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Conversión de Recaredo para niños

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La conversión al catolicismo de Recaredo fue un evento muy importante que ocurrió en el año 587. Después de que el rey Recaredo cambiara su fe, muchos nobles godos del reino visigodo de Toledo también dejaron su antigua creencia cristiana, conocida como arrianismo.

Este cambio de fe se hizo oficial durante el III Concilio de Toledo, una gran reunión de obispos que se celebró en el año 589. La conversión de Recaredo ayudó a unir a la población del reino. Antes, los gobernantes godos eran arrianos y la mayoría de sus súbditos, tanto hispanorromanos como galorromanos (de la región de Septimania), eran católicos. Esta diferencia religiosa había causado divisiones.

¿Qué pasó antes de la conversión de Recaredo?

La historia de Hermenegildo

Los reyes visigodos, que eran arrianos, solían respetar la fe católica de la mayoría de sus súbditos. No intentaban imponer su propia religión y permitían que la Iglesia católica realizara sus actividades. Por ejemplo, en el año 506, permitieron que se celebrara el Concilio de Agde en la Galia y, al año siguiente, el II Concilio de Toledo en Hispania. Esto muestra que eran bastante tolerantes. Sin embargo, después del año 507, los reyes visigodos dejaron de permitir grandes reuniones de obispos de todo el reino.

Hacia el final del reinado del rey Leovigildo, su hijo Hermenegildo se convirtió al catolicismo. Esto fue un gran desafío para su padre, el rey. Hermenegildo se proclamó rey en Sevilla entre 579 y 580, iniciando una rebelión. Usó su nueva fe como una forma de ganar apoyo, diciendo que su padre lo perseguía por motivos religiosos.

Durante esta rebelión, Hermenegildo tomó el control de algunas provincias y es probable que expulsara a los clérigos arrianos de allí, entregando sus iglesias a los católicos.

Archivo:Vazquez1602Hermen
"Muerte de San Hermenegildo". Cuadro de Alonso Vázquez (1602).

El rey Leovigildo, al ver que el conflicto se había vuelto religioso, intentó unir a todos sus súbditos bajo la fe arriana. Convocó una reunión de obispos arrianos en Toledo en el año 580. Allí decidieron facilitar que los católicos se convirtieran al arrianismo, sin necesidad de ser bautizados de nuevo. Más tarde, Leovigildo incluso intentó acercar las ideas arrianas a las católicas, aunque sin aceptar completamente la divinidad del Espíritu Santo.

No se sabe con certeza cuántos católicos se convirtieron al arrianismo en ese momento. Algunos historiadores dicen que hubo muchas conversiones, mientras que otros creen que fueron pocas, especialmente entre los obispos.

Leovigildo logró conquistar Sevilla en el año 583. Hermenegildo escapó, pero fue capturado en Córdoba en 584. Fue encarcelado en Tarragona y, en el año 585, fue asesinado. Algunos cronistas de la época, como Gregorio de Tours y el papa Gregorio Magno, sugirieron que el rey Leovigildo pudo haber ordenado su muerte.

Los historiadores visigodos de la época no vieron a Hermenegildo como un defensor del catolicismo, sino como un hijo que se rebeló contra su padre y rey. Por eso, lo llamaron tyrannus (tirano). No mencionaron su conversión al catolicismo ni que Leovigildo hubiera ordenado su muerte. Esto podría deberse a que, después de la conversión de Recaredo, no querían asociar el catolicismo con una rebelión.

La gran conversión de Recaredo

Archivo:III Concilio de Toledo (Museo del Prado)
"III Concilio de Toledo" de José Martí y Monsó (1862).

Cuando Recaredo se convirtió en rey visigodo en el año 586, él era arriano. Poco después, ordenó la ejecución de Sisberto, el hombre que había asesinado a su hermano Hermenegildo. En febrero de 587, Recaredo se convirtió al catolicismo en secreto y fue bautizado de nuevo.

Según el papa Gregorio Magno, el rey Leovigildo, antes de morir, le habría pedido a San Leandro, obispo de Sevilla, que convirtiera a su hijo Recaredo. El papa también dijo que el ejemplo de su hermano Hermenegildo, quien había muerto "en defensa de la verdad", fue lo que finalmente llevó a Recaredo a convertirse.

