Incendio de la Iglesia de la Compañía para niños
Datos para niños Incendio de la Iglesia de la Compañía |
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Ubicación | Santiago, ![]() |
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Fecha | 8 de diciembre de 1863 | |
Hora | 18:45 | |
Uso del suelo | Iglesia de la Compañía de Jesús | |
El incendio de la Iglesia de la Compañía de Jesús fue una de las tragedias más grandes en la historia de Santiago, la capital de Chile. Por su tamaño, es considerado uno de los peores incendios de la historia moderna. Este suceso impactó a todo el país y fue conocido en el extranjero.
Ocurrió al atardecer del martes 8 de diciembre de 1863. Fue durante el cierre de una celebración religiosa llamada "mes de María". El fuego afectó al antiguo templo jesuita, construido entre 1595 y 1631. El incendio comenzó en el altar mayor. Se extendió rápidamente por la iglesia desde unas luces de parafina que estaban cerca de adornos de tela y flores, y de ahí a un cuadro que llevó el fuego al techo.
En poco más de una hora, el incendio destruyó el templo y causó la muerte de casi dos mil personas. Esto era alrededor del 2% de la población de Santiago en ese momento. La mayoría de las víctimas fueron mujeres y niños.
Después del incendio, los cuerpos fueron llevados al cementerio y enterrados en una fosa común. Los restos de la iglesia fueron demolidos. Más tarde, en el lugar del templo, se creó un jardín con un monumento para recordar a las víctimas, inaugurado el 8 de diciembre de 1873. Además, gracias a la iniciativa de los ciudadanos, se fundó el Cuerpo de Bomberos de Santiago. El incendio también influyó en que el gobierno chileno asumiera más funciones que antes estaban a cargo de la Iglesia en las décadas siguientes.
Contenido
¿Cómo era la Iglesia de la Compañía?
La Iglesia de la Compañía de Jesús estaba muy relacionada con la devoción a la Virgen María. Se ubicaba a una cuadra al oeste de la Plaza de Armas de Santiago. Hoy, en ese lugar, están los jardines del antiguo Congreso Nacional.
La iglesia fue construida originalmente entre 1595 y 1631. Reemplazó una capilla temporal que los jesuitas habían levantado en 1593. A lo largo de los siglos, la iglesia tuvo que ser reconstruida o reparada varias veces debido a daños por terremotos, como el de Santiago en 1647 y el de Valparaíso en 1730.
Después de que los jesuitas fueron expulsados del Imperio español en 1767, el templo quedó abandonado. Sin embargo, tras un incendio en la Catedral Metropolitana en 1769, la Iglesia de la Compañía se usó como reemplazo hasta 1775. Luego, volvió a cerrarse.
A principios del siglo XIX, el sacerdote Manuel Vicuña Larraín se hizo cargo de la iglesia y la reabrió para el culto. El 31 de mayo de 1841, sufrió otro incendio.
La iglesia era considerada uno de los templos más importantes de Santiago. Era el lugar de moda para la clase social alta. Tenía una torre alta, una cúpula grande y muros imponentes.
El Incendio: ¿Qué Sucedió?
Preparativos para la Celebración
En 1863, la Iglesia de la Compañía de Jesús estaba a cargo del sacerdote Juan Bautista Ugarte Echenique. Él era conocido por organizar grandes celebraciones.
La misa para conmemorar la Inmaculada Concepción, que marcaba el fin del "mes de María", iba a celebrarse en la iglesia a las 19:45 del martes 8 de diciembre de 1863. El "mes de María" era una de las devociones más populares en el catolicismo chileno.
El sacerdote Ugarte quería que las funciones fueran muy especiales. Fue uno de los primeros en celebrar el Mes de María en Chile, que iba del 8 de noviembre al 8 de diciembre. Él adornaba el templo con muchas telas, flores naturales y artificiales. Durante ese mes, la iglesia se llenaba de gente. El 8 de diciembre por la mañana, más de tres mil personas habían recibido la Comunión.
Al atardecer, el templo estaba iluminado con miles de velas, lámparas de aceite y parafina. También estaba decorado con cortinas, globos de colores, cintas de papel y flores. El altar mayor estaba muy adornado con candelabros, ramos de flores y arañas de cristal. La iluminación era muy impresionante, con luces a lo largo de las cornisas y emblemas bajo la cúpula.
Una "media luna" de tres metros de largo, con unos 50 vasos de parafina, estaba colocada cerca del altar mayor. Esta media luna se encendía temprano porque era difícil de iluminar. En el momento del incendio, solo algunas luces estaban encendidas, incluyendo la media luna y algunas arañas en las naves. En total, se esperaba encender 2.200 luces.
