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Anacleto González Flores para niños

Enciclopedia para niños
Datos para niños
Beato
Anacleto González Flores
Mártir
Anacleto González Flores (1919).jpg
Anacleto González Flores en 1919
Información personal
Nacimiento 13 de julio de 1888
Bandera de México Tepatitlán, Jalisco, México
Fallecimiento 1 de abril de 1927
Bandera de México Guadalajara, Jalisco, México
Causa de muerte Herida por arma de fuego
Nacionalidad Mexicana
Religión Iglesia católica
Información profesional
Ocupación Abogado
Información religiosa
Beatificación 20 de noviembre de 2005
por Benedicto XVI
Festividad 20 de noviembre
Venerado en Iglesia católica

José Anacleto González Flores (1888-1927) fue un abogado y líder mexicano. Nació en Tepatitlán, Jalisco, el 13 de julio de 1888, y falleció en Guadalajara, Jalisco, el 1 de abril de 1927. Fue una figura importante en la resistencia pacífica durante un periodo de conflicto en México. También fue fundador y miembro de varias organizaciones católicas. Fue declarado beato en noviembre de 2005.

Los primeros años de Anacleto González Flores

Anacleto nació en Tepatitlán, Jalisco, el 13 de julio de 1888. Fue el segundo de doce hermanos. Sus padres fueron Valentín González Sánchez y María Flores Navarro. Su familia era muy religiosa y lo educaron con disciplina y afecto.

Desde pequeño, su padre le enseñó a leer y le inculcó el amor por el estudio. Anacleto también aprendió a tejer rebozos, el oficio de su padre. Durante la época del gobierno de Porfirio Díaz, su padre estuvo en prisión por dos años.

Anacleto asistió a la escuela con el profesor Heriberto Garza. Durante su adolescencia, también tocaba en la banda de música del pueblo. Desde joven, mostró liderazgo y no toleraba las injusticias.

¿Cómo fue su camino hacia el Seminario?

En 1905, Anacleto participó en unos ejercicios espirituales. Esto marcó un cambio importante en su vida. Un sacerdote cercano a su familia, Narciso Cuéllar, le propuso estudiar el bachillerato en el Seminario Auxiliar de San Juan de los Lagos.

Anacleto aceptó con entusiasmo, pues quería aprender más. Sus calificaciones siempre fueron excelentes. Era tan bueno que a veces podía reemplazar al maestro. Por eso, lo llamaban "el Maestro" o "el Maestro Cleto".

Aunque estudiaba mucho, también dedicaba tiempo a enseñar el catecismo. Además, visitaba a los enfermos y fortalecía su fe.

Su tiempo en el Seminario y sus ideas

Anacleto ingresó al Seminario de San Juan de los Lagos. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que su vocación no era ser sacerdote. Por ello, rechazó la oportunidad de ir a estudiar teología a Roma.

En 1913, le preguntaron sobre su futuro. Él respondió: "Quiero ser licenciado para luchar por la Iglesia y por la Patria". Así, decidió estudiar leyes.

Participación en la vida pública

En 1912, Anacleto viajó a la Ciudad de México. Se afilió al Partido Católico Nacional. Durante las vacaciones de ese año, hizo campañas para este partido en Los Altos de Jalisco.

Cuando las tropas de Estados Unidos llegaron a Veracruz, Anacleto organizó un grupo de estudiantes. Lo llamó "Falange de la Patria". Esta organización fue breve, pero inspiró a muchos jóvenes.

En 1913, terminó sus estudios de bachillerato. Se mudó a Guadalajara y se inscribió en la Escuela Libre de Derecho. También ayudó a formar sindicatos católicos, siguiendo las ideas de la Encíclica Rerum Novarum.

Para ayudar a la educación, Anacleto impulsó la creación de varios círculos de estudio. En ellos se enseñaba oratoria, periodismo y sociología. Para mantenerse, daba clases particulares de latín e historia.

Anacleto durante la Revolución Mexicana

En 1914, las tropas del general Álvaro Obregón tomaron Guadalajara. Muchos edificios religiosos fueron ocupados. Esto molestó a la gente, que empezó a apoyar a Francisco Villa.

Anacleto tuvo varios trabajos, como vender cigarrillos y trabajar en una panadería. A finales de 1914, se mudó a Concepción de Buenos Aires, Jalisco. Allí, enseñaba catecismo a los niños y atendía una pequeña tienda.

