Teoría conspirativa para niños
Una teoría conspirativa es una idea que explica un evento o situación diciendo que un grupo secreto y poderoso está detrás de ello, a menudo con motivos ocultos. Esto ocurre incluso cuando hay otras explicaciones más sencillas y probables. La expresión "teoría conspirativa" a veces tiene un significado negativo, sugiriendo que la idea se basa en suposiciones, emociones o pruebas insuficientes. Es importante diferenciar una teoría conspirativa de una conspiración real; una teoría se refiere a una conspiración hipotética que va en contra de lo que la mayoría de los expertos, como científicos o historiadores, consideran cierto.
Las teorías conspirativas suelen ser consistentes entre sí y están diseñadas para ser difíciles de desmentir, incluso si hay pruebas en su contra o si faltan pruebas que las apoyen. Se refuerzan con un tipo de razonamiento llamado "circular": si hay pruebas en contra de la conspiración o si no hay pruebas a su favor, esto se interpreta como una señal de que la conspiración es aún más secreta y verdadera. Por ejemplo, algunos piensan que cuantas más pruebas haya en contra de una conspiración, más querrán los supuestos conspiradores que la gente crea su versión de los hechos. Así, la creencia en una conspiración puede volverse una cuestión de fe, más que algo que se pueda probar o refutar.
Los estudios han encontrado que creer en teorías conspirativas puede estar relacionado con la desconfianza hacia las autoridades y una actitud de escepticismo hacia la política. Algunos investigadores sugieren que creer mucho en estas teorías puede ser perjudicial para la mente. Esta creencia se ha relacionado con la tendencia a atribuir a otros los propios sentimientos o pensamientos, la desconfianza excesiva y la manipulación.
Los expertos en psicología a veces relacionan la creencia en teorías conspirativas con ciertas condiciones mentales, como la desconfianza excesiva, la tendencia a pensar de forma inusual, el egocentrismo o la dificultad para formar lazos seguros con otros. También se ha vinculado con un tipo de error mental llamado "apofenia", que es ver patrones o conexiones significativas en datos aleatorios. Sin embargo, un estudio de 2020 encontró que la mayoría de los científicos que estudian la mente creen que la creencia en teorías conspirativas no es necesariamente una condición mental, ya que es común en muchas culturas a lo largo de la historia y puede surgir de tendencias humanas naturales como el chismorreo, la unión de grupos y la religión. Una revisión histórica de estas teorías concluyó que el miedo, la incertidumbre y la sensación de no tener control en momentos de crisis pueden hacer que las personas busquen explicaciones, aumentando la probabilidad de ver conspiraciones en situaciones sociales.
Históricamente, las teorías conspirativas han estado muy ligadas a los prejuicios, la difusión de información engañosa, la persecución de personas, los conflictos armados y las grandes tragedias humanas. A menudo, son creídas firmemente por quienes cometen actos violentos y han sido usadas como justificación por gobiernos. Por ejemplo, la negación de una enfermedad grave por parte de un gobierno, motivada por teorías conspirativas, causó muchas muertes. Algunas ideas conspirativas recientes llevaron a un ataque a un edificio gubernamental importante. La creencia en teorías conspirativas sobre alimentos modificados genéticamente hizo que un gobierno rechazara ayuda alimentaria durante una época de escasez, cuando millones de personas pasaban hambre. Las teorías conspirativas son un gran obstáculo para la mejora de la salud, ya que fomentan la oposición a medidas como la vacunación y la adición de flúor al agua potable. Se han relacionado con brotes de enfermedades que se pueden prevenir con vacunas. Otros efectos de estas teorías incluyen la reducción de la confianza en la ciencia, la radicalización de grupos extremos y consecuencias negativas para la economía.
Las teorías conspirativas, que antes solo llegaban a un público pequeño, se han vuelto muy comunes en los medios de comunicación, internet y las redes sociales, convirtiéndose en un fenómeno cultural importante a finales del siglo XX y principios del XXI. Están muy extendidas por todo el mundo y a menudo son creídas por la mayoría de la población. Para reducir la aparición de estas creencias, se sugiere mantener una sociedad abierta, animar a la gente a usar el pensamiento crítico y reducir los sentimientos de incertidumbre, ansiedad o impotencia.
Contenido
¿Qué significa "teoría conspirativa"?
La palabra "conspirar" significa unirse en secreto para hacer algo que no es correcto o para lograr un fin de manera oculta. El término "teoría conspirativa" se usa para describir cualquier afirmación sobre una conspiración.
