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Convento de San Jerónimo (Ciudad de México) para niños

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Datos para niños
Ex convento de San Jerónimo
Ex convento de San Jerónimo
Monumento histórico
FacadeSorJuanaCollegeDF.JPG
Localización
País MéxicoFlag of Mexico.svg México
División Coat of arms of Mexico City, Mexico.svg Centro Histórico de la Ciudad de México
Subdivisión Escudo Delegacional CUAUHTEMOC.svg Alcaldía Cuauhtémoc
Dirección Izazaga 06080
Información religiosa
Culto Cerrado al culto
Orden Jerónimas
Acceso Por cita
Uso Universidad (convento)
Auditorio (templo)
Estatus Convento
Historia del edificio
Fundador Marina de Zaldívar y Mendoza
Construcción 1592
Arquitecto Cristóbal de Medina Vargas (Torre) 1665
Datos arquitectónicos
Tipo Planta de una nave
Estilo Herreriano
Materiales Piedra Caliza
Mapa de localización

El Ex Convento de San Jerónimo en la Ciudad de México fue un importante edificio religioso. Originalmente se llamó Convento de Nuestra Señora de la Expectación. Perteneció a las monjas de la Orden de San Jerónimo. Este lugar es muy famoso porque allí vivió la reconocida escritora Sor Juana Inés de la Cruz.

La idea de construir este convento surgió gracias al apoyo del Rey Felipe II de España y a la petición de Isabel de Guevara. Ella era una viuda adinerada que donó mucho dinero para que se construyera el claustro (un patio rodeado de pasillos).

Isabel Barrios también quería fundar un convento para pasar allí los últimos años de su vida. Ella eligió a las monjas jerónimas para este nuevo monasterio.

Existen registros antiguos que mencionan la fecha de su fundación. Por ejemplo, una publicación de 1728 decía que ya tenía 143 años. Esto significa que se fundó alrededor de 1585. En ese año, cuatro monjas del Convento de la Concepción se trasladaron para iniciar este nuevo lugar.

El Convento de San Jerónimo, como otros conventos de monjas en la Ciudad de México, estaba bajo la autoridad del arzobispo. Aunque se dedicó a Nuestra Señora de la Expectación, la gente lo conocía más como San Jerónimo o Santa Paula. Esto fue en honor a Santa Paula, una noble romana que apoyó a San Jerónimo.

Este convento es una construcción antigua, de finales del siglo XVI. Se encuentra en el centro histórico de la Ciudad de México, cerca de las estaciones de metro Isabel la Católica y Pino Suárez.

Sus límites son las calles José María Izazaga al sur, 5 de febrero al este, San Jerónimo al norte e Isabel la Católica al oeste.

Hoy en día, el edificio es parte de la Universidad del Claustro de Sor Juana. Ya no funciona como un lugar de culto religioso. El antiguo templo ahora es el auditorio principal de la universidad. Aún conserva sus hermosos retablos barrocos y pinturas relacionadas con Sor Juana Inés de la Cruz.

Arquitectura del Ex Convento

Archivo:Cúpula del Ex-templo UCSJ
Cúpula semiesférica del ex-templo de San Jerónimo en la UCSJ.

El Convento de San Jerónimo tiene un estilo arquitectónico barroco herreriano. Su diseño es en forma de cruz. Cuenta con una torre y campanario, una cúpula semiesférica y dos coros (lugares para cantar). El coro bajo era donde las monjas nuevas comenzaban su vida religiosa. Sus puertas conectan la nave principal con el convento, y tiene dos entradas hacia la calle.

Archivo:Patio de la Fundación UCSJ
Uno de los patios del Convento.

El convento tiene un Claustro grande y varias ruinas de las celdas (habitaciones) de las monjas. También se pueden ver restos de fuentes. Fue diseñado con un modelo de siete lados y tiene seis patios: el Patio del Gran Claustro, el Patio de los Gatos, el Patio de los Confesionarios, el Patio de las Novicias, el Patio de la Fundación y el Patio de los Cipreses.

El terreno donde se construyó el convento fue comprado a Francisco de Aguilar y Doña Leonor de Arriaga. En 1525, se comenzó a construir una iglesia en ese lugar, que se terminó dos años después. Más tarde, Doña Marina de Zaldívar y Mendoza adquirió el sitio y mandó construir el convento con su claustro, dormitorios, comedor, celdas y huerta.

Historia del Convento

Archivo:Fachada del Convento de San Jerónimo
Pórtico de entrada al Convento de San Jerónimo.

El convento fue inaugurado en 1623 bajo la dirección del maestro Alonso Martínez López.

Su nombre original era Convento de Nuestra Señora de la Expectación, de la Orden de Nuestro Padre San Jerónimo.

A lo largo del tiempo, el convento tuvo varios dueños. La idea inicial de unir varias casas para fundarlo fue de Doña Isabel de Guevara en el siglo XVI. Así, en 1585, se estableció como el primer convento de monjas jerónimas en México. Se decidió que seguiría las reglas de la orden jerónima, ya que su fundadora y las monjas que la acompañaron pertenecían a esa orden.

