Yacimiento arqueológico de Doña Blanca para niños
Datos para niños Yacimiento arqueológico de Doña Blanca |
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Bien de interés cultural | ||
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Ubicación | ||
País | ![]() |
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Provincia | ![]() |
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Localidad | El Puerto de Santa María | |
Coordenadas | 36°37′38″N -6°09′40″O / 36.627143, -6.161248 | |
Historia | ||
Tipo | Zona arqueológica | |
Bien de interés cultural Patrimonio histórico de España |
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Categoría | Zona Arqueológica (España) | |
Código | RI-55-0000096 | |
Declaración | 3 de agosto de 1981 | |
Mapa de localización | ||
Ubicación en Cádiz
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El yacimiento arqueológico Castillo de Doña Blanca es un lugar muy importante donde se han encontrado restos de una antigua ciudad. Se encuentra en la zona de Sidueña, en el municipio de El Puerto de Santa María, en la provincia de Cádiz, al suroeste de Andalucía, España.
Este yacimiento tiene una extensión de 200 hectáreas. Está protegido como un Bien de Interés Cultural. Esto significa que es un lugar de gran valor histórico y cultural que debe ser conservado. La protección se ha ido ampliando con el tiempo, desde 1999 hasta 2001, para incluir todo el yacimiento.
Contenido
¿Qué es el Yacimiento de Doña Blanca?
El yacimiento de Doña Blanca es lo que los arqueólogos llaman un tell. Un tell es una colina artificial que se forma por la acumulación de restos de antiguas ciudades a lo largo de mucho tiempo. En este lugar, se han realizado excavaciones entre 1979 y 1995.
Durante las excavaciones, se encontraron restos de murallas, casas, un puerto fluvial y una necrópolis (un cementerio antiguo). Estos hallazgos pertenecen a una ciudad fenicia o de origen fenicio. La ciudad estuvo habitada desde el siglo VIII a. C. hasta el siglo III a. C..
La Ciudad Fenicia más Antigua
Este yacimiento es muy importante porque podría ser una de las ciudades fenicias más antiguas encontradas en la península ibérica. Compite con Cádiz y el Cerro del Castillo en Chiclana por este título. Se cree que Cádiz podría ser incluso más antigua, pero Doña Blanca es clave para entender cómo los fenicios se establecieron en el Mediterráneo occidental.
Lo más sorprendente es que esta ciudad fenicia se ha conservado muy bien. Es la única que se ha mantenido casi intacta hasta hoy. Esto la convierte en una pieza fundamental para investigar cómo vivían los fenicios en la bahía de Cádiz y cómo se relacionaban con los pueblos que ya habitaban la Baja Andalucía.
Entre los descubrimientos, destaca una de las bodegas más antiguas del mundo. Se ha conservado por completo y nos da pistas sobre la producción de vino en la antigüedad.
El Castillo de Doña Blanca
Dentro del yacimiento se encuentra el castillo de Doña Blanca. Se llama así porque, según una antigua historia, la reina Blanca de Borbón estuvo prisionera allí. Es una torre que se construyó entre los siglos XIV y XV. Su propósito era vigilar la bahía de Cádiz. También se usó como una pequeña ermita (un lugar de oración).
El Enclave de Doña Blanca
El Enclave de Doña Blanca es solo una parte de un área mucho más grande. Esta área protegida tiene unos 2 millones de metros cuadrados. Incluye otros lugares históricos como el poblado de la Dehesa, el Hipogeo del Sol y la Luna, y el yacimiento y necrópolis de las Cumbres y las Canteras. Todos estos sitios nos muestran cómo las personas han vivido y se han relacionado con el entorno a lo largo de la historia.
Los restos más antiguos encontrados en este enclave son de finales de la Edad del Cobre, hace unos 3.000 años. Son los cimientos de algunas cabañas. Después, el lugar estuvo deshabitado hasta mediados del siglo VIII a. C., cuando volvió a ser ocupado.
En el siglo VIII a. C., se convirtió en una verdadera ciudad con murallas. Estuvo habitada sin interrupción hasta finales del siglo III a. C.. Durante estos cinco siglos, la ciudad fue remodelada varias veces y se construyeron dos murallas más. El yacimiento quedó abandonado de nuevo hasta la época medieval islámica, cuando se estableció una pequeña aldea en el siglo XII.
Hoy en día, el Enclave es la única parte del yacimiento que se puede visitar. El recorrido es circular, de unos 1600 metros, y te lleva por diferentes zonas del cerro.
La Torre de Doña Blanca

Esta es una pequeña construcción con forma de cruz. Se edificó a finales del siglo XV para servir como atalaya (torre de vigilancia) de la bahía y del río Guadalete. Lo que vemos hoy es una reconstrucción del siglo XIX, ya que la torre quedó muy dañada después de la guerra de la Independencia de España.
Algunos historiadores del pasado pensaron que esta torre fue el lugar donde estuvo prisionera Blanca de Borbón en 1361, esposa de Pedro I de Castilla. Por eso se le conoce con ese nombre. Otros estudiosos creen que el edificio era una ermita.
El Paisaje Antiguo
El paisaje alrededor de la sierra de San Cristóbal ha cambiado mucho con el tiempo. La bahía se ha llenado de sedimentos arrastrados por el río Guadalete. Toda la llanura al sur del yacimiento era mar antes. La desembocadura del río estaba más cerca de El Portal, en los límites de Jerez de la Frontera y El Puerto de Santa María.