El primer uso conocido de la palabra "conspirativa" en este contexto fue en 1863, en una carta publicada en un periódico de Nueva York. Se refería a la idea de que aristócratas británicos estaban debilitando a Estados Unidos durante la guerra civil para beneficiarse económicamente.
La expresión completa "teoría conspirativa" se registró por primera vez en 1909 y se incluyó en un diccionario importante en 1997.
La definición exacta de "teoría conspirativa" puede ser un poco complicada, y diferentes autores la usan de distintas maneras. Algunos filósofos y sociólogos han debatido sobre cómo definirla sin que suene a un juicio negativo.
Un experto, Daniel Pipes, ha intentado identificar las ideas que distinguen la forma de pensar conspirativa de otras maneras más comunes de ver el mundo:
- Las apariencias engañan.
- Las conspiraciones dirigen la historia.
- Nada ocurre por casualidad.
- El "enemigo" siempre gana.
- El poder, la fama, el dinero y otros deseos explican todo.
¿Por qué el término "teoría conspirativa" puede ser negativo?
El término "teoría conspirativa" es usado a menudo por académicos y en la cultura popular para describir un tipo de historia que se parece a una leyenda urbana, especialmente si tiene fallos en su forma de investigar o probar las cosas. También se usa de forma negativa para descartar afirmaciones que se consideran mal pensadas, sin fundamento, extrañas, irracionales o que no merecen ser tomadas en serio. Por ejemplo, a veces se usan expresiones como "loco conspirativo" para descalificar a quienes creen en estas ideas.
Algunas personas que defienden estas teorías no les gusta que se use el término "teoría conspirativa" porque lo consideran prejuicioso. El debate sobre si el término es neutral o no es un tema de discusión. Se ha vuelto una expresión con mucha carga política, y las críticas a quienes creen en estas teorías vienen de académicos, políticos, psicólogos y medios de comunicación, sin importar su orientación política.
Algunos pensadores han criticado el uso negativo del término "teoría conspirativa". Por ejemplo, el filósofo M. R. X. Dentith, en su tesis doctoral de 2012, dijo que definir las teorías conspirativas de forma negativa puede confundir el debate. Él cree que, a menos que entendamos por qué ciertas explicaciones conspirativas no están justificadas, descartarlas de antemano como sospechosas parece un favoritismo.
Otro crítico señala que usar el término de forma negativa es una forma de evitar discutir seriamente el contenido de estas ideas y las posibles críticas válidas que puedan contener. Un académico lo considera como una especie de "insulto académico", más cercano a una agresión que a un argumento racional, pero que se presenta desde una posición de supuesta superioridad intelectual. Al asumir que quien defiende estas teorías es irracional, se evita la necesidad de justificar racionalmente su rechazo.
La opinión de Noam Chomsky
El académico estadounidense Noam Chomsky compara las teorías conspirativas con el análisis institucional. El análisis institucional se enfoca en el comportamiento público a largo plazo de organizaciones conocidas, basándose en documentos y reportes, en lugar de en acuerdos secretos entre individuos.
Sin embargo, sobre el término "teoría conspirativa", Chomsky ha dicho que es una de esas frases que se usan para silenciar a las personas cuando no se pueden responder a sus argumentos o pruebas. Él pregunta: "¿Qué significa decir que es una 'teoría conspirativa' afirmar que los principales planificadores estadounidenses desarrollaron planes que se pueden ver en los documentos y los llevaron a cabo, lo cual se puede ver en los registros históricos? No es una teoría conspirativa".
¿La CIA popularizó el término?
El propio término "teoría conspirativa" es objeto de una teoría conspirativa. Esta idea sugiere que la CIA (Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos) popularizó el término para desacreditar a quienes creían en conspiraciones, especialmente a los críticos de un informe oficial sobre un evento importante, haciendo que fueran objeto de burla.
Un politólogo, Lance deHaven-Smith, escribió en 2013 que el término se hizo común en Estados Unidos después de 1964, año en que se publicaron las conclusiones sobre el asesinato de un presidente. Un periódico importante publicó cinco artículos usando el término ese año.
Michael Butter, profesor de Historia, investigó si la CIA fue responsable de popularizar el término. En 2020, escribió que el documento de la CIA que los defensores de esta teoría usan como prueba no contiene la frase "teoría conspirativa" en singular, y solo la usa una vez en un contexto específico.
Por otro lado, Daniel Pipes, quien ha escrito mucho sobre teorías conspirativas, reconoce que uno de sus informes fue encargado por la CIA.
