Fiesta de los Mártires de la Tradición para niños
La Fiesta de los Mártires de la Tradición es una celebración importante para los carlistas, un grupo político e histórico de España. Se celebra cada año el 10 de marzo para recordar a las personas que, según ellos, dieron su vida por sus ideales de "Dios, Patria y Rey".
Datos para niños Fiesta de los Mártires de la Tradición |
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Localización | ||
Localidad | España, Hispanoamérica | |
Datos generales | ||
Celebrada por | carlistas | |
Fecha | 10 de marzo | |
Organizador | Carlos de Borbón y Austria-Este | |
Costumbres | Misas por los muertos carlistas | |
Contenido
Historia de la Fiesta de los Mártires de la Tradición
¿Quién la creó y por qué?

Esta fiesta fue establecida por Carlos de Borbón y Austria-Este en una carta enviada el 5 de noviembre de 1895. La carta iba dirigida a su representante en España, el marqués de Cerralbo.
El objetivo de la festividad era recordar a las personas que habían fallecido defendiendo los principios carlistas desde principios del siglo XIX. Estos principios se resumían en el lema "Dios, Patria y Rey".
¿Por qué se eligió el 10 de marzo?
El 10 de marzo fue elegido porque es el aniversario de la muerte del abuelo de Don Carlos, el infante Carlos María Isidro de Borbón. Él fue el primer "rey proscrito" para los carlistas, lo que significa que fue considerado rey por ellos, pero no gobernó. Falleció en su exilio en Trieste el 10 de marzo de 1855.
Don Carlos explicó que quería honrar a todos los que lucharon por sus ideales. Mencionó que muchos soldados valientes habían caído en combate. Todos ellos, según él, morían gritando "¡viva la Religión!, ¡viva España!, ¡viva el Rey!".
¿Qué se conmemoraba además?
Además de los carlistas fallecidos, la fiesta también recordaba a los héroes de otras guerras importantes de España. Entre ellas estaban la guerra de la Independencia Española, la guerra de África y la guerra de Cuba y Filipinas.
La idea inicial de Don Carlos era que la fiesta sirviera para destacar a los héroes carlistas de cada pueblo. Sin embargo, con el tiempo, la celebración se volvió más general y menos local.
¿Cómo se celebraba la fiesta?
Los periódicos carlistas solían publicar ediciones especiales para esta fecha. Los seguidores del carlismo organizaban misas especiales en muchas localidades. Estas misas se hacían para rezar por los "Mártires".
La celebración religiosa era muy concurrida. Era una oportunidad para unir la fe católica con las ideas políticas del carlismo.
La Fiesta durante el Franquismo
¿Cómo se integró la fiesta?
En abril de 1937, el general Franco emitió el Decreto de Unificación. Este decreto unió a varios grupos políticos, incluyendo la Comunión Tradicionalista (el partido carlista), en una nueva organización llamada FET y de las JONS.
A partir de entonces, la Fiesta de los Mártires de la Tradición también se convirtió en una conmemoración del nuevo gobierno de Franco. En 1938, Franco otorgó un reconocimiento especial a los carlistas que habían participado en las guerras carlistas del siglo XIX. Esto se hizo para conectar el espíritu carlista con el esfuerzo del nuevo gobierno por el "resurgimiento patrio".
Franco quería mostrar una continuidad entre la causa carlista y su propio movimiento político. En un decreto del 9 de marzo de 1938, antes de que terminara la guerra civil española, Franco dijo que la fiesta del 10 de marzo tenía un gran valor emocional y espiritual. Mencionó que recordaba a quienes habían dado sus vidas en las "Cruzadas del siglo XIX", que consideraba precursoras de su propio movimiento.
¿Cómo se celebraba oficialmente?
Durante el gobierno de Franco, la fiesta se incluyó en el calendario de celebraciones nacionales. Sin embargo, la prensa oficial no le daba tanta importancia como a otras festividades. Por ejemplo, el "día de los caídos" (29 de octubre) recibía mucha más atención.
La excepción eran las zonas donde el carlismo tenía muchos seguidores, como Navarra, Álava o Guipúzcoa. Allí, la fiesta se esperaba con gran interés. Las invitaciones y los programas de los eventos se publicaban con días de antelación. Sin embargo, la organización de la fiesta pasó a manos del partido oficial, lo que significó que los carlistas perdieron el control total de su propia celebración.
Desacuerdos y celebraciones paralelas
Muchos carlistas no estaban de acuerdo con que su fiesta fuera controlada por el nuevo gobierno. Esto se hizo evidente en San Sebastián en la primera celebración después de la unificación, el 10 de marzo de 1938.
Hubo conflictos cuando un orador del partido oficial usó un lenguaje que no gustaba a los carlistas. Algunos carlistas gritaron "¡Viva el Rey!", lo que llevó a enfrentamientos. Al año siguiente, se intentó que todos los oradores fueran carlistas, pero aun así, al salir de la misa, se escuchaban gritos diferentes: "¡Viva el Rey!" y "¡Viva Franco!".
En otras ciudades como Pamplona, Bilbao y Vitoria, las celebraciones fueron más tranquilas. Sin embargo, en Vitoria, el discurso del líder provincial del partido oficial terminó con un lema que no era carlista. Algunos periódicos incluso cambiaron el nombre de la fiesta a "Fiesta de los Caídos por la Tradición".
Así, durante el franquismo, hubo dos tipos de celebraciones. Por un lado, estaba la celebración oficial organizada por el partido único, a la que asistían los carlistas que aceptaban colaborar con el gobierno. Por otro lado, los carlistas que no estaban de acuerdo con la colaboración organizaban su propia conmemoración, al margen de las instituciones oficiales.
Esta situación se vio ya en la celebración de 1939. El conde de Rodezno, un carlista que era ministro de Franco, comentó que había asistido a un funeral oficial, pero se dio cuenta de que ningún carlista había ido porque lo había organizado el partido oficial. Los carlistas, según supo después, se habían reunido en otra iglesia para su propia misa. Esto demostró que la unificación no había sido aceptada por todos.