En esa época, entrar y mantenerse en un convento era muy costoso. Por eso, solo las familias españolas y criollas (descendientes de españoles nacidos en América) podían pagar la estancia de sus hijas, ya que eran los grupos sociales con mejor posición.

A pesar de tener muchos recursos, el convento sufrió varios problemas. En 1629, la ciudad se inundó, y el convento quedó dañado por el agua. También fue afectado por temblores, que causaron grietas en su estructura.

Con las Leyes de Reforma impulsadas por el presidente Benito Juárez en 1867, el convento pasó a ser propiedad del gobierno. Se usó como cuartel, caballería y hospital militar. A finales del siglo XIX, el expresidente Manuel del Refugio González Flores lo entregó al arquitecto Antonio Rivas Mercado como pago. En 1927, Rivas Mercado se lo regaló a sus hijas, Alicia y Antonieta Rivas Mercado. Antonieta construyó allí un teatro llamado Ulises y un salón de baile nocturno llamado El Pirata, que luego se convirtió en el Symirna Dancing Club.

A finales de los años 60, el Dr. Arturo Romano Pacheco realizó investigaciones y descubrió que la mayoría de las monjas eran criollas. Encontró objetos como hebillas, medallas, cruces pequeñas, alfileres y alambres junto a los esqueletos de las monjas. Estos objetos formaban las coronas y ramos con los que eran enterradas. Una lápida de mármol en el piso del sotocoro (parte baja del coro) menciona que allí fue sepultada Sor Juana Inés de la Cruz el 17 de abril de 1695.

Después de un tiempo, el convento fue abandonado y se convirtió en viviendas, un estacionamiento y locales comerciales. Sin embargo, en 1971, el gobierno del expresidente Luis Echeverría Álvarez lo expropió como parte de un proyecto cultural. De 1975 a 1979, el siguiente presidente, José López Portillo y Pacheco, inició su restauración. Lo declaró oficialmente patrimonio nacional (protegido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, INAH) y más tarde la Unesco lo reconoció como Patrimonio de la Humanidad.

Desde entonces, el ex convento ha sido sede de muchas conferencias, exposiciones y eventos culturales. Han participado figuras importantes como Octavio Paz y Carlos Monsiváis, así como artistas y músicos. En el Sotocoro se han realizado conciertos de música de cámara y recitales de piano. En febrero de 2009, el Consejo Académico de la universidad decidió llamar al ex templo "Auditorio Divino Narciso", en honor a una de las obras de Sor Juana Inés de la Cruz.

Además, cada octubre y noviembre, el ex templo se adorna para el tradicional Altar Monumental de Muertos. Este altar es uno de los más representativos del centro histórico de la Ciudad de México.

La Vida en el Convento

Para ser aceptada en el convento de San Jerónimo, una mujer debía tener entre 16 y 30 años. También necesitaba pagar una "dote" de 3000 pesos. Aunque no había una regla que prohibiera la entrada a personas de diferentes orígenes, el alto costo de la dote hacía que solo las familias adineradas pudieran permitírselo.

Dentro del convento, las monjas tenían diferentes roles y responsabilidades, organizadas de la siguiente manera:

  • La priora: Era la líder del convento y de las monjas. Debía tener una conducta excelente y ser mayor de 40 años.
  • La vicaria: Era la mano derecha de la priora. Ayudaba a organizar y aconsejar. Cada semana asignaba las tareas a las monjas. A veces, también se encargaba de la contabilidad si sabía de números.
  • Las definidoras: Eran consejeras de la priora, pero con un rango menor.
  • Las celadoras: Vigilaban las habitaciones de las monjas para asegurarse de que todo estuviera en silencio y orden desde las 9 de la noche hasta las 5 de la mañana.
  • Las porteras: Este puesto lo ocupaban las monjas más ancianas y sabias. Eran responsables de abrir y cerrar la puerta principal por donde entraban los suministros al convento.
  • Las torneras: Había tres torneras. Su trabajo era supervisar las visitas de las monjas y recibir cartas. Leían las cartas antes de entregarlas para asegurarse de que todo estuviera bien.
  • Las vicarias de coro: Se aseguraban de que las novicias (monjas nuevas) asistieran al coro para rezar y cantar. También estudiaban y practicaban los cánticos de la misa.
  • Las maestras de novicias: Debía ser una monja experimentada y prudente. Su tarea era enseñar a las novicias sobre la religión. Se reunían con ellas dos veces por semana para hablar de temas religiosos.
  • Las correctoras del oficio divino: Corregían los errores de las monjas durante la oración y los rezos.
  • La enfermera: Cuidaba a las monjas enfermas, especialmente a las más graves. También prestaba atención especial a la priora y a la vicaria.
  • Las obreras: Vigilaban cualquier trabajo que se realizara en el convento, ya fuera por monjas o por trabajadores externos como albañiles o carpinteros, para asegurar que se respetara la regla de clausura.
  • La provisora: Se encargaba de administrar y dar dinero a cada monja para que comprara su comida diaria.
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Convento de San Jerónimo (Ciudad de México) para Niños. Enciclopedia Kiddle.