No se conocen todas las razones personales de Recaredo para cambiar de fe. Lo que sí sabemos es que Recaredo convocó una reunión de obispos arrianos. Les propuso que se reunieran con los obispos católicos para decidir cuál era la verdadera fe. Después de un debate, Recaredo les dijo a los obispos arrianos que ellos no habían realizado milagros de curación, a diferencia de los católicos. Finalmente, se reunió solo con los obispos católicos y se declaró convencido de la verdad del catolicismo, uniéndose a la Iglesia católica.

Antes de que se celebrara el III Concilio de Toledo, el rey entregó las iglesias y propiedades arrianas a los católicos. Una inscripción en la Catedral de Santa María de Toledo lo confirma, diciendo que la iglesia fue consagrada "en católico" el 12 de abril del año 587.

El III Concilio de Toledo: Un momento clave

Cuando los obispos se reunieron en Toledo, el rey Recaredo les informó que había levantado la prohibición de celebrar sínodos (reuniones de obispos). El 8 de mayo de 589, los obispos se reunieron con el rey sentado entre ellos, como lo había hecho el emperador Constantino I el Grande en el Concilio de Nicea I.

Después de una oración, Recaredo anunció que se había convertido al catolicismo. Un notario leyó una declaración escrita por el propio rey, donde rechazaba las enseñanzas de Arrio y reconocía la autoridad de los Concilios de Nicea, Constantinopla, Éfeso y Calcedonia. También destacó que él había llevado a los godos y a los suevos al catolicismo, y que ambas "naciones" necesitaban ahora aprender la verdadera fe de la Iglesia. El documento fue firmado por el rey y su esposa, la reina Baddo.

Los obispos aplaudieron y alabaron a Dios y al rey. Luego, uno de ellos pidió a todos los presentes (obispos, clérigos y nobles visigodos convertidos) que condenaran la creencia arriana en 23 puntos.

Además, las leyes aprobadas en este Concilio fueron muy importantes. Se convirtieron en leyes del reino cuando Recaredo publicó el "Edicto de Confirmación del Concilio". Este edicto imponía castigos, como la confiscación de bienes o el destierro, a quienes desobedecieran las decisiones del Concilio. También se decidió que los sínodos provinciales supervisarían anualmente a los jueces locales y a los encargados de las propiedades del Tesoro, y que transmitirían al rey cualquier queja sobre ellos.

Estas decisiones aumentaron mucho el poder de los obispos y la influencia de los hispanorromanos en la monarquía visigoda.

Pequeñas resistencias al cambio

No todos los arrianos aceptaron la conversión del rey y de los nobles sin oponerse. Entre el momento en que Recaredo se convirtió (febrero de 587) y la apertura del Concilio (mayo de 589), el rey tuvo que enfrentar una rebelión y dos intentos de conspiración para quitarle la vida.

Una de las conspiraciones fue liderada por el obispo arriano Sunna en Mérida. Él convenció a algunos nobles godos y a muchas personas para que se unieran a la conspiración. El objetivo era asesinar al obispo católico de Mérida, Masona, y, en última instancia, derrocar al rey Recaredo. La conspiración fue descubierta y frustrada. Recaredo castigó a los líderes, confiscando sus bienes y enviándolos al exilio. A Sunna se le ofreció el perdón si se convertía al catolicismo, pero él se negó y fue desterrado.

La segunda conspiración ocurrió a principios de 589, antes del Concilio. La reina viuda Gosuinda y el obispo arriano Uldila fingieron convertirse al catolicismo, pero planeaban derrocar a Recaredo. Fueron descubiertos, Uldila fue desterrado y Gosuinda falleció.

También hubo una revuelta arriana en la región de Septimania, cuando el rey anunció su conversión. Fue liderada por dos condes y un obispo, quienes buscaron la ayuda del rey franco Gontrán I. Aunque Gontrán era católico, envió un ejército, pero fue derrotado por las tropas visigodas.

Después del III Concilio de Toledo, hubo una tercera conspiración para derrocar a Recaredo, aunque no está claro si buscaban restaurar el arrianismo. Fue descubierta y el líder, Argimundo, fue castigado severamente.

