La Mano Negra para niños

La Mano Negra fue el nombre de una supuesta organización secreta que actuó en la región de Andalucía, España, a principios de la década de 1880. Se le atribuyeron crímenes como asesinatos e incendios de cosechas y edificios. Estos hechos ocurrieron entre 1882 y 1883, en un momento de grandes tensiones sociales en el campo andaluz. También coincidió con la difusión de ciertas ideas políticas y diferencias dentro de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE), una organización de trabajadores recién creada.
Contenido
¿Qué pasó antes de los sucesos de la Mano Negra?
Los años 1881 y 1882 fueron muy difíciles en Andalucía debido a la sequía y las malas cosechas. Esto causó mucha hambre y malestar entre la gente. Hubo asaltos a tiendas, robos e incendios. También se invadieron fincas y se produjeron protestas porque no había trabajo y los precios subían. La gente pedía a los ayuntamientos que les dieran empleo en obras públicas.
Uno de los incidentes más serios ocurrió el 3 de noviembre de 1882 en Jerez de la Frontera. La Guardia Civil y el Ejército tuvieron que intervenir, y se detuvo a unas sesenta personas. Aunque hubo pocos ataques personales, los dueños de las tierras sentían mucho miedo.
La difícil situación de los trabajadores del campo en Andalucía fue incluso mencionada por periódicos importantes de Madrid. Por ejemplo, El Imparcial publicó un artículo en noviembre de 1882 titulado «El hambre», donde describía la grave situación en Andalucía. Decía que la gente hambrienta saqueaba panaderías y carnicerías. Otro periódico, El Día, envió a Leopoldo Alas «Clarín» a Andalucía para que escribiera sobre el tema.
A finales de 1882, los trabajadores agrícolas de Andalucía, que formaban parte de la Federación de Trabajadores de la Región Española, pensaron en organizar una gran huelga. Querían mejorar sus salarios, ya que se esperaba una buena cosecha después de que volvieran las lluvias.
Los acontecimientos principales
El descubrimiento de un "reglamento" y las detenciones
A principios de noviembre de 1882, el coronel de la Guardia Civil en Andalucía Occidental envió al gobierno una copia de un "reglamento". Este documento supuestamente pertenecía a una organización secreta llamada «la Mano Negra». Según el informe, este reglamento era la prueba de que esta organización estaba detrás de los incendios, la tala de árboles y los crímenes que ocurrían en esos meses. En realidad, eran dos documentos: uno llamado «La Mano Negra. Reglamento de la Sociedad de Pobres, contra sus ladrones y verdugos. Andalucía» y otro llamado «Estatutos». Este último no mencionaba la Mano Negra, sino que hablaba de un Tribunal Popular secreto para castigar a la "burguesía".
Dos semanas después de recibir los documentos, el gobierno envió más guardias civiles a la provincia de Cádiz. El 21 de noviembre, un grupo de 90 guardias llegó a Jerez. Bajo el mando del capitán José Oliver y Vidal, y con la ayuda del jefe de la guardia municipal de Jerez, Tomás Pérez Monforte, comenzaron a detener a muchos trabajadores del campo y miembros de la FTRE, a quienes se consideraba parte de la misteriosa Mano Negra. Un periódico de Jerez informó que el 2 de diciembre se detuvo a cientos de personas y se encontraron armas y documentos de la organización. El capitán Oliver fue elogiado por su "guerra implacable" contra el "anarquismo colectivo".
En pocas semanas, más de 3000 trabajadores y personas relacionadas con el movimiento fueron encarcelados. En la mayoría de los casos, la razón de la detención no era ser parte de la Mano Negra, sino de la Federación de Trabajadores. El periódico de la FTRE, Revista Social, protestó por estas detenciones masivas.
¿Eran auténticos los documentos encontrados?

Varios historiadores han estudiado si los documentos que la Guardia Civil dijo haber encontrado eran auténticos y si probaban la existencia de la Mano Negra. Algunos creen que los documentos podrían haber sido fabricados o manipulados. Por ejemplo, se ha dicho que el documento de la Mano Negra podría haber sido una manipulación policial de un reglamento antiguo.
Otros historiadores señalan que documentos similares ya existían antes y que el nombre "Mano Negra" no era extraño, ya que muchos grupos secretos en Europa usaban nombres llamativos. Se sugiere que la policía pudo haber usado documentos antiguos y el sensacionalismo de la prensa para asustar a la gente y justificar acciones contra los trabajadores organizados.
Sin embargo, hay quienes piensan que los documentos eran genuinos, pero de dos organizaciones diferentes y que no se sabe mucho sobre ellas. El documento de la Mano Negra pudo haber sido encontrado años antes y usado en 1882 para explicar los crímenes. El segundo documento podría ser de un período anterior de la Federación Regional Española de la Internacional, cuando actuaba en secreto.