Inicio del Fuego
Cerca de las 18:45, el fuego comenzó y se extendió muy rápido por el templo. Al principio, algunas personas pensaron que no sería grave y no se movieron. Cuando las llamas y el pánico aumentaron, los asistentes, en su mayoría mujeres de la cofradía Hijas de María, corrieron hacia las salidas. Los grandes vestidos con crinolina que usaban en esa época hicieron que escapar fuera muy difícil o imposible. Las personas caían y eran pisoteadas por los que venían detrás. Esto creó un bloqueo en las puertas, impidiendo que la gente huyera. Muchos quedaron atrapados y murieron aplastados, quemados o asfixiados por el humo.
La iglesia estaba llena de gente, especialmente mujeres. El incendio comenzó por unas cortinas en el presbiterio. La gente más cercana se alarmó, pero los que estaban más lejos pensaron que era un temblor. Pronto, todo fue confusión. Muchos intentaron salir, pero otros, creyendo que era una falsa alarma, se adentraron más en la iglesia, lo que empeoró la situación.
Las alfombras pequeñas que las mujeres llevaban para sentarse, junto con la amplitud de sus vestidos, contribuyeron a que muchas quedaran atrapadas. El fuego se extendió rápidamente debido a las flores de tela encerada, que eran muy inflamables. Las llamas subieron por las cortinas del altar hasta la cúpula, que era de madera, y en poco tiempo toda la iglesia estaba ardiendo.
Al principio, la gente no se movió, pensando que el fuego se apagaría. Pero cuando se hizo peligroso, todos corrieron a la puerta principal al mismo tiempo. Esto formó una masa humana que bloqueó la salida. El humo era tan denso que no se podía ver ni respirar. La puerta quedó completamente obstruida por los cuerpos.
Las llamas no aparecieron de inmediato; al principio solo salía humo negro de la cúpula, que luego se volvió rojo. De repente, las llamas subieron, enormes, envolviendo toda la cúpula de madera. El fuego avanzó desde el coro hasta la fachada, y el humo salía por los tejados. La torre también se incendió, y la linterna y la punta que sostenía la cruz se inclinaron, crujieron y cayeron como un tizón ardiente.
En la calle, se oían gritos y la gente corría. Los coches pasaban, aumentando el ruido. Desde la plaza de la Compañía, se mezclaban voces con el sonido del fuego.
Rescate de las Víctimas
El intento de rescate fue en su mayoría inútil. Era muy difícil sacar a una persona de la multitud.
Los cuerpos formaban una muralla compacta. Había mujeres que soportaban el peso de muchas otras. Era imposible separar a una persona de esa masa. Se oían lamentos desgarradores desde el interior de la iglesia. Cientos de personas murieron en las puertas, quemadas a la vista de la gente que no podía ayudarlas.
Los esfuerzos de muchos hombres valientes por rescatar a las víctimas fueron en vano. Menos de 50 personas fueron salvadas de las puertas. Algunos hombres murieron porque las mujeres los asfixiaban pidiéndoles ayuda.
Se intentó apagar el fuego, incluso con una bomba de agua antigua. Cerca de las 20:00 horas, la cúpula, el campanario y la torre se derrumbaron. La cúpula y la torre cayeron con un ruido horrible, aplastando a cientos de víctimas. La puerta del costado oriental mostraba el mismo espectáculo terrible. Debajo de los arcos de la nave lateral, había murallas de cadáveres carbonizados de aproximadamente un metro y medio de altura.
Número de Víctimas
En poco más de una hora, el incendio dejó la iglesia en ruinas. Según una decisión judicial del 18 de julio de 1864, murieron cerca de dos mil personas. Otras fuentes mencionan más de dos mil, dos mil quinientas o incluso cerca de tres mil. Esta cifra era enorme para una ciudad que tenía unos 100.000 habitantes en ese momento.
Los fallecidos quedaron enredados, confundidos y atrapados entre las estructuras de la iglesia, como muros, capillas, bancas y rejas.
Debido a que era imposible reconocer los cuerpos (solo se identificaron siete), tuvieron que ser enterrados en una fosa común de unos 25 metros cuadrados, cavada por casi doscientos hombres, frente al Cementerio General.
