Tratado de Torre de Arciel para niños
El Tratado de Torre de Arciel fue un acuerdo muy importante que se firmó el 3 de septiembre de 1425. Tuvo lugar en un sitio llamado Torre de Arciel, en el Reino de Navarra, o quizás en Araciel, un lugar cercano a Corella.
Este tratado fue negociado entre el infante de Aragón don Juan, quien representaba al rey Juan II de Castilla, y el rey de la Corona de Aragón, Alfonso el Magnánimo. El acuerdo principal fue la liberación del infante de Aragón don Enrique, que estaba prisionero en el castillo de Mora. Había sido encarcelado por orden del rey de Castilla debido a lo que había ocurrido en el golpe de Tordesillas.
¿Qué pasó antes del tratado?
El 12 de junio de 1423, don Enrique se presentó ante el rey Juan II de Castilla. Había recibido promesas de que estaría seguro. Sin embargo, dos días después, el rey no cumplió su palabra y ordenó que lo detuvieran. Don Enrique fue llevado al castillo de Mora.
Cuando su esposa y sus seguidores se enteraron, lograron escapar a Aragón. Entre ellos estaban el condestable de Castilla Ruy López Dávalos y Pedro Manrique. A todos ellos les quitaron sus propiedades y títulos. Los bienes de don Enrique pasaron a su hermano, el infante Juan. El título de condestable de Castilla fue entregado a don Álvaro de Luna, quien así se hizo más poderoso en la corte.

El rey de la Corona de Aragón, Alfonso el Magnánimo, era el hermano mayor de los infantes de Aragón. Él intercedió por don Enrique ante su primo, el rey Juan II de Castilla. Alfonso mostró su preocupación por el encarcelamiento de su hermano. Incluso pidió una reunión con el rey castellano para hablar del tema. Pero el rey Juan II evitó el encuentro.
Entonces, el rey Alfonso buscó apoyo entre la nobleza de Castilla. También preparó un ejército en Aragón y lo llevó a la frontera con Castilla. Le dijo a los embajadores del rey castellano que necesitaba ir acompañado de soldados. Esto era porque, según él, había personas cerca del rey Juan II que podrían hacerle daño. Se refería a don Álvaro de Luna, a quien consideraba responsable del encarcelamiento de don Enrique.
El rey de Castilla, Juan II, respondió reuniendo a los nobles de su reino en Palenzuela. Les pidió que juraran que se enfrentarían al rey aragonés si cruzaba la frontera. Solo los nobles que apoyaban a don Enrique no hicieron este juramento. Finalmente, el conflicto entre los reyes de Aragón y Castilla se resolvió gracias a la mediación del infante don Juan.
¿Qué se acordó en el tratado?
El infante don Juan recibió una carta de su hermano mayor, el rey Alfonso el Magnánimo. Le pedía que se reunieran para hablar sobre la libertad de su hermano don Enrique. Don Juan consiguió permiso del rey Juan II para salir de Castilla y negociar con el rey aragonés.
Las conversaciones se llevaron a cabo en agosto de 1425 en Tarazona. El tratado final se firmó en Torre de Arciel o en Araciel el 3 de septiembre.
Según el historiador Jaume Vicens Vives, este acuerdo fue un "triunfo aragonés". Se cumplieron todas las peticiones del rey Alfonso el Magnánimo. No solo se acordó la liberación del infante don Enrique, sino que también recuperó su cargo como maestre de la Orden de Santiago. Además, le devolvieron todas sus propiedades y el dinero que le habían quitado. Lo mismo ocurrió con Pedro Manrique, quien recuperó su título de adelantado mayor de León.
Por su parte, el infante don Enrique se comprometió a reconocer la autoridad de su hermano, el infante don Juan. También prometió no tomar venganza contra quienes se le habían opuesto durante los sucesos del golpe de Tordesillas.
El 2 de octubre, el rey Juan II firmó el documento que liberaba a don Enrique, aunque lo hizo "de mala gana".
¿Qué pasó después del tratado?
La corte de Castilla aceptó lo acordado en el tratado. El 10 de octubre de 1425, el infante don Enrique fue liberado del castillo de Mora. Siete días después, se reunió con su hermano, el infante don Juan, en Ágreda. Allí se reconciliaron, ya que don Juan se había opuesto a él durante el golpe de Tordesillas.
Después, don Enrique fue a Tarazona. Allí lo recibieron su hermano, el rey de Aragón, y la reina María. También se reunió con su esposa Catalina. Fue recibido con alegría por sus seguidores y por importantes nobles y líderes religiosos de Castilla, Aragón y Cataluña. Días más tarde, el rey Alfonso el Magnánimo le dio al infante don Juan el condado de Ribagorza por su ayuda a la familia. Un mes y medio antes, don Juan se había convertido en rey consorte de Navarra porque el rey Carlos III el Noble había fallecido el 7 de septiembre.
Después de la firma del tratado, algunos nobles importantes de Castilla se unieron a los infantes de Aragón. Querían oponerse al poder de don Álvaro de Luna y a su política de fortalecer la monarquía de Castilla. Por eso, el comendador de Otos fue a Tarazona. Además de felicitar a don Enrique por su libertad, le llevó cartas de los maestres de la Orden de Alcántara y de la Orden de Calatrava. En ellas, le pedían apoyo a él y a su hermano don Juan, rey consorte de Navarra, "contra algunos en quienes el rey más confiaba, especialmente contra el condestable don Álvaro de Luna".
Esta propuesta fue bien recibida por los infantes. El 4 de noviembre de 1426, se firmó una alianza en Orcilla, un pueblo cercano a Medina del Campo. Más tarde, otros nobles castellanos se unieron a esta alianza. Su objetivo era que en el gobierno del reino y en el consejo del rey de Castilla solo estuvieran personas elegidas por el rey, pero con el acuerdo del rey de Aragón, del rey de Navarra y de los infantes sus hermanos.
Para presionar al rey Juan II, el infante don Enrique regresó a Castilla. Movilizó a sus tropas desde Ocaña, junto con las de los maestres de Alcántara y Calatrava. Primero se dirigieron a Zamora, donde estaba la corte castellana en ese momento. Luego fueron a Valladolid, donde se instalaron en agosto de 1427. Allí se les unió su hermano, el rey de Navarra, que también había cruzado la frontera.
Todos los grandes nobles castellanos que habían firmado la alianza de Orcilla se unieron a ellos. Le exigieron al rey que desterrara de la corte a don Álvaro de Luna. La presión funcionó. El 5 de septiembre de 1427, Juan II ordenó el destierro de don Álvaro y de sus seguidores por un año y medio. Al día siguiente, el condestable partió hacia Ayllón. Sin embargo, el destierro solo duraría cinco meses, debido a las divisiones que surgieron entre los infantes de Aragón.