¿Cómo evaluar la validez de una teoría conspirativa?
Decidir si una teoría conspirativa es verdadera o no es un gran desafío, tanto para quienes la creen como para quienes la rechazan. Aunque las acusaciones de conspiración varían mucho en su probabilidad, se pueden usar algunas ideas para evaluar si una teoría es probable:
- Navaja de Ockham: ¿Es la explicación alternativa más simple o más complicada que la explicación oficial? La Navaja de Ockham sugiere que la explicación más sencilla suele ser la correcta.
- Método de investigación: ¿Las pruebas que se ofrecen para apoyar la teoría están bien construidas? ¿Hay una forma clara de saber qué pruebas la confirmarían o la desmentirían?
- Informantes: ¿Cuántas personas (y de qué tipo) tendrían que ser parte de la conspiración y guardar el secreto? Cuantas más personas, más difícil sería mantenerlo oculto.
Sin embargo, estas pruebas también pueden tener sus desventajas. Por ejemplo, usar demasiado la "Navaja de Ockham" puede llevar a explicaciones demasiado simples de la historia.
En cuanto a los "informantes", a veces se argumenta que si no hay filtraciones o personas que revelen la verdad, es porque no hay conspiración. Pero esto no siempre es cierto. Por ejemplo, el gobierno de Estados Unidos logró mantener en secreto un programa llamado MK Ultra durante mucho tiempo, lo que demuestra que miles de personas pueden guardar un secreto. Además, en conspiraciones reales y muy graves, como algunas tragedias históricas, no hubo muchos informantes.
El estudio de David Robert Grimes
David Robert Grimes publicó un artículo donde usó un modelo matemático para calcular cuánto tiempo puede permanecer secreta una conspiración. Sin embargo, varios expertos han señalado que su artículo tiene fallos y no están de acuerdo con sus conclusiones.
Conspiraciones que sí fueron reales
A lo largo de la historia, ha habido casos de conspiraciones que se confirmaron como verdaderas:
- La Ojrana, la policía secreta del Imperio ruso, promovió el prejuicio contra un grupo de personas presentando un texto falso, Los protocolos de los sabios de Sion, como si fuera auténtico.
- El asesinato de León Trotski en México fue llevado a cabo por un agente secreto soviético.
- ODESSA: Se decía que era una red secreta de antiguos miembros de un grupo militar de la Segunda Guerra Mundial que ayudaba a escapar a otros miembros a países seguros, especialmente en América Latina. Esta organización fue popularizada por un libro y un investigador. Sin embargo, una historiadora que entrevistó a un excomandante de un campo de concentración dijo que ODESSA nunca existió como tal, aunque sí hubo varias organizaciones que ayudaron a antiguos miembros de ese grupo después de la guerra.
- El proyecto MK Ultra: Fue un programa secreto e ilegal de la CIA de Estados Unidos que experimentó con personas. Estos experimentos buscaban identificar y desarrollar sustancias y métodos para usar en interrogatorios y para debilitar a las personas y forzarlas a confesar, usando técnicas de control mental.
- La CIA ha estado involucrada en algunas operaciones relacionadas con el tráfico de sustancias. Algunos informes del Congreso indican que la CIA trabajó con grupos que se sabía que estaban involucrados en estas actividades, proporcionándoles información y apoyo material a cambio de permitir que sus actividades continuaran y de evitar su arresto.
- En la década de 1980, el gobierno de Estados Unidos se vio envuelto en una conspiración para cambiar el gobierno de Nicaragua. Esto se hizo financiando a un grupo opositor a través de la venta de armas a otro país y de la venta de sustancias en las calles de Estados Unidos. Estos hechos, conocidos como el "Escándalo Irán-Contra", involucraron a varios miembros del gobierno de Ronald Reagan y fueron investigados y juzgados, lo que confirmó su veracidad.
- La red ECHELON: Un sistema de vigilancia global.
Teorías conspirativas en la ficción
Las conspiraciones son un tema popular en libros y películas de acción y ciencia ficción debido a su potencial dramático. Una historia compleja se convierte en una obra moral donde personas malvadas causan problemas y personas buenas las descubren y las vencen. Estas teorías conspirativas ficticias ofrecen narraciones claras e intuitivas donde el plan de los conspiradores encaja perfectamente con las necesidades de la historia. El aspecto de "¿quién se beneficia?" de las teorías conspirativas se parece a un elemento de las historias de misterio: la búsqueda de un motivo oculto.