Las autoridades se encargaron de llevar los cuerpos al cementerio. Una gran parte de la sociedad más destacada de Santiago falleció en el incendio. Casi no hubo familia importante que no perdiera a alguien. Dos días después, los cuerpos fueron sacados de las ruinas y llevados al Cementerio General en carretas. El olor a carne quemada se extendió por los alrededores de la iglesia y se hizo insoportable. Las listas de personas desaparecidas en los periódicos eran interminables.
Observaciones Médicas
El médico Francisco Javier Tocornal Grez publicó un informe médico en la revista Anales de la Universidad de Chile en julio de 1864, basado en sus observaciones en el lugar del incendio y en los cuerpos llevados al hospital San Juan de Dios.
La mayoría de los asistentes eran mujeres de 20 a 40 años, algunas de 40 a 60, y menos niñas y jóvenes. Pocos hombres. Por la hora, se cree que todos habían comido, lo que pudo dificultar el movimiento. Al inicio del fuego, la gente sintió miedo y hubo mucha confusión. Algunas mujeres lograron caminar y salir, incluso atravesando llamas. Otras se levantaron del suelo y escaparon. Algunas salieron con quemaduras, viviendo unas horas o días. Pero la mayoría perdió la vida por asfixia o por el fuego. Cuando las llamas se extendieron a toda la iglesia y la ropa empezó a quemarse, los gritos y lamentos se oían a gran distancia.
Los momentos de sufrimiento no duraron mucho, ya que la muerte puso fin al dolor. Las quemaduras se presentaron principalmente en la cabeza, el tronco y los brazos. Muchas personas murieron por asfixia causada por la presión o el ahogo. Algunas sufrieron contusiones, heridas y fracturas de costillas u otros huesos, y murieron más rápido. Pocas fallecieron por falta de aire o por el humo. Muchas murieron rápidamente por las llamas.
Se formaron tres grandes grupos de personas: uno en el centro, otro en la puerta principal y el tercero en el costado oeste. El grupo central fue el más grande, con muchas personas comprimidas unas sobre otras. Algunos cuerpos tenían la cabeza y los brazos levantados, el rostro asustado, la boca abierta y los labios y la lengua quemados, pero las piernas y los pies intactos. Los montones de cuerpos se ennegrecieron por encima, mostrando cráneos sin cabello. Muchos cuerpos se carbonizaron; sus miembros se contrajeron, disminuyeron de tamaño, y las personas adultas parecían niños. Las manos y los pies cambiaron de forma, pareciendo pequeños muñones. Los huesos se volvieron frágiles y se desarticularon. El fuego afectó incluso el interior de los órganos. El fuego se alimentó de la grasa de los cuerpos, y las llamas subían. Algunas cabezas se abrieron y el cerebro se quemó hasta convertirse en pequeños carbones. Las partes más profundas de los cuerpos que se cubrieron con polvo o tejas se asaron, conservando sus formas. Hubo cuerpos carbonizados, asados y cocidos. Algunos de estos últimos tenían el rostro asustado, las mandíbulas contraídas y como si espuma hubiera salido por la boca y la nariz. Otros estaban más intactos, solo con fracturas. Los daños causados por el fuego en los cuerpos fueron tan graves que no tienen descripción en los libros de cirugía. El olor que se sintió después del incendio no fue por la descomposición de los cuerpos, sino por la cocción y el hinchamiento de los cuerpos. Este olor era similar al de las preparaciones anatómicas.
Desde el 9 de diciembre, se comenzó a enterrar los cuerpos para evitar infecciones. Se cavó una fosa común en el cementerio para enterrarlos lo más rápido posible. El médico Tocornal y el señor Ignacio Domeyko visitaron el lugar para asegurarse de que no hubiera gases peligrosos. Cuando se enterraban los cuerpos no carbonizados, la cal usada les daba un aspecto inusual.
Decisión Judicial
La Corte Suprema confirmó esta decisión el 5 de noviembre de 1864.
El 18 de julio de 1864, se emitió una resolución judicial en Santiago. Se confirmó que el 8 de diciembre del año anterior, la Iglesia de la Compañía se incendió y casi dos mil personas murieron dentro. La investigación mostró que el fuego comenzó en el altar mayor, de unas luces de parafina que encendieron adornos de tela y flores, y de ahí a un cuadro que llevó el fuego al techo. La gente, muy numerosa, se asustó y corrió desordenadamente a las puertas. Estas se bloquearon con masas de personas, en su mayoría mujeres enredadas en sus vestidos, lo que impidió el escape y causó la tragedia.