También se unió por un tiempo a las tropas de Villa como orador y redactor de mensajes. Sin embargo, esta experiencia lo desilusionó de la lucha armada. Se dice que escapó de ser fusilado porque estaba dando una clase de catecismo a unos niños.

Regreso a Guadalajara y nuevas iniciativas

En 1916, Anacleto regresó a Guadalajara. Retomó sus estudios y fundó un centro de catequesis para niños. También apoyó la creación de la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM) en Guadalajara.

La ACJM creció rápidamente. Anacleto dedicaba su tiempo a dar clases, escribir para periódicos y apoyar a los grupos de la ACJM. También se esforzaba por fortalecer su vida espiritual.

El periodismo y la defensa de ideas

El 1 de julio de 1917, Anacleto fundó el semanario católico "La Palabra". Su objetivo era dar a los católicos argumentos para defenderse de las ideas que iban en contra de la Iglesia. En ese tiempo, la nueva Constitución incluía leyes que afectaban al clero.

Publicó su primer libro, "Ensayos", una colección de discursos. Ese mismo año, una ley hizo que los estudios de escuelas no reconocidas por el Estado no fueran válidos. Anacleto, a sus 30 años, decidió volver a estudiar para obtener su título de abogado, lo cual logró cinco años después.

Desde 1918, Anacleto se destacó como líder de los católicos en Jalisco. Logró que se anularan leyes que consideraba injustas. Colaboró en la creación de sindicatos católicos y escribió muchos artículos para varios periódicos.

En esta época, Anacleto conoció a María Concepción Guerrero Figueroa, quien sería su esposa. Ella era huérfana y vivía de la caridad. Durante su noviazgo, Anacleto le enviaba cartas todos los días.

Colaboración con el obispo y la resistencia pacífica

El 22 de julio de 1918, Anacleto González Flores se enfrentó al gobernador de Jalisco, Manuel Macario Diéguez. Cientos de católicos se manifestaron.

Durante ocho meses, Anacleto coordinó una fuerte resistencia pacífica. Contó con el apoyo de jóvenes de la ACJM, mujeres y adultos. La herramienta más efectiva fue el boicot económico. Esto afectó la economía del Estado y fortaleció la identidad de los católicos. A principios de 1919, el gobierno tuvo que anular las leyes que habían causado el conflicto.

En marzo de 1919, Anacleto fue orador en la inauguración de un nuevo centro de la ACJM en la Ciudad de México. Era un lector ávido de muchos autores importantes. Desarrolló una filosofía de la resistencia, que buscaba una forma diferente de enfrentar los problemas.

Anacleto fue detenido el 10 de julio de 1919 junto con otros líderes de la ACJM. En 1920, se unió a una sociedad secreta llamada "Unión de Católicos Mexicanos", de la que fue director en Jalisco. Esta sociedad mantenía sus actividades en secreto para proteger a sus miembros y sus objetivos.

En abril de 1922, obtuvo su título y licencia como abogado. En su despacho, atendía a personas de bajos recursos sin cobrarles. Incluso les brindaba ayuda económica.

Su vida familiar

El 17 de noviembre de 1922, Anacleto se casó con María Concepción Guerrero Figueroa. Se establecieron en Guadalajara. Su esposa esperaba una vida con más lujos, pero Anacleto prefería una vida sencilla, con lo necesario. Él respondía a sus quejas con cariño y paciencia.

El cierre del Seminario y la Unión Popular

En diciembre de 1924, el gobernador de Jalisco ordenó el cierre del Seminario de Guadalajara. Para oponerse a esto, Anacleto organizó un Comité de defensa. Este comité fue el inicio de su última gran obra, la Unión Popular, creada a principios de 1925.

La Unión Popular buscaba activar a todos los católicos de Jalisco y sus alrededores. Se organizaron por parroquias, zonas y manzanas, todas coordinadas por Anacleto. Para difundir sus ideas, creó el semanario "Gladium", que llegó a tener una gran circulación.

El conflicto de los Cristeros

Gracias a la organización de Anacleto, la Unión Popular creció mucho. Los miembros de la ACJM fueron enviados a otras partes del Estado para establecer la Unión Popular. Las mujeres también se organizaron en las Brigadas Femeninas, con resultados sorprendentes.

En mayo de 1925, Anacleto recibió una condecoración de la Santa Sede.

Mientras tanto, en la Ciudad de México, un grupo de católicos formó la Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa.

En 1926, el presidente Plutarco Elías Calles promovió leyes más estrictas para controlar la participación de las iglesias en la vida pública. Ante esto, el Episcopado Mexicano, de acuerdo con la Santa Sede, decidió suspender el culto público en todas las diócesis de México.