- Dr. Strangelove (1964): Una comedia sobre la incredulidad en el conflicto nuclear. El fin del mundo es provocado por los engaños de un general que cree en una conspiración para "purificar" los "fluidos corporales" de los estadounidenses con agua fluorada.
- Conspiracy Theory (1997): Una película de suspenso sobre un taxista que publica un boletín de noticias sobre conspiraciones del gobierno, y una de ellas resulta ser cierta (posiblemente inspirada en el proyecto MK Ultra).
- The X-Files: Una serie de televisión popular de los años 90 y 2000 sobre dos agentes del FBI que investigan casos extraños. A menudo son ayudados por un grupo de creyentes en conspiraciones. Muchos episodios tratan sobre un plan de colonización extraterrestre supervisado por elementos del gobierno de Estados Unidos. El famoso lema de la serie, "la verdad está ahí afuera", puede referirse a la búsqueda psicológica de significado.
- El péndulo de Foucault de Umberto Eco: Una sátira sobre el conspiracionismo donde los personajes intentan construir una conspiración que abarca todo, desde antiguos grupos secretos hasta sociedades ocultas.
- El cementerio de Praga de Umberto Eco: Trata sobre los orígenes de Los protocolos de los sabios de Sion y sus consecuencias.
- El código Da Vinci de Dan Brown: Una novela que explora un tema similar, pero sin la sátira, centrándose en la religión: una conspiración de la Iglesia católica para ocultar la "verdadera" historia de Jesús.
- En la serie de televisión Bones, el personaje Jack Hodgins a menudo muestra ser seguidor de teorías conspirativas.
- En el cómic The Men in Black, se dice que los agentes no solo luchan contra seres extraños, sino que también gobiernan el mundo en secreto, siendo todos los gobiernos una fantasía. En la adaptación cinematográfica, esta idea se cambió para que fueran un departamento secreto del gobierno de EE. UU.
- En un episodio de Los Simpson llamado "El ordenador que acabó con Homer", Homer crea una página web para difundir rumores y teorías conspirativas falsas. Al final, uno de los rumores resulta ser cierto. El episodio también parodia elementos de la película Conspiracy Theory.
- La película cómica Operación Luna es un falso documental que satiriza las teorías conspirativas. Se basa en una supuesta conspiración para ocultar que el viaje a la Luna del Apolo XI fue falso. La película muestra la supuesta conspiración de forma humorística, mezclando ideas absurdas con (falsos) testimonios.
Karl Popper y las teorías conspirativas
El filósofo Karl Popper, en su obra Las sociedades abiertas y sus enemigos (1938-1943), usó la expresión "teorías de conspiración". Él argumentó que los sistemas de gobierno totalitarios del siglo XX se basaron en estas teorías, que recurrían a planes imaginarios impulsados por ideas de desconfianza y prejuicios. Popper no negaba que las conspiraciones cotidianas existieran, de hecho, las consideraba fenómenos sociales típicos.
¿Se pueden desmentir?
Popper propuso la idea de la "teoría conspirativa de la sociedad" para criticar la forma de pensar de quienes, según él, se dejaban engañar por una visión simplificada y distorsionada de la historia.
Karl Popper argumenta que la ciencia se basa en ideas que pueden ser desmentidas o "falsables". Las teorías que no permiten ninguna posibilidad de ser desmentidas se consideran metafísicas o no científicas. Los críticos de las teorías conspirativas a menudo argumentan que muchas de ellas no son falsables y, por lo tanto, no pueden ser científicas. Esto suele ser cierto debido a la forma en que se construyen algunas teorías conspirativas. Estas teorías afirman la existencia de una acción u objeto sin especificar dónde o cuándo se puede observar. Si no se observa el fenómeno, se dice que es porque se buscó en el lugar equivocado (es decir, se fue engañado por la conspiración), lo que hace imposible demostrar que la conspiración no existe.
Sin embargo, el uso de la falsabilidad como criterio para distinguir entre ciencia y no ciencia ha sido criticado por varios académicos. Ellos argumentan que ninguna teoría es completamente falsable en el sentido de Popper, y que él no representa correctamente el proceso real del descubrimiento científico.
Conspiracionismo: una forma de ver el mundo
Las teorías conspirativas a menudo no se toman en serio porque, casi por definición, carecen de pruebas que se puedan verificar. Esto lleva a preguntarse qué mecanismos en la cultura popular pueden llevar a la invención y difusión de ideas sin fundamento.
