Obsolescencia urbana para niños
La obsolescencia urbana o decadencia urbana se refiere al deterioro o la falta de calidad de los espacios, calles, infraestructuras y edificios que forman parte de una o varias ciudades. Este término se usa especialmente para describir barrios y zonas industriales que se construyeron fuera de los centros históricos o industriales. Estos problemas comenzaron a aparecer con la industrialización hasta principios de los años 50 en Europa, y en Estados Unidos a principios de los 80, cuando las fábricas se trasladaron a lugares con mejores condiciones para las empresas.
El crecimiento de la población mundial, gracias a mejores condiciones de salud y alimentación, y el traslado de personas del campo a las ciudades, han influido en la dificultad de integrar estos barrios en el resto de la ciudad. Además, algunas características del urbanismo moderno, como edificios muy altos, grandes distancias entre construcciones, la separación de usos (por ejemplo, solo viviendas en una zona y solo tiendas en otra), la dependencia del transporte en vehículos y la falta de identidad de los espacios, han contribuido a este problema. Muchas de estas zonas libres no han recibido ningún tipo de mantenimiento. A menudo, estos entornos urbanos están habitados por personas que enfrentan desafíos sociales, lo que puede llevar a la creación de barrios con dificultades. El resultado son lugares que se deterioran rápidamente y barrios que enfrentan muchos problemas.
Contenido
Historia de la Obsolescencia Urbana
¿Cómo empezó el deterioro de las ciudades?
Durante gran parte del siglo XX, muchos urbanistas pensaban que las ciudades crecerían sin parar. La Carta de Atenas, un documento importante sobre urbanismo, asumía que las ciudades siempre se expandirían y que este crecimiento sería ordenado y coordinado con el aumento de la población. Sin embargo, esta idea cambió con la Crisis del Petróleo de 1973. Esta crisis demostró que el crecimiento continuo no estaba garantizado y que dependía de muchos factores económicos y políticos.
¿Cuándo se hizo evidente el problema?

A finales de los años 70, el cierre de muchas fábricas debido a su traslado a países con mano de obra más económica y la pérdida de población en estas zonas por la falta de oportunidades económicas y sociales, confirmaron algo que la modernidad del siglo pasado no había imaginado: el crecimiento de las ciudades podía llegar a su fin.
Con la desaparición de las zonas urbanas cercanas a las industrias, en los últimos años ha surgido un nuevo desafío: el deterioro de los barrios residenciales. Este fenómeno está muy relacionado con los complejos de viviendas sociales o viviendas públicas que los gobiernos construyeron en diferentes épocas. Estas viviendas buscaban solucionar la falta de hogares que surgió en las ciudades debido al rápido y gran aumento de la población por la industrialización y el crecimiento económico.
El aumento de los desafíos urbanos
En las décadas de los 80 y 90, la gran demanda de productos y su producción se trasladaron a países como China, Taiwán, Corea del Sur, Hong Kong, Malasia, Filipinas, y más recientemente a México, Vietnam e Indonesia. Esto se debió al menor costo de la mano de obra. Este cambio hizo que el problema de la obsolescencia urbana se hiciera más grande. En el centro y este de Estados Unidos surgieron ciudades que quedaron casi abandonadas. Esto ocurrió porque muchas personas se mudaron a otras ciudades en busca de mejores oportunidades de trabajo.
El abandono de grandes zonas residenciales de bajos ingresos, junto con el cierre de las fábricas en esas mismas áreas, creó lugares con una verdadera decadencia urbana. Esto, a su vez, aumentó otros problemas sociales como la delincuencia y desafíos económicos como la sobrecarga de las ciudades y la falta de empleo. Así se demostró que este problema afectaba a cualquier sociedad industrializada y no era exclusivo de naciones en declive.
Soluciones para la Obsolescencia Urbana
Mejorar las viviendas existentes, recuperar su función social y mejorar las condiciones de vida en los barrios son estrategias clave para revitalizar las ciudades de manera sostenible. Esto implica una política continua para recuperar y mejorar las viviendas, ya sea en sus áreas comunes, el interior de las casas, la estructura, los techos, las ventanas, las instalaciones o la accesibilidad. Estas acciones son consideradas buenas prácticas urbanas por ONU-Hábitat.
Además, en muchas ciudades se están recuperando zonas urbanas deterioradas mediante la rehabilitación de barrios o la rehabilitación de centros históricos. Estas acciones requieren una mayor intervención social y urbana. Recuperar, mantener y rehabilitar también tiene ventajas ambientales y de sostenibilidad urbana. Por ejemplo, se recuperan materiales de construcción, se evita ocupar más suelo y territorio, se conservan los espacios naturales sin edificar, se mejoran las condiciones climáticas de los edificios y se aumenta la eficiencia energética y el uso sostenible de recursos. Esto es muy importante en una sociedad preocupada por el cambio climático y el medio ambiente. Por ello, las intervenciones físicas arquitectónicas y urbanas para mejorar los lugares donde vivimos deben hacerse con criterios de sostenibilidad urbana y eficiencia energética, especialmente en los barrios con mayores desafíos sociales.
¿Qué es la Rehabilitación Integral Urbana?
La Rehabilitación Integral Urbana es un enfoque que se ha estado aplicando desde hace unas dos décadas. Incluye programas como la rehabilitación de centros históricos o la rehabilitación de barrios. Estos son modelos de intervención urbana completa que combinan la mejora de viviendas, la gestión urbanística, la coordinación entre las autoridades, la participación de los vecinos, las acciones sociales, la planificación urbana y la mejora de la accesibilidad, entre otros aspectos.
La Carta de Leipzig, un documento de la reunión de Ministros de Desarrollo Urbano de la UE en 2007 sobre Ciudades Europeas Sostenibles, también menciona este concepto de Rehabilitación Integral Urbana. Lo compara con la expresión alemana “Baukultur” o la inglesa “Building culture”, que se refiere a la suma de todos los aspectos culturales, económicos, tecnológicos, sociales y ecológicos que influyen en la calidad y en el proceso de planificación y construcción para lograr una Ciudad viva.
Como dice la Carta de Aalborg, "la ciudad es la entidad más grande capaz de abordar inicialmente los numerosos desequilibrios arquitectónicos, sociales, económicos, políticos, ambientales y de recursos naturales que afectan al mundo moderno y la unidad más pequeña en la que los problemas pueden ser debidamente resueltos de manera integrada, holística y sostenible".
Véase también
En inglés: Urban decay Facts for Kids
- Vitalidad urbana