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Reintegración foral para niños

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La Reintegración foral es el nombre que se le dio a la idea de recuperar las leyes especiales, llamadas fueros, de las regiones de Álava, Vizcaya, Guipúzcoa y Navarra. Esto ocurrió después de que en 1839 se aprobara una ley que decía que los fueros debían seguir las reglas de la Constitución española de 1837.

En Navarra, se llegó a un acuerdo y se aprobó la Ley Paccionada Navarra en 1841. Pero en Álava, Guipúzcoa y Vizcaya no hubo un acuerdo similar. Por eso, el gobierno español decidió aplicar una ley de forma unilateral en 1876. Sin embargo, dos años después, les dio el concierto económico, que les permitía gestionar sus propios impuestos.

Historia de los Fueros Vascos y Navarros

¿Cómo Empezó la Reivindicación Foral?

Al final de la Primera Guerra Carlista en el País Vasco y Navarra, en 1839, hubo un acuerdo llamado el Abrazo de Vergara. En este acuerdo, el general Espartero prometió al general Maroto que los fueros de estas provincias se mantendrían.

El 25 de octubre de 1839, se aprobó la Ley de Confirmación de Fueros de 1839. Esta ley reconocía los fueros, pero decía que debían respetar la Constitución de 1837. Esto significaba que quedaba pendiente un "arreglo foral" para ver cómo se combinarían. En Navarra se logró con la Ley Paccionada de 1841, pero en las otras provincias no se llegó a un acuerdo.

El primer artículo de la Ley de 1839 decía:

Artículo 1º: Se confirman los Fueros de las provincias Vascongadas y de Navarra sin perjuicio de la unidad constitucional de la monarquía.

En Navarra, la gente que defendía los fueros se dividió. Algunos querían un acuerdo más amplio, mientras que otros aceptaban adaptarse a la unidad constitucional, como se hizo en la Ley Paccionada de 1841. Los que querían un acuerdo más amplio se unieron a la causa carlista, que prometía restaurar los fueros si llegaban al poder.

Un defensor importante de los fueros en Navarra fue Ángel Sagaseta. Él decía en 1839 que Navarra ya era un estado con reglas claras gracias a sus fueros, que controlaban el poder del rey y separaban los poderes, algo parecido a las ideas de la Revolución francesa. Sagaseta fue enviado fuera de su tierra y escribió un texto llamado “Fueros Fundamentales”, donde proponía una especie de constitución navarra, pero las autoridades españolas prohibieron su publicación.

¿Qué Pasó Durante la Restauración?

Cuando se aprobó la Ley de 21 de julio de 1876 por el gobierno de Antonio Cánovas del Castillo, hubo un gran impacto en el País Vasco. Esta ley significaba que sus fueros quedaban casi eliminados.

Algunos defensores de los fueros, más flexibles, negociaron con Cánovas. El resultado fue que se les dio autonomía para manejar su economía y administración, pero no su autonomía política, a través del Concierto Económico. Sin embargo, otros defensores, más estrictos, no estuvieron de acuerdo y exigieron que se restauraran completamente los fueros.

Estos grupos se organizaron en dos asociaciones: la Asociación Euskara de Navarra y la Sociedad Euskalerria de Bilbao.

La Asociación Euskara de Navarra, impulsada por Juan Iturralde y Arturo Campión, buscaba unir a los defensores de los fueros de todas las regiones vascas y navarras. Su lema era «Dios y Fueros» y también defendían la unión de todos los territorios vascos a ambos lados de la frontera, con el lema Zazpiyak-Bat («Siete en una»).

La Sociedad Euskalerria de Bilbao, liderada por Fidel Sagarmínaga, también usaba el lema «Dios y fueros» y apoyaba la unión vasco-navarra. Un grupo de esta sociedad se unió más tarde al Partido Nacionalista Vasco, fundado por Sabino Arana.