La vegetación también ha cambiado. Antes, la sierra estaba cubierta de densos bosques de alcornoques, algarrobos y pinos. Pero la actividad humana, como la tala de árboles, el pastoreo y la agricultura, ha transformado el paisaje. Hoy en día, no quedan rastros de esos bosques originales.
El Corte Estratigráfico
Los primeros trabajos de excavación comenzaron en 1979, cerca de la Torre. El objetivo era entender la historia del yacimiento a través de sus capas de tierra. Los arqueólogos hacen un corte profundo en el suelo hasta llegar a la tierra natural.
Mientras excavan, registran toda la información de cada capa de tierra. Recogen objetos que pueden analizar para entender y fechar cada período. En esta zona, se excavó hasta 9 metros de profundidad. Esos 9 metros son capas de restos arqueológicos que se acumularon durante los cinco siglos que la ciudad estuvo habitada. Por eso, la colina del yacimiento es artificial, creada por la acumulación de sedimentos y construcciones.
Las Viviendas Antiguas
Caminando por el lado sur del yacimiento, se llega a una gran zona excavada de casi 1000 metros cuadrados. Aquí se pueden ver casas y edificios de los siglos IV a. C. y III a. C.. Esto nos ha permitido conocer cómo era la ciudad en esa época.
Las casas estaban organizadas en bloques bastante regulares, a los lados de calles anchas y rectas. Se encontró una calle de unos 36 metros de largo y 4 metros de ancho, que corría paralela a la muralla. El suelo de la calle era de arcilla compactada, trozos de cerámica y pequeñas piedras.
Las paredes de las casas tenían una base de piedra, y en las esquinas y puertas se usaban piedras más grandes para hacerlas más fuertes. Los suelos de las habitaciones eran de arcilla, y en algunos patios había suelos de piedra. Junto a las casas, había otras habitaciones con pilas y hornos. Se cree que estas eran parte de una bodega para hacer vino, posiblemente la más antigua de Occidente. Este vino era especial y se usaba en ceremonias.
En la parte sur de esta zona, se ven los restos de la muralla. Está formada por dos muros paralelos con otros muros más pequeños entre ellos, creando pequeños espacios cuadrados llamados casamatas. Más al sur, se puede ver otro tramo de esta muralla, construida con grandes piedras bien unidas. Este tipo de construcción era común en otras defensas antiguas.
Las Viviendas del Siglo VIII a. C.
Los restos de casas del siglo VIII a. C. están cubiertos por muchas capas de tierra de épocas posteriores. Por eso, hay que excavar entre 7 y 9 metros de profundidad para encontrarlos. Sin embargo, se descubrió una gran zona fuera de la muralla antigua donde no hubo construcciones posteriores. Esto permitió excavar un amplio sector de viviendas de esa época.
Las casas estaban construidas en terrazas artificiales, aprovechando la pendiente del terreno. Tenían 3 o 4 habitaciones cuadradas. Las paredes tenían una base de piedra y la parte superior era de adobe (ladrillos de barro), cubiertas con arcilla y cal. Los suelos eran de arcilla roja compactada, y los techos eran planos o a una sola caída, hechos con vigas de madera y cubierta vegetal. La mayoría de las casas tenían un horno de pan de arcilla, de aproximadamente 1 metro de diámetro en la base.
La Muralla Antigua
Desde el siglo VIII a. C., la ciudad tuvo una muralla fuerte, de la que hoy conocemos una pequeña parte. Se construyó directamente sobre el terreno natural con piedras irregulares unidas con arcilla roja. En las zonas excavadas, se conserva una altura de 3 metros. Justo delante de la muralla, se construyó un foso en forma de V, de 20 metros de ancho y 4 metros de profundidad. Esta muralla se usó hasta el siglo VI a. C..
En el siglo V a. C., la ciudad tuvo una nueva muralla, que en parte reutilizaba la anterior. Finalmente, entre los siglos IV a. C. y III a. C., se construyó la última fortificación.
La Necrópolis
Al otro lado de la Carrera de El Portal, en la ladera de la sierra de San Cristóbal, se encuentra la necrópolis (el cementerio). Allí se excavó un túmulo (un montículo de tierra sobre una tumba) de unos 20 metros de diámetro y 1,80 metros de altura.
En el centro del túmulo estaba el ustrinum, el lugar donde se quemaban los cuerpos. Alrededor de este lugar, se encontraron 63 enterramientos. Había diferentes tipos de tumbas, desde urnas con las cenizas hasta simples huecos excavados en la tierra.
Estructuras No Excavadas
En 2017, se encontraron varias estructuras cerca de las ya excavadas. Se identificaron usando un georradar portátil. Por ahora, no se planea excavarlas. Se está pensando en usar nuevas tecnologías para mostrar información sobre ellas a los visitantes, lo que enriquecería la experiencia.
El Futuro del Yacimiento
Se está trabajando en un proyecto para mejorar y dar a conocer esta zona, incluyendo la ladera de la Sierra de San Cristóbal y otros recursos cercanos. Este proyecto se llama "Tierras de Sidueña".
También se está buscando que el yacimiento sea declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esto le daría un reconocimiento mundial por su valor histórico y cultural.