Para responder a esta pregunta, la teoría conspirativa se ha convertido en un tema de interés para filósofos, sociólogos, psicólogos y expertos en folclore desde la década de 1960, cuando el asesinato del presidente de Estados Unidos John F. Kennedy provocó una reacción pública sin precedentes contra la versión oficial del caso. De hecho, un comité posterior del Congreso concluyó que el presidente Kennedy fue probablemente asesinado como resultado de una conspiración, lo que significa que, en este caso, quienes rechazaron el informe oficial tenían razón.
Una forma de ver el mundo que pone las teorías conspirativas en el centro del desarrollo de la historia se llama a veces "conspiracionismo". El historiador Richard Hofstadter señaló el papel de la desconfianza excesiva y el conspiracionismo a lo largo de la historia de Estados Unidos en su ensayo de 1964. Un fenómeno similar se observó en Estados Unidos antes de su independencia.
El término "conspiracionismo" fue popularizado por el académico Frank P. Mintz en la década de 1980. El estudio académico de las teorías conspirativas y el conspiracionismo presenta varias ideas como base para entender este tema. Entre los principales académicos que estudian el conspiracionismo se encuentran Richard Hofstadter, Karl Popper, Michael Barkun, Robert Alan Goldberg, Daniel Pipes, Mark Fenster, Frank P. Mintz, Carl Sagan, George Johnson y Gerald Posner.
Según Mintz, el conspiracionismo significa "creer que las conspiraciones son lo principal en el desarrollo de la historia". Él dice que el conspiracionismo satisface las necesidades de varios grupos políticos y sociales, ya que identifica a las élites, las culpa por los problemas económicos y sociales, y asume que las cosas mejorarán una vez que la gente las quite del poder. Por lo tanto, las teorías conspirativas no son exclusivas de una época o ideología particular.
A lo largo de la historia, algunos líderes políticos y económicos han causado realmente mucha muerte y sufrimiento, y en ocasiones estuvieron involucrados en conspiraciones, mientras que al mismo tiempo promovían teorías conspirativas sobre sus oponentes.
En algunos casos, afirmaciones que fueron acusadas de ser teorías conspirativas resultaron tener alguna base en la realidad (como los ejemplos de "Conspiraciones verificadas" mencionados anteriormente).
La idea de que la historia misma está controlada por grandes y duraderas conspiraciones es rechazada por el historiador Bruce Cumings, quien dice: "Pero si las conspiraciones existen, rara vez mueven la historia; producen una diferencia marginal de vez en cuando, pero con consecuencias imprevistas fuera del control de sus autores: y este es el error de la 'teoría conspirativa'. La historia se mueve por las grandes fuerzas y estructuras de las colectividades humanas".
El término "conspiracionismo" también es usado por otros autores. Según algunos, el conspiracionismo es una forma particular de culpar a otros, que presenta a los "enemigos" como parte de un gran plan contra el bien común, mientras que el que acusa se ve a sí mismo como un héroe que da la alarma.
¿Por qué la gente cree en teorías conspirativas?
Los argumentos contra el conspiracionismo no suelen buscar demostrar que siempre está equivocado, sino analizar los mecanismos psicológicos por los que aparece. Esto, según algunos, le quita legitimidad al concepto mismo de "conspiracionismo" y a los argumentos "contra el conspiracionismo".
Muchas personas tienden a reaccionar a eventos o situaciones que les afectan emocionalmente tratando de encontrarles un sentido, ya sea espiritual, moral, político o científico. Los eventos que parecen no tener una explicación clara pueden hacer que la persona busque con más urgencia un significado, hasta que encuentra uno que le dé la satisfacción emocional que necesita.
A veces, eventos complejos, como los fenómenos políticos, tienen explicaciones, pero no son sencillas. Las personas a menudo prefieren las teorías conspirativas para entender lo que sucede a su alrededor sin tener que lidiar con las complejidades de la historia o la interacción política.
Un historiador, Holger Herwig, al estudiar las explicaciones alemanas sobre el origen de la Primera Guerra Mundial, encontró que "los eventos más importantes son más difíciles de entender porque atraen la mayor atención de inventores de mitos y charlatanes".
Este proceso normal de buscar una explicación satisfactoria puede verse afectado por varias influencias. A nivel individual, las necesidades psicológicas pueden influir en el proceso, haciendo que algunas de nuestras herramientas mentales universales nos impidan ver ciertas cosas. A nivel de grupo o social, los factores históricos pueden hacer que el proceso de encontrar significados satisfactorios sea más o menos complicado.
