Chaleco antibalas para niños
Un chaleco a prueba de balas es una prenda especial que ayuda a proteger el cuerpo de las personas. Está diseñado para detener el impacto de las balas y los pequeños fragmentos que pueden salir de una explosión. Estos chalecos están hechos con muchas capas de fibras muy fuertes, como telas sintéticas.
Los chalecos protegen a quienes los usan, como la policía, el personal de seguridad o los soldados. Si se les añaden placas de metal o cerámica, pueden incluso proteger contra balas de fusil. También ofrecen cierta protección contra ataques con cuchillos, pero no son completamente impenetrables, ya que hay muchos tipos de armas y balas.
Las armaduras modernas pueden combinar un chaleco con otras protecciones, como un casco. Los chalecos para policías y soldados a veces incluyen protección para la ingle, los hombros, el cuello y los costados.
Para las placas de protección, se usa a menudo cerámica o acero especial. El acero es bueno, pero puede generar pequeños trozos de metal peligrosos al recibir un impacto, por eso necesita un recubrimiento de goma. Las placas de cerámica también son efectivas, aunque pueden deformarse más rápido que las de acero y el impacto puede sentirse más fuerte.
Contenido
¿Cómo funciona un chaleco protector?
Los chalecos a prueba de balas usan capas de fibras muy resistentes para atrapar y cambiar la forma de la bala. Esto hace que la fuerza del impacto se extienda por una parte más grande del chaleco. El chaleco absorbe la energía de la bala, deteniéndola antes de que pueda atravesarlo por completo. Aunque algunas capas puedan ser perforadas, la bala se deforma y su energía se distribuye.
Incluso si la bala no atraviesa el chaleco, la persona que lo usa sentirá un golpe fuerte en la zona del impacto. Los chalecos están diseñados para resistir la penetración y para reducir la cantidad de energía que llega al cuerpo.
Los chalecos a prueba de balas ofrecen poca protección contra cuchillos, flechas o balas que no se deforman fácilmente. Esto se debe a que la fuerza de estos objetos se concentra en un área pequeña, lo que les permite perforar las capas del chaleco.
Algunos chalecos pueden tener capas adicionales de metal (como acero o titanio), cerámica o un material llamado polietileno. Estas capas extra dan una protección mayor contra balas de pistola y algunos fusiles. Son comunes en los chalecos militares, ya que los chalecos normales no son suficientes contra la munición militar. Los guardiacárceles a menudo usan chalecos especiales diseñados para proteger contra cuchillos y objetos afilados.
Historia de los chalecos protectores
La idea de proteger el cuerpo con armaduras es muy antigua.
Primeras armaduras protectoras
En el siglo XV, en Mesoamérica (donde hoy está México y Centroamérica), se creó el Ichcahuipilli, una armadura hecha de algodón acolchado. En Europa, se usaba el gambesón, una prenda similar. Estos fueron los primeros pasos hacia los chalecos protectores.
En 1538, un duque llamado Francesco Maria della Rovere pidió que se creara un chaleco que pudiera resistir balas. Más tarde, en 1561, el emperador Maximiliano II probó su armadura contra un arma de fuego. A finales del siglo XVI, el término "a prueba de balas" se usaba para las armaduras que mostraban una abolladura de bala, lo que demostraba que habían resistido el impacto.
Chalecos en los siglos XIX y XX
El primer chaleco protector ligero, llamado Myeonje baegab, fue inventado en Joseon, Corea, en 1860. Se descubrió que el algodón podía proteger contra proyectiles si era lo suficientemente grueso. Estos chalecos, hechos con 30 capas de algodón, se usaron en una batalla contra la Armada de los Estados Unidos en 1871. Uno de estos chalecos fue llevado a Estados Unidos y luego devuelto a Corea, donde se exhibe hoy.
En 1879, en Australia, una banda de forajidos liderada por Ned Kelly fabricó armaduras con chatarra. Pesaban mucho (44 kg) y dificultaban el movimiento, además de no proteger las piernas.
