Reformas borbónicas en Nueva España para niños

Las reformas borbónicas fueron una serie de cambios importantes que la familia real de España, los Borbones, aplicó a partir del siglo XVIII. Estos cambios se hicieron en los territorios que España controlaba en América, como el Virreinato de Nueva España (hoy México) y el Virreinato del Perú.
El objetivo principal de estas reformas era mejorar la situación de España y sus colonias. Querían que el gobierno español tuviera más control y poder, ya que sentían que habían perdido parte de su fuerza. España enfrentaba problemas como guerras constantes con Inglaterra, corrupción y evasión de impuestos, lo que afectaba sus finanzas. También hubo enfermedades que redujeron la población. Para solucionar esto, los reyes buscaron fortalecer la economía y hacer la administración más eficiente.
Los virreinatos de Nueva España y Perú eran los más ricos de España. Nueva España producía la mayor parte de la plata de América. Sin embargo, la riqueza no estaba bien distribuida. España, ocupada en guerras, no exigía muchos impuestos a las colonias y su control militar y administrativo se debilitaba.
Contenido
¿Qué buscaban las reformas borbónicas?
Las reformas borbónicas tenían varios objetivos clave:
- Lograr que el gobierno central de España tuviera un control total sobre sus territorios.
- Fortalecer el ejército para protegerse mejor de ataques de otros países.
- Acabar con la corrupción en los gobiernos de las colonias.
- Reducir el poder de la Iglesia y de los criollos (españoles nacidos en América).
- Cambiar el gobierno, reemplazando a los funcionarios que no hacían bien su trabajo.
- Limitar los privilegios de la Iglesia.
¿Qué consecuencias tuvieron las reformas?
Las reformas tuvieron efectos importantes:
- El Imperio español aumentó su control sobre los virreinatos americanos.
- Los virreinatos vieron una gran disminución en sus ingresos, lo que los empobreció.
- El crecimiento de la industria en los virreinatos se hizo más lento.
- Hubo muchas protestas y descontento en las colonias por los cambios económicos.
- Aumentaron las contribuciones que los virreinatos debían enviar a España.
El levantamiento de Miguel Hidalgo
En la región del Bajío, en lo que hoy es Guanajuato y Michoacán, el descontento social creció. Un sacerdote llamado Miguel Hidalgo y Costilla se convirtió en líder. Se unió a un grupo que buscaba cambios y usó su influencia sobre los pueblos indígenas.
El 16 de septiembre de 1810, Hidalgo dio el famoso Grito de Dolores, llamando a la gente a levantarse. Su movimiento se extendió y llegó a tener un ejército de miles de hombres, en su mayoría indígenas y mestizos. Con la imagen de la Virgen de Guadalupe como estandarte, tomaron la ciudad de Guanajuato. Allí, Hidalgo ordenó apresar a los españoles, confiscar sus bienes y eliminar el tributo que pagaban los indígenas.
Los españoles y criollos ricos se enfrentaron a Hidalgo en la Alhóndiga de Granaditas. La victoria de Hidalgo resultó en una matanza, mostrando el fuerte odio que existía.
El ejército español y criollo persiguió a Hidalgo, quien fue derrotado el 17 de enero de 1811 en el Puente de Calderón. Huyó hacia el norte, pero fue capturado en Chihuahua y luego ejecutado.
José María Morelos, otro sacerdote, se unió a Hidalgo y formó un ejército más organizado. En 1812, tomó Oaxaca. Morelos propuso un decreto para que todos fueran considerados americanos, eliminando las diferencias de castas, el tributo indígena y la esclavitud. Fue juzgado y ejecutado en 1815.
Después de Morelos, Vicente Guerrero y Guadalupe Victoria continuaron la lucha. El ejército colonial y la Iglesia oficial, que eran las fuerzas más conservadoras, intentaron detener el movimiento.
La Constitución de Cádiz de 1812
Los criollos buscaron proteger sus intereses y encontraron un líder en Agustín de Iturbide. Él había luchado contra los insurgentes, pero luego se unió a un plan para evitar que la Constitución de Cádiz se restableciera.
En 1820, Iturbide aceptó el mando para luchar contra Guerrero, a quien intentó convencer de unirse a su causa. El 25 de febrero de 1821, Iturbide dio a conocer el Plan de Iguala o de las Tres Garantías. Este documento buscaba la independencia y fue apoyado por la Iglesia, el ejército y las familias poderosas. El Plan proponía una monarquía constitucional, mantener la religión católica y la igualdad entre las diferentes razas.
Cambios en la política y el ejército
La Corona española envió al mariscal Juan de Villalba con la misión de crear un ejército en las colonias, algo que no existía formalmente. El reclutamiento se hizo de forma obligatoria. Al principio, el ejército no era muy respetado, pero con el tiempo ganó aceptación gracias a privilegios que se les otorgaron, como la exención de impuestos.
Las posesiones americanas de España eran vulnerables a ataques de otros países como Inglaterra, Holanda y Portugal. El mar Caribe se convirtió en un lugar de conflictos, donde otras potencias buscaban tener islas para controlar el comercio. La piratería y el contrabando eran comunes.