Alternativamente, las teorías conspirativas pueden surgir cuando las pruebas disponibles públicamente no coinciden con la versión común u oficial de los acontecimientos. En este sentido, las teorías conspirativas a veces pueden servir para señalar "puntos ciegos" en las interpretaciones comunes u oficiales de los eventos.
Orígenes psicológicos
Según algunos psicólogos, una persona que cree en una teoría conspirativa tiende a creer en otras; y una persona que no cree en una teoría conspirativa tiende a no creer en otra. Esto podría deberse a diferencias en la información que usan las personas para llegar a sus conclusiones.
Algunos psicólogos creen que la búsqueda de significado es común en el conspiracionismo y en el desarrollo de teorías conspirativas, y que puede ser lo suficientemente fuerte como para generar la idea inicial. Una vez que la idea se forma, la tendencia a buscar información que la confirme y a evitar la incomodidad mental de tener ideas contradictorias pueden reforzar la creencia. En un grupo social donde una teoría conspirativa se ha vuelto popular, el refuerzo de la comunidad también puede influir.
Investigaciones de la Universidad de Kent sugieren que las personas pueden ser influenciadas por teorías conspirativas sin darse cuenta de que sus actitudes han cambiado. Después de leer teorías conspirativas populares sobre la muerte de una figura pública, los participantes en el estudio estimaron correctamente cuánto habían cambiado las actitudes de sus compañeros, pero subestimaron significativamente cuánto habían cambiado sus propias actitudes para estar más a favor de las teorías conspirativas. Los autores concluyen que las teorías conspirativas pueden tener un "poder oculto" para influir en las creencias de las personas.
Los psicólogos humanistas sostienen que, aunque el grupo detrás de la conspiración casi siempre se percibe como hostil, la idea de la teoría conspirativa a menudo tiene un elemento de tranquilidad para quienes la creen. Esto se debe, en parte, a que es más reconfortante pensar que las complicaciones y problemas en los asuntos humanos son creados por los propios seres humanos, en lugar de por factores que escapan al control humano. Creer en una conspiración es una forma mental que el creyente usa para asegurarse de que ciertos hechos y circunstancias no son producto del azar, sino que tienen un origen en la inteligencia humana. Si un grupo está involucrado en una serie de eventos, siempre existe la esperanza, aunque sea pequeña, de poder interferir en sus acciones o de unirse al grupo y tener algo de ese poder. Finalmente, creer en el poder de una conspiración es una afirmación implícita de la dignidad humana, una afirmación, a menudo inconsciente, pero necesaria, de que el ser humano no es totalmente indefenso, sino que es responsable, al menos en cierta medida, de su propio destino.
Atribución de características
Algunos historiadores han señalado el elemento de atribución de características psicológicas en el conspiracionismo; es decir, atribuir a los supuestos "conspiradores" características indeseables de uno mismo. Richard Hofstadter, en su ensayo, afirma que:
"...es difícil no concluir que este enemigo es en muchos aspectos una proyección de uno mismo; se le atribuyen tanto los aspectos ideales como los inaceptables de uno mismo. El enemigo puede ser el intelectual cosmopolita, pero el que desconfía excesivamente lo superará en el uso de la erudición... un grupo histórico imitó a otro grupo religioso hasta el punto de usar vestimentas sacerdotales, desarrollando un ritual elaborado y una jerarquía igualmente elaborada. Otro grupo simula células secretas y operaciones casi secretas a través de grupos 'fachada', y persigue sin piedad la guerra ideológica de manera muy similar a como lo hace el enemigo. Los portavoces de varias 'cruzadas' expresan abiertamente su admiración por la dedicación y disciplina que exige la causa del enemigo."
Hofstadter también notó que la "libertad en las relaciones personales" es un vicio que a menudo se atribuye al grupo objetivo del conspiracionista.
¿Errores en la forma de pensar?
Es posible que ciertos errores básicos en la forma de pensar de los humanos se proyecten en lo que se está investigando. Según un estudio, las personas aplican una regla general por la cual esperan que un evento importante tenga una causa importante (es decir, la gente espera una explicación extraordinaria para algo extraordinario). El estudio presentó a tres personas cuatro versiones de eventos en los que un presidente extranjero (a) fue asesinado, (b) fue herido pero sobrevivió, (c) sobrevivió con heridas pero luego murió de un ataque al corazón, y (d) salió ileso. Las personas tendieron más a sospechar de una conspiración en los casos de "eventos importantes" (en los que el presidente muere) en comparación con los otros casos, a pesar de que todas las demás pruebas disponibles eran las mismas.
