión del manga (1988-presente)

En 1988, gracias al éxito de las versiones en dibujos animados de Akira (1982-93) de Katsuhiro Otomo y Dragon Ball (1984-95) de Akira Toriyama, la historieta japonesa, conocida como manga, empezó a difundirse por todo el mundo. Hoy en día, el manga se ha vuelto muy popular en la sociedad occidental. Incluso ha sido imitado por autores estadounidenses y europeos, dando lugar a movimientos como el amerimanga.

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Daniel Clowes en 2010.

Historietistas japoneses, como Jirō Taniguchi, han ganado premios internacionales importantes. Y lo que es más relevante, los jóvenes de Occidente han vuelto a interesarse masivamente por la historieta, algo que no ocurría en Europa desde después de la guerra.

Por otro lado, muchas editoriales en Europa y Estados Unidos se dedican al mercado de la historieta. Las revistas y los comic books han perdido fuerza, mientras que los álbumes y las novelas gráficas han ganado popularidad. Las editoriales independientes que surgieron en los años 70 y 80 se han convertido en un sector sólido del mercado, como Fantagraphics Books en Estados Unidos o L'Association en Francia.

Las obras de autores como los estadounidenses Peter Bagge, Daniel Clowes y Charles Burns, o la iraní Marjane Satrapi, a menudo se publican de forma independiente. Estas obras suelen tratar temas de la vida diaria (incluso autobiográficos) o son experimentales. Pronto empezaron a recibir premios, como el Pulitzer otorgado a Maus de Art Spiegelman en 1992. Algunos de estos autores no buscan alejarse del gran público ni de los géneros más clásicos. Un buen ejemplo sería La Mazmorra, de Trondheim y Sfar, que es una historia de fantasía.

Otro fenómeno importante de las últimas dos décadas es la aparición de los webcómics gracias a la popularización de Internet. Esto ha permitido el desarrollo de formatos específicos para el espacio virtual, como el infinite canvas (‘lienzo infinito’), y una difusión más fácil de las historietas. Curiosamente, el formato clásico de la tira de prensa ha resultado ser el más adecuado para la pantalla. Entre las publicadas en prensa, destaca Calvin y Hobbes (1985) de Bill Watterson. El gran éxito de ventas en el mercado francés también está protagonizado por un niño: Titeuf, cuyo duodécimo álbum vendió casi medio millón de ejemplares en 2008.

Galería de imágenes

Véase también

Kids robot.svg En inglés: History of comics Facts for Kids

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Historia de la historieta para Niños. Enciclopedia Kiddle.