Laudo Alfonso XIII para niños
El laudo Alfonso XIII fue una decisión importante tomada en Madrid el 23 de diciembre de 1906. Fue el resultado de un juicio especial, llamado arbitraje, entre Honduras y Nicaragua. El objetivo era decidir dónde debía estar la línea que separa a estos dos países en la parte que da al Mar Caribe. En Tegucigalpa, el Parque España (también conocido como Parque Alfonso XIII) recuerda este evento y al rey Alfonso XIII de España.
Contenido
¿Por qué fue necesario el laudo Alfonso XIII?
Los primeros intentos de definir la frontera
Desde hace mucho tiempo, Honduras y Nicaragua han compartido una frontera. En 1888, firmaron un acuerdo llamado convención Membreño-Castillo. Con este acuerdo, lograron definir una parte de su frontera, específicamente en las zonas de Choluteca (Honduras) y Nueva Segovia (Nicaragua).
Sin embargo, la parte de la frontera que llegaba hasta el mar Caribe quedó sin definir. En 1889, intentaron otro acuerdo, la convención Zelaya-Zavala. En este, aceptaron un principio llamado uti possidetis de 1821. Este principio significa que cada país mantendría los territorios que tenía cuando se independizaron de España. Acordaron que el Presidente de El Salvador ayudaría a decidir, pero Honduras no aprobó este plan.
El tratado Bonilla-Gámez y la comisión mixta
En 1894, Honduras y Nicaragua firmaron otro tratado, el Bonilla-Gámez. Este acuerdo decía que se crearía una comisión especial con miembros de ambos países. Su trabajo sería marcar la frontera usando el principio del uti possidetis de 1821. Si la comisión no lograba ponerse de acuerdo en alguna parte, un grupo de tres árbitros lo decidiría. Este grupo tendría un representante de Honduras, uno de Nicaragua y un diplomático de otro país que viviera en Ciudad de Guatemala.
Las partes del tratado Bonilla-Gámez se aprobaron en 1896. La comisión mixta empezó a trabajar en el año 1900 y continuó hasta 1904. Lograron definir la frontera perfectamente desde el Océano Pacífico hasta un lugar llamado Teocacinte. Pero desde Teocacinte hasta el mar Caribe, no pudieron llegar a un acuerdo.
Honduras quería que la frontera siguiera el curso del río Coco o Segovia y luego una línea recta hasta Sandy Bay. Nicaragua, por su parte, decía que la frontera debía ser el río Patuca y una línea vertical hasta el cabo Camarón.
La elección del rey Alfonso XIII como árbitro
Para resolver esta diferencia, y siguiendo lo acordado en el tratado Bonilla-Gámez, en 1904 Honduras y Nicaragua enviaron a sus representantes a Guatemala. Estos representantes, en lugar de elegir a un diplomático como tercer árbitro, decidieron pedirle al rey de España que fuera el árbitro.
Ambos gobiernos aceptaron esta idea. El rey Alfonso XIII aceptó ser el árbitro y formó una comisión para escuchar y estudiar los argumentos de Honduras y Nicaragua. Entre 1905 y 1906, el juicio de arbitraje se llevó a cabo en Madrid.
El 23 de diciembre de 1906, el rey dio su decisión, conocida como el laudo. En su decisión, el rey estuvo de acuerdo con la mayor parte de lo que Honduras proponía. Estableció que la frontera sería la parte más baja del río Coco hasta donde desemboca cerca del cabo Gracias a Dios. Aunque el Gobierno de Nicaragua pensó que algunos puntos necesitaban aclaración, aceptó la decisión. El presidente de Nicaragua, José Santos Zelaya, incluso felicitó al presidente de Honduras por haber ganado en este caso.
¿Qué pasó después del laudo?
La objeción de Nicaragua
En 1912, cuando parecía que solo faltaba colocar las marcas físicas en la frontera, Nicaragua anunció de repente que consideraba que el laudo de Alfonso XIII no era válido. Una de las razones que dio fue que en 1904, los representantes se habían desviado de lo que decía el tratado Bonilla-Gámez sobre cómo elegir al tercer árbitro. Sin embargo, la verdad es que Nicaragua había aceptado ese cambio y había participado en el arbitraje sin poner ninguna objeción en ese momento.
Intentos de negociación y mediación
Como Honduras defendía la validez del laudo, los Estados Unidos de América ofrecieron ayudar a mediar. Entre 1918 y 1920, se realizaron varias reuniones en Washington, pero no se llegó a ningún acuerdo.
En 1930, Nicaragua aceptó la decisión de Alfonso XIII mediante un acuerdo llamado protocolo Ulloa-Irías. Pero las cámaras legislativas de Nicaragua no aprobaron este acuerdo, y la disputa continuó.
En agosto de 1937, Nicaragua emitió unas estampillas con un mapa que mostraba como territorio en disputa la región que había reclamado en el juicio arbitral. Honduras protestó fuertemente, y parecía que podría haber una guerra entre los dos países. Costa Rica, los Estados Unidos de América y Venezuela ofrecieron su ayuda para mediar. El 3 de noviembre, comenzaron una serie de reuniones en San José. Estas reuniones terminaron el 10 de diciembre con la firma de un convenio que puso fin a las tensionas, pero no resolvió la disputa de la frontera.
La confirmación final del laudo
Finalmente, en 1957, Honduras y Nicaragua acordaron llevar su desacuerdo sobre la validez del laudo de Alfonso XIII a la Corte Internacional de Justicia. Esta corte, que es un tribunal muy importante a nivel mundial, dio su fallo el 18 de noviembre de 1960. La Corte decidió a favor de Honduras y confirmó que la decisión arbitral del rey Alfonso XIII era válida.
Véase también
- Parque España, un parque en Tegucigalpa que conmemora este evento.