Después de esto, no hubo más intentos de resistencia arriana. Esto es sorprendente para los historiadores, quienes creen que la mayoría de los visigodos ya se habían convertido al catolicismo o estaban desanimados por los cambios que había hecho el rey Leovigildo.

¿Por qué Recaredo tomó esta decisión?

Según algunos historiadores, Recaredo continuó el proyecto de unidad de su padre, Leovigildo, pero lo basó en la fe católica en lugar de la arriana. Entendió que una minoría arriana no podría dominar a la gran mayoría de la población hispanorromana que era católica.

Otros historiadores sugieren que Recaredo buscaba unir a las dos "nacionalidades" que vivían juntas: godos e hispanorromanos. Además de la unidad religiosa, también introdujo un nuevo sistema legal donde las leyes se aplicaban tanto a godos como a romanos, algo que antes no ocurría. Esto completó el trabajo de su padre, ya que Leovigildo había comenzado a "romanizar" la corte. La conversión al catolicismo fue parte de un movimiento más amplio hacia la "romanización" del reino.

También se cree que Recaredo quería que todos los súbditos vieran al rey visigodo como la única autoridad del reino, incluso en asuntos religiosos. Antes, los católicos consideraban al emperador de Bizancio como su protector. Con la conversión, la monarquía visigoda pudo tomar ese papel y la Iglesia hispánica reconoció al rey visigodo como su protector natural. Recaredo incluso adoptó el sobrenombre Flavius, que usaban los emperadores romanos, para mostrar esta conexión.

¿Qué pasó después de la conversión?

Archivo:Fíbula aquiliforme (M.A.N. Madrid) 01
Fíbula aquiliforme visigótica de Alovera hecha en bronce y pasta vítrea del siglo VI. Museo Arqueológico Nacional de España.

Recaredo se encargó de eliminar cualquier rastro de la fe arriana. Tuvo mucho éxito, ya que después de su reinado, el arrianismo prácticamente desapareció en España. Ordenó quemar todos los libros arrianos y desmanteló la organización de la Iglesia arriana. También excluyó a los arrianos de los cargos públicos y forzó la conversión de algunos de ellos al catolicismo.

Un problema que surgió fue el de los clérigos arrianos que se habían convertido al catolicismo y estaban casados. El III Concilio de Toledo decretó que debían dejar a sus esposas, aplicando la misma regla que a los clérigos católicos que se habían casado antes de ser ordenados.

Según los historiadores, con la conversión al catolicismo, surgió una verdadera societas fidelium Christi, es decir, "un grupo unido de súbditos vinculados por una fe común". Recaredo mismo dijo que su objetivo era unir a las personas y naciones con los lazos de una única religión sagrada. De esta manera, la Iglesia católica y sus enseñanzas se convirtieron en la base de la legitimidad de la monarquía visigoda, que se fundamentó en la unidad del reino a través de la fe católica.

La victoria del catolicismo también significó un cambio para la población visigoda. La arqueología muestra que, en este período, los godos dejaron de usar su vestimenta tradicional, como broches y hebillas, y dejaron de enterrar sus pertenencias con los muertos. También se vio una fuerte influencia de las técnicas bizantinas. Hacia finales del siglo VII, la cultura germánica casi había desaparecido por completo.

La conversión de Recaredo marcó el inicio de una nueva etapa en la historia del reino visigodo de Toledo. La vida espiritual y la vida política se mezclaron. Los reyes visigodos se hicieron responsables de la salud espiritual de su pueblo e intervinieron activamente en los asuntos de la Iglesia. Por su parte, la jerarquía eclesiástica (los obispos) debía vigilar el buen comportamiento de las autoridades civiles. Por eso, los obispos comenzaron a tener funciones de liderazgo mucho más importantes. Por ejemplo, uno de los cánones del III Concilio de Toledo (canon 18) encargó a los obispos la supervisión de jueces y recaudadores, y estos podían ser castigados con penas eclesiásticas, como la excomunión.

Véase también

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Conversión de Recaredo para Niños. Enciclopedia Kiddle.