No se encontró a nadie culpable. Sin embargo, se señaló la imprudencia de haber acumulado muchos objetos decorativos inflamables en el templo, especialmente en el altar mayor. También se usaron demasiadas luces, algunas peligrosas, sin las precauciones adecuadas. La cantidad de gente en la función era tan grande que no cabía una persona más. Esta circunstancia explica el desorden y la confusión cuando el fuego comenzó. Se concluyó que no había delito que perseguir, pero que era importante tomar medidas para evitar sucesos similares en el futuro. Se informó de esto al Arzobispo de Santiago.
Consecuencias del Incendio
Creación del Cuerpo de Bomberos de Santiago
El incendio de la Iglesia de la Compañía motivó a José Luis Claro y Cruz, quien había ayudado en el rescate, a crear una compañía de bomberos. Ya existían cuerpos de bomberos en Valparaíso (1851), Valdivia (1853) y Ancud (1856). Claro hizo un llamado público en los diarios La Voz de Chile y El Ferrocarril el 10 y 11 de diciembre, y muchas personas respondieron.
El lunes 14 de diciembre, más de doscientos hombres se reunieron para formar un cuerpo de bomberos. Se creó una comisión y se acordó una segunda reunión para el día 20 para aprobar los estatutos y la organización.
El domingo 20 de diciembre, en los salones del casino de La Filarmónica, se fundó oficialmente el Cuerpo de Bomberos de Santiago (CBS). Se organizó en cuatro compañías: del Oriente, del Sur, del Poniente y de Guardias de Propiedad (que son las actuales 1.ª, 2.ª, 3.ª y 6.ª compañías).
Demolición de los Restos de la Compañía
El lunes 14 de diciembre, debido a la demanda popular, el Ministerio de Justicia, Culto e Instrucción Pública ordenó la demolición de los muros de la iglesia que habían resistido el fuego.
En el lugar donde estaba la Iglesia de la Compañía, se plantó un jardín.
Desacuerdos Públicos
Se encontraron cartas que las personas devotas enviaban al cielo en un "Buzón de la Virgen" dentro de la iglesia incendiada. Esto causó un fuerte desacuerdo entre el sacerdote Joaquín Larraín Gandarillas y el intendente de Santiago Francisco Bascuñán Guerrero. Ambos habían perdido familiares en el incendio. El desacuerdo se hizo público a través de la prensa de la capital los días 16, 21 y 22 de diciembre.
Larraín Gandarillas pidió al intendente que publicara todas las cartas encontradas para aclarar rumores sobre el templo. Sin embargo, Bascuñán Guerrero respondió negando los rumores, pero lamentó que ciertas prácticas hubieran sido imprudentes. Las cartas nunca fueron publicadas.
Impacto Internacional
El incendio de la Compañía hizo que Chile fuera más conocido en el extranjero que toda su historia anterior. Causó una profunda impresión en todo el mundo. Los artículos de los diarios chilenos fueron reproducidos en la mayoría de los periódicos de Europa, Asia y África, y leídos con asombro. Las noticias fueron comentadas en Estados Unidos, Europa y Australia, a menudo con opiniones a favor o en contra de la Iglesia Católica.
Monumentos a las Víctimas
- Primer monumento
En el jardín donde estaba la Iglesia de la Compañía, se levantó un monumento en recuerdo de las víctimas del incendio. Se llamó "Al dolor" o "La Dolorosa", y se convirtió en un símbolo del sufrimiento de la ciudad. Fue una obra de bronce del escultor francés Albert-Ernest Carrier-Belleuse, inaugurada el 8 de diciembre de 1873. Tenía inscripciones que recordaban a las víctimas y el dolor del pueblo de Santiago.
Este monumento fue trasladado más tarde a una de las avenidas interiores del Cementerio General de Santiago. Después, el bombero, escritor y escultor Alberto Ried Silva lo movió a la plaza de entrada actual del cementerio.
- Galería
- Segundo monumento
En el jardín del antiguo Congreso Nacional, donde estuvo el primer monumento, se levantó "La virgen orante", también llamada "La Purísima". Este monumento simboliza la aceptación cristiana de los planes divinos. Es una obra de mármol del escultor chileno José Miguel Blanco Gavilán, basada en un diseño del artista italiano Ignazio Jacometti.
- Galería
Cambios en el Gobierno Chileno
Desde el inicio de la República, hubo una larga discusión entre la Iglesia y el Estado en Chile. A mediados del siglo XIX, las autoridades chilenas ejercían ciertos derechos sobre la Iglesia, como el derecho de patronato, que permitía al Estado proponer candidatos para obispos. Esto generó una creciente oposición de la Iglesia. Las divisiones se hicieron más profundas con un conflicto conocido como la "cuestión del Sacristán" (1856-1857), donde se usaron medidas legales contra una decisión del arzobispo de Santiago.