Otra regla general de pensamiento que puede aplicarse erróneamente a un misterio que involucra a otras personas es cui bono ("¿quién se beneficia?"). Esta sensibilidad a los motivos ocultos de otras personas podría ser un aspecto desarrollado o aprendido de la conciencia humana, pero, en cualquier caso, parece ser universal. Si el investigador no tiene acceso a los hechos relevantes del caso, o si hay intereses estructurales más que motivos personales involucrados, este método de investigación tenderá a producir un informe falsamente conspirativo de un evento impersonal. Lo contrario de cui bono, y una posición generalmente útil al evaluar una teoría conspirativa, es una consecuencia de la Navaja de Ockham: "Nunca atribuyas a una conspiración lo que puede deberse a la incompetencia". Es decir, los eventos importantes tienen una mayor probabilidad de deberse a fallos o descuidos de una persona o grupo que a sus planes y esfuerzos.
Psicología clínica
Para algunas personas, una necesidad obsesiva de creer, probar o repetir una teoría puede indicar una o varias condiciones psicológicas conocidas o hipotéticas, como la desconfianza excesiva, la negación de la realidad, o el síndrome del mundo hostil.
Orígenes sociopolíticos
Algunos observadores han notado que las teorías conspirativas son el resultado inevitable de una gran cantidad de información que circula entre muchas personas. Otros autores sociales y sociólogos argumentan que las teorías conspirativas surgen de acuerdo con variables que pueden cambiar dentro de una sociedad.
Los relatos conspirativos pueden ser emocionalmente satisfactorios cuando sitúan los acontecimientos en un contexto moral comprensible. El partidario de la teoría puede asignar la responsabilidad moral de un acontecimiento o situación emocionalmente perturbadora a un grupo de individuos claramente identificados. Crucialmente, ese grupo no incluye al creyente. El creyente puede entonces sentirse libre de cualquier responsabilidad moral o política, ya que corregir cualquier fallo institucional o social podría ser la fuente efectiva de la incomodidad.
Cuando un comportamiento responsable se ve impedido por las condiciones sociales o simplemente va más allá de las habilidades de un individuo, la teoría conspirativa facilita la liberación emocional que requieren tales desafíos emocionales. Al igual que los pánicos morales, las teorías conspirativas ocurren con más frecuencia dentro de comunidades que están experimentando aislamiento social o pérdida de poder político.
Mark Fenster argumenta que "el hecho de que las teorías conspirativas de amplio alcance estén equivocadas no significa que no acierten en algo. Específicamente, estas teorías abordan ideológicamente desigualdades estructurales reales y constituyen una respuesta a una sociedad civil debilitada y a la concentración de la propiedad de los medios de producción que, juntas, dejan al individuo sin la capacidad de ser reconocido o de significar algo en el ámbito público".
Por ejemplo, una forma de prejuicio histórico se identificó en una enciclopedia de 1911 como una teoría conspirativa que servía para el autoentendimiento de la aristocracia europea, cuyo poder social disminuyó con el ascenso de la sociedad burguesa.
Desilusión
A finales del siglo XX, varios observadores notaron una disminución en la participación en las elecciones y en otras formas de compromiso social. Un ejemplo prominente es la tesis de Robert Putnam, Bowling Alone. Las personas más influenciadas por este período, la llamada "generación X", se caracterizan por su escepticismo hacia las instituciones y autoridades tradicionales, lo que es un ejemplo del contexto de pérdida de poder político mencionado anteriormente.
En ese contexto, una persona típica tenderá a estar más aislada de las redes de compañeros que le dan acceso a muchas fuentes de información, y puede desconfiar intuitivamente de cualquier afirmación hecha por ciertas personas, medios u otras instituciones autorizadas. Para algunos individuos, la consecuencia puede ser una tendencia a atribuir cualquier cosa negativa que ocurra a la autoridad en la que desconfían. Por ejemplo, algunos atribuyen los ataques del 11 de septiembre de 2001 a una conspiración que involucra al gobierno de Estados Unidos (o políticos desaprobados) en lugar de, o junto con, grupos extremistas. Acusaciones similares se hicieron (en algunos círculos) de que el gobierno de Franklin D. Roosevelt fue de alguna manera culpable del ataque a Pearl Harbor en 1941.