A principios de la década de 1880, el doctor George Emery Goodfellow de Arizona investigó chalecos de seda. Descubrió que la seda podía reducir el impacto de las balas. Basándose en esto, el polaco Casimir Zeglen desarrolló a finales del siglo XIX un chaleco de seda que podía detener balas lentas de pistola. Estos chalecos eran muy caros. En 1914, el Archiduque Francisco Fernando llevaba uno de estos chalecos cuando fue atacado, pero la bala le impactó en el cuello, una zona no protegida. Otro chaleco similar salvó la vida de Alfonso XIII en 1901.
Durante la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos creó varios tipos de armaduras. El Brewster Body Shield, hecho de acero, podía resistir balas de ametralladora, pero pesaba 18 kg y era difícil de usar. También se diseñó un chaleco más ligero con escamas de acero.
En las décadas de 1920 y 1930, algunas bandas criminales en Estados Unidos usaban chalecos de tela rellenos de algodón. Estos podían detener balas de pistola de baja velocidad. Para contrarrestarlos, los agentes del FBI comenzaron a usar cartuchos más potentes.
Durante la Segunda Guerra Mundial, se desarrollaron chalecos para los soldados, pero muchos eran demasiado pesados. Se crearon las "chaquetas flak" para las tripulaciones de bombarderos, hechas de nailon con placas de acero, que podían detener fragmentos de proyectiles antiaéreos y balas lentas. El Ejército Rojo de la Unión Soviética usó el SN-42, un peto de acero de 3,5 kg que protegía el pecho y el abdomen de balas de subfusil a cierta distancia, útil en batallas urbanas.
En 1945, durante la Batalla de Okinawa, se usaron chalecos de Doron, un material de fibra de vidrio. Podían detener balas perdidas de baja velocidad y fragmentos de granadas, pero no balas de fusil.
Chalecos modernos y avances
En la guerra de Corea, se crearon nuevos chalecos como el M-1951, con segmentos de plástico y fibra de vidrio. En 1967, se introdujeron los primeros chalecos diseñados para llevar placas de cerámica dura, capaces de detener balas de fusil.
A mediados de los años 70, se inventó una fibra sintética muy fuerte llamada Kevlar. Esta fibra se teje en capas y se usó para crear chalecos más ligeros y fáciles de esconder. Un estudio demostró que los chalecos de Kevlar podían ser usados a diario por la policía, salvando muchas vidas.
Desde entonces, se han desarrollado muchas otras fibras y métodos para fabricar chalecos protectores, como Dyneema, Spectra y Twaron. Estos nuevos materiales son más ligeros, delgados y resistentes que el Kevlar, aunque también más caros. Incluso se han desarrollado armaduras para perros de trabajo que ayudan a los soldados en combate, protegiéndolos de cuchilladas y balas.
En 2013, la tecnología Dyneema Force Multiplier permitió crear materiales que reducen el peso de los chalecos hasta en un 25%, haciendo que los chalecos sean aún más ligeros.
Estándares de seguridad
Existe una norma establecida por el NIJ (National Institute of Justice) que es muy conocida y aceptada por las agencias policiales de todo el mundo. Esta norma define los requisitos mínimos de protección para los chalecos y los clasifica según el nivel de amenaza que pueden soportar.
Protección contra explosiones

Las brigadas que trabajan con explosivos usan armaduras muy grandes y pesadas, llamadas trajes antiexplosivos. Estos trajes están diseñados para proteger contra los efectos de una explosión, como los fragmentos. Incluyen un casco completo que cubre la cara y el cuello, protección para el cuerpo y, a veces, para la columna vertebral. La persona que usa estos trajes tiene la visibilidad y la movilidad muy reducidas.
Galería de imágenes
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Pastor alemán con chaleco antibalas durante entrenamiento militar en Afganistán.
Véase también
En inglés: Bullet-proof vest Facts for Kids
- Camisa de fuerza
- Chaqueta flak