La defensa española no era muy efectiva. Las milicias solo protegían los puertos, dejando los barcos expuestos a ataques de corsarios o piratas en alta mar. Por eso, se necesitaba una armada americana, pero nunca se creó.
Para mejorar la defensa, se construyeron y repararon fortificaciones. Se formó un ejército con soldados permanentes de España y milicias locales. Las milicias estaban formadas por vecinos que debían recibir entrenamiento militar para defender su territorio, pero no recibían paga.
Reformas en la Iglesia y expulsión de los jesuitas
Una de las instituciones más afectadas por las reformas fue la Iglesia católica. La Corona quería tener más poder que la Iglesia y reducir sus privilegios y exenciones de impuestos.
Desde el siglo XVIII, las ideas de la Ilustración (que valoraban la razón y la ciencia) se extendieron en América, en parte gracias a los jesuitas. Ellos eran muy importantes en la educación en Nueva España, enseñando a indígenas, criollos y españoles. Con la Ilustración, hubo cambios en la educación, desde la primaria hasta las universidades. Esto hizo que los criollos desarrollaran sus propias ideas y se sintieran más diferentes de los europeos.
Los jesuitas eran vistos como una amenaza para la Corona española. Tenían mucho poder económico y social, lo que el rey consideraba como "un estado dentro de su propio estado". Se opusieron a los cambios de los Borbones, por lo que fueron expulsados de España y sus colonias en 1767 por orden de Carlos III.
La expulsión de los jesuitas dejó a muchos indígenas desprotegidos. Los jesuitas habían intentado protegerlos de los abusos y los intentos de esclavizarlos por parte de los españoles.
Efectos económicos y sociales de las reformas
Las reformas económicas tuvieron muchas consecuencias, tanto buenas como malas. El gobierno español tomó medidas para aprovechar al máximo los recursos de las colonias y enviar más materias primas a España. Esto afectó todas las áreas importantes de Nueva España.
El Consulado de Comerciantes de la Ciudad de México, que controlaba gran parte del comercio, perdió su poder con las nuevas leyes de "libertad de comercio". También se eliminaron los alcaldes mayores, que eran importantes para el comercio interno y para las comunidades indígenas.
Aunque algunos alcaldes mayores eran corruptos, también ofrecían crédito y servicios a los agricultores y comunidades indígenas. Al eliminarlos, se interrumpió una red de comercio y apoyo importante. También se crearon nuevas escuelas e instituciones para ayudar a los líderes indígenas y criollos.
La creación de nuevos consulados (grupos de comerciantes) generó rivalidades entre los comerciantes de la Ciudad de México y los nuevos grupos.
La "libertad de comercio"
El comercio con América fue muy importante para los Borbones, ya que lo veían como clave para recuperar la economía española. Una de las primeras medidas fue trasladar la Casa de Contratación de Sevilla a Cádiz en 1717, lo que ya era una realidad. Esta institución regulaba la navegación y el comercio entre España y América.
Un objetivo principal de las reformas era acabar con el monopolio comercial, donde unos pocos comerciantes obtenían grandes ganancias sin pérdidas, lo que afectaba a la Corona. La casa de moneda pasó a ser controlada por la Corona, y los comerciantes se opusieron a estos cambios.
Gracias a José de Gálvez y la apertura del comercio, se logró romper con el monopolio. En 1770, se permitió el comercio libre con las Antillas, Perú y Nueva Granada. Se abrieron varios puertos para el comercio libre y se crearon nuevos consulados. Esto llevó a la ruina de algunos comerciantes y culminó en 1789, cuando Carlos IV extendió el reglamento de comercio libre a Nueva España.
La minería
La minería era fundamental para la economía de Nueva España. Se propusieron reformas para financiar las actividades mineras, reducir impuestos, resolver conflictos entre mineros y organizar mejor el gremio de mineros.
Se propuso crear una organización para los mineros, publicar nuevas leyes, establecer un banco para apoyar la minería y fundar una escuela de minería. Así se creó el cuerpo de minería. Se hicieron cambios importantes, como la creación de un banco en 1784 y un seminario de minería en 1792.
La Real Cédula de 1804
Una medida que causó mucho descontento en Nueva España fue la Real Cédula de 1804. Esta ley obligaba a vender las propiedades de la Iglesia, lo que generó reacciones violentas contra el gobierno español.
Esta ley afectó a casi todos los sectores productivos (agricultura, minería, manufacturas y comercio pequeño), especialmente a los agricultores. Muchas haciendas tenían deudas con la Iglesia, y los dueños tuvieron que pagarlas rápidamente para que ese dinero fuera enviado a España.
Así, no solo la Iglesia se vio afectada, sino también la mayoría de los propietarios y empresarios de Nueva España, y los trabajadores. Por primera vez, todos los afectados presentaron sus quejas por escrito al rey. A pesar de las protestas, la ley se aplicó de 1805 a 1809, generando millones de pesos para la Corona.