El "teorema de la racionalidad"
Otra crítica a las teorías conspirativas es que se basan en una cierta visión del mundo que puede o no ser correcta. Graham Allison, un politólogo, desarrolló este argumento en su libro Essence of Decision, y lo llamó informalmente el "teorema de la racionalidad".
Básicamente, Allison argumentó:
- Muchas teorías (incluidas las teorías conspirativas) se basan en la suposición de que las personas actúan de manera lógica y racional. Bajo esta suposición, los eventos y decisiones se explican por las respuestas racionales de grupos e individuos.
- Sin embargo, los grupos e individuos no siempre actúan de manera racional.
- Al pensar de manera racional, los individuos automáticamente adoptan un enfoque de "caja negra" hacia los problemas, lo que significa que se concentran en los datos disponibles y en los resultados, pero no consideran otros factores como la burocracia, los malentendidos, los desacuerdos, etc.
- El pensamiento racional generalmente no cumple con la ley científica de la falsabilidad, ya que, según el teorema de la racionalidad, no hay evento o grupo de eventos que no puedan explicarse de una manera racional y decidida.
Aunque Allison estudió principalmente la crisis de los misiles de Cuba, en esencia ilustró el teorema de la racionalidad haciendo referencia al ataque a Pearl Harbor, específicamente la teoría de que las autoridades estadounidenses permitieron intencionalmente que comenzara el ataque.
Allison argumentó que, para que esta teoría conspirativa específica fuera cierta, los análisis primero tenían que suponer que los oficiales actuaron de manera racional y que tuvieron acceso completo a toda la información que indicaba que el ataque era inminente.
Sin embargo, al examinar pruebas internas adicionales, Allison argumentó que, si bien desde una perspectiva de caja negra, Estados Unidos tenía suficientes pruebas del ataque a Pearl Harbor, una combinación de burocracia y malentendidos fue la razón real por la que sucedió el ataque. Por ejemplo, Allison notó que las pruebas del ataque inminente estaban dispersas en diferentes departamentos gubernamentales y no se combinaron de inmediato para crear una imagen completa. De manera similar, algunas autoridades interpretaron erróneamente los datos disponibles: el 7 de diciembre de 1941, la base en Pearl Harbor estaba de hecho en alerta, pero la alerta era por un posible sabotaje japonés, no por un ataque aéreo general.
Cómo los medios influyen
Los comentaristas de los medios de comunicación a menudo notan una tendencia en las noticias y la cultura popular a entender los eventos a través de la lente de individuos, en lugar de informes estructurales o institucionales más complejos. Si esto es correcto, es de esperar que la audiencia que demanda y consume este énfasis sea más receptiva a informes personalizados y dramáticos de fenómenos sociales.
Un segundo patrón en los medios, quizás relacionado, es el esfuerzo por asignar responsabilidades individuales a eventos negativos. Los medios tienden a buscar culpables si un evento es tan importante que permanece en las noticias durante varios días. En esta misma línea, se ha dicho que el concepto de accidente puro ya no se permite en un artículo de noticias. Nuevamente, si esta es una observación correcta, esto puede reflejar un cambio real en cómo el consumidor de medios percibe los eventos negativos.
Galería de imágenes
Ver también
- Antimasonería
- Antisistema
- Archivo Secreto Vaticano
- Boris III
- Cabale
- Chips espías
- CIA
- Cleptocracia
- Conspiritualidad
- Derecho penal
- Desinformación
- Espionaje
- Fake news
- Falacia de evidencia incompleta
- Falacia furtiva
- Falsabilidad
- Helicópteros negros
- Horatio Kitchener
- Lista de conspiraciones políticas
- Lista de prejuicios cognitivos
- Manipulación de los medios de comunicación
- Método científico
- Movimiento de Milicias en Estados Unidos
- Nuevo Orden Mundial
- Nuevo Orden Mundial (conspiración)
- Operación de bandera falsa
- Pensamiento crítico
- Percy Bysshe Shelley
- Política profunda
- Posverdad
- Principio de Hanlon
- Pronoia (psicología)
- Propaganda
- Pseudociencia
- Pseudoescepticismo
- Pseudohistoria
- Reptiloide o reptiliano
- Revelaciones sobre la red de vigilancia mundial (2013-2015)
- RFID
- Síndrome del verdadero creyente
- Sociedad secreta
- Superstición
- Teoría marginal
- Teorías de la conspiración sobre la Biblia
- Tecnomito
- The powers that be
Véase también
En inglés: Conspiracy theory Facts for Kids