El incendio de la Iglesia de la Compañía contribuyó a que el gobierno chileno asumiera más funciones que antes estaban a cargo de la Iglesia en las dos décadas siguientes. Se aprobó una ley en 1865 que permitía una relativa libertad de culto. También se aprobaron las "leyes laicas", que establecieron los cementerios civiles (1883), el matrimonio civil (1884) y el registro civil (1884). Más tarde, con la Constitución de 1925, la Iglesia y el Estado se separaron oficialmente en Chile. Esta separación fue confirmada por la Santa Sede ese mismo año, poniendo fin a las disputas.
Aspectos Culturales Relacionados
Literatura
Desde 1863, se han publicado varios textos que hablan total o parcialmente del incendio de la Iglesia de la Compañía.
Entre los primeros están los del historiador Benjamín Vicuña Mackenna, como Resumen histórico del gran incendio de la Compañía... (1863) y Relación del incendio de la Compañía... (1864). También el informe médico de Francisco Javier Tocornal en Anales de la Universidad de Chile (1864), y textos de David Trumbull, el arzobispo de Santiago Rafael Valentín Valdivieso, el sacerdote Mariano Casanova, el cronista Daniel Riquelme y el político y bombero Ismael Valdés Vergara.
En el siglo XX, el incendio fue tema del poema "Incendio de la Compañía" (1911) de Juan Rafael Allende, quien logró escapar ileso. También se incluyó en las memorias del político Abdón Cifuentes (1936), del pintor y diplomático Ramón Subercaseaux Vicuña (1936) y de la escritora Martina Barros Borgoño (1942).
En el siglo XXI, se han escrito textos como el "Capítulo I. Una hora en la historia de Chile: la trama religiosa del siglo" de ¿Qué hacer con Dios en la República? Política y secularización en Chile (1845-1885) (2008) de la historiadora Sol Serrano, y las novelas históricas La joven de blanco (2004) de Jorge Marchant Lazcano, y El buzón de las ... (2024) de Francisca Solar.
Pintura
El artista británico Nathan Hughes (activo entre 1849 y 1870) pintó The Destruction by Fire of the Church de la Compania, Santiago, Chile, 8 December 1863. Este cuadro de 135 × 197 cm se exhibe en el Ayuntamiento de Lambeth, en Brixton, Londres (Inglaterra).
Música
Las "Décimas al incendio de la Compañía", de autor desconocido, son un canto folclórico del dúo sancarlino Las Hermanas Acuña. Fueron incluidas por el conjunto Cuncumén en su álbum 150 años de historia y música chilena (1960).
Filatelia
El 30 de junio de 1993, Correos de Chile emitió una serie de dos sellos postales para conmemorar los "Carros antiguos de bomberos". Aunque los carros representados no son del período del incendio de la Compañía, en la versión para coleccionistas (llamada block souvenir), los sellos están dentro de una ilustración que representa esta catástrofe.
Las Campanas de la Compañía
Entre 1871 y 1875, con la ayuda del presidente Federico Errázuriz Zañartu y su ministro Aníbal Pinto, una de las campanas de la iglesia fue devuelta a los jesuitas. Ellos la fundieron y crearon dos de las tres campanas de la torre derecha de la iglesia de San Ignacio (1872), el nuevo templo de la orden. Otra campana fue colocada en la ermita del cerro Santa Lucía, inaugurada el 13 de septiembre de 1874.
El resto de las campanas se vendió como chatarra a un comerciante galés llamado Graham Vivian. Su hermano mayor, el anticuario Henry H. Vivian, valoró la ornamentación de las campanas y propuso colocarlas en el campanario de la iglesia anglicana All Saints' Church, Oystermouth, en Mumbles, Swansea (Gales), que era la parroquia de su familia.
Como regalo por el Bicentenario de Chile (2010), cuatro campanas fueron devueltas a Santiago. Se levantó un monumento provisional en la Plaza de la Constitución para recordar a las víctimas del incendio. De estas, dos cuelgan junto al segundo monumento ("La virgen orante") en los jardines del antiguo Congreso Nacional. Una se encuentra en el patio del Cuartel General de Bomberos de Santiago, y otra en la estación de bomberos de la 14.ª Compañía de Bomberos en Providencia.
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Véase también
En inglés: Church of the Company Fire Facts for Kids