A principios del siglo XX, en 1918, el ayuntamiento de Pamplona pidió que se eliminara la Ley de 1839 y se restauraran todos los fueros y organismos de Navarra. Muchos otros ayuntamientos apoyaron esta idea. Creían que la Ley de 1839 había quitado los fueros y querían recuperar el poder legal del antiguo Reino de Navarra. Este movimiento fue liderado por los carlistas y los nacionalistas vascos. Aunque se celebró una reunión para pedir la derogación de la ley, esta nunca se llevó a cabo formalmente.

Algunos grupos, como el nacionalismo español, se opusieron a esta idea, diciendo que quería recuperar instituciones antiguas y que ponía en peligro la unidad de España.

La Segunda República y los Estatutos

Después de que se proclamara la Segunda República Española, el País Vasco y Navarra comenzaron a buscar un Estatuto de Autonomía. La primera propuesta fue de los alcaldes del Partido Nacionalista Vasco en 1931. Ellos pidieron a la Sociedad de Estudios Vascos que redactara un proyecto de Estatuto para un "Estado Vasco" que incluyera Vizcaya, Álava, Guipúzcoa y Navarra.

El resultado fue un intento de combinar las ideas de los fueros tradicionales con la estructura de los estados modernos, pero no dejó a todos contentos. Un mes y medio después, una reunión de ayuntamientos vascos y navarros en Estella aprobó un Estatuto de Estella más conservador. Este se basaba en la "reintegración" de los fueros vascos que habían sido eliminados por la ley de 1839.

El Estatuto de Estella se presentó en las Cortes en 1931, pero no fue aceptado. Esto se debió a que el proyecto no encajaba con la Constitución de 1931 que se estaba creando, entre otras cosas, por su idea de un estado federal y por declarar una religión oficial para el "Estado vasco".

Después de que el Estatuto de Estella fuera rechazado, las Cortes pidieron a las Diputaciones que crearan un nuevo proyecto. Este fue acordado con el PNV. Una reunión de ayuntamientos en Pamplona en 1932 aprobó este nuevo proyecto, llamado Estatuto de las Gestoras. Sin embargo, los carlistas lo rechazaron, y como tenían la mayoría en Navarra, este territorio quedó fuera de la futura "región autónoma".

Cuando se formó el gobierno del Frente Popular en 1936, se acordó retomar el debate sobre el Estatuto. En julio de 1936, estaba previsto que se aprobara, pero el 18 de julio ocurrió un levantamiento militar que dio inicio a la Guerra Civil Española.

Después de que las tropas entraran en San Sebastián en septiembre de 1936, el PNV se unió al gobierno del Frente Popular a cambio de que se aprobara el Estatuto de inmediato. Sin embargo, el nuevo Estatuto de Autonomía del País Vasco de 1936, aprobado en octubre de 1936, no mencionaba la "reintegración foral" ni la futura integración de Navarra.

La Transición y la Constitución de 1978

Al final del gobierno de Franco y durante la primera etapa de la transición a la democracia, se volvió a hablar de la Reintegración foral en el contexto de los cambios políticos en España. En 1976, se presentó una propuesta en la Diputación Foral de Navarra y el Consejo Foral, pero no fue aprobada.

Los partidos políticos en Navarra, como UCD y PSOE, comenzaron el camino hacia la autonomía, mientras la Diputación proponía lo que llamaba la “Reintegración Foral plena”. En febrero de 1978, la Diputación elaboró una propuesta que fue rechazada por el Consejo Foral. En realidad, la Diputación y su vicepresidente solo querían retrasar los cambios que se avecinaban.

La Constitución Española de 1978, en una de sus disposiciones, dice que la Ley de 1839 queda eliminada en lo que afectaba a Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. Sin embargo, para Navarra, la Ley de 1839 sigue siendo importante y se menciona como una de las bases de sus fueros.

La Ley de Reintegración y Amejoramiento del Fuero de Navarra solo menciona la palabra "reintegración" en su título.

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Reintegración foral para Niños. Enciclopedia Kiddle.