A finales de 1926, la Liga le pidió a Anacleto que la Unión Popular apoyara la decisión de otros grupos católicos de México. Anacleto aceptó, diciendo: "Estaré con la Liga y echaré en la balanza todo, lo que soy y lo que tengo. ... Los convido a sacrificar su vida para salvar a México".

A fines de diciembre de 1926, Anacleto convocó a una reunión de líderes de la Unión Popular. Se decidió iniciar una guerra de guerrillas a principios de enero de 1927. Anacleto aceptó ser el jefe civil de la resistencia.

Las acciones contra el gobierno comenzaron en enero de 1927. Anacleto, desde refugios secretos, se mantenía informado, distribuía recursos y pedía unidad. "Gladium" era el medio de comunicación. A través de esta publicación, Anacleto pedía a los católicos que apoyaran la defensa de la Iglesia. Las brigadas femeninas fueron clave para distribuir el material.

Su detención y fallecimiento

El 1 de abril de 1927, Anacleto fue detenido. Días antes, se había refugiado en la casa de la familia Vargas González en Guadalajara. Los agentes del gobierno descubrieron su paradero y planearon arrestar a varios líderes católicos.

Anacleto fue despertado por las voces de alerta. Intentó destruir documentos importantes antes de ser capturado. Toda la familia Vargas González fue arrestada. Anacleto fue llevado a la Dirección General de Operaciones Militares.

El general Jesús María Ferreira, quien estaba a cargo, necesitaba ejecutar a los prisioneros rápidamente. Ordenó que Anacleto fuera sometido a maltratos para obtener información sobre otros líderes y el paradero del arzobispo Francisco Orozco y Jiménez.

La noticia de su captura se extendió por la ciudad. Un grupo de personas se reunió cerca del cuartel. Un funcionario público intentó obtener un amparo legal para los prisioneros, pero la sentencia ya estaba decidida.

A las dos de la tarde, después de un juicio rápido, Anacleto y otros prisioneros fueron condenados a muerte. Se les acusó del secuestro y asesinato de un ciudadano estadounidense. Primero fueron fusilados Luis Padilla Gómez, Jorge y Ramón Vargas González. Anacleto, aún con vida, dijo: "el juez que me juzgue a mí también los juzgará a ustedes". El general Ferreira ordenó a un soldado que lo apuñalara por la espalda.

El cuerpo de Anacleto mostraba las marcas de los maltratos sufridos. Una ambulancia llevó los cuerpos al patio de la Inspección de Policía. El general Ferreira ordenó más arrestos y fusilamientos de otros católicos importantes.

Los cuerpos de los hombres maltratados fueron llevados descalzos hasta el Panteón de Mezquitán, donde fueron fusilados y enterrados sin lápida. Años después, sus hijos buscaron el lugar de su sepultura. Actualmente, sus restos descansan en la parroquia de Jesús en Guadalajara, cerca del Santuario de Guadalupe, donde también están los restos de Anacleto González Flores.

La tarde del 1 de abril, se permitió a las familias disponer de los cuerpos. Cientos de personas visitaron la casa de Anacleto y de las otras víctimas. A la mañana siguiente, miles de personas acompañaron los restos al cementerio. La policía no intervino.

Semanas después, el general Jesús María Ferreira fue retirado de su cargo. Murió en 1938 y fue sepultado en el cementerio municipal de Guadalajara, cerca de quienes fueron asesinados por su orden.

Legado de Anacleto González Flores

La muerte de Anacleto inspiró a muchos católicos. Después de su fallecimiento, se publicaron dos selecciones de sus artículos periodísticos: Tú Serás Rey y El Plebiscito de los Mártires. También se reeditaron sus Ensayos.

En abril de 1947, veinte años después de su muerte, sus restos fueron trasladados al Santuario de Guadalupe en Guadalajara, donde reposan.

Fue beatificado el 20 de noviembre de 2005 en el Estadio Jalisco de Guadalajara, junto con otros compañeros que también fallecieron por la misma causa. Entre ellos estaban Miguel Gómez Loza, José Luciano Ezequiel Huerta Gutiérrez, J. Salvador Huerta Gutiérrez, Luis Magaña Servín, José Dionisio Luis Padilla Gómez, Jorge Ramón Vargas González, Ramón Vicente Vargas González, José Sánchez del Río y Leonardo Pérez Larios.

En 2015, fue candidato a la "Medalla Belisario Domínguez", un reconocimiento que otorga el senado mexicano.

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