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Presura para niños

Enciclopedia para niños

La presura o aprisión era una forma especial de tomar posesión de tierras que se usó en los reinos cristianos de la Península Ibérica durante la Edad Media. Este término describe uno de los métodos para repoblar y organizar el territorio, basándose en algunas ideas del Derecho romano. La mayoría de los documentos que hablan de la presura son de los siglos IX y X, aunque también se encuentran ejemplos del siglo VIII y de siglos posteriores. La palabra "presura" se refiere tanto a la acción de tomar la tierra como al espacio que se obtenía.

El historiador Eduardo Manzano Moreno explica que la presura era una forma legal para que las personas que hacían productiva una tierra que no se cultivaba se convirtieran en sus dueños. Según él, la presura permitía justificar la posesión tanto de pequeñas propiedades (llamadas alodios) como de grandes extensiones de tierra que estaban en manos de la nobleza o de la Iglesia. Este sistema se usó en muchos lugares, desde la región de Bergadá (en los territorios del Condado de Barcelona) hasta Galicia, pasando por la Tierra de Campos en el Reino de León o el territorio original del Reino de Castilla. Manzano Moreno también señala que no se sabe con mucho detalle cómo se realizaba la presura en la práctica.

La palabra "presura" y sus variantes (como pressuaras, apresura, adpresuras, presiones, presuria, appresura, presone) vienen del latín prendo, que significa "tomar" o "apropiarse". A menudo, la presura se relaciona con el término scalio y sus derivados (scaliare, escaliare, escalicare, escalidare, excalidare, scalidare), que significan "roturar" o "desbrozar" un terreno, es decir, prepararlo para el cultivo.

El control de los territorios mediante la presura llevó a la creación de los presidios. Estos eran pequeños fuertes en las fronteras, usados para mantener tropas en las zonas donde se estaba estableciendo el control de un reino. Estas fortificaciones fueron muy importantes en el proceso de presura en la Alta California durante el siglo XVIII, especialmente por la resistencia de algunos pueblos nativos.

¿Cómo se ha estudiado la presura a lo largo del tiempo?

La presura ha sido un tema muy investigado por los historiadores de la Edad Media. Desde el siglo XIX, Alexandre Herculano (1810-1877) empezó a estudiar cómo se despobló y repobló el valle del Duero después de la llegada de los musulmanes. Durante el siglo XX, surgieron diferentes ideas sobre la presura, algunas de ellas opuestas. Podemos agrupar los estudios sobre este tema en tres grandes líneas: la que la relaciona con la Reconquista y la repoblación, las que hablan de la mezcla de culturas de los pueblos del norte, y las nuevas ideas que aparecieron a partir de los años noventa del siglo XX.

La presura y la repoblación de tierras

A mediados del siglo XX, las investigaciones sobre la presura se hicieron dentro del campo de la Historia del Derecho y de la Reconquista, que era vista como el eje central de la Historia medieval de España. Los principales expertos de esta época fueron el historiador del Derecho Ignacio de la Concha y los medievalistas Claudio Sánchez-Albornoz y Salvador de Moxó.

Estos autores definían la presura como la forma de colonizar el "yermo", es decir, las tierras que habían quedado despobladas después del dominio islámico y la conquista cristiana. Esta acción se entendía como una ocupación del territorio que avanzaba de norte a sur, llevada a cabo por poblaciones cristianas del norte que se establecían en el sur de la Cordillera Cantábrica y en el valle del Duero.

Se distinguían dos tipos de presura:

  • La oficial: Era la que se hacía bajo la dirección del rey o de sus representantes. Ellos podían repartir la tierra entre los nuevos pobladores o encargar la colonización a nobles.
  • La espontánea: La realizaban campesinos o comunidades de monjes sin tener al principio el permiso del rey. Estas últimas, después de un tiempo, pedían la aprobación del monarca.

Aunque se trataba de una concesión real, los campesinos podían dejar las tierras en herencia a sus hijos o venderlas sin mucha supervisión. Esto significa que tenían cierta libertad para manejar estas tierras. Por estas razones, no todos los historiadores de esta corriente estaban de acuerdo en si esta forma de posesión era una propiedad completa.

La presura y la mezcla de culturas

Desde finales de los años sesenta hasta principios de los noventa, José Ángel García de Cortázar y Esther Peña propusieron una nueva forma de entender la presura. Las principales novedades fueron, por un lado, una nueva interpretación de la idea de "yermo". Para ellos, no era un espacio completamente vacío, sino un lugar con poca gente y desorganizado. Por otro lado, introdujeron el concepto de "aculturación", que es la mezcla de culturas.

Esta mezcla cultural ocurrió a partir de los años 770-780, cuando llegaron a las montañas del norte poblaciones de los valles del Duero y del Río Ebro. Estas personas traían consigo costumbres y formas de vida de la herencia visigoda (como la idea de propiedad romana, el uso de la escritura o la agricultura mediterránea). La presura fue el mecanismo que permitió a estas personas establecerse e introducir su forma de entender la propiedad. El resultado de este proceso dependía de qué tan abiertas estuvieran las diferentes comunidades del norte a estas nuevas ideas. A partir del siglo IX, el movimiento se invirtió, y las poblaciones del norte que habían adoptado estas nuevas costumbres se establecieron en los espacios que se habían despoblado antes.

Nuevas ideas sobre la presura

A partir de mediados de los años noventa, historiadores como Carlos Manuel Reglero de la Fuente y Ernesto Pastor dejaron de lado la idea del "yermo" como un espacio físico vacío. Ellos entendieron que la mezcla de culturas no era tan importante y relacionaron la presura con el crecimiento de la agricultura y de la población en la Alta Edad Media. Por su parte, Roland Viader, Juan José Larrea y Álvaro Carvajal también sostienen que las presuras eran mecanismos que formaban parte de las formas de organización de las comunidades a nivel local. Además, la figura de la presura se usó en muchos niveles sociales y en diferentes territorios.

La presura en los siglos XIV y XV

Las últimas grandes repoblaciones en la Andalucía de la cuenca del Río Guadalquivir ocurrieron cuando se tomaron los reinos de Valencia, Murcia y Granada. En estas zonas, la población musulmana se dispersó. Esta última etapa se llamó Repartimiento, y la tierra se dividió en grandes lotes, lo que dio origen a las grandes propiedades conocidas como latifundios.

Así, la repoblación espontánea por presura o aprisión solo se dio en las zonas despobladas de los valles del Duero y del Ebro, y solo en los primeros momentos de la Reconquista. Después, siempre se necesitó una concesión real, ya fuera para los nuevos pobladores civiles (repoblación concejil o municipal), para los nobles (repoblación nobiliaria) o para las órdenes monásticas (repoblación eclesiástica), que podían ser militares o no.

Esta forma de repoblación se entiende mejor si pensamos en una sociedad rural y en una zona que estaba en constante peligro de ataques. Era una recompensa para que las personas que no tenían tierras se atrevieran a dejar lugares seguros y cultivaran las tierras de frontera.

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