Los "crímenes de La Mano Negra"
La prensa, tanto en Cádiz como en Madrid, informó sobre el asunto sin dudar de la existencia de la Mano Negra. Crearon un ambiente de miedo con artículos sensacionalistas sobre esta "asociación abominable". Se decía que los miembros de la Mano Negra estaban obligados a matar a quien se les ordenara, o serían asesinados ellos mismos.
La prensa se centró en tres crímenes atribuidos a la Mano Negra. El 4 de diciembre, dos días después de las primeras detenciones, un matrimonio de vendedores fue asesinado cerca de Jerez de la Frontera. Dos meses después, el 4 de febrero, se encontró el cuerpo de un joven campesino, Bartolomé Gago, conocido como «El Blanco de Benaocaz», cerca de Jerez. Se supo que había sido asesinado el mismo día que los vendedores. Este caso fue conocido como el crimen de la Parrilla. Casi al mismo tiempo, se descubrió que la muerte de un joven guarda, Fernando Olivera, en agosto de 1882, no fue un accidente, sino que había sido golpeado.
En febrero de 1883, el gobierno envió un juez especial a Jerez para investigar. El diario El Día expresó su preocupación por las dificultades del juez, que solo contaba con la ayuda de la Guardia Civil en una zona muy extensa. El tema también se debatió en el Parlamento el 28 de febrero.
El gobierno y la FTRE
El gobierno, apoyado por los dueños de tierras y la prensa (con algunas excepciones), relacionó la Mano Negra con la FTRE. Esto tenía dos objetivos: primero, detener el crecimiento de la organización de trabajadores en España; y segundo, evitar que los trabajadores del campo se organizaran y que una huelga agraria impidiera la cosecha.
El Comité Federal de la FTRE, que ya había dicho que no apoyaba el robo, el secuestro ni el asesinato, respondió que no tenía ninguna relación con la Mano Negra ni con ninguna asociación secreta que cometiera delitos. Al condenar las acciones fuera de la ley, aumentaron las diferencias entre los grupos de trabajadores. Sin embargo, un periódico anarquista de Ginebra, Le Révolté, criticó a la FTRE por condenar a los miembros de la Mano Negra y mostró su apoyo a estos "luchadores".
En marzo de 1883, el Comité Federal de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE) publicó un manifiesto. En él, denunciaba los intentos del gobierno de confundir a la FTRE con la Mano Negra:
Se intenta confundir las justas y legales aspiraciones de la Federación de Trabajadores de la Región Española con los delitos que, dicen, han cometido la Mano Negra y otras asociaciones secretas. Sería un error no protestar contra las calumnias de quienes, con sus falsas acusaciones, quieren que los tribunales o el gobierno consideren a 70.000 trabajadores responsables de delitos que pudieron haber cometido criminales comunes. Nosotros somos los primeros en criticar esos delitos, porque es muy probable que sus víctimas sean trabajadores honestos. […] La verdadera Mano Negra de la reacción comenzó sus acciones… con el propósito de deshonrar y perturbar la organización de trabajadores más importante de España. […] Nuestra Federación de Trabajadores nunca ha apoyado el robo, el incendio, el secuestro ni el asesinato; sepan también que no hemos tenido ni tendremos relación con lo que llaman Mano Negra, ni con la Mano Blanca, ni con ninguna asociación secreta que tenga como objetivo cometer delitos comunes.
Los juicios y las sentencias

El 18 de junio de 1883, el tribunal de Jerez condenó a siete personas a muerte por el crimen de la Parrilla. A otras ocho, incluyendo a quien delató a sus compañeros, se les impuso una pena de diecisiete años y cuatro meses de prisión. Dos acusados fueron absueltos. Sin embargo, el fiscal apeló la sentencia al Tribunal Supremo, que en abril de 1884 condenó a casi todos a la pena capital. A nueve se les cambió la pena de muerte por prisión, pero siete fueron ejecutados mediante garrote vil el 14 de junio de 1884 en la Plaza del Mercado de Jerez de la Frontera. Solo tres días después, los jueces fueron condecorados.
En cuanto al crimen de los vendedores, una de las cinco personas que asaltaron el lugar apareció muerta en la escena. Las otras cuatro fueron condenadas a muerte, pero no fueron ejecutadas. Por el tercer crimen, el de Fernando Olivera, dos personas fueron juzgadas y una fue condenada a una larga pena de prisión.
Después de las sentencias, La Revista Social, el periódico de la FTRE, habló de los "desgraciados condenados de la llamada Mano Negra" y denunció que nadie se preocupaba por la pobreza de los trabajadores, pero no mostró solidaridad con los condenados. Otro periódico, La Revolución Social, criticó la postura de la FTRE y lamentó que nadie protestara por las ejecuciones de Jerez.
La campaña de 1902-1903
En enero de 1902, casi veinte años después de las ejecuciones y con ocho de los condenados aún en prisión, el periódico anarquista de Madrid Tierra y Libertad comenzó una campaña para su liberación. A esta campaña se unieron otros periódicos europeos y españoles, y se realizaron reuniones en París. Los condenados fueron presentados como víctimas de un "crimen monstruoso" y como héroes. Al mismo tiempo, a las víctimas de los crímenes, como el Blanco de Benaocaz, se les presentó como traidores.
Las denuncias de los encarcelados, que enviaron cartas a los periódicos diciendo que sus confesiones habían sido obtenidas mediante tratos severos, impulsaron la campaña internacional. El gobierno español intentó contrarrestar la campaña, pero finalmente tuvo que ceder. Entre febrero y marzo de 1903, se cambió la pena de prisión por la de destierro (expulsión del país).
¿Qué consecuencias tuvo?
La Federación de Trabajadores de la Región Española rechaza toda solidaridad con quienes se hayan organizado o se organicen para cometer delitos comunes, declarando que el criminal nunca podrá ser parte de sus filas.
Protesta enérgicamente contra una gran parte de la prensa que… ha intentado confundir nuestra organización pública, legal y revolucionaria, con otras organizaciones, o más bien grupos, cuyos fines son criticables. Protesta también contra las persecuciones que, impulsadas por el caciquismo (influencia de personas poderosas), se han llevado a cabo contra miembros de nuestra federación por ejercer el derecho de reunirse y asociarse. El congreso reunido en Valencia opina que si continúan los abusos, persecuciones y amenazas contra los trabajadores por ejercer un derecho natural reconocido en la Constitución, debemos disolvernos, protestando de que en España no es posible vivir dentro de la legalidad, por las brutalidades que el caciquismo burgués lleva a cabo en todas partes. —Dictamen del Congreso de Valencia de la FTRE sobre la Mano Negra.
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El III Congreso de la FTRE, celebrado en Valencia en octubre de 1883, se vio afectado por el asunto de la «Mano Negra». Asistieron menos delegados que al congreso anterior. El Congreso volvió a protestar por la confusión entre su organización, que era pública y legal, y otros grupos con objetivos criticables. También rechazó cualquier solidaridad con quienes cometieran delitos comunes. Se acordó incluso disolver la Federación si no podían actuar legalmente. El manifiesto del Congreso concluyó que para mejorar, los trabajadores debían ser inteligentes y muy honestos.
Un miembro del Comité Federal, Josep Llunas, en su periódico La Tramontana, acusó al Gobierno de usar el asunto de la «Mano Negra» como excusa para reprimir a quienes tenían ideas anarquistas. Dijo que "con la excusa de unos cuantos bandoleros, pero nada más que bandoleros, se quiere justificar una persecución contra determinadas ideas".
El impacto social de la Mano Negra y el miedo a que la FTRE fuera declarada ilegal hicieron que el Comité Federal, con sede en Barcelona, se distanciara del movimiento andaluz, aceptando la versión del gobierno y la prensa. Esto creó una gran división dentro de la FTRE, lo que llevó a una disminución de sus miembros y a su disolución cinco años después.
¿Existió realmente la "Mano Negra"?

Sobre si la Mano Negra existió como una organización, algunos historiadores creen que no hay pruebas suficientes. Sin embargo, es posible que existieran pequeños grupos influenciados por ideas anarquistas, que mezclaban la rebeldía social con la delincuencia común. Estos grupos pudieron ser usados por las autoridades para justificar una represión y una campaña que debilitó a la FTRE. Otros historiadores afirman que fue un "montaje policial", aunque reconocen que la violencia era común en el campo andaluz.
Según el historiador Juan Avilés Farré, lo más importante no es si la Mano Negra existió. Es probable que su reglamento no fuera falso, sino que alguien lo redactara para un grupo secreto que buscaba un conflicto social. Pero esto no prueba que el grupo se formara o cometiera delitos. Si existió, no dejó rastro de su actividad. Lo que sí se sabe es que quienes cometieron el crimen más famoso, el de la Parrilla, nunca habían oído hablar de la Mano Negra. Ellos sí formaban parte de la federación local de la FTRE en lo que hoy es San José del Valle, una federación que actuaba en secreto. Los documentos de la Mano Negra y el Tribunal Popular fueron interpretados por algunos mandos de la Guardia Civil como prueba de una gran conspiración secreta detrás de la violencia en Andalucía. El nombre "Mano Negra" se hizo muy popular en la prensa, pero en ningún juicio se pudo probar que esta misteriosa organización hubiera realizado alguna actividad.
La idea de que la Mano Negra fue una invención del gobierno para calmar las revueltas en el sur de España ya fue sugerida por el escritor Vicente Blasco Ibáñez en su novela La bodega, publicada en 1905.
El historiador y periodista Juan Madrid ha dicho sobre el tema:
Ese interés abrumador por atribuir a los anarquistas cualquier crimen con el fin de dañar la imagen del grupo ha sido una constante en la historia de este país y de cualquier país.
Ver también
Véase también
En inglés: Mano Negra affair Facts for Kids