Rebelión de las Mantillas para niños
Se conoce como la rebelión de las Mantillas a una serie de manifestaciones pacíficas. Fueron protagonizadas por mujeres de la aristocracia madrileña. Estas mujeres vestían la mantilla española y estaban lideradas por la influyente princesa Sofía Troubetzkoy. Su objetivo era mostrar el apoyo del pueblo madrileño a la Casa de Borbón (representada por el príncipe Alfonso y su madre Isabel II). Esto ocurrió frente a Amadeo de Saboya y su esposa María Victoria dal Pozzo, quienes acababan de llegar a España.
Estos eventos tuvieron lugar los días 20, 21 y 22 de marzo de 1871. Ocurrieron en el Paseo del Prado, un lugar donde la sociedad madrileña solía pasear en sus carruajes cada tarde. La nueva reina se unió rápidamente a esta costumbre.
Después de estas tres muestras de rechazo, María Victoria se interesó por el uso de la mantilla. Cuando sus seguidores descubrieron el motivo, intentaron burlarse de las damas que habían participado. Para ello, hicieron una imitación de sus paseos usando a otras personas.
Rebelión de las Mantillas: Un Acto de Apoyo Real

¿Qué fue la Rebelión de las Mantillas?
La Rebelión de las Mantillas fue una forma original y pacífica de protesta. Un grupo de mujeres importantes de Madrid usó la moda para expresar su opinión. Querían mostrar que preferían a la antigua familia real, los Borbones, en lugar del nuevo rey, Amadeo de Saboya. La mantilla, una prenda tradicional española, se convirtió en el símbolo de su apoyo.
¿Por qué ocurrió esta "rebelión"?
La Constitución española de 1869, aprobada por el gobierno de Francisco Serrano, había nombrado a Amadeo de Saboya como rey de España. Él era hijo de Víctor Manuel II de Italia. Sin embargo, en Madrid, muchas personas seguían apoyando al príncipe Alfonso, quien estaba exiliado con su madre Isabel II.
Este apoyo al príncipe Alfonso era muy fuerte. Políticamente, contaba con Antonio Cánovas del Castillo. Social y económicamente, tenía el respaldo de los duques de Sesto: José Osorio y Silva y su esposa, la princesa Sofía Troubetzkoy. Ellos buscaban cualquier oportunidad para demostrar al nuevo rey que el príncipe Alfonso aún tenía muchos seguidores.
Los preparativos de las damas
Una de esas oportunidades surgió el 19 de marzo de 1871. Ese día, el sonido de los cañones anunció la llegada de la nueva reina, María Victoria del Pozzo, esposa de Amadeo. Esa tarde, al ser la festividad de San José, santo del duque de Sesto, muchos amigos y partidarios del príncipe Alfonso fueron a su palacio de Alcañices para felicitarlo.
Sofía Troubetzkoy quería que la nueva reina se sintiera aislada socialmente. Aprovechó las visitas para empezar su plan de rechazo. Contó con la ayuda de algunas amigas, como María de las Angustias de Arizcun y Heredia, condesa de Tilly; Cristina de Carvajal, marquesa de Bedmar; y Josefa de Arteaga, marquesa de la Torrecilla. Juntas decidieron mostrar su sentimiento español contra los nuevos reyes. Lo harían durante los paseos de la tarde en el Paseo del Prado, donde las damas madrileñas solían lucir sus mejores vestidos y joyas.
La forma que eligieron fue ponerse de acuerdo para usar mantilla en lugar de sombreros. La mantilla era una prenda muy española que estaba dejando de usarse, pero que sus abuelas habían vestido a menudo. Sofía animó a todas las mujeres que visitaron su palacio ese día a participar. Les decía: "Mañana espero verla en el paseo con mantilla" o "Ruego le diga a su señora que en adelante iremos siempre de mantilla". También acordó con sus amigas que las que tuvieran carruaje invitarían a más amigas que no lo tuvieran, para que participara el mayor número de damas.
Los días clave de las manifestaciones
El primer día: 20 de marzo
Sabiendo que sería el centro de atención, Sofía salió de su palacio la tarde del 20 de marzo. Llevaba sus mejores vestidos y joyas, y mandó preparar su carruaje con los mejores caballos. La acompañaron Mercedes y Belén, sobrinas de su marido. Belén era la esposa del marqués de Valmediano. Ambas eran hijas de Rafael Echagüe y Bermingham, quien fue gobernador de Puerto Rico y Filipinas, y de su esposa Mercedes Méndez de Vigo y Osorio, otra de las organizadoras de la rebelión.
Vestidas de negro, llevaban la mantilla blanca, sujeta con un alfiler de la flor de lis, símbolo de los Borbones que Sofía hizo popular entre las damas. Debido al mal tiempo, no encontraron a muchas mujeres en el paseo. Después de ir y venir dos veces hasta la fuente de la Castellana, regresaron a casa.
El segundo día: 21 de marzo
Al día siguiente, volvieron al paseo de la misma manera. Esta vez, encontraron muchísimos carruajes, como victorias, berlinas y landós. Vieron que muchas damas habían cambiado el sombrero por la mantilla. Entre ellas estaba la reina María Victoria, acompañada del joven príncipe Manuel Filiberto. Las damas carlistas también estuvieron presentes, sujetando sus mantillas con margaritas, en honor a la esposa de su pretendiente, Carlos María, llamada Margarita de Borbón-Parma.
El tercer día: 22 de marzo
Al día siguiente, Sofía y sus sobrinas repitieron el paseo con mantilla. Al salir del palacio, encontraron a una multitud de curiosos esperando en la calle de Alcalá. Detrás de la duquesa, llegaron al Paseo del Prado los reyes. Se sorprendieron al ver a tantas damas con peineta y mantilla, tanto blancas como negras, de encajes de blonda y chantilly, e incluso alguna de terciopelo al estilo goyesco. La reina pensó que era una costumbre de primavera usar mantilla, así que le dijo al rey: "Mañana vendré yo también con mantilla". Sin embargo, al enterarse del verdadero motivo de esta nueva moda entre las damas, no acudió al paseo al día siguiente.
La reacción y el final de la historia
Sofía tampoco acudió al paseo como era costumbre, porque el duque de Sesto no se lo permitió al saber que habría problemas. La Partida de la porra estaba al tanto de lo que había ocurrido los días anteriores. Manuel Ruiz Zorrilla, ministro de Fomento, junto con Sagasta, ministro de Gobernación, planearon una burla para ridiculizar a las damas que habían participado. Querían apoyar a la reina, quien se había sentido humillada. El encargado de llevar a cabo esta burla fue Felipe Ducazcal y Lasheras, un empresario de espectáculos. Él y su hermano se hicieron pasar por cocheros, llevando a varias personas vestidas con mantilla en los vehículos. Además, un tercer actor con sombrero de copa y grandes patillas falsas